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2021
La primera vez que lo escuchó ocurrió una tragedia.
Su muffin cayó al suelo.
Literalmente por todo lo que había trabajado, todo su esfuerzo y dedicación a un deporte que si bien disfrutaba, pero se estaba convirtiéndo al mismo tiempo en su peso más grande, se esfumó temporalmente con su —ya treinta y algo en esas dos semanas— postre. Eso era decir mucho ya que con normalidad se ganaba la vida por sus reflejos y rapidez, ser el líbero del equipo de voleibol representante de Corea del Sur no era tarea sencilla. Debía mantener la habilidad de pensar estratégicamente antes de hacer cualquier movimiento, sin embargo, en ese momento su cuerpo no pudo más.
Y, por supuesto, el otro miró su pobre muffin en el suelo con una ceja alzada. En menos de un par de segundos, los ojos del alto volvieron a los suyos, relajados, como si tremenda barbaridad no hubiera salido de su boca segundos antes de que su cuerpo entrara en un estado de shock temporal.
—Tienes un poco de... —No terminó la persona frente a él. Tal vez porque hablar no era parte de su entrenamiento diario y las palabras eran oro, así como bien lo señalaba la prensa cada día desde que llegaron ahí. Eso no significaba que Baekhyun no supiera a lo que se refería, de hecho, porque de manera natural su lengua fue a la comisura de su propia boca y limpio los restos de chocolate oscuro. Lo único que quedaba de él, de sí, era su precioso muffin. Se dio cuenta visiblemente cómo el gran Park Chanyeol, el nadador estrella de Corea del Sur con un récord mundial, no evitó el observar por milisegundos esa acción, siguiendo con los ojos su lengua, para después mirar un punto detrás de él como si no hubiera pasado absolutamente nada.
—¿Qué? —Fue lo único que pudo responder, claramente a su primera pregunta.
Los ojos de Chanyeol regresaron a él. Paciente. Extrañamente calmado. Se detuvo un par de segundos, sus orbes moviéndose de izquierda a derecha para cerciorarse de que no hubiera alguien cerca que pudiera escucharlos, al parecer. Luego, volvió a él y con la misma voz estoica sin titubear en absoluto, lo repitió.
—¿Quieres acostarte conmigo?
Ante esa aclaración de que no había escuchado mal, y al sentir su rostro enrojecer —herencia de su hermosa madre—, no tuvo más opción que, probablemente, poner una expresión de horror absoluto. O eso creyó, en realidad, porque su cerebro muy apenas pudo pensar cuando respondió:
—Sí —¿Qué?—. Digo, ¡no! Espera... ¿Por qué? Espera. —Baekhyun no solía ser alguien realmente ruidoso, se desconoció por un momento. Aclaró su garganta, tratando de descifrar algo en la intensa mirada del otro: alguna broma oculta, algún reto que tuviera que cumplir con sus miembros de equipo o inclusive si estaba bajo los efectos de ciertas sustancias ilícitas, pero no. Se veía bastante serio—. ¿Nos conocemos?
La respuesta era simple: no. Al menos no Park Chanyeol a él, ya que ese hombre estaba en las noticias, había sido figura pública y el héroe nacional durante las últimas cuatro competencias de los juegos olímpicos; mientras que Baekhyun se encontraba en sus primeros juegos, un rookie salido de la nada que tuvo la dedicación suficiente como para clasificar en el equipo nacional y finalmente disfrutar de los postres de Tokio. Realmente ese es su objetivo en el viaje. Conocer el puente Hijiri y comer todo lo que diga gratis hasta reventar porque, para sorpresa de nadie, su equipo ni siquiera pasó a la segunda fase de eliminatorias.
Así que ahí estaba él. Unas tres noches antes de que terminara la temporada de los juegos olímpicos de Tokio, en una sala de descanso degustando su comida y, de pronto, llegaba este hombre que apenas cabía por la puerta a preguntarle semejante cosa.
—Te conozco. —Park Chanyeol, contra todo pronóstico, respondió—. Eres Byun Baekhyun.
Los ojos de Baekhyun se agudizaron brevemente.
—Lo sabes porque tengo mi gafete puesto —señaló el gran artilugio que tenía que cargar todo el tiempo para que no pensaran que era un fan que se metió a la fuerza. Su cara y su nombre en mayúsculas estaban allí.
Chanyeol no lo negó.
—Bien, pero sí te vi competir el segundo día —Al menos era honesto—. Solo no sabía tu nombre.
—¿Me viste?
Chanyeol asintió.
—Número cuatro. —Bueno, no podía debatir eso. En definitiva era su número de jugador, pero no significaba nada—. Entonces, ¿quieres hacerlo?
—¡Sí! ¡No!
—Estoy algo confundido con tu respuesta. ¿Es eso un sí o un no?
No lo culpaba. Ni siquiera él sabía lo que estaba diciendo. Frente a él, un hombre bastante atractivo y malditamente inalcanzable le estaba preguntando si quería acostarse con él. Es decir, ¿por qué diría que no? Park Chanyeol era uno de los atletas más codiciados por todo el mundo. Inclusive famosos de Hollywood habían intentado acercarse a él en algún momento. Maldita sea, mitad de la villa en la que estaba su país se tomaba al menos unos segundos para mirarlo porque tenía una presencia gigantesca. No iba a mentir diciendo que no sintió cosas-de-ser-humano cuando pasaban sus retransmisiones en las pantallas del comedor durante las eliminatorias, los octavos, cuartos y semifinales en todas las malditas categorías que tenía.
Cualquiera lo sentiría. Era Park Chanyeol después de todo.
Los ojos de Chanyeol estudiaron su rostro.
—Si no quieres...
—¡No dije eso! —soltó en alto, haciendo que probablemente ya todo su rostro y parte de su cuello estuvieran como un tomate.
No era tan estúpido para dejar pasar tremenda propuesta.
—Pero —parpadeó un par de veces—. ¿Por qué?
Aunque el nadador era codiciado, realmente nunca había escuchado algún escándalo sobre él. Inclusive de manera interna, siempre terminas sabiendo quién se acostó con quién y los rumores corrían de un lado a otro. Maldita sea, llegaban hasta momentos de faena en donde todos los eliminados no hacían más que vivir en fiesta y disfrutando del país que podía enterarse de cosas que podrían incluso acabar con sus carreras. ¿Número de camas destrozadas hasta el momento? Diez a lo que le habían contado y eso sólo en su propia villa. No obstante, Park Chanyeol no solía ser parte de ello hasta donde sabía. Entrenaba, competía, ganaba todo y se retiraba para volver a entrenar durante otros cuatro años y repetir el proceso. Muy apenas socializaba con otras personas, y no es que fuera grosero o amargado, simplemente estaba tan concentrado que realmente no prestaba atención a otra cosa —no es que lo mirara mucho, tampoco. Bueno sí un poco—, pero vamos, todos lo hacían.
Así que sí, se iba a permitir cuestionar el motivo.
Al mirarlo más de tres segundos sin morir en el intento, vio cómo tragaba silenciosamente saliva. Sus facciones se tensaron y detectó cómo estaba tratando de decidir si mentir o no. El ceño de Baekhyun se frunció, probablemente lo suficiente como para que el otro entendiera la señal de que podría identificar una mentira en un parpadeo —además de que, evidentemente, el otro no estaba acostumbrado a mentir—, por lo que terminó exhalando con un carraspeo.
—Tengo una... condición que, si no la manejo, es probable que no gane el oro.
Había muchas cosas debatibles en su respuesta, pero claro, Baekhyun fue con un:
—¿Condición?
Chanyeol se mordió la parte interna de su mejilla.
—Necesito... —Hubo un milisegundo de duda— desfogar cierta tensión con alguien antes de la competencia. —El alto esperó un par de segundos, expectante de su reacción. Casi como si temiera algo, aunque era apenas perceptible—. Está comprobado que, si no lo hago, pierdo.
¿Desfo-qué?
Espera.
¿Cómo demonios compruebas eso?
—Así que...
—Lo he hecho desde que comencé a competir. Tenía un compañero en mi delegación que, por obvias razones, no diré su nombre, pero era con quien yo... lo hacía. Me ayudó durante todos estos años, sin embargo, esta vez ya no puede hacerlo —explicó, bastante educado. Demasiado. Como si estuvieran hablando de estrictos negocios—. Al parecer ha encontrado una pareja y está comprometido, así que, evidentemente ya no puede ayudarme.
Algo en él debió haberlo alarmado ligeramente. No lo culpaba, de verdad, porque aunque Baekhyun solía ser más del lado tranquilo, a veces su rostro decía cosas inimaginables. Ante su silencio, el relajado cuerpo de Chanyeol comenzó a verse más inquieto, pasando su peso de un pie a otro.
—Entonces —Chanyeol carraspeó—. ¿Quieres?
Tenía muchas más preguntas que respuestas. Sin embargo, aunque todo fuera absurdo y estaba bastante seguro de que en cualquier momento se despertaría de un sueño, asintió.
Por sí mismo y la promesa que se hizo tiempo atrás.
Por el otro, quien de alguna manera para el final de su conversación se veía que realmente no estaba jugando en absoluto.
Y, claro, por Corea del Sur y su reputación olímpica.
—Bien. —Chanyeol asintió, dejando escapar una exhalación más larga de lo normal—. Vamos.
—¿Eh? —Baekhyun ladeó su cabeza—. ¿Ahora mismo?
El alto volvió a inspeccionar el lugar, todavía precavido con su conversación. Al terminar, enlazó sus ojos.
—Sí. La final es mañana al mediodía. —Chanyeol caminó un par de pasos hacia atrás, dirigiéndose a la puerta y la abrió—. Conozco un lugar, las habitación no son una opción en absoluto. —Se detuvo un momento—. Después de ti.
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De entre muchas de las cosas que Baekhyun despreciaba de sí mismo, era lo mucho que su cuerpo hablaba por él. Sus expresiones lo decían todo, por lo que procuraba ser lo más honesto posible sin ofender a nadie. Si algo le avergonzaba, sorprendía o enojaba, su rostro se iluminaba como un tomate maduro, que le dejaba secuelas por lo menos varios minutos después. También, cuando se ponía nervioso, su estómago hacía cosas graciosas. Como gruñir sin su consentimiento o, de vez en cuando, hacerle ir al baño repetidas veces. Había momentos cuando tenía náuseas, al punto de tener que vomitar inclusive si no había nada en su estómago.
En ese momento se presentaron absolutamente todas.
—¿Estás bien?
La gruesa voz lo sacó de su trance. Frente a él, el campeón se encontraba secándose el pelo con una toalla al mismo tiempo que lo miraba con un ojo abierto.
—¿Sí?
—¿Eso fue una pregunta?
—No —Por inercia, volvió a contestar—. Quiero decir, sí estoy bien. Es sólo que... es algo nuevo todo esto.
Y por 'todo esto' se refería a encontrarse en ropa interior con apenas una camiseta puesta, en medio de la habitación de hotel mientras observaba la luz nocturna de la ciudad. Se había duchado primero, con toda intención de despejar su mente y relajarse, lo cual ayudó mucho, pero no lo suficiente cuando el alto se dio a la tarea de asearse también lo que le dio tiempo de pensar, repensar y sobrepensar. El lugar que Chanyeol conocía era un pequeño hotel indie en medio de la ciudad. Un edificio lo suficientemente oculto como para evadir a la prensa, pero muy reconocido como para encontrarse con un par de jugadores de otros países entrando y saliendo con intenciones no muy lejanas a las suyas. Realmente no le pareció problema alguno, hasta ese momento la adrenalina le había jugado a favor y la sensación de excitación estaba bastante presente en su ser, pero ahora, viéndolo ahí frente a él con simplemente una toalla en su cintura en carne y hueso, le voló la cabeza.
Chanyeol dejó la toalla sobre sus hombros y asintió. Su mirada no iba a ningún lado que no fuera él y eso no mejoraba su situación.
El silencio que se extendió no era precisamente placentero. No era incómodo, pero tampoco era su sensación favorita. De pronto había olvidado su nombre y, ¿cómo demonios se caminaba? ¿Pierna-brazo? ¿Pierna-pierna? ¿Brazo-Pierna? Que difícil era el mundo humano.
—Podemos no hacerlo —ofreció Chanyeol, sacándolo de sus pensamientos. Su tono reflejaba que parecía saber exactamente lo que estaba cruzándose por su mente. Las cejas de Baekhyun se fueron hacia arriba—. Puedo pedir un taxi para que regreses a tu villa. Está bien.
Una pequeña sonrisa se depositó en los labios de Baekhyun. Aunque la voz había sonado segura y monótona, no dejó pasar el suave subtono. Como cuando estás aprendiendo a andar en bicicleta y la persona detrás de ti te asegura de que estará allí si te desmoronas. Por algún motivo eso le hizo aminorar sus nervios, pero no se fueron del todo. El alto lucía despreocupado, aunque no dejaba de mirarlo de una manera distinta, entre que trataba de leer sus expresión y entender totalmente su lenguaje corporal. Tomando una fuerte y prolongada respiración, Baekhyun negó con la cabeza.
—Quiero hacerlo.
Ahora fue Chanyeol quien estaba decidiendo si creerle o no.
—Estoy bien —dijo, al mismo tiempo que su estómago hacía un ruido extraño que por supuesto no pasó desapercibido por nadie. Sus ojos se abrieron de par en par. ¿Podría sentirse más avergonzado? No lo creía.
—¿Demasiado muffins? —Sin esperarlo, el otro preguntó—. ¿Sabían bien?
No entendió realmente por qué el cambio de conversación, pero internamente lo agradeció.
—Los amo —Baekhyun exhaló, estirando levemente su cuerpo para liberar algo de tensión. Llevó las manos a su estómago—. No tan buenos como los de Río, pero un sólido ocho.
—¿Estuviste en Brasil?
—Sólo como espectador. —Recién había cumplido dieciocho y había logrado postularse como voluntario en el equipo de voleibol. Fue poco antes de convertirse oficialmente como parte de la selección.
—Mhmm. —Fue lo único que dijo el otro durante varios segundos—. Entonces eso haces, viajas para probar diferentes muffins.
—De hecho viajo a las olimpiadas para tratar de poner en alto el nombre de Corea del Sur en el voleibol, pero dado a nuestros números... sí, diría que es mi prioridad por el momento. —No iba a decirle que, de hecho, a veces sentía que poco aportaba a su equipo y que de milagro logró ser seleccionado. Por algún motivo quiso hacerlo, pero se mordió la lengua. No quería ponerse reflexivo y arruinar el momento. Momento que, por cierto, había olvidado por un segundo, hasta que sintió nuevamente la mirada del alto, igual de intensa, pero un poco más curiosa.
¿Acaso él...? Baekhyun ladeó su cabeza.
—Si estás en la selección nacional quiere decir que son los mejores, ¿no es así?
Su lado pensativo salió a flote. Por una parte, sí, eso significaba por una parte pertenecer a ese equipo. Sin embargo, no sentía que fuera lo suficiente. Al tiempo que se quedó pensando en ello, otro pensamiento cruzó frente a él.
—¿No está hablando demasiado? —Esa pregunta no debió haber salido de su cabeza. De hecho, la intención en absoluto era que el otro lo escuchara, pero no pudo retractarse. Era una pregunta genuina, realmente sabía que Chanyeol no solía gastar palabras de más —según los medios— si no era necesario. Así que, sí, se iba a permitir preguntarse eso.
No debías ser demasiado inteligente para entender su cuestionamiento. Chanyeol bajó el mentón.
—Hablo de más cuando estoy nervioso.
Y, sorpresivamente, ese no fue Baekhyun. Fue Chanyeol. Por un momento, eso lo aterrizó. Le hizo darse cuenta que frente a él no estaba precisamente el campeón mundial de natación, sino simplemente un ser humano común y corriente. Baekhyun se mordió la parte interna de su mejilla, dando un par de pasos hacia el frente —ya recordando cómo caminar— justo donde el otro estaba.
—Yo suelo quedarme más callado —confesó.
Chanyeol asintió.
—Baekhyun, si no quieres...
—Sí quiero.
La distancia se acortó al punto que el otro tuvo que elevar la mirada para mirarlo a los ojos.
—Puedo ver que sí —dijo Chanyeol, extrañamente más grave de lo que su voz ya era—, pero, ¿estás seguro?
Baekhyun iba a ignorarlo y no entender a lo que se refería, pero era imposible. Detrás de Chanyeol había un espejo lo suficientemente grande como para verse a sí mismo: agitado, rojo y excitado. ¿Su cuerpo había reaccionado simplemente al tener al otro frente a él y de cierta manera ser considerado? Sí. ¿Le gustaban los hombres altos y confiados? Sí. De eso no había duda. ¿Había tenido antes sexo de una noche? No. Sus nervios no quitaban la sensación de anticipación, hacía una mezcla bizarra que no terminaba de cuadrar del todo.
La mano derecha de Chanyeol lo tomó por la cintura, acercándolo más al punto que sus rodillas chocaron con el colchón, justo entre las piernas del otro. Esa mano recorrió el elástico de sus boxers, haciéndole sentir escalofríos en el momento que tocó directamente su piel por debajo de la camisa. El tacto era leve, suave, como si tentara terreno y estuviera listo para apartar la mano si no era bienvenido. Si de por si la respiración de Baekhyun ya estaba agitada, eso sólo hizo que empeorara. Por su lado, aunque sintiera una vergüenza intensa, tampoco rompió el contacto visual.
—Baekhyun —No iba a comentar cómo su nombre sonó tan distinto desde su boca—. ¿Estás seguro de esto? —repitió la pregunta al mismo tiempo que la otra mano del alto tomaba su muñeca, en un intento por aminorar su temblor.
Porque, sí, estaba temblando. Por muchas cosas distintas. Entre la excitación, el nerviosismo y por verse a sí mismo, en lo que su cabeza era, hacer el ridículo como un pequeño chihuahua. Se permitió otra respiración profunda que le tomó un par de minutos, tiempo en donde el otro no hizo nada más que ser paciente por su respuesta y, lo que parecía ser un gesto inconsciente, masajear su muñeca. Sinceramente eso debería tomarlo como algo lindo, en situaciones normales, pero ahora no pudo hacer más que sentirlo como un estímulo más que no hacía más que escalar su situación.
Como pudo, asintió.
—Necesito tus palabras.
Baekhyun carraspeó.
—Estoy seguro, quiero hacerlo. Simplemente estoy muy nervioso —confesó de manera abrupta, sin creer que pudiera sentir más bochorno—. ¡He hecho esto antes! Quiero decir, no soy virgen, pero sólo... no estoy acostumbrado a... —Ni siquiera sabía cómo concluir eso sin dejarse más en ridículo. Jamás tuvo sexo sin estar en una relación antes. Había estado en un par de relaciones estables nada más en donde siempre había un lugar para hacerlo. Jamás había ido a un hotel con ese propósito. Todo se sentía tan nuevo. Finalmente desvió la mirada, mordiéndose los labios.
—Lo siento. Estoy siendo ridículo, esto ha de ser la cosa más antierótica del mundo... —Se detuvo al momento que sintió ahora las dos manos de Chanyeol detrás de él, atrayéndolo más a su cuerpo. Involuntariamente soltó un pequeño jadeo, cosa que el alto no pasó desapercibido. Podría jurar que vio sus pupilas dilatarse al tenerlo nuevamente frente a él y lo que parecía ser un fantasma de sonrisa en su boca (si doblaras la cabeza, achicaras tus ojos y con mucha imaginación), pero no podía asegurarlo.
—Voy a comenzar a tocarte —Chanyeol elevó su camisa, pretendiendo que Baekhyun levantara los brazos para quitársela. No opuso resistencia—. Si quieres detenerte en cualquier momento, no importa cuándo, dilo. ¿Quedó claro? —Y aunque sonara como una pregunta, fue más como una orden. Una que hizo que su cuerpo respondiera totalmente. Volvió a asentir.
—Palabras, Baekhyun. Necesito que me digas lo que quieres. —La voz de Chanyeol resonó en su estómago, justo porque el otro había decidido depositar un beso en su ombligo y hacer todo un recorrido hasta su pecho.
Baekhyun soltó una pequeña risa, entre porque su piel era sensible ante su boca y porque de pronto sus miedos se mitigaron casi por completo. Los ojos del alto se elevaron nuevamente a los suyos, oscuros, como los suyos propios.
—Quedó claro.
Eso fue suficiente para que Chanyeol lo tomara por detrás de los muslos, justo por debajo de su trasero para darle la vuelta y hacerle caer en la cama. El corazón de Baekhyun latía a mil por hora, esto haciéndose más severo en el momento que el alto se colocó sobre él, deshaciéndose de sus toallas y dejando al descubierto su cuerpo definido y desnudo. No pudo hacer más que observarlo, con la respiración agitada y con su propio miembro latente y goteando.
La boca del nadador cruzó prácticamente todo su cuerpo: desde su cuello hasta sus dedos, besó y succionó cada milímetro de piel expuesta, cosa que sólo le hizo retorcerse. ¿Cuándo fue la última vez que hizo algo así? O más bien, que se sintió así. Aunque era consciente de que su cuerpo no se veía mal por los años de entrenamiento, no podía dejar de sentirse consciente de sí mismo y su desnudez. Ese pensamiento cayó más fuerte, al momento que las manos del alto se deshicieron de su última prenda, quedando expuesto por completo.
Tal vez sus inseguridades llenaron medianamente su cerebro, pero fueron despedidas una vez más por las manos de Chanyeol, quien directamente y sin esperar mucho, lo tomó en su puño, acariciándolo con una maestría inigualable, haciéndole gemir de una manera para nada conocida. Llevó su propia mano a su boca, pero de manera casi automática la mano libre del alto la quitó de allí, colocándola por encima de su cabeza.
—No —demandó. Una sola palabra que le hizo retorcerse más con la implicación. No te escondas. Quiero escucharte.
No tuvo otra opción más que dejar de ser tímido. Una mierda. Gimió tanto como su cuerpo lo requería, al mismo tiempo que su mano libre buscó tocar al otro. La mano de Baekhyun llegó al pecho de Chanyeol que era lo que más tenía a su alcance. Su cuerpo de nadador no era una broma y apenas podía creer que tenía enfrente lo que tantas veces había visto en televisión al verlo competir. Sus amplios hombros, sus pectorales definidos y una piel levemente bronceada. Sus dedos pasaron levemente por los pezones del alto, haciendo que éste tuviera una pequeña inconsistencia en su respiración.
—Más. —Se escuchó a sí mismo decir al darse cuenta que su mano no llegaba a todos los rincones de ese hombre. Y, bueno, pareció malinterpretar su petición porque lo que él quería era tocarlo de vuelta y lo único que hizo el otro fue acelerar los movimientos de su mano—. Chanyeol... —Error. Porque ahora, de manera inesperada, el alto había soltado su mano por encima de su cabeza y se encontraba rondando su trasero. Escuchó lo que parecía ser el abrir y cerrar de algo, pero su mente estaba tan concentrada en buscar su liberación que no se dio cuenta de la fría sensación en su entrada, hasta que un dedo llegó directo dentro de él, acompañado de una deliciosa sustancia.
Su cuerpo reaccionó con un movimiento instintivo. Sus caderas se fueron hacia arriba y sus manos a su propio cabello. Para su fortuna —o desgracia—, Chanyeol soltó su miembro, acomodándose a un lado de él, solo para mejorar el ángulo e introducir otro dedo, mientras se las apañaba para besar su cuello. El brazo de Baekhyun pasó por detrás de él, teniendo como única fuente para sostenerse el cabello del otro, pero al no ser realmente fan de jalar cabello, no pudo hacer más que acariciarlo y atraerlo más a su cuerpo mientras que los dedos dentro de su cuerpo se movían cada vez más erráticos.
—No puedo... —gimió Baekhyun. Sus piernas estaban flexionadas hacia arriba, en un intento de cerrar el acceso cuando la presión se hacía cada vez más presente. Claramente eso no detuvo a Chanyeol quien no solamente había agregado un dedo más, sino que ahora lo penetraba con más fuerza y directamente a su próstata la cual no tardó mucho en encontrar por el jadeo estremecedor de Baekhyun.
La boca de Baekhyun se mantuvo abierta, entre la sorpresa y las sensaciones. Algo duro tocaba en su muslo, frotándose y apenas podía respirar cuando escuchó un jadeo de parte de Chanyeol muy cerca de su propio oído. Eso lo llevó al límite. Negó con la cabeza, abrumado por lo que se avecinaba. Intentó decir algo, aunque de su boca no salían más que palabras inconexas, cosa que Chanyeol pareció entender muy bien, dado a que su mano no hizo más que moverse más certero y más rápido, al punto que Baekhyun intentó detenerlo físicamente, pero éste solo se aseguró de tomarlo con la fuerza suficiente para no dejarlo escapar en absoluto hasta que soltó un grito, corriéndose sobre su propio estómago y un poco más allá, para ser sinceros.
El orgasmo fue ensordecedor. Se perdió a sí mismo por un momento y podía jurar que, aunque sus gemidos estaban por encima de cualquier ruido, escuchó al alto soltar algunas maldiciones mientras lo veía correrse, como si ese hecho le afectara de sobremanera. ¿El mejor orgasmo de su vida? Probablemente. No había duda. En sus ojos había luces y sus piernas temblaron como nunca. Ni siquiera tuvo tiempo de sentirse avergonzado por ello, además de la confusión mental, de pronto sintió al alto enderezarse. Se miraron directamente, ambos con las respiraciones agitadas y... sí, Baekhyun era un caliente de mierda —o simplemente el otro tenía ese algo que lo enloquecía— porque aunque se hubiera venido, su excitación no hizo más que crecer al verlo allí, con las mejillas levemente enrojecidas y sus ojos... esos ojos que apenas veía cuando competía, cuando estaba completamente determinado en ganar.
Aún tuviera esa mirada que le hizo sentirse el hombre más malditamente deseado del mundo, pudo ver en su mirada una pequeña muestra de duda. Y, aunque no lo conociera en lo absoluto, Baekhyun de alguna manera pudo comprender a qué venía. Así que, con la fuerza que recabó en menos de un segundo, se enderezó también, forzando al otro a sentarse sobre la cama al tiempo que él hacía lo mismo, sólo que sobre él. No se necesitaron palabras en ese momento, porque de manera casi automática Chanyeol lo volvió a tomar por la cintura y, Baekhyun, sin pena ni gloria, finalmente lo tocó, sin otra intención más que dirigir el miembro del otro dentro de él.
—Un momento. —Las manos de Chanyeol detuvieron su movimiento y Baekhyun gruñó. Literalmente. Lo que parecía ser una pequeña sonrisa se depositó en la boca del alto. Con un simple movimiento, extendió su brazo a la mesita de noche, sacando un preservativo. Sin perder tiempo, se lo puso. Oh—. Puedes continuar —susurró, aparentemente tranquilo, pero sus ojos decían lo contrario.
En otras circunstancias, eso habría sido suficiente para que Baekhyun volviera en sí y se sintiera completamente expuesto. Pero, por lo que fuera, no fue así. Su respuesta fue hacer justo eso: con el soporte de la mano de Chanyeol en su cintura y la confianza por los cielos, se deslizó sobre él de una.
Ambos gimieron y, el resto... fue historia.
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—¿Estás enfermo?
—¿Eh?
Una mano golpeó su espalda un par de veces al tiempo que unas largas piernas se sentaban a su lado. Frente a él, su otro compañero puso la charola del desayuno en la mesa y se encogió en hombros.
—Luces algo cansado y estás rojo —complementó Sehun, el bloqueador central de su equipo, tocando el rostro de Baekhyun a su lado. Sus manos cubrieron prácticamente toda su cara.
—Ew, hueles a sudor. —Baekhyun lo apartó. Los miró a ambos de un lado a otro—. ¿Entrenaron por la mañana?
—¿Mañana? Son casi las once. Nos vimos en nuestra rutina de las nueve, la cual, extrañamente, te perdiste. Así que o estás enfermo o moriste. Y como te veo vivo frente a mí —Kyungsoo, el colocador del equipo, achicó sus ojos con suspicacia— algo me dice que no estás bien. ¿Correcto?
Baekhyun trató de negarlo, pero no tenía opción. Su mente estaba tan dispersa que muy apenas había logrado ducharse y ponerse la ropa de manera correcta esa mañana. Anoche había sido... intenso. Demasiado. Lo que empezó como una curiosidad latente y una oportunidad única e inigualable, se había convertido en el mejor sexo de su vida. Aún cuando habían terminado ambos fueron por otra ronda más y... otra más. Ni siquiera cruzaron otra palabra, de manera automática sus cuerpos se buscaban hasta que una alarma a media noche —unas tres horas después de iniciar— sonó, de su propio celular. Solía utilizarla para dormir cuanto menos a esa hora para no desvelarse tanto y justo no perderse el entrenamiento matutino. Eso les sirvió para alertarlos de la hora y, aunque ambos no sentían muchas ganas de detenerse, debían hacerlo.
Se habían quedado mirando hacia el techo, sus respiraciones agitadas y el sudor recorriendo cada rincón de su cuerpo. En ese momento su cuerpo estaba somnoliento y sin fuerza alguna, por lo que Chanyeol le dijo que podía dormirse si no le importaba quedarse, solo que tendría que irse mañana al amanecer. Baekhyun no recuerda haberle respondido, pero lo que sí supo fue que a la mañana siguiente había despertado en la cama a eso de las seis de la mañana, solo, con una pequeña nota en el buró. Al tomarla y leerla, Baekhyun no pudo evitar soltar un pequeño bufido.
"Intenté despertarte tres veces, pero dormías como una roca. Tengo que ir a entrenamiento y prepararme para la final. Puedes llamar a la recepción y pedir un taxi cuando quieras. También puedes pedir el desayuno." Hubo algunas palabras con rayones que no logró leer lo que originalmente había escrito, pero debajo de ellas había un simple "Gracias".
Sinceramente no sabía cómo sentirse respecto a ello. Fue una noche divertida, sí. Cosa de una vez, también. No estaba familiarizado con ese tipo de acciones, y no sabía si la pequeña opresión que sintió en su pecho era parte de ello, pero procuró no pensar mucho. Ambos ganaron algo... suponía. Chanyeol podría cumplir con su extraña costumbre y él... bueno, acostarse con el increíble Park Chanyeol. ¿Quién podría decir que hizo eso?
Aunque, en realidad, no pensaba gritarlo a los cuatro vientos tampoco.
—Tierra a Baekhyun.
Una vez más su mente se había desconectado de su realidad. Ahora sí que sus dos amigos lo miraron con algo de preocupación, así que sonrió.
—Sí, tal vez tengo algo de fiebre —Si la calentura contaba, claro—. Habrá sido por el cambio de clima.
—Oh no —Sehun pasó sus brazos alrededor de él, estrujándolo—. Nuestro pobre Baekkie está enfermo. ¿Ya tomaste algo?
—Con agua y descanso estaré bien —suspiró—. Como quiera regresamos en un par de días, ¿no?
—Sí, pero como quiera dícelo al entrenador Choi —Kyungsoo lo señaló con los palillos. Su ceño estaba levemente fruncido, también—. Tengo Advil en mi maleta, te daré un poco cuando volvamos a nuestra habitación. Será mejor que vuelvas y duermas un rato más.
—Eh, pero si pronto será la final de natación. Es parte de nuestro equipo de la porra para Park, ¿no?
Ante la mención de eso, definitivamente su rostro se enrojeció más. Incluso Sehun se alarmó al verlo.
—Olvídalo, te vas a la enfermería ahora mismo.
—¡No, no! —Baekhyun elevó la voz, un poco más de lo necesario—. Quiero decir, solo hace un poco de calor aquí. Estaré bien, quiero... quiero ver la final.
Sus amigos no se vieron precisamente convencidos, sin embargo, no discutieron mucho más. Al ser una final de cien metros libres no iba a tomar mucho tiempo y después de ello no tendrían más actividades de alto impacto. Sus entrenamientos matutinos también se habían reducido a dos horas diarias para no perder la costumbre, pero fuera de ello podría lidiar consigo mismo.
Esperó a que Kyungsoo terminara de comer al mismo tiempo que Sehun cambiaba el tema a algo relacionado al equipo de arquería y su brillante participación en ese año. Se les unieron un par de chicos más del equipo de voleibol, todos preguntándole a Baekhyun si se encontraba bien y ofreciéndole mil cosas distintas para el resfriado. Era real que nunca faltaba a los entrenamientos, aún así nieve, llueva o relampaguee, o bien, tenga una fiebre mayor a treinta nueve grados o un dedo esguinzado —que, sí, lo había hecho un par de veces por el simple hecho de ser diligente— realmente no faltaba. Nunca creyó que su primera falta había sido por esa razón, pero no podía evitarlo.
El tiempo pasó volando y, para cuando supo, ya se encontraba entrando al lugar donde se llevaría a cabo la final masculina de natación. Era un lugar inmenso con un techo enorme y cientos de luces alrededor. Estaba completamente lleno, muy apenas pudieron obtener asientos en donde se encontraban gran parte de los competidores coreanos. Al ser una de las últimas finales solían reunirse más a menudo para apoyarse entre ellos mismos y Baekhyun sintió una extraña felicidad al ver allí a no menos de cincuenta de ellos.
—¡Jongin! —Sehun le gritó a un chico alto. Éste tenía puesto sus audífonos, por lo cual no atendió al primer llamado. El bloqueador central los arrastró tanto a Kyungsoo como a él mucho más cerca—. ¡Amigo! —Con su usual y para nada amigable golpe en la espalda, finalmente Jongin miró hacia ellos casi alarmado por el golpe, pero se relajó al identificarlos.
Se sacó los audífonos y sonrió.
—Sehun, tan efusivo como siempre —soltó con una risilla, al tiempo que lo saludaba de vuelta, con la misma fuerza cuando Sehun se sentaba a su lado. Miró a un lado de él, directo hacia ellos—. ¿Amigos tuyos?
—De equipo de voleibol, ¡dah!
—¡Oh! —Jongin asintió, inclinándose un poco en forma de saludo. Baekhyun se dio cuenta que el chico era mucho más grande de cerca—. ¡Cierto! Los vi jugar los primeros días. Ambos son parte de la alineación oficial, ¿no es así?
—Los tres somos parte de la alineación oficial —corrigió Sehun—. ¡Ah! Él es Kim Jongin, del equipo de natación. Estuvo a punto de quedar en la final junto con Park, pero ese Alemán lo superó por menos de un segundo. Aunque ya tienes un par de medallas de los cincuenta metros, ¿no es así?
En ese momento Baekhyun lo reconoció. Cierto, era parte del equipo apenas este año, pero ya era un joven prometedor. No tanto como Chanyeol, pero lo suficiente como para que la próxima competencia fuera una digna competencia. Baekhyun lo saludó de vuelta y se sentó a un lado de Sehun, Kyungsoo hizo lo mismo junto a él.
Jongin hizo una mueca.
—Hubieras compartido solo mis logros, no me hace muy feliz estar aquí sentado.
—Vamos, obtuviste bronce. Ya eres parte de los mejores en tu primer año. Además, escuché que Park Chanyeol te dio un cumplido, ¿no es así?
Jongin bufó.
—Me dijo "Buen estilo de brazo en esa última vuelta. No la mejor, pero buena".
—Eso me suena como un cumplido viniendo de alguien a quien literalmente le importa una mierda las demás personas.
Baekhyun miró directo a Sehun, extrañado. Éste simplemente se encogió en hombros.
—Eso es lo que he escuchado, y Jongin puede confirmarlo, ¿no?
Jongin levantó ambas manos.
—Bueno, no lo conozco muy bien. Lo que es cierto es que no se relaciona con nadie y tiene ciertas manías un poco extrañas... pero no ha sido realmente grosero. Si tengo una pregunta, la responde. Una vez me dio su pasta dental cuando olvidé la mía —Jongin achicó sus ojos, como si tratara de recordar—. Creo que ha sido su mejor gesto conmigo, pero bueno, estamos hablando de una estrella mundial.
Sehun tarareó, pensativo. —Tú lo conoces de la escuela, hyung. ¿Recuerdas algo de él? —preguntó, directo a Kyungsoo.
Ante ese comentario, tanto Baekhyun como Kyungsoo se tensaron. ¿Qué?
—¿Fuiste con Park Chanyeol a la escuela? —Baekhyun se escuchó a sí mismo, sorprendido.
El colocador que hasta ese momento se había quedado en silencio y sin participar en absoluto, simplemente le tendió una oscura mirada a Sehun. Incluso Baekhyun se estremeció un poco ante su cambio de actitud, casi como si hubiera deseado no abrir ese tema o, más bien, simplemente que no lo hubiera involucrado en absoluto en la conversación. Los ojos de Kyungsoo pasaron momentáneamente a Jongin, quien lo miraba curioso, aunque poco duró ya que su amigo carraspeó y desvió la mirada hacia un punto muerto en la piscina.
Raro.
—Sí —contestó finalmente Kyungsoo—. Mismo grado, diferente salón. Crucé un par de palabras con él durante la preparatoria, pero no las suficientes para conocerlo. Nos reencontramos durante las concentraciones de atletas un par de años, pero nada más —explicó.
—¿Así que eres mayor? —Ese fue Jongin, inclinándose levemente para verlo mejor—. ¿Veintinueve?
Kyungsoo asintió.
Hubo un silencio.
Baekhyun y Sehun se miraron.
Mhmm.
—Vean, va a empezar. —Con una voz de falso entusiasmo, Kyungsoo cerró el tema. Tema que, por cierto, ni siquiera entendió completamente, pero su mirada con Sehun fue reveladora.
Los gritos no tardaron en llegar cuando el anfitrión comenzó la introducción y a decir los nombres de los finalistas. Todos aplaudían, chiflaban y celebraban a cada uno de ellos, hasta que llegó finalmente el momento en que el nombre de Park Chanyeol sonó, haciendo que el público enloqueciera y mucho más en su sección, en donde todos se pusieron de pie para aplaudir. Baekhyun hizo lo mismo, la alegría lo contagió de pronto y se vio a sí mismo levantándose y aplaudiendo, tratando de mirar entre todas las cabezas la entrada de Chanyeol.
La celebración se extendió durante un minuto entero, no obstante, no había señales de Chanyeol. Baekhyun miró rápidamente las pantallas a la espera de su entrada de los vestidores, inclusive el recinto entró en un extraño silencio por la expectativa.
—¿Uh? —Ese fue Jongin, quien se movía de un lado al otro, como si eso hiciera que viera mejor la pantalla.
Hubo un par de murmullos y la sonrisa de Baekhyun se pagó de a poco cuando la confusión se extendió por el lugar.
—¿Qué pasa? —Ese fue Sehun, haciendo la pregunta al aire.
—Que extraño —Jongin se veía realmente sorprendido—. ¿Dónde está?
La cámara seguía apuntando hacia la entrada de los vestidores y fue hasta que finalmente se vio a una persona correr hacia afuera, completamente agitada. El aullido del público no hizo esperar, de primera mano fue difícil reconocerlo, pero finalmente vieron que se trataba de Chanyeol. El anfitrión volvió a nombrarlo, al tiempo que el campeón caminaba con rapidez hacia su posición en el carril central, levemente desubicado y una extraña expresión en el rostro. Ni siquiera llevaba puesto su gorro y goggles, normalmente su entrada era con sus usuales audífonos y un aura de confianza y seguridad. Sin embargo, lucía levemente desubicado, confundido y casi podía ver cómo su cuerpo chocaba sin querer contra otro competidor.
—¿Qué le pasa? —Jongin seguía completamente extrañado.
Baekhyun lo miró, una sensación de preocupación instalándose en su pecho. No obstante, no tuvo tiempo de pensar mucho más, ya que de un momento a otro y por el retraso de Chanyeol, tuvieron que acelerar el inicio de la competencia. Todo parecía volver a la normalidad cuando finalmente los competidores se alinearon, el auditorio quedó en silencio a la espera de la marca inicial.
Una nueva sensación de nerviosismo llegó a su estómago al momento que el disparo dio inicio y todos saltaron al agua. Como siempre, la entrada de Chanyeol al agua fue excepcional y el público arriba de él gritó. Relajándose un poco, Baekhyun aplaudió, uniéndose a ellos y, muy en el fondo rezando con todas sus fuerzas que le vaya bien.
Todo marchaba como debería. Chanyeol se mantuvo en la cabeza como siempre, su mano tocó el otro lado de la piscina llegando a los primeros cincuenta metros. Sin embargo, cuando se dio la vuelta por debajo del agua, algo extraño sucedió o, cuanto menos, sintió algo terrible cuando de la boca de Jongin salió un jadeo de sorpresa, porque, de un momento a otro, la velocidad de Chanyeol disminuyó inesperadamente. Su pataleo lucía igual, incluso el movimiento de sus brazos al nadar para terminar con la ronda, pero... estaba quedándose atrás.
De pronto, todos se quedaron helados. El público comenzó a agitarse de manera sorprendida y, cuando finalmente el último competidor tocó la pared en señal de que habían terminado la carrera, el silencio hizo más ruido que nada.
No solamente Park Chanyeol no había quedado en primer lugar como en los últimos doce años.
Si no que ni siquiera...
Ni siquiera entró al podio.
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Objetivamente no debería sentirse terrible. Pero lo hacía.
Baekhyun realmente estaba enfermo, como problema número uno. La falsa fiebre se había vuelto en una verdadera, y ahora no solamente tenía que lidiar con su cuerpo al borde del agotamiento, sino que también una sensación de culpa y responsabilidad se había depositado en su pecho.
Chanyeol había perdido. Por primera vez en años de carrera no había obtenido una medalla en su competencia favorita y en la misma que había hecho su propio récord mundial. Tenía náuseas, terribles ganas de desmayarse también, pero ni siquiera podía permitirse eso.
—No puedo creerlo —murmuró Jongin, reposando su cabeza sobre la pared. Su cabello estaba hecho un desastre por habérselo despeinado por la sorpresa de hacía un par de horas.
—Bueno. Hasta los mejores tienen sus días malos, ¿no? —Sehun le dio un trago a su agua.
Jongin negó con la cabeza.
—Mierda, él realmente odia perder. ¿Viste su rostro cuando miró hacia las puntuaciones? —Sí. Una mierda que sí, Baekhyun jamás olvidaría esa mirada muerta en él. Chanyeol no se movió de su lugar en por lo menos cinco minutos hasta que su entrenador logró llamar su atención, haciéndolo salir de la piscina. Ni siquiera prestó atención cuando el ganador se acercó a él para saludarlo—. Esto me da mala espina.
La cabeza de Baekhyun punzaba terriblemente. La preocupación subía por su garganta y mil preguntas se alojaban en su cabeza. Él necesitaba dormir con una persona para ganar. Recordaba eso, vívidamente, pero, ¿qué rayos había pasado entonces? ¿No fue suficiente? ¿No fue lo que esperaba? ¿No había cumplido las expectativas? ¿Fue tan terrible que ni siquiera llegó al podió, simplemente quedó en quinto lugar? Una cadena de escalofríos vinieron de arriba hacia abajo. ¿Le había pegado algún bicho? ¿Le había enfermado? ¿Habrá tenido fiebre también? Ahora que lo pensaba... ni siquiera se había besado. ¿De igual manera podría contagiarse?
Oh Dios.
—¿Baek? —Ese fue Kyungsoo, colocando una mano en su espalda. Habían decidido ingresar tras bambalinas con sus pases de atletas para evadir al público frenético. Fue una locura una vez terminaron las premiaciones, entre gente decepcionada y enojada por la posición de Chanyeol y otros gritando cosas no muy cordiales hacia ellos, solo por ser del mismo país—. ¿Te sientes bien?
No. No se sentía para nada bien.
—Sólo... sólo necesito ir al baño —dijo, respirando para evitar las náuseas. Kyungsoo lo tomó del brazo—. ¿Necesitas ayuda?
—Vuelvo enseguida —siguió, negando amablemente su atención, pero necesitaba un tiempo a solas y una almohada para gritar.
Se encaminó hacia los baños y se dedicó a mentalizarse para no vomitar en ese momento. Al mirarse en el espejo, su rostro ahora se veía pálido y apagado, aunque sus mejillas seguían levemente sonrojadas. Se echó agua en la cara hasta que finalmente sintió que podía volver con sus amigos y hacer su camino a la villa, para simplemente dormir. Se quedó reposando durante un minuto más sobre el lavamanos, hasta que forzó a sus piernas a moverse fuera por el pasillo.
Se concentró en caminar recto con la mirada en sus pies, hasta que de pronto visualizó un par de piernas largas y zapatos de marca a menos de tres metros frente a él. Su corazón dio un pequeño vuelco al momento que reconocía poco a poco ese uniforme, a la par de la figura hasta llegar a su cuello y rostro y... la sorpresa en su cara no pudo decir nada más.
Chanyeol estaba allí, frente a él. Se había detenido a una distancia prudente cuando también se había dado cuenta de su presencia, pero se recuperó de inmediato. Baekhyun no estaba seguro si era producto de la fiebre que tenía o su mala visión lejana, pero la expresión de Chanyeol era distinta. Lucía molesto, una mezcla entre frustración y angustia, su ceño fruncido. El alto no tardó en volver a caminar, directo hacia él.
Baekhyun quiso decir algo, pero no tenía idea de qué podía decir. Lo intentó, sin embargo.
—Yo... —Fue lo único que pudo murmurar al tiempo que Chanyeol llegaba a su altura.
—No.
Fue lo único que dijo Chanyeol, ni siquiera deteniéndose frente a él, simplemente pasado de largo. Baekhyun lo vio desaparecer por el pasillo.
No volvió a cruzarse con él. No apareció en la fiesta de despedida, ni en la foto grupal y tampoco de regreso en Corea, en la reunión post olimpiadas.
No supo nada de él en tres años.
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Como buena señora adicta a las Olimpiadas y fiel amante del Mr. Muffin, no pude evitar tener esta idea en mi mente sin hacer algo al respecto. ¡Prepárense para un minific lleno de referencias de haikyuu, olimpiadas, y más! ¡Algo cortito por los viejos tiempos!
Instragram: jessinegas
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