✨«Ten»✨
—¿Ustedes se conocen? —Escucho a Susan hablar, la miro y la veo que nos señala de uno a otro. Sus ojos están abiertos. Esto se siente muy incómodo, al menos para mí lo es. Asentimos lentamente ante las palabras de Susan, Alan es un chico muy temperamental y detesta las mentiras lo que significa que va odiar las de Susan, pero quien soy yo para decir lo que ella ha hecho.
—Obvio que sí, ella es mi prima más querida. Aunque sea hija única siempre fue comprensiva. —¿Yo soy así? Ni siquiera sé que decir, será mejor que me vaya, puede que ellos dos se hayan despertado y estoy segura, aunque tal vez no, que van hacer desastres mi departamento. —¿Qué hacías aquí por cierto? Ustedes se cono...
—Vine a recoger la ropa de un...amigo. —La última palabra lo dije despacio a lo que él se voltea hacia Susan y le mira interrogante, ¡Carajos! No debí decir nada.
—¿Un amigo? Tu dijiste que vivías sola y no con un "amigo". —Hace comillas con los dedos en la palabra amigo, su mirada muestra que no está feliz... por decir en enojada. —No me mientas odio que me mientan, sabes que tenemos que ser sinceros entre nosotros, nos vamos a casar, te pedí matrimonio...
—Sera mejor que me vaya, este no es mi problema así que... —Ni bien digo esas palabras ya que él se calla y me mira para mandarme a callar.
—No, tú no te vas, tú sacaste eso así debes saber lo que está pasando.
—Oye, a mí no me digas tus problemas, tú sabrás con qué clase de mujer te metes...—No me deja de terminar ya que el celular que ni siquiera sabía que tenía suena, agarro y veo que es el portero del departamento. Hago una señal con mi mano mientras me alejo para contestas, ni bien me alejo ellos empiezan a gritar. Creo que fue mi culpa, aunque no debería ya que ella fue quien mintió desde el principio.
—Señorita se están llevando a sus amigos, aquí están las policías junto con las ambulancias, lo que pude ver tus amigos estaban ensangrentados. — Es lo primero que escucho cuando contesto.
—¿Ensangrentados? ¿Cómo paso? Usted puede decirme...
—Lo siento señorita, solo soy el portero del departamento. — Me despido y rápidamente paso por de ellos y me dirijo a la puerta, cuando la abro, la voz de Alan me detiene, ni qué decir de Susan quien me mira mal. Solamente paso de ella y miro hacia mi primo.
—Voy a visitarte muy pronto. Gracias. —¿Qué? Sacudo la cabeza y salgo corriendo, me despido del señor y le agradezco para luego subirme al auto y arrancar aun sabiendo que hay un auto que me está siguiendo. ¡Mierda! No debería seguir nerviosa menos manejando un auto, pero eso no me quita de llegar lo más pronto posible, ¿Qué mierda paso para que ellos ahora estén heridos? Tengo miedo que haya sido ese hombre, ¿Pero si fuera él? ¿Quién es el que me está siguiendo ahora mismo? El semáforo está en rojo a lo me impaciento, agarro fuertemente el timón, cuando se pone en verde arranco lo más rápido, que seguro van aponer una multa, pero no me importa tengo que llegar lo más rápido, cuando estoy por llegar veo las sirenas. Me estaciono lejos de la escena y voy corriendo hacia la primera patrulla que veo. Estoy tan asustada que todo mi cuerpo está temblando.
—Por favor dime que paso yo soy la que vive ahí. —El señor me mira y asiente para luego llamar a otra persona.
—Ella es la propietaria del departamento. —El recién llegado me mira. Miró alrededor y veo a averías persona, no veo a la ambulancia que el portero me dijo.
—Soy el oficial Espinosa, soy la persona quien encontró a los chicos en su sala heridos. ¿Sabes quién fue? Me puede decir ¿Dónde estaba usted cuando ocurrió los hechos? —Se para recto y yo sólo me abrazo y que las lágrimas me están impidiendo ver. Pero las retengo, no quiero llorar, menos delante de un oficial.
—Les deje tendidos en mi cama, habían tomado... Yo lo dejé sanos. Fui a recoger las prendas de ellos, no sé qué pasó. —Me agarro la cara y niego, solo por cuanto tiempo me fui y cuando vengo ya no están. —Lo siento debo de ir a verlos no puedo estar aquí sin saber cómo están.
—Me tiene que dar sus datos, tiene que testificar. —Asiento y le doy mis datos. —Por cierto, sus parientes están en el hospital que está cerca de la avenida Brasil.
Asiento y corro al auto, siento su mirada aun cuando subo. Conecto su mirada mientras cierro la puerta del auto, pero inmediatamente su mirada se dirige a otro lado. Sigo su mirada y me encuentro con el auto que me está siguiendo, debí haberle dicho sobre eso. Enciendo el auto y manejo hacia el hospital, ni siquiera me dio el nombre solo la avenida.
Cuando llego, corro hacia el hospital e inmediatamente me acerco a recepción donde esta una señorita mirando su computadora. Le pregunto por los hermanos Brown y ella se pierde en la pantalla para averiguar en qué habitación esta o que tan grave es.
—¿Usted es familiar de los ingresados? —Me pregunta mostrándome una sonrisa, ese es su trabajo así que no debo decir nada. Asiento efusivamente.
—Es mi novio, solo quiero saber si está bien. Queir...
—Cálmese le voy a dar toda la información, Se da la información a los parientes cercanos, pero no quiero verla toda asustada ¿Les contacto a los padres de los pacientes? —Niego, ni siquiera se el número de celular de los señores Brown. Pero cuando todo este calmado tengo que comunicarme con ellos sí o sí. —Le voy a dar la información de ellos, la hora que fueron ingresados a las cinco y media. Según el informe que se me dio, el paciente César Brown ingreso con heridas en el hombro izquierdo y en el abdomen, mientras que su hermano, el paciente Corel Brown, ingresó con heridas en las manos y las piernas.
Con lo que dijo la señorita no sabía que pensar ¿Cómo se hicieron eso? Porque sé que ellos no se hicieron esas heridas, alguien más lo hizo y tengo que averiguar quien fue, tengo que dejar de lado a la chica que piensa que esto debe ser una broma, algo simple, pero hirieron a las personas que no podían defenderse, seguro que si yo estaba ahí hubiera terminado como ellos.
Mis ojos lentamente se abren, pero hacen un esfuerzo para visualizar lo que hay alrededor, ¿Qué carajos hago aquí? Trato de agarrarme la cabeza, pero algo me impide y ahí me doy cuenta que estoy en la sala de un hospital. Cuando miro alrededor noto a mi hermano que está durmiendo y en las mismas condiciones que yo estoy. La puerta se abre e inmediatamente entra una enfermera que al ver que estoy despierto me saluda para salir nuevamente, no sé qué hago aquí no recuerdo nada menos ni como llegue aquí. No pasa mucho tiempo cuando me doy cuenta que los movimientos de mis manos y piernas me duelen. La puerta nuevamente se abre y entra lo que me imagino que es un médico junto con Irene que la veo con los ojos rojos, trato de preguntar qué le pasa, pero mi garganta esta tapada.
—No se esfuerce en querer hablar, Soy en doctor Ramírez, ¿Se acuerda que sucedió ayer? —Niego la cabeza, la veo caminar hacia César y le agarra las manos. —Ayer entro con heridas en las manos y las piernas lo que significa que tuvo una pelea, ¿Sabe con quién fue? —Niego la cabeza nuevamente, trato de recordar, pero la cabeza me duele. —Su hermano también tiene heridas en el hombro izquierdo y en el abdomen. ¿Pueden que ustedes dos se hirieran mientras que la señorita estaba fuera?
¿Herir a mi hermano? ¿Por qué lo haría?, él es mi hermano, jamás le haría daño, aunque tenga sentimientos por Irene eso no significa que le haga daño. No creo que haya sido por eso. Niego la cabeza ya que eso es lo único que me queda.
—Sus heridas no fueron tan profundas lo que significa que hoy en la tarde puede irse a su casa al igual que su hermano, sé que no deberíamos pedirle eso, pero estamos teniendo una gran cantidad de pacientes y necesitamos las camas, nuevamente lo siento. La señorita aquí presente pago la hospitalización. —¿Solo por un día? No digo nada y solo siento, cuando volteo veo a Cesar despierto y agarrando la mano de Irene, ella me mira y veo compasión y ¿Culpabilidad? ¿Por qué sentiría culpabilidad? Ella no hiso nada. El doctor sale y nos deja con Irene en el cuarto, ella se para y alista nuestra ropa de ¿Ayer? ¿Qué tanto no recuerdo?
—Con ustedes tengo que hablar, pero no lo hare aquí. — Dicho esto sale para traer dos sillas de ruedas, ¿Pero el doctor dijo hoy en la tarde y no ahora mismo? —Quiero tenerlos en otro departamento, ayer después de saber de ustedes fui a declarar, que seguro hoy lo van a verificar. Se que ustedes no se hicieron nada y eso la policía lo sabe y lo que me paso ayer también. Lo siento por ponerlos en esta situación, lo siento por mi culpa están así, debí de haberles hecho caso sobre la persona que estaba detrás mío.
—Hey, Irene no es tu culpa, no se nos pasó, pero eso no es culpa tuya. Fue mía por tomar y que por eso no pudimos defendernos de la persona que nos hizo nada. Es él quien es el cobarde por atacar a personas que estaban...en una cama. —Le miro, pero no soy el único ya que Irene también lo hace, puede que César recuerde algo. —Tengo destellos de alguien con el rostro enojado, a veces con el cabello largo, pero también corto. ¿Puede ser una mujer?
Irene niega, ese día de la estación de bomberos lo que vi fue un varón, ¿Cómo es posible que se a una mujer? Yo creo que no recuerde tanto.
—Sera mejor que les saque de aquí, no quiero que esa persona este aquí para verlos. —Le miro interrogante, espera... Ahora que me doy cuenta ¿Por qué Cesar puede hablar y yo no? Trato de hablar, pero ninguna palabra sale. Será mejor que pregunte cuando este bien, pero veo de reojo a César para ver qué diferencia hay entre él y yo, puede que las heridas, pero ¿Por qué él? —Ponte esta ropa Corel, voy a salir para luego entrar y quiero verlos vestidos.
No me di cuenta que saco una maleta que estaba debajo de la cama. Ella sale para dejarnos con dos mudas de ropa para cada uno, trato de buscar mi ropa interior y no veo ninguna miro a César, pero el también niega la cabeza. Que nos queda ponernos el polo y el pantalón suelto. Pero todo intento fue en vano ningunos pudimos ponernos por el dolor que nos mataba. Irene entra y nos ve igual, ella se acerca a César y le ayuda a ponerse la ropa, veo el rostro de Cesar que esta aguantando el dolor cuando le pone el polo. Y cuando llego la hora de poner el pantalón tuve que mirar hacia otro lado.
—Gracias Iri. ¿Se puede saber por que estas con esa cara? Hicimos algo ayer para que estés así. —Rápidamente me doy vuelta y no dice nada, callada se viene a mi dirección y me empieza a vestir. Solo me encargo de mirar sus rasgos faciales, pero cada que quiero detallar eso en mi mente me volteo cada ves que ella me mira, que es seguido. Volteo a mirar a cesar cuando me esta poniendo los pantalones, me acomodo con delicadeza al sentir los dolores. Él me mira como si yo supiera que le pasa, solo encojo los hombros, hasta hacer eso me duele.
—La enfermera va venir en cual momento y me va ayudar a acomodarlos en la silla, pero ¿Por qué ya no empezamos contigo? —Me mira y solo asiento, acerca la silla de ruedas al lado de la cama y estiro los brazos para abrazarla ella también lo hace, sé que no debería poner todo mi peso en ella, pero mi cuerpo no responde, cuando pongo los pies en el suelo casi me caigo, pero Irene atrapa para sentarme justo en la silla. Hace lo mismo con César, pero con el no hace tanto esfuerzo, aunque le muestra una sonrisa ella sigue con su rostro serio, pero hay a veces que se quiebra. Cuando César esta en la silla entra la enfermera y agarra mi silla para dirigirme por el pasillo, volteo mi cabeza para ver a César con la maleta en sus piernas y con Irene empujando su silla. Cuando llegamos afuera Irene le muestra una sonrisa a la enfermera y le agradece, ella se dirige hacia el auto.
—¿Corel? ¿Por dios que te paso?, pensé que era algo leve, pero estas hecho un desastre. —¿Qué carajos hace Susan aquí? La miro y todo su rostro esta roja. Sea lo que paso ya no es mi problema. Aunque quisiera decirle unas cuantas cosas no puedo.
—¿Encima tienes el derecho de venir al jugar con dos hombres? —La voz de Irene se escucha, Susan se voltea y la ve a Irene con cara de pocos amigos. —Sera mejor que te largues no...
—Todo es tú culpa. Es tú culpa que él me dejara ayer. —No sé si están hablando de mi...
—Ay chiquita, no fue mi culpa que seas una perra mentirosa, él es mi primo ¿Pensabas que no se iba a dar cuenta? Que ilusa eres. ¿Por qué mejor no te pierdes?, porque si te das cuenta tengo un humor de perros ahora mismo.
—¿Sabes que es tu culpa que ellos estén así? Desde que te conocieron están así, primero lo de la estación de bomberos, luego la cafetería y ahora esto, ¿Qué crees que pasara luego? —Mierda Cesar y yo vemos el rostro de Irene descomponerse con eso, Susan no vayas por ahí, está jugando sucio y ella lo sabe. —Están mejor conmigo.
—Puede, pero sabes algo. Ellos jamás estarían contigo porque te detestan, ¿Quién estaría con una mujer que miente? Date cuenta, estarás sola por el resto de tu vida a menos que seas un juguete de alguien. —El rostro de Irene es golpeado ni bien termina esas palabras, la veo apretar las manos.
—Jamás vuelvas a decirme eso, nunca lo vuelvas a...
—Si no quieres que te diga eso se buena niña. —Se dirige a nosotros y agarra primero mi silla para llevarme al auto, se acerca un hombre y veo que es la seguridad.
—Gracias. —Es lo único que digo. César también es ayudado, Irene le agradece, aunque solo le da una sonrisa falsa. Susan se queda parada viéndonos, sus ojos irradian furia, furia hacia Irene que se esta subiendo al auto. Mi vista inspecciona los alrededores y noto a una mujer, aunque no se si estoy seguro, parada con la mirada puesta en nosotros. Toco el hombro de Irene y señalo hacia la dirección donde estaba la mujer, pero cuando ella mira ya no está.
—¿Viste a alguien? — Asiento a lo que ella me pregunto y su frente se arruga. El auto es arrancado, pero mas adelante se detiene para apoyar la frente en el timón para empezar sacudir sus hombros.
—¿Estas bien cariño? —César se endereza y le toca su hombro. Ahora en notorio sus llantos. —¿Qué pasa, porque estás triste nena?
—Cuando los hombres de Irene me preguntaron si a mí me gustaría estar en una relación poligámica, ese rato conteste que jamás estaría en una relación así, que no me gustaba, pero ayer vi a César alegre con el beso que me diste tu Corel. Me sentí asustada y ahora creo que Susan tenga la razón, están en peligro conmigo...
Me quedo con la cara en blanco, ni que decir de César. Nos miramos, solo pensamos en mi sentimiento y no lo que en ella sentía. Quiero pedir perdón, pero no puedo, lagrimas sales de mis ojos, yo debería alejarme y no César.
—No, nos vas alejarnos Irene, vamos a protegerte. —Escucho su risa combinado con las lágrimas se voltea y nos mira.
—Lo sé, pero sería al revés, no pueden ahora. Me voy arrepentir, pero creo que ustedes también están metidos en mis problemas, lo siento por eso. Hasta que se recuperen yo los voy a proteger. —Dicho esto se limpia las lágrimas nos sonríe para luego arrancar el auto. —Iremos al departamento de Ylenia, uno de sus hombres está ahí para que nos de un consejo sobre la relación. Va reírse al verme llegar con ustedes, pero no me importa solo quiero saber si eso me gustaría.
Pero César y yo nos preguntamos, lo se por la forma que me mira. ¿Qué pasa si no le gusta?.
***
Lo siento linduras, pero en cada capítulo voy a demorar en actualizar. Se acercan los exámenes parciales y estoy atareada en cada curso.
Nuevamente lo siento por eso y espero que hayan disfrutado en este capítulo.
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