
20❝
Jungkook abrió los ojos en medio de la noche como si el sueño se le hubiese esfumado de golpe, observó a Ellaí profundamente dormida a su lado y se levantó sin hacer gran ruido, sus pasos sigilosos y suaves. Agarró el teléfono sobre la encimera y marcó al número de Hoseok en su camino a la cocina.
Le contestó al segundo tono.
—¿Qué pasa?— directamente preguntó.
—Siete nuevos infiltrados, Jungkook. Siete.
—Demonios.
—Si, demonios. Siete, cinco betas y dos alfas, Namjoon se encargó de tres, los alfas y un beta que no parecía en absoluto un beta, si no es porque no le siento aroma alguno, no me entero.
—¿Y los cuatro restantes?
—Agatha.
—No me digas que los mató.
—No los mató, los dejó inconscientes y ahora, bueno, están encerrados hasta que tú des órdenes. No quería decirte nada porque sé que estás atendiendo a tu omega y Namjoon se encargó muy bien, de hecho.
—Dale las gracias de mi parte. No maten a nadie, no tienen culpa de nada, Hoseok, interrógalos, busca más información y así quizás nos enteraremos del plan que tenga su jefe.— observó al pasillo—Si va a continuar enviando a sus hombres por temporadas o se va a dignar a dar presencia.
Colgaron, Jungkook entrecerró los ojos y arqueó una ceja después, bufando.
—Ya te escuché, omega necia.
Ellaí asomó la cabeza por el marco de la puerta y rodó los ojos saliendo por completo, Jungkook se cruzó de brazos e intentó mostrarse serio, pero con Ellaí eso era imposible.
—Es que no entiendo porque tienes que irte de la habitación para llamar a alguien como si escondieras algo.
—Me salí porque no quería despertarte, por eso. Luego tú llegaste a husmear.
—¿Pasó algo en el clan?
Se acercó, Jungkook abrió la boca y luego negó con la cabeza.
—No gran cosa, solo, llegaron más compañeros tuyo de... visita.
Ellaí suspiró, cubriéndose el rostro con ambas manos y pasándole por el lado, Jungkook cerró los ojos, siguiéndola.
—Otra vez estoy dándote problemas, a ti y a todos.
—No es así, Ellaí. No hicieron mayor daño, Namjoon se encargó y la seguridad también— la vio moverse por la cocina, preparando café, como siempre— y ahora todo está bien.
—¿Hasta que mande a otro grupo y alguno termine hiriendo a inocentes? Porque no va a detenerse, si algo pasable tiene Minho es que es persistente a morir, no va a dejar de enviar y enviar personas hasta que alguno de ellos pueda llevarme de regreso con él.
—Y eso no va a suceder, sobre mi jodido cadáver ese imbécil vuelve a ponerte un dedo encima.— respondió, lleno de rabia, Ellaí se detuvo, el café a medio servir—Si, lo escuché, algunas partes.
—¿Por qué no me dijiste que lograste ver esa parte horrible de mi vida?
—Precisamente porque es horrible y no quería recordartelo. Pero ganas de hablar sobre ello no me faltan, la manera en la que se expresaba sobre ti es-
—No.
—Es horrible, me enferma que tú hayas tenido que escuchar todo eso cuando eras una niña.
El silencio reinó, Ellaí terminó de servir ambos cafés y Jungkook se sentó, pasándose ambas manos para peinar su cabello hacia atrás, aceptó su café y bebió con cuidado de no quemarse.
—Yo no lo entendía— murmuró— lo dijiste, yo era pequeña y él usaba palabras que yo no conocía, palabras que Namjoon aún no me enseñaba. Cada vez que Nam llegaba de una misión, se tomaba el tiempo de enseñarnos algo, lo que fuese, un término nuevo, a leer párrafos cada vez más extensos, vocalizar, escribir— rodeó el mesón, ubicandose en medio de las piernas de Jungkook quién la escuchaba atento— pero, a mi hermana le enseñaba cosas distintas porque ella sabía un poco más que yo, así que, una vez le pregunté si ella sabía que quería decir Minho cuando me miraba y... maldecía porque yo crecía muy lento, porque al ser tan pequeña no podía hacer lo que quería hacer. Nunca me respondió, me pidió que cada vez que él me dijese algo así, se lo contara y ella hablaría con Nam.
—Lo voy a matar, Ellaí. Lo voy a matar.
La omega botó aire, negando y dejando el café a un lado para abrazar al alfa que en ese instante solo tenía espacio en su corazón para el odio, Ellaí no quería que Jungkook sintiese tal cosa, no quería abrumarlo.
—No digas esas cosas— susurró, tomó sus mejillas y le obligó a mirarla— solo... quiero estar contigo sin que eso afecte a inocentes.
—Y no los afecta, lo prometo, nunca llegarán hasta las personas del clan, lo máximo que podrían hacer es enfrentarse a la seguridad o a mi directamente, nada más.
Besó sus labios y volvió a abrazarle, Jungkook la apretó contra él y observó al suelo, asegurandose de no olvidar como lucía el rostro de su nuevo objetivo.
Nadie en su sano juicio deseaba caer en la mira de Jeon.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro