5. Chocolate y mango
📅 MEDIADOS DE AGOSTO
📆 DOS SEMANAS DESPUÉS
Muerdo la barrita de chocolate deseando comerme otra. Desde esta mañana no he comido nada porque llevo todo el día bastante ocupada. En un par de días comienza la liga y he tenido que reajustar mis horarios con los niños y dar hoy un par de clases extras. Miro la hora de mi reloj, deseando que Mario termine ya su turno, para poder irnos a casa. Estoy sentada en uno de los sillones del vestíbulo de la primera planta mientras agoto la poca batería que me queda en mi móvil.
Un repiqueteo de pasos me hace levantar mis ojos del teléfono y volver a concentrarme en el cuando veo a quien pertenecen esas pisadas. Romina, la rubia de Recursos Humanos, viene directamente hacia, mi con una expresión molesta en su rostro que no me gusta nada
-Oye, tú -intento ignorarla porque no está siendo nada amable mientras se dirige hacia mi- te estoy hablando.
No es hasta que no está frente a mi que levanto mi vista. Ella tiene sus brazos cruzados a la altura de su pecho, mirándome con una expresión asqueada en su rostro.
-Me llamo Lorena. Algo que ya sabes porque escuchaste a Jude llamarme así -le respondo intentando mantener la calma.
-Pues se me había olvidado. ¿Y tú porqué le das clases a Jude? que yo sepa en tu contrato no pone que trabajes también con el primer equipo -estoy a punto de contestarle, y no de muy buenas maneras, cuando Jude se acerca hacia donde estoy. Por la expresión de su rostro, me percato que no le hace gracia que Romina esté hablándome.
-¿Estás lista? -Jude me pregunta en su idioma fijando su mirada en mi e ignorando a la chica. Incluso tiende una de sus manos en mi dirección, indicándome que me levante.
-Hey, Jude -Romina agita su melena acercándose un poco hacia donde está él, quien sigue sin prestarle atención, ignorándola a propósito- aún estoy esperando esa camiseta tuya.
Jude se aparta de ella y esta vez si que se percata de su presencia, pero, para darle una fría mirada que la sorprende hasta casi retroceder.
-Las camisetas, las pides en el almacén como todo el mundo. Lorena, ¿vamos? -Jude agita su manos haciéndome de nuevo un gesto para que me levante. Me pongo en pie sin abrir la boca, agarrando mi mochila. En cuanto paso al lado de Romina ella me agarra del brazo, volteándome para que la mire.
-¿Crees que haciéndote la mosquita muerta te lo vas a follar? ¿a él le pone que te hagas la tonta? -un jadeo entrecortado sale de mi garganta en cuanto ella pronuncia esas palabras.
Me zafo de su brazo con bastante más brusquedad de la que pensaba y camino hacia la salida, pasando incluso de largo a Jude que me mira algo desconcertado. Acelero mis pasos sin saber muy bien donde ir. Lo único que quiero es alejarme del edificio para poder respirar e intentar ignorar las palabras hirientes de la rubia.
-¡Lorena! ¡espera! -la voz de Jude me llega justo detrás de mi. Sé que debería pararme pero, lo que menos me apetece es tener que darle explicaciones a él, porque además, ardería de vergüenza si tuviera que repetirselas.
Lo ignoro todo lo que puedo hasta que siento una de sus manos volteando mi cuerpo. Mi respiración está agitada y que él me mire con esa expresión preocupada en su rostro, hace que intente tranquilizarme, sobre todo, por mi bien.
-¿Qué te ha dicho? -el tono de su voz evidencia cierto enfado. Niego con mi cabeza pero él no parece satisfecho con mi respuesta- Lorena.
Trago saliva y resoplo un par de veces intentando controlar mi respiración. Jude levanta una de sus manos acercando sus dedos a mis mejillas. El pequeño roce que siento en estas, es suficiente para que todo mi cuerpo sienta una pequeña descarga eléctrica por su causa. Sus dedos se sienten muy cálidos deslizándose por mi piel, tanto, que ese cosquilleo parece no querer abandonarme.
-¿Tú has tenido algo con ella? -es lo que le pregunto en vez de contestar a sus palabras.
-No. Y ni ganas, créeme- me niega con su cabeza pero sin querer apartar de mi mejilla, su mano, la cual ha bajado hasta posarla en mi cuello.
-Pues parece que está celosa o algo.
-¿Qué te ha dicho? -vuelve a repetirme él y sé que hasta que no se lo diga, no va a parar.
-Imagínatelo -le contesto intentando mantener la calma cuando en realidad estoy muy intranquila.
-Pues no lo hago. Quiero que me lo digas tú -me exige en un tono de voz cada vez más enfadado, aunque sé que su molestia no es por mi. Dejo que un pequeño suspiro salga de mi garganta a la vez que fijo mi mirada en él.
-Me ha dicho que estoy haciéndome la tonta porque... porque quiero acostarme contigo, y no con estas palabras.
En cuanto termino de hablar, bajo mi mirada hasta casi el suelo de la verguenza que siento ahora mismo. Escucho como él chasquea su lengua y aparta su mano de mi mejilla de forma abrupta.
-Espérame aquí, ahora vengo -levanto mi cabeza y comprendo que va a hablar con ella. Y lo último que quiero es que Jude discuta con ella por mi culpa.
-No, por favor, no te vayas -lo agarro del brazo impidiéndole que se mueva. Mis dedos se deslizan por su el, presionando en los músculos de este. Jude cruza su mirada con la mía y la mantiene unos segundos.
-No me hace ni puta gracia que esa tía te diga esas cosas -la dureza en el tono de su voz es algo que me sorprende y que no esperaba que tuviera por mi.
-Ni a mi. Debería haberle contestado, pero, le debo un respeto al Real Madrid y por eso me he callado. Algo que tú harás también -tiro de su brazo para que camine conmigo no sé donde. Mi insistencia le hace desistir de su idea, algo que le agradezco.
-No puedes dejar que te traten así, Lorena -me aconseja él aún con esa expresión molesta en su rostro.
-Lo sé -encojo mis hombros y una idea se forma en mi cabeza, una que me parece tan buena que hasta me muerdo los labios mirándolo a él- ¿me invitas a comer?
Jude arquea una de sus cejas y deja que una sonrisa juguetona se forme en su rostro tras mi propuesta.
-¿A comer? ¿Tú y yo solos?
Apenas soy capaz de articular palabra debido a esa mirada traviesa que él me da. Incluso mis mejillas se han calentado tanto, que me lleva a pensar que quizás he sido muy audaz con mi propuesta. Pero cuando él me señala su coche, para que me suba, mis nervios se acrecientan, pues de nuevo, vamos a estar a solas.
-Adelante, princesa, su carruaje espera.
Le sonrió a Jude escondiendo mi incomodidad porque odio la palabra princesa.
Aunque en labios de él suene tan bien.
📅 MÁS TARDE
-Dijiste comer no que recitara todo el menú -saboreo el helado de chocolate y mango mientras una carcajada sale de mi boca mirando a Jude.
-Míralo de esta manera, Jude. La próxima vez que vayas a comer con tus compañeros, podrás ser tú quien pida y no que nadie lo haga por ti -le hago una mueca y le doy otro lametón al helado. Siento su mirada sobre mi cuando hago eso, poniéndome algo nerviosa el sentir esa intensidad con la que lo hace.
-Nadie pide por mi -su tono chulesco de voz me hace alzar una de mis cejas y mirarlo de forma burlona.
-Ay, si, se me olvidaba. Eres Jude Bellingham y la gente te hace reverencias cuando pasas a su lado.
Estallo en carcajadas mirando a Jude. Me distraigo un segundo y él aprovecha para quitarme el helado y llevárselo él a la boca.
-¡Jolines! ¡Dámelo que es mío! -me muevo en mi asiento intentando quitarle mi cucurucho. Jude lo sube hasta arriba imposibilitándome llegar hasta el.
Así que, no me queda más remedio que hacerle cosquillas en los costados para que lo suelte. Es hacerlo, y él empieza a retorcerse y a reír.
-¡Cosquillas, no! ¡Cosquillas no, por favor! -me pide mientras yo busco su estómago para seguir torturándolo.
-Pues dame mi helado -le hago un gesto con los ojos y consigo que él me lo devuelva, no sin antes darle un buen lametón que hace que incluso su boca se manche de chocolate- deberías haberte pedido uno, jolines.
-Aún no sé bien decir cuculucho -no puedo evitarlo y me pongo a reír en cuanto pronuncia la palabra. Me encanta cuando habla en español. Le da un tono bastante gracioso y a la vez muy tierno.
-Para el verano que viene seguro que sabes decirlo -termino de comerme mi helado disfrutando del sabor del chocolate. Es mi sabor preferido.
-En la pretemporada, los chicos me enseñaron palabrotas, dicen que para poder contestar si me insultan.
-Si hijo, es lo primero que os enseñan a los extranjeros, las palabrotas -ruedo mis ojos recordando que algunos chicos en las clases me piden eso mismo, que les enseñe palabrotas.
-Y también, hola, guapa, ¿quieres tomar algo?.
Mis ojos se posan en Jude, quien luce una sensual mirada en cuanto pronuncia esas palabras. Lo ha dicho en un tono tan sumamente sexy que juro que si me lo dijera a mi, me iba sin dudarlo con él. Trago saliva y esbozo una mueca intentando que no perciba lo que me ha afectado esa frase. Él pone una de sus manos en el respaldo de mi asiento mientras me mira como lo hace siempre, como si pudiera ver más allá de mi.
-¿Y ya la has usado? -siento como me tiembla el labio superior pensando en esa posibilidad. En todas las chicas con las que habrá estado desde que está aquí en Madrid. Y debería darme igual, pero, no sé porque pero el corazón me aprieta en el pecho cuando lo pienso.
-Aún no -él me responde con un tono bastante bajo. Sus ojos aún está en mi, mirándome de forma calmada- eso se dice cuando quieres ligarte a una chica, y yo de eso no tengo ganas.
-¿No tienes ganas ahora, o no tienes ganas en general?
Jude se acerca un poco más hacia donde estoy. Casi puedo sentir su aliento estrellándose en mis mejillas y como esos labios de pecado están a pocos centímetros de los míos. Contengo la respiración a causa de la intimidad del momento. Mis ojos recorren su rostro viendo que su expresión ha cambiado y ahora me mira con una media sonrisa.
-No quiero ligarme a una tía que solo va a ser para un rato y que no me va a aportar nada -de nuevo siento mi labio temblar y como se acelera el pulso tras sus palabras. Jude coge un mechón de mi pelo y lo enrosca en uno de sus dedos mientras sigue hablando de forma calmada.
-Quien sabe, a lo mejor alguna de ellas puede ser algo más -no tengo ni idea de porque le estoy diciendo estas cosas. Tal vez lo hago porque me gusta sufrir y saber sus futuros planes sentimentales es algo que me lo va a producir.
-Si, eso es lo que me gustaría. Hay una chica que quiero que sea algo más -abro mis ojos muy sorprendida por sus palabras y si, algo decepcionada pues al parecer si que existe una chica. Sus dedos aún tienen atrapado mi pelo, y en este momento, el que haga eso me produce cierto desasosiego.
-Pues nada, suerte con ella entonces -es lo único que se me ocurre decir, algo que provoca que su sonrisa se ensanche. Jude se moja sus labios uno contra el otro y acaba poniéndome el pelo detrás de la oreja, un gesto que produce un vuelco en mi estómago.
-Si, eso es lo que necesito. Suerte. Maquiavelo dijo que la fortuna favorece a los audaces -Jude ladea un poco su cabeza hasta inclinarse algo más sobre mi. Su cercanía acrecienta mis nervios haciendo que mi respiración se agite por su causa- y yo me considero una persona muy audaz.
Trago saliva intentando aparentar una calma de la que carezco. Él se aparta poco de poco de mi, hasta llevarse la mano a la cara y frotarse la mejilla con ella. El ver pasar a un coche cuyo conductor conduce por la derecha, nos enfrasca en una conversación sobre el tráfico en el Reino Unido. Y aunque hablar de su país de origen no es mi pasatiempo favorito, de esta manera paso más tiempo con él.
-¿Y qué estudiaste en Birmingham? -me tenso tras su pregunta porque aunque sé que lo hace por conversar, a mí me incomoda hablar de ello.
-Magisterio de Educación Infantil -le respondo con brevedad pues deseo cambiar de tema lo antes posible. Está es una de esas situaciones a las que tengo que enfrentarme con la cabeza alta y hablar sin miedo. Aunque, una cosa es lo que me dice Alejandra y otra lo que yo hago.
-Dicen que es una buena Universidad...
-¿Tú la conoces?
Jude se tensa en su asiento e incluso aprieta su mandíbula antes de responder. Puedo ver cómo la incomodidad ahora la sufre él de manera bastante visible. Algo que me sorprende a la vez que me intriga.
-No he estado en ese puto sitio en toda mi vida -me responde Jude mientras su respiración se muestra agitada al terminar de hablar.
-Bueno, no te preocupes -le digo yo moviendo mis hombros, intentando quitarle importancia a sus palabras- tampoco te pierdes nada. Como tú has dicho, es un puto sitio.
📅 MÁS TARDE
Me quito el cinturón de seguridad y agarro mi mochila para salir del coche. Llevo casi toda la tarde con Jude. Una vez superada la incomodidad de una de nuestras conversaciones, hemos hablado de muchas cosas y por primera vez, me he abierto a alguien más que no sea Nacho o mi hermano, porque Alejandra no cuenta.
-Suerte contra el Bilbao -le digo antes de despedirme y dejar su coche. Él se lleva la mano al pelo y se rasca la cabeza mirándome algo nervioso- lo harás bien. Estoy segura de que vas a marcar un gol.
-Mucho confías en mi -me responde Jude aún manteniendo en su rostro esa expresión seria y preocupada.
-Lo hago. Tú has venido aquí para ser grande, Jude.
Al británico le cambia el gesto de su cara en cuanto pronuncio estas palabras. Incluso, sonríe un poco más y sus mejillas muestran un tono rosado que en él, luce adorable. Siento cada latido de mi corazón golpear en mi pecho de manera escandalosa, y todo es debido a lo que él y su mirada producen en mi.
-Gracias por traerme. Nos vemos el lunes -le vuelvo a repetir despidiéndome por fin de él. Aunque tengo la sensación de que ninguno de los dos, quiere que yo abandone este coche.
Jude asiente y se despide de mi con un gesto de su cabeza. Salgo del coche aún con el corazón agitado y algo decepcionada, pues toda la magia que he sentido de alguna manera esta tarde, ha desaparecido al alejarme de él. Saco las llaves de casa y abro la puerta emitiendo un ligero suspiro al hacerlo.
Antes de entrar, me despido de él agitando mi mano y no es hasta que entro en casa, que Jude no se va. Una sonrisa tonta se instala en mi rostro al pensar en él y en todo lo que hemos compartido esta tarde.
La inocente que hay en mi, por un momento ha pensado que la chica de la que hablaba era yo. Pero no es algo con lo que me ilusione, pues es imposible que él vea más allá de lo que somos. Dejo mis cosas en la entrada y camino hasta el comedor.
Nacho aparece por la puerta antes de que yo entre, y en cuanto me ve, lo primero que hace es negar con su cabeza y reírse al verme.
-Mierda, Lorena. Te dije que no te enamoraras de Jude.
*** Estoy tan IN LOVE con esta historia que cada capítulo me deja más enamorada de ellos. No sé si a vosotros os pasa también.
Muchos besos y abrazos para todos***
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