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Melodias del Alma

Capitulo 3:

Lola se preparaba para irse a la cama cuando un anuncio inesperado capturó su atención y avivó una chispa de esperanza en su corazón. En la pantalla, un comercial vibrante sobre Camp Rock, un campamento destinado a los amantes de la música en busca de un verano lleno de notas y diversión, comenzó a reproducirse. Un concurso especial se presentaba como la puerta de entrada a esta experiencia única: enviar un video demostrando talento musical para tener la oportunidad de formar parte del campamento.

El anuncio enfatizaba que el concurso estaba abierto a jóvenes de 8 a 20 años, sumergiéndolos en un mundo de posibilidades musicales. Para Lola, este era el momento perfecto para mostrarle a su madre, y al mundo, su pasión por la música. Aunque la idea de cantar frente a una cámara la intimidaba, la perspectiva de ganar y tener la oportunidad de ingresar a ese campamento lleno de promesas y desafíos la emocionaba.

Sin embargo, dudas y temores surgieron en la mente de Lola. ¿Sería lo suficientemente valiente para compartir su música con el mundo? ¿Podría competir con otros jóvenes talentosos que también buscarían un lugar en Camp Rock? La incertidumbre se apoderó de ella, pero un destello de determinación brilló en sus ojos.

Movida por una mezcla de emoción y nerviosismo, Lola se levantó de repente y se acercó a su mochila. Con manos temblorosas, extrajo su cuaderno con canciones, ese refugio donde sus emociones y pensamientos encontraban armonía en las notas y letras escritas. Era el momento de enfrentar sus miedos, expresar su verdadero yo y, quizás, cambiar el curso de su destino. Con el corazón latiendo fuerte, Lola se sumergió en la creación de su video, una pieza que sería la llave para abrir las puertas de un mundo musical desconocido y lleno de desafíos.

De repente, Stephan toca suavemente la puerta, y al entrar, ella le sonríe con cariño.

— ¿Estás bien? —pregunta Stephan, preocupado por su hermana. Él quiere apoyarla y alentarla a perseguir sus sueños, a pesar de las palabras hirientes de su madre.

Lola confiesa que se siente un poco triste. Las palabras de su madre la han afectado profundamente; anhelaba estudiar música, pero el miedo escénico la atormenta desde una experiencia traumática en la infancia. Aun así, su deseo persiste.

—Ya te he dicho, no tienes que escuchar a nuestra madre —comenta Stephan, tratando de animar a Lola. — Tienes que hacer lo que a ti te gusta —. Lola, insegura, muerde su labio mientras reflexiona sobre su dilema.

De repente, cambia el tono de la conversación y pregunta a Stephan si tiene una cámara de video. Con picardía, comparte la idea de inscribirse en el concurso del campamento de música que vio en la televisión.

Stephan, sorprendido por la determinación de Lola, le anima— Si eso es lo que quieres, entonces debes ir tras ese sueño —. Ofrece su cámara y portátil para ayudar a Lola a preparar su inscripción.

Mientras Stephan se retira para buscar sus dispositivos, Lola se queda sola, cuestionándose si ha tomado la decisión correcta. A pesar de su temor, continúa revisando su cuaderno y considerando qué canción interpretar.

De repente escucha otro llamado en la puerta– Para que tocas la puerta, eres un poco tonto a veces ¿sabes? –comentó elevando su voz, pensando que Stephan era quien tocaba la puerta, Lola mira hacia la puerta y se encuentra a su padre allí, por lo que abre sus ojos con alegría, y corrió a sus brazos sin dudarlo– Papi –mencionó con alegría, y lo abrazó efusivamente.

– Venía a hablar contigo sobre tu deseo de estudiar artes – comentó Christian mientras se sentaba en un sofá cerca de la cama, Lola lo siguió, dándose cuenta que traía un estuche y se sentó a su lado atendiendo a su padre. – quiero que sepas que si eso es lo que deseas, yo te apoyaré en ello, con clases después de la escuela, intentaré conseguirte un profesor de música –comentó a su niña, mientras corría un mechón detrás de su oreja, Lola abrió su boca sorprendida y abrazó a su padre en agradecimiento.

¿Qué es eso? –curioseo mirando el estuche que dejó en el suelo mientras hablaba con Lola.

– Es una demostración de que tienes todo mi apoyo en querer estudiar música –comentó abriendo el estuche, mostrando una guitarra acustica de color negra. – además de que no la utilizo hace tiempo, y estoy seguro de que le darás un buen uso –continuo mientras toma el instrumento, siempre había querido aprender a tocar la guitarra

Wow, papá, esto es hermoso –exclamó Lola con ilusión, mirando a su padre, mientras comenzaba a tocar algunos acordes, y al mismo tiempo le explicaba cómo tocar los acordes, lo que a Lola, no le resultó complicado, ya que ella siempre sintió una conexión especial con la música, Lola siempre ha sido muy tímida, le cuesta hablar con otras personas, pero, con la música cree que puede expresarse plenamente y sin temor, bueno eso es lo que cree, ya que nunca ha podido experimentarlo.

– Ya encontré mi cámara y mi computador portátil –comentó Stephan mientras ingresaba nuevamente a la habitación, cuando terminó de hablar, fue cuando se dio cuenta de la presencia de Christian– Lo siento, ya me... –su padre lo detuvo cuando Stephan se estaba por escapar.

¿Qué están tramando ustedes? –indagó Christian intrigado, mirando a Lola, quien aún se encontraba sentada en el sofá, con una mirada misteriosa, intentando pensar en alguna excusa rápido.

– Mi hermana vio un anuncio de un concurso para ingresar a un campamento de verano –comentó Steph sin problema, Lola se quedó asombrada y algo inquieta cuando su hermano habló. – pensé en ayudarla, ya que seria una buena forma de que pudiera conocer gente nueva, y quizás de su edad –continuó Stephan, intentando que su padre no hiciera muchas preguntas.

Christian miró a Lola, y ella le sonrió algo nerviosa– Me parece una buena idea –comentó su padre, contento de ver que su hija quizás disfrute un poco, y quizás consiga algunos buenos amigos, aunque su lado sobreprotector, le hizo pensar en la idea de que la lastimara o que algo le pasara, por lo que se giró para ver a Stephan con determinación, levantó su dedo señalando a su hijo mayor, este trago saliva algo nervioso– Pero, tu iras con ella –ordenó Christian sin dudar, Stephan asintió con seguridad.

Christian se retiró a su habitación, sumido en sus propios pensamientos. Mientras avanzaba por el pasillo, un recuerdo doloroso de su hermana, Kate, aflora en su mente. Se preguntaba dónde podría estar ella, ya que había pasado mucho tiempo desde la última vez que la vio. La última conexión fue en 1999, cuando Kate dejó a Lola, que tenía apenas 2 años, en la puerta de su casa con una promesa de regresar cuando todo mejorará. Sin embargo, han pasado nueve años sin noticias de Kate, y Christian no tiene idea de su paradero ni de las razones detrás de su ausencia. Además, descubre que Kate tuvo una hija, pero desconoce quién es el padre biológico de Lola y por qué nunca se presentó.

Al ingresar a su habitación, Marie ya descansaba. A pesar de su nuevo empleo, la brecha entre ellos no parecía cerrarse. Aunque Marie nunca tuvo problemas para cuidar a Lola y, de hecho, parecía contenta de tener una niña en la familia, algo había cambiado entre ella y Christian. No quería admitirlo, pero temía que el amor que alguna vez los unió en matrimonio se hubiera desvanecido. La incertidumbre y la falta de comunicación entre ellos se habían vuelto tan palpables como el silencio que llenaba la habitación. Christian se recostó en la cama, reflexionando sobre el distanciamiento que había crecido entre ellos y las incógnitas que rodeaban a su familia.

— Mientras tanto, en la habitación de Lola, Stephan dejó su computadora en una mesa de escritorio cerca de una biblioteca vacía. Se dispuso a armar el trípode con la cámara, ya que, como estudiante de actuación, siempre llevaba consigo su equipo por si surgía la oportunidad de grabar algún vídeo para sus proyectos. Mientras organizaba el set para la grabación de Lola, ella se acercó.

— ¿Por qué le dijiste eso a papá? —preguntó Lola a su hermano, ella lo observaba mientras terminaba de colocar todo.

— Bueno, la verdad es que es un campamento —contestó Stephan encogiéndose de hombros. Luego, miró a Lola con complicidad—. Aunque no le dijimos que es de música —murmuró guiñandole el ojo a Lola, quien respondió con una sonrisa traviesa.

— Sé qué canción cantar —comentó Lola con determinación mientras hojeaba su cuaderno de canciones. Aunque había optado por una canción en español, tal vez por no tener muchas en inglés, Lola, a pesar de sentir cierto miedo escénico, decidió presentar una de sus propias composiciones. ¿Por qué conformarse con un cover cuando tenía canciones escritas por ella misma? Quizás a los jueces del concurso les gustaría la idea de una letra original.

Mientras Stephan terminaba de ajustar la cámara de video, Lola comenzó el proceso de inscripción en el concurso. Al llegar al punto en el que debía subir el video, dejó la computadora y se dirigió hacia su hermano. Jugaba nerviosamente con sus dedos, indecisa sobre su decisión de participar. Miró a Stephan con los ojos ligeramente húmedos y suspiró profundamente.

— ¿Crees que sea una buena idea? —preguntó Lola, dubitativa, mientras observaba a su hermano.

— Stephan se acercó a Lola, poniéndose a su altura—. Sea lo que sea, es mejor intentarlo y fracasar que nunca haberlo intentado y quedarte con la duda —aconsejó Stephan a Lola. Ella levantó la cabeza y le sonrió.

Lola se acercó para abrazar a Steph, dejando escapar una risa ligera—. Tienes razón, estoy cansada de siempre dudar y nunca intentarlo —Lola se dirigió al asiento frente a la cámara mientras Stephan la guiaba para que estuviera lista para grabar. Al principio, comenzó presentándose con cierta incomodidad, reflejando su temor a la exposición, con la mirada fija en el punto rojo que indicaba que la cámara estaba grabándola. A medida que hablaba, se sonrojaba un poco. Cuando terminó de hablar, empezó a cantar mientras tocaba la guitarra de su padre. Su voz, suave y tímida al principio, mostraba claramente su talento vocal.

En Mi Mundo — vers. piano (vease al final del capitulo).

Después de un arduo trabajo, Stephan se unió a Lola para editar el video en su computadora y enviarlo al concurso. El esfuerzo compartido fortaleció el vínculo entre los hermanos, y cuando terminaron, un sentimiento de logro y expectación llenó la habitación. Con el video listo para la competencia, Lola, radiante de emoción, abrazó a su hermano agradecida. Sus ojos reflejaban la esperanza de que este concurso pudiera abrirle puertas a su sueño musical.

Stephan, al ver la expresión de su hermana, no pudo evitar llenarla de palabras de aliento. —Lo hiciste increíble, Lola. Tu talento merece ser reconocido — le dijo mientras le daba un cálido beso en la frente. Pero, a pesar de las palabras alentadoras, Lola no pudo evitar sentir la sombra de la duda que se cernía sobre sus pensamientos.

Mientras se preparaba para acostarse, Lola se sumergió en sus propias reflexiones. Imaginaba el jurado del concurso revisando innumerables actuaciones, se preguntaba si su video sería suficiente para destacar entre talentos aparentemente más destacados. El manto de la incertidumbre la envolvía, y aunque anhelaba ser seleccionada para el campamento de música, la posibilidad de la competencia feroz la hacía cuestionar su propio mérito.

Sus ojos, reflejando la mezcla de sueños y temores, se cerraron lentamente mientras se dejaba llevar por el cansancio. La incertidumbre y la esperanza se entrelazaban en sus pensamientos mientras se sumergía en el sueño, con la promesa del mañana llevando consigo la respuesta a la pregunta que la atormentaba: ¿sería su talento suficiente para brillar entre las estrellas musicales que aspiraban al mismo sueño?

Momento Musical:

🎶 En Mi Mundo – Violetta (Versión Acustica) 🎶

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