56. ¿Quién te dice a ti?
📆 PRINCIPIOS DE MARZO
📆 DOS SEMANAS DESPUÉS
Después de muchos meses de espera para tenerlo todo perfecto y listo, hoy por fin se inaugura la tienda de ropa de Mina y Luara. Ambas han trabajado mucho para que llegue este día y aunque las dos están nerviosas, sé que el esfuerzo ha valido la pena.
-Lo que queremos es que nuestra ropa llegue a todo el mundo. Son precios asequibles y de calidad y esperamos que gusten a nuestras futuras clientas.
Mina se desenvuelve ante las cámaras de forma segura y contundente, no así Luara que ha rehusado contestar a muchas preguntas y deja a la argentina la labor de atender a los medios, los cuales, después de hacer su trabajo, se retiran para dejarnos disfrutar la celebración, de una forma más íntima.
- ¿Estás bien? sé lo poco que te gusta todo esto-uno de los brazos de Jude rodea mi cintura atrayéndome hacia su cuerpo. Sus labios dejan un suave beso en mi mejilla mientras yo ladeo un poco mi cabeza para contestarle.
-Si. Lo estoy -le contesto sin dejar de mirarlo a los ojos, esos que me tienen cada día más enamorada de él.
- ¿Te he dicho hoy lo preciosa que estás? -su boca se acerca peligrosamente a la mía. Puedo sentir su cálido aliento estrellarse en ella y como mi cuerpo entero reacciona ante su cercanía.
-Creo que ésta mañana, pero, no me importaría que me lo dijeras otra vez -Jude se moja sus labios uno contra el otro, acortando la distancia que separa mi boca de la suya. Mentiría si dijera que no deseo que tome mis labios, aun estando tan rodeados de gente.
-Estás condenadamente preciosa. Un infierno, tú y ese puto vestido.
Jude me besa. Un roce rotundo y sensual que despierta todas mis terminaciones nerviosas. Su boca se mueve experta contra la mía, y aunque sus labios me toman con brevedad, el deseo de ser besada durante más tiempo, se acrecienta cuando nuestras bocas se abandonan.
- ¿Cuánto es lo éticamente correcto para abandonar una inauguración? -su pregunta me hace sonreír, pues Jude odia esta clase de eventos, aunque sea de nuestra amiga.
-No lo sé. Aquí el experto en inauguraciones y demás, eres tú.
-¡Ni que estuviera todo el día en estos saraos! -una carcajada sale de mi boca tras la protesta de Jude, pues si bien es cierto que a no ser que sea un compromiso publicitario o algo del Madrid, él no suele acudir a ningún acto que lo inviten, pues, él, al igual que yo, odia exponerse más de lo necesario.
Encojo mis hombros y dejo que él me atraiga hacia su pecho. Observo a las personas que nos rodean, siendo la mayoría de ellos compañeros de Jude con sus esposas o novias, así como amigos de Mina y de Luara, quien ha invitado a algunas de las clientas que tenía en su tienda y que se muestran encantadas de su nuevo negocio.
-No os veo con champan en vuestras manos -Luara le hace un gesto a uno de los camareros para que se acerque a nosotros y nos ofrezca un par de copas.
Cogemos Jude y yo una y dejamos que Luara la choque con la nuestra, mostrándose aún más nerviosa de lo que parece.
Abrazo a mi amiga para calmarla pues todo esto la tiene nerviosa perdida. Han sido muchos meses soñando con la tienda y hoy por fin se hace realidad. Brahim también se acerca hasta donde estamos, y los cuatro brindamos deseándole suerte a Luara. Dejo mi copa en una de las mesas y me dispongo a sonreírle escuchando los desvelos de mi amiga.
Una chica que es influencer y es conocida por Mina, se acerca hacia nosotros, móvil en mano. Al parecer está haciendo un directo para su canal y tanto Luara como Mina le han dado permiso para que pueda grabar y así darle un poco más de publicidad al negocio.
-Bueno, chicos -dice la rubia de trenzas enfocándonos a nosotros con la cámara- tengo por aquí a Jude Bellingham y a su novia, que, por cierto, me encanta tu vestido.
-Es de la tienda -le contesto intentando no sonrojarme pues pocas veces son las que permito mostrarme en redes sociales.
-Pues en ti luce fabuloso, pero claro, a Lorena TODO le sienta bien. ¿Sabéis que sois una de las parejas más envidiadas del mundo del fútbol? es que sois adorables, chicos -me refugio en el cuerpo de Jude porque a mí todo esto me da mucha vergüenza- así que os preguntaré algo que vuestros fans desean saber, ¿para cuándo la boda?
Siento las manos de Jude apretar mi cintura y antes de que yo pueda contestar, lo hace él, dejándome tan sorprendida y perpleja como a la chica que nos ha preguntado.
- ¿Y quién te dice a ti que no estamos casados ya?
📆 MÁS TARDE
La inauguración terminó hace una hora y Brahim nos sugirió irnos a cenar los cuatro. Un bocadillo de tortilla de patatas con un buen vaso de coca-cola, para mi ahora mismo es todo un manjar.
-Pero, ¿de verdad estáis casados? -Luara nos mira antes de darle un bocado a su hamburguesa. Jude agarra una de mis manos y ambos nos sonreímos tras la pregunta de nuestra amiga.
-No la llamo mi mujer sin serlo -es la enigmática respuesta que le da mi marido, un título que cada vez uso más pareciéndome de lo más natural el llamarlo así.
-No me estás resolviendo nada, Bellingham. Lore, ¿algo que contar? -vuelve a insistir Luara alzando su tenedor en nuestra dirección.
-Algo, pero hoy no es el día. En algún momento de su vida, te lo contará. -le responde esta vez Jude, dejando a mi amiga aún con más curiosidad que la que tenía antes.
-Pues en las redes sociales se lo están tomando muy en serio -Brahim nos muestra su móvil donde, efectivamente, se ha hecho viral la respuesta de Jude a la pregunta de la influencer, de hecho, ya hay especulaciones sobre si de verdad estamos o no casados.
-Me la pela -Jude pincha un trozo de solomillo en su tenedor y lo lleva hacia mi boca para que lo pruebe, siendo algo delicioso para mi paladar- yo lo sé, ella lo sabe y lo demás me la suda.
-Jude Bellingham. Tan diplomático y sincero como siempre -sentencia Brahim guardando su móvil en su bolsillo.
-Supongo que iréis al bautizo de Anabelle -Luara nos pregunta a ambos sobre el próximo acontecimiento familiar al que asistiremos todos, el bautizo de la hija de Judith y Eduardo.
-Tenemos que ir, somos dos de los padrinos -le respondo a mi amiga buscando como robarle algunas patatas a Jude de su plato, algo que él favorece, desplazando su cena para ponerla más cercad de mí.
-Seis padrinos. Muy fuerte -dice Luara rodando sus ojos.
-No digáis nada, pero Eduardo le va a pedir matrimonio a Judith durante el bautizo -les cuento, aunque es algo que Jude si sabe.
-Mira que bien. ¡Dos más que se casan! -exclama Luara con evidentes signos de fastidio.
Alzo mi mirada para mirar a Luara, la cual fuerza una sonrisa mirando a Brahim, quien desvía su mirada para chasquear su lengua a continuación. Dirigimos la conversación hacia otro lado pues se nota la incomodidad que reina entre la pareja a nuestro frente. Llevo mi mano a la espalda y la masajeo un poco, teniendo los dedos de Jude en ella a los pocos segundos. Sentir la calidez de su piel contra la mía, es algo que me calma un poco la tirantez que siento en ésta parte de mi cuerpo.
Luara se levanta para ir al baño, y nos quedamos los tres solos. Aunque Brahim no abre la boca, puedo percibir como de molesto está por la actitud de su novia.
-Brahim -le digo llamando su atención, consiguiendo precisamente eso, que él me mire.
-Te juro que no sé lo que quiere. Un día le pido que se venga a vivir conmigo y ella se niega y ahora parece que quiere que nos casemos. Me está volviendo loco -el malagueño se lleva las manos al rostro y se lo frota un par de veces, gruñendo a continuación.
- ¿Quieres que hable con ella? -me ofrezco al ver la desesperación con la que me mira.
-Te lo agradecería, porque te juro que ya no puedo más. La quiero pero no aguanto sus indecisiones cuando se trata de nosotros.
No sé ni que contestarle a Brahim. La mano de Jude se posa en mi cuello siendo muy relajante las caricias que recibo por su parte.
- ¿Y si nos vamos? -me pregunta él acercándose a mi oído para hablarme con mucha suavidad.
-Si, por favor. No puedo con tanto drama.
En cuanto Luara vuelve del baño, decidimos marcharnos los cuatro. Mientras los chicos pagan intento hablar con mi amiga, pero, parece que ésta noche no está por la labor y solo me asegura que está bien sin querer entrar en más detalles.
Nos despedimos en la puerta y Jude me propone dar un paseo antes de volver a casa. Por la noche, las temperaturas son algo más fresca y se agradece que no haga tanto calor a estas horas. Caminamos cogidos de la mano en un cómodo silencio, simplemente disfrutando de nosotros.
-Lorena, ¿tú quieres casarte? -ladeo mi cabeza para contestarle, viendo como de serio me lo está preguntando.
-Yo ya estoy casada, Jude -le recuerdo, pues aquella "boda" en el planetario tiene el mismo significado para mí que si fuera una boda de verdad.
-Ya, pero, no sé... a lo mejor quieres casarte y esta vez de forma más legal. Con tu vestido. Tu hermano y en un bonito sitio.
Detengo mis pasos hasta deshacerme del agarre de sus manos y acabo frente a él. Mis manos acaban en su cintura y tengo que ponerme de puntillas para poder alcanzar sus labios y dejar un pequeño beso en ellos.
-Ya tengo todo lo que quiero, Jude -le doy una sonrisa tras mis palabras, una que él me corresponde de la misma manera.
-Te quiero tanto, nena.
Acabo abrazándolo y buscando poner su cabeza sobre su pecho. Puedo sentir los latidos de su corazón bajo él, siendo esto algo que me siempre me calma.
Yo no necesito la parafernalia de una boda y demostrarle al mundo entero lo que lo quiero, eso es algo que él ya hace todos los días. Y lo demás, como dice Jude, me la pela.
📆AL DÍA SIGUIENTE
Cuando esta mañana salí de casa para ir a trabajar, no imaginé que las palabras de Jude anoche tuvieran tanta repercusión. Había unos cuantos periodistas apostados frente a casa esperando el vernos y preguntarnos, pero, por suerte, al ir en coche, nos hemos ahorrado ese acoso. Pero el caso es que en Valdebebas, también nos hemos encontrado con la prensa, algo que me parece muy random porque ninguno de los dos va a hacer ninguna declaración.
- ¡Por ahí viene la señora Bellingham! -las burlas de Vini y de Eduardo cuando entro en la cafetería a desayunar, me hacen rodar mis ojos. Intento ignorarlos, pero ambos me piden que me siente con ellos, algo que hago buscando estar al lado de mi marido.
-Están de un pesado -me dice Jude en cuanto me siento. Acerco mi mejilla para que él pueda besarme y dejo que él pida mi desayuno.
-Vuestro club de fans quieres saber donde tuvo lugar vuestra boda secreta -Vini pone delante de mí el botellín vacío de batido que se acaba de beber como si de un micrófono se tratara.
-Y yo quiero saber cuándo te vas a echar novia para que dejes de torturarnos -le responde Jude apartando el batido con una de sus manos.
-Eduardo me ha prometido que me va a presentar a una de sus primas en el bautizo. Candence se llama y sólo por el nombre ya sé que va a ser la mujer de mi vida -nos cuenta el brasileño con picardía.
-Pobre de la prima que tenga la desgracia de conocerte.
Durante minutos, Jude y Vini se dedican a pincharse el uno al otro mientras yo desayuno dejando que Eduardo me enseñe fotos de lo que tiene preparado para el bautizo. Se le ve tan ilusionado con su pequeña y con Judith que no puedo menos que alegrarme por ellos.
Kylian se une también a nosotros, mostrándose bastante sonriente al hacerlo. Al verlo, recuerdo las palabras de mi hermano pues últimamente me dice que en Valdebebas el amor está en el aire, y no anda muy desencaminado, pues mi amigo el francés bebe los vientos por mi amiga la bailarina rubia.
-Tengo que irme ya -le anuncio a mi marido, minutos después de charlas y risas con los tres jugadores blancos. Él me sorprende poniendo una mano sobre mi muslo impidiéndome que me levante.
-Bésame antes, por favor -mojo mis labios uno contra el otro, haciendo lo que me pide. Solo un pequeño roce pues no dejamos de estar en una cafetería atestada de gente que están más pendientes de él que de desayunar.
-Eso no es un beso, Lorena, es provocarme para que te coma la boca.
-¡Maldito seas! ¡No puedo morrearme aquí contigo delante de todo el mundo! mi jefa está allí por si no lo sabes -le protesto a Jude señalándole a Mariana, quien desayuna a unos metros de nosotros.
-Ella ya sabe que estamos juntos. Dame amor, nena.
-Ay, dios, Bellingham, tanto te quiero como me molestas.
-¡Pero si soy un caramelito, amor! ¡No sé que quejas tienes de mi!
Jude acaba por abrazarme, provocándome unas cuantas cosquillas al rozarme con su escasa barba en el cuello. Las posibles molestias que pudiéramos tener, son ínfimas cuando él consigue robarme un beso que acaba por hacerme reír. Miro la hora de mi reloj, al darme cuenta que Mariana está saliendo de la cafetería.
-Voy a pedir agua para llevarme y me voy -le digo a Jude, poniéndome en pie mientras él retira su mano de mi muslo a regañadientes.
No pasan ni un minuto desde que estoy esperando en la barra, cuando uno de los brazos de Jude envuelve mi cintura acompañando mis pasos hacia la salida de la cafetería.
-¿Cómo estás? ¿nervioso por ser el padrino de la peque? -le pregunto pues la verdad es que yo si que lo estoy por la gran responsabilidad que conlleva.
-Bien, la verdad. No quiero pensar en eso hasta el momento en el que suceda. Más me preocupa pensar donde vamos a ir este verano de vacaciones.
-¿Ya estás pensando en el verano? -le pregunto algo incrédula, pero, conociéndolo, sé que ya tiene todo planeado al milímetro de donde iremos este verano.
-Yo. Tú y tus tetas en una playa privada y paradisíaca. Claro que lo estoy pensando -me responde él guiñándome un ojo.
No puedo evitar sonreír. Es algo que hago constantemente por su culpa. Me dan mi botella de agua y él decide acompañarme a la guardería, hablando por el camino de nuestras cosas. Su mano se posa perezosamente sobre mis hombros, guiándome así hacia mi trabajo. Lo que a él más le gusta es presumir de que estoy con él, pues dice que así espanta a los posibles admiradores que yo pueda tener. Bueno, y también lo hace porque le da igual que todos vean las demostraciones de cariño que ambos tenemos. Casi estamos llegando a la guardería, cuando él detiene sus pasos, pues el ascensor para bajar hacia los vestuarios, está frente a nosotros.
-Te espero luego y si quieres comemos aquí -me dice él antes de dejar un beso en mi mejilla. Jude me mira de forma complaciente con una sonrisa en su rostro que es algo que no puede ni quiere ocultar.
-¿Porqué me miras así? -le pregunto antes de darme la vuelta e irme.
-Porque te quiero como un puto loco, ¿te parece bien? -avanzo hacia donde está y paso mis manos por su cuello, rodeando este antes de ponerme de puntillas para buscar su boca.
-Me parece perfecto, señor Bellingham.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro