✨«Eight»✨
Sé que está asustada, pero lo hace como si no lo estuviera. Lo mismo pasó con la cafetería, esa noche estaba feliz nada que ver con que estuviera asustada. Ahora la veo así toda feliz hasta está cooperando como fue que encontró la hoja, pero ayer me asusté cuando mi hermano me llamó gritando para que le vaya ayudar. Cuando le encontré así en los brazos de mi hermano mi cuerpo se estremeció. Le pregunté qué había pasado y él solo movía la cabeza de un lado a otro mientras acariciaba su rostro. También vi temor en él al verla así sin reaccionar, debería haberme sentido enojado o celoso al ver como la mira, pero eso no pasó. Hasta me asusté que él también se preocupará de ella y que eso me gustará. Se me pasó la imagen de nosotros dos cuidándola, cuando uno no está ahí para ella lo estaría el otro. Solo que se me fue tan rápido como vino ya que él tiene novia y eso sería hacerle daño a una chica que por más que no me gusta no debería sentir. La tendimos en donde íbamos a dormir, Corel se fue a ver él porque había sucedido eso. Yo estaba a su lado cuidándola de todo, no quiero que se sienta así. Cuando Corel vino trajo consigo un papel con el nombre de ella con lo que podría ser pintura. Ella paso varias cosas, no debería de estar ahora con una sonrisa.
—¿Estás bien? Te veo preocupado. —Niego ante su pregunta. Con los brazos cruzados me voy hacia la cocina. Seguido de mi hermano.
—¿Por qué ella está así? La veo tranquila, otras mujeres estarían muertas de miedo. Pero ella no. —Me apoyo en el mármol de la mesa con la cabeza hacia abajo y hago la pregunta que me estaba preguntando desde anoche. —¿Por qué la mirabas así?
Me repongo y le veo a Corel nervioso. Lo que siente ahora mismo yo también lo puedo sentir. Es ese lazo que nos une desde que nacimos y que ahora lo siento más si me quiere mentir no lo lograra porque siempre lo siento.
—¿Q-qué? ¿De qué hablas, cómo la miraba? —Miró a sus ojos, veo que él también se está sintiendo mal consigo mismo al revivir lo de ayer.
—Ayer, la mirabas con... Amor. —Maldice en voz baja y se agarra la cabeza.
—Van hacer pruebas de la hoja, puede que encuentren alguna huella aparte de la mía. ¿Pasa algo aquí? —Irene nos mira con la ceja alzada. Se para y cruzándose los brazos nos pregunta de nuevo. —¿Qué les pasa a ustedes dos?
—Nada, solo estábamos preocupa...
—Por favor César no soy una niña a quien le puedes mentir. Sé que les pasa algo y me lo van a decir ahora a menos que se trate de mí. —Miro a Corel quien sé que piensa igual que yo; no vamos a decir ninguna palabra.
—Solo se estaba culpando sobre lo que ocurrió... Ayer —Hablo mirando a Corel quien entiende de inmediato la situación.
—Fui mi culpa de que estuvieras así, si tan solo hubiera revisado más no habría pasado nada.
Irene al verlo con el rostro descompuesto se acerca y le abraza, Corel y yo nos miramos al ver tal acción y nuevamente viene ese sentimiento de cuidarla...entre los dos.
—A cualquiera le pasa, les comenté eso. Ellos entendieron, tú también deberías hacerlo ya que también son tus compañeros. —Le dice, se separa de él. Se voltea para venir a mi lado y abrazarme de la cintura. Miro la reacción de Corel, quiero saber si es lo que estoy pensando ahora mismo.
Su mirada se desvía mientras aprieta sus manos. Eso es todo lo que quiero saber para ver qué también siente algo, pero veo también un conflicto. Cualquier cosa que va pasar va traer problemas en su vida y eso es lo que no quiero.
—Corel no tienes por qué sentirte así. —Él me mira y asiente. —Deberías plantearte los pros y contras con lo que sientes.
—No se dé que hablan, pero hoy es domingo. ¿Qué hacemos? —Muevo mi cabeza al ver que no está preocupada por lo ocurrido. —Los oficiales ya se fuer... ¿Por qué me miras así?
—Solo me estaba preguntando el por qué no estas preocupada de la situación sucedida. —Se separa de mí y se abraza a ella misma, pero con la mirada alzada. Dirige su mirada entre nosotros.
—Lo estoy, tengo miedo de que me pase algo. Pero no quiero que eso me mantenga asustada, para que la persona que sea quien me está mandando eso sepa que no me da miedo. No le tengo miedo. —Nos sonríe y abre las manos para darse una vuelta en su propio eje. —No quiero perder mi sonrisa por alguien que quiere hacerme daño.
—Pero deberías, es tu vida que está en peligro.
—Te comprendo, pero eso no significa que vas a estar sola, vas a tener que vivir con... —Irene corta a mi hermano y habla rápidamente.
—Voy a vivir con Ylenia. —Nos mira y ella misma se alegra por la forma que está sonriendo. Muevo mi cabeza negativamente.
—Ylenia está embarazada ¿Vas a vivir con ellos? Ella necesita a sus hombres.
—Tienes razón... Uff. —Cierra los ojos por un momento y las abre para mirarme a mí. —Voy a vivir contigo, pero aquí, a menos que Corel me acepte en su nidito de amor. Pero no quisiera incomodar a tu novia.
—Van a vivir aquí y en las tardes vendré a ver que estas bien. César trabaja hasta la noche en cambio el mío es por horarios. Y si a Susan no le gustaría nada de eso.
—Exacto. ¿Hay que salir? No quiero quedarme aquí sin hacer nada. —Le miro serio y por lo que veo Corel tampoco está feliz al verla así. —No me miren así...Okey si quieren venir son bienvenidos, pero si no quieren pueden quedarse aquí. Porque yo voy a salir digan lo que digan.
Me quedo con la boca abierta al verla salir de la cocina.
—Que carácter. Vamos tenemos que ir al final se va salir con la suya. —Corel se ríe para luego darme palmadas en el hombro. —Es tu novia a pesar de todo.
—La quieres ¿verdad? —Le cuestiono. —Cuando ella nos preguntó sobre la poligamia estoy seguro que te imaginaste entre nosotros. Solo espero que sea algo pasajero porque tú tienes novia y la conozco perfectamente y no va estar feliz. —Salgo de ahí sin esperar respuesta, estoy seguro que Susan quiere estar con nos nosotros, pero que pena que jamás su sueño se hará realidad. No sé cómo, pero ella se enteró de que estuvimos con una mujer y ella también quiere experimentar, ¿Cómo lo sé? La forma que me miraba antes cuando empezaba su relación y eso no es todo ya que ella mismo lo dijo, pero no quiero que mi hermano este triste por eso. Me dirijo a la habitación y sacó mi ropa, Corel no tarda en llegar y en silencio hace lo mismo. Me siento mal por hablarle así.
—Lo siento por hablarte así. No debería haber dicho esas cosas...
—No. Tienes razón en todo. —Aunque no lo imaginé ya que yo lo soñé, pero sí, estuve pensando en eso. Y eso hace que mi consciencia me esté matando al pensar en otra mujer cuando ya tengo una. —Ya no lo haré. Ya no pensaré en ella, sé que no debería, pero siempre lo hago y eso también pasa cuando estoy con Susan. Y eso para ella no es justo.
—Si tú estuvieras solo tal vez podríamos haberlo intentado, aunque la primera vez fue un asco sé que con ella hubiera funcionado. —Se que me está mirando, pero yo no quiero que vea mi desilusión. No es justo para ella, tengo que meterme eso en mente.
Salgo con mi ropa en mano y me dirijo al baño a cambiarme. Cuando llego me encierro y voto el aire que no sabía que tenía adentro, me miró en el espejo y solo me veo ahí... Perdido. Era como antes que no sabía qué hacer, solo que está vez mi hermano lo nota. No quería cambiarme con él cerca. ¡Maldición! jamás sentí, ni con Susan, el querer pasar el resto de mi vida con una persona, pero ahora esa persona está con mi hermano y eso tengo que respetar.
Cuando estoy listo salgo del baño para toparme con Irene, ella viste un polo pegado gris que apenas cubre su barriga, pero eso se puede solucionar con la chaqueta que tiene puesto ya que es largo y de color verde militar. Sus pantalones son de color negro, jamás entiendo por qué utilizan todo pegado. ¿No pueden darse cuenta que eso hace que los hombres la miren? Quien las entienden o tal vez eso es lo que quieren. Me quedo ahí mirándola de pies a cabeza una y otra vez, estoy seguro que ella pensará si estoy bien de la cabeza.
—¿Estas listo hermano? —La voz de César me vuelve a la realidad y hago como si no me afectara Irene. —Pensé que ibas a quedarte ya que tanto tardabas.
—Eso quisieras. —Le digo con una sonrisa en el rostro, él me lo devuelve para luego agarrar a Irene de la cintura y guiarla hacia la salida.
—Hey, quita tus manos. Todavía nos estamos conociendo. —La oigo decir, cuando dirijo mis ojos hacia abajo para no ver cómo se comportan noto la parte trasera de su cuero para ser más específico su trasero. Me muerdo los labios, quiero desviar la mirada, pero algo me impide. Trato de cerrar los ojos, pero la maldita imaginación me lleva a mi amasándolo. Me agarro la cara para sacar la imagen de mi mente, pero está en contra mía ya que la sigo viendo una y otra vez.
—¿Estas bien? te noto mal. —César me agarra de los hombros para verme seguro con la cara roja ni cuenta me di que ya estábamos afuera de la puerta del departamento de Irene. —Tu cara está ardiendo.
—No. No es eso, es otra cosa, lo siento por eso. Mejor hay que irnos. —Irene se acerca y pone su mano en mi frente. —Estoy bien, no se preocupen ya va pasar.
Ya pasará eso digo, pero eso espero ya que no quiero volver a imaginar mis manos y su trasero juntos. Irene va adelante lo que nos queda a nosotros ir detrás de ella. Siento la mirada de César, pero no quiero verlo, aún no. Su brazo me golpea, pero me niego a voltear. Él lo comprende ya que no lo vuelve hacer, o eso pensé ya que ahora que estamos afuera lo está haciendo de nuevo.
—Sé por qué estabas rojo.
—Si lo sabes entonces no me molestes. No quiero que ella lo note. —Ahora que lo pienso ¿Mi hermano no debería estar furioso por eso? —No me estas gritando cuando deberías hacerlo.
—¿Por qué lo haría? —Dice tratando de seguí el paso de Irene hacia el auto de ella que por cierto no es de ella.
—Porque es tu novia y yo ya tengo la mía. —Por dios eso es lo que haría un novio que no quiere que otro la desee. ¿Qué está mal en nosotros para pensar de ese modo? O mejor dicho que está mal en mí.
—Si eso quieres, entonces... Deja de mirar a mi novia si no quieres que te rompa toda tu cara. —Me agarro la cara al verlo sonreír de indignación. Veo a Irene subiendo al carro.
—¡¿Es enserio así la vas a defender si alguien la mira lascivamente?!
—Van a entrar o van a seguir hablando en susurros. —Ella nos ve desde el asiento del conductor. Carajos nos miramos ya que no nos habíamos dado cuenta que hablábamos así. Subimos sin hacer ruido, César va de copiloto y yo en la parte de atrás.
No sé a dónde se dirige, pero ahora estamos en la carretera, pensé en respetar a mi novia, pero veo a Irene y me encuentro con mi mente en toda ella. Y para el colmo con mi hermano sin detenerme, no sé qué está pasando ahora mismo ya que cuando estábamos en la cocina me habló como si lo enojara de que pensara o la miraba diferente, pero ahora... No sé.
Cuando Irene detuvo el auto, volteo la mirada hacia los alrededores y noto un restaurante. Las personas entran abrazadas, el auto se mueve en el semáforo verde. Justo cuando estaba cruzando una avenida noto algo que me llama la atención. Es una chica besando a un hombre en medio de la calle y las personas las aplauden.
—Hey, creo que se le propuso. —Hablo en voz alta a lo que Irene y César voltean la mirada. El auto avanza lentamente y ahora puedo ver los rostros de esas personas. Los miro a ellos y César me ve con lastima. No debería de mirarme, pero lo hace. Volteo la mirada hacia la pareja y los miro. Los ojos de Susan conectan con los míos y veo temor y miedo en ellos, se separa de su pareja para mirarme y tratar de venir hacia mí. Irene arranca el auto, cierro los ojos mientras lágrimas salen.
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