48. Mordiscos de chocolate con leche
📆TRES DÍAS DESPUÉS
📍GUSTAVIA, SAN BARTOLOMÉ
Le doy un buen sorbo a mi Daiquiri relamiéndome los labios de lo bueno que está. Lo dejo encima de la pequeña mesa que hay junto a la hamaca donde estoy sentada y de nuevo me relamo los labios, pues si mi bebida está deliciosa, el pedazo de tío que viene hacia mi, está el doble de bueno.
Las gotas de agua le resbalan por la piel, pues acaba de darse un baño en la playa, y el bañador lo lleva pegado, resaltando ciertas partes de su cuerpo que mi lengua desearía recorrer. Su boca se curva en una seductora sonrisa, sabiendo perfectamente lo que estoy pensando. Jude se deja caer sentándose entre mis piernas. Le rodeo su cuerpo con mis brazos, poniendo mi boca en su hombro. Me permito darle un pequeño mordisco que hace que su piel se ponga de gallina.
-Me has mordido -Jude tuerce un poco su cabeza para mirarme, encontrándose con mi burlona sonrisa.
-Es que estás muy bueno. Chocolate con leche. Delicioso -de nuevo mis dientes rozan su piel, acompañando las mordidas con la succión de mis labios.
-Lo que te gusta a ti el chocolate.
-Me gustas tú. Eres mi dulce favorito -Jude gira su cuerpo hasta estar casi de lado. Su brillante sonrisa hace juego con la expresión calmada de su rostro.
-Te quiero.
Esas dos palabras siempre consiguen que mi corazón se altere. Que lata medio loco en mi pecho y que una tonta sonrisa se instale en mi rostro cada vez que las pronuncia. Beso su mejillas nada más escucharlas y le susurro en el oído lo mismo, que lo quiero muchísimo.
-Anda, hazme un sitio -dejo de estar sentada para recostarme en la hamaca poniéndome de lado para que él pueda tumbarse junto a mi.
-¿Qué vamos a hacer hoy? -le pregunto pasando una de mis piernas encima de las suyas.
-Comer. Follar. Luego dormir un rato. Al despertar, hacemos el amor. Luego comemos. Si eso, bajamos a la playa. Follar otra vez... -pongo una de mis manos en su boca para que se calle mientras le regaño por su respuesta.
-¡Jude!
-No me has dejado contarte lo que haremos el resto del día -protesta él a la vez que frunce los labios como si de verdad le molestara mi gesto.
-Me sé yo tus planes, Bellingham -la mano que está en mi cintura se desliza hasta acariciar mi cadera con movimientos circulares y bastante lentos.
-La culpa es tuya por provocarme -alzo una de mis cejas esperando que me explique a que se refiere, y lo que me encuentro es una mirada burlona por su parte- no puedes ponerte esos putos bikinis y esperar que solo te eche un polvo diario. No, nena, no.
-¿Y tú desde cuando eres tan descarado? -intento reprimir una carcajada pero es algo que no puedo cuando él me mira de esa forma tan adorable.
-Desde que sé que eres toda mía.
Sus labios presionan los míos dejándome con las ganas de contestarle. Pero que puedo decirle cuando es él quien me deja sin palabras. Siento su boca deslizarse por la mía con rotundos besos que me roban el aliento con cada acometida dentro de mi boca. La mano que está en mi cadera se mueve hacia dentro, perdiéndose en la unión de mis muslos. Un temblor recorre mi cuerpo cuando sus dedos acarician mi centro por encima de mis braguitas.
-Jude, pórtate bien. Podrían vernos y hacernos fotos -le recuerdo, pues aunque parezca que estamos en un lugar tranquilo, temo que alguien pase y nos vea.
-Tú me provocas el no portarme bien, Lorena.
Su boca desciende por mi cuello, dejando tiernos besos en el. La punta de su lengua lo recorre, acabando debajo de mi barbilla, donde de nuevo toma mis labios. Su mano aún intenta abrirse paso por dentro de mi bikini, pero es algo que no le dejo, apretando mis piernas para impedírselo.
-Abre las piernas, nena -el tono de su voz, tan demandante hace que flaquee. Echo un vistazo alrededor de nosotros, para comprobar que estamos solos en la playa. Si acaso un par de personas que pasean por ella pero mucho más alejados de donde estamos.
Acabo cediendo y abro mis piernas, para, segundos después, sentir sus dedos apartando a un lado la braga de mi bikini y hundiéndolos en mis pliegues.
-Jude -balbuceo su nombre pues sus dedos están por todas partes de mi sexo y me resulta difícil pensar con coherencia cuando su boca reclama de nuevo la mía. Un suspiro roto sale de mi garganta al sentir como mi clítoris es acariciado por su pulgar con movimientos circulares.
-Hazlo deprisa. No te contengas, porque después volveremos a la cabaña y te follaré bien duro.
Me abandono al placer que sus dedos me provocan. A como los mueve repasando cada parte de mi sexo y me genera tantas deliciosas sensaciones que no puedo pensar en nada más, y solo desear correrme. Su boca muerde mi hombro, siendo este atacado y marcado por Jude. Busco refugiarme en su cuello cuando el cosquilleo previo al orgasmo aparece.
-Más -le pido con la voz rota y desarmada por su culpa.
Él acelera las caricias de sus dedos y es entonces cuando el orgasmo me posee. Mi boca succiona su cuello conteniendo los gemidos que salen de ella. Mis caderas se mueven buscando esa mano que causa tanta locura en mi. Todo estalla en miles de pedazos infinitos que me dejan exhausta y derrotada en sus brazos. Jude saca su mano del bikini y busca que alce mi cabeza para poder mirarlo, y perderme en esos ojos café de locura.
Con disimulo, lleva sus dedos, esos que han estado dentro de mi a su boca. Los chupa uno por uno despertando de nuevo en mi el deseo por él. Verlo hacer es muy provocativo. Algo que me gusta en él.
-Tu sabor en mi boca es tan jodidamente bueno -me dice relamiéndose los labios después de probarme.
-La cabaña. Tú. Yo. Ahora.
Mi tono demandante causa en él que su boca me ofrezca una sonrisa lobuna. De depredador que ha probado a su presa y ahora quiere comérsela entera. Recogemos las cosas que llevamos a la playa sin entretenernos en nada más. Solo tenemos que subir unas escaleras y cruzar un pequeño puente que nos lleva hacia la zona de las cabañas, siendo la nuestra de las últimas.
Atravesamos las puertas dejando nuestras cosas en el suelo. Siento la presencia de Jude tras de mi, apartándome el pelo del cuello y besando esa parte tan sensible que hay justo detrás de mis orejas. Sus manos se deslizan hasta agarrar mis pechos, los cuales amasa y aprieta sin ninguna delicadeza.
-Que ganas tengo de follarte, nena -me muerdo el labio superior embriagada por el tono tan sensual que le da a cada una de sus palabras. Sus manos deshacen los nudos de mi bikini, cayendo las dos piezas al suelo.
Pronto sus manos sustituyen a la tela que tapaba mis pechos, siendo sus dedos los que aprietan mis pezones, provocando que tenga que apretar mis piernas, pues siento como temblequean a causa de sus caricias.
Jude me hace caminar hasta sentarme en el sofá que hay en el salón de nuestra cabaña. Él se deshace también de su ropa dándome una atrapante mirada que provoca que la parte baja de mi vientre palpite de forma dolorosa. Uno de sus dedos repasa mis pliegues, llevándose mi humedad en ellos.
-Te voy a comer entera.
No puedo ni contestarle a Jude cuando él se arrodilla entre mis piernas. Su boca ataca mi clítoris presionándolo con fiereza. No es tierno. No es delicado. Pero es todo lo que necesito hoy. Su lengua se mueve de arriba abajo saboreando cada parte de mi sexo. Sus manos me agarran el culo atrayéndolo más hacia su boca. Estoy tan mojada que puedo sentir como mis fluidos resbalan por mi sexo, hasta inundar sus labios.
La lengua de Jude acaricia en círculos mi clítoris. Una y otra vez. Sus dientes lo atrapan y tiran de el, soltándolo segundos después. Un roto gemido escapa de mi boca cuando el placer me consume y me hace tener que morder mi mano.
- Oh, joder –la presión de mi culo contra su boca es aún mayor. Las acometidas de su lengua y como recorre mis pliegues, me tienen medio derretida.
- Pon una pierna encima del sofá -su tono demandante hace que le haga caso en cuanto me lo pide. Me encanta cuando Jude es así. Cuando manda, ordena y yo obedezco, cegada por el placer y por todo lo que él me provoca.
Pongo mi pierna izquierda encima del sofá. Sus dedos están ahora en mis pliegues, los abre, y su lengua vuelve a atacarme esta vez con más prisa, moviéndola de una forma enloquecida. Mis caderas siguen el compás de esas acometidas. Quiero más de esa boca. Quiero más de él. Uno de sus dedos entra en mi arrancándome un nuevo gemido. No pienso en nada, solo en ese dedo que entra y sale de mi, y que, segundos después, lo acompaña otro dedo.
-No puedes más, ¿verdad? te lo noto. Como todo tu cuerpo reclama por correrse. Como de tensa estás deseando hacerlo, ¿eso es lo que quieres?
-Si... por favor, Jude –le contesto arqueando mi espalda. Su boca vuelve a chupar mi clítoris. Su lengua está tan mojada que sentir ese frescor me está volviendo loca. Tres dedos están dentro de mi. Moviéndose en rotación, entrando y saliendo consiguiendo que mi autocontrol desaparezca. Siento mis piernas debilitarse y ese cosquilleo que me dice que voy a correrme.
-Hazlo. Córrete otra vez para que pueda entrar en ti.
Jude vuelve a hundir su boca en mis pliegues. Solo es su lengua y su boca la que me atormentan. La que chupan mi clítoris mordisqueándolo y lamiéndolo una y otra vez.
- Voy a correrme –le digo viendo como su cabeza su boca se pierde entre mis piernas.
Siento el estallido del orgasmo en mi cuerpo. Como la visión se me nubla y el aliento se me escapa de la garganta cuando el temblor me invade, explosionando en mi.
Jude se pone en pie con esa mirada satisfecha y salvaje. Me inclino hasta buscar su boca degustando mi sabor en él. Mi lengua aprisiona la suya acariciándola una y otra vez.
-Ven aquí -lo agarro de las caderas y tiro de él hasta tener su miembro a centímetros de mi boca.
Pongo mis dos manos en su caliente pene. Está muy duro. Me relamo los labios deseando tenerlo en mi boca. La punta de mi lengua le da un pequeño lametón que consigue que él gruña en respuesta. Me lo meto en mi boca y lo escucho contener el aliento mientras mi lengua sube y baja con un endiablado ritmo. Mi otra mano acaricia sus testículos pellizcándolos de vez en cuando. Mis labios suben y bajan por su erección chupándolo cuando llego a la punta. Le aprieto la base con la mano y mi lengua repasa toda su piel mientras mi mano sube y baja.
- Lore –una de sus manos me agarra de la barbilla para que lo mire. Sus ojos parecen refulgir cada vez que lo engullo. Aprieta sus labios y respira entrecortadamente- Podría derramarme en tu boca. En esa que me está volviendo loco, pero, prefiero estar dentro de ti.
Jude me quita el pene de la boca, cogiéndome las manos con mucho cuidado. Me agarra de la cintura poniéndome en pie. Estamos los dos, desnudos, frente a frente. Sudorosos. Mojados de
la playa y deseando estar juntos. Él pone una de sus manos en mi cuello y estrella su boca contra la mía. Su beso es brutal y desesperado, uno al que correspondo de la misma manera. Sus manos están en mi culo y lo aprieta hasta acercarlo más a su erección.
Las palpitaciones de mi vagina son cada vez más intensas. Necesito tenerlo dentro de mi.
- Jude. Por favor –le ruego con voz temblorosa. Su mano tira de mi pelo hasta separarme de su boca. Su lengua relame mi barbilla y baja hasta el nacimiento de mis pechos, aprietando uno de mis pezones con sus dientes.
Jude lleva sus pasos hasta apoyarme en la pared más cercana. Me agarro a su cuello buscando su boca. Porque es lo que quiero. Besarlo hasta quedarme sin aliento y hasta que los jadeos de mi garganta me dejen sin voz. Jude me alza de las caderas y hace que mis piernas se enrosquen en la parte de atrás de su cintura. Su pene busca mi abertura posicionándose en ella. De un solo empujón, me embiste profundamente, enterrándose hasta casi el fondo de mi.
- ¡Jude! -sigo agarrada a su cuello, pero, con mi rostro frente al suyo.
Él empieza a embestirme sin piedad. Con movimientos rápidos y fuertes que no me dan casi tiempo a respirar. Cada vez que sale de mi, desata un puto infierno porque deseo que entre, y cuando lo hace, es tan fuerte que me deja temblando.
- No quiero que pares, Jude –le digo susurrándole en el oído.
-No lo haré.
Solo tengo que escuchar su promesa, cuando un torbellino se forma en mi interior. Su pene sigue taladrando mis entrañas, porque eso es lo que parece. Jude no para de embestirme, dentro, fuera, dentro, fuera, cada vez a un ritmo más frenético. Mis dientes arañan su hombro y dejo mi boca allí apretándola contra su piel.
- Joder, Lore, vas a correrte -él confirma lo que siento porque Jude me conoce perfectamente y sabe cuando estoy a punto de hacerlo.
- Si... -le contesto siendo presa de un escalofrío que recorre todo mi cuerpo de arriba abajo.
Jude pone una de sus manos en la pared mientras me sujeta el culo con la otra. Por inercia, mis caderas se mueven hacia él ayudándolo a embestirme. Todo mi cuerpo sube y baja dominado por el orgasmo. Mi espalda se arquea y siento su boca en uno de mis pechos mordiendo mi pezón. Es verdad que gimo. Es verdad que grito descontrolada, pero, lo estoy sintiendo tan dentro de mi que pareciera que pudiera romperme.
Él deja escapar un gruñido y me atrae hacia su pecho mientras siento como él me llena y su orgasmo lo posee, sonriendo de una forma adorable. Un par de embestidas más y Jude apoya su cabeza en mi frente, intentando controlar su respiración. Alza sus ojos dándome una mirada burlona.
-Bueno nena, según mi plan, ahora toca comer.
📆POR LA NOCHE
Pasear por la playa de noche, de la mano de Jude es una de esas tontas fantasías románticas que tenía de adolescente, y ahora que estoy viviendo mi propia historia de amor, quiero disfrutar cada segundo de ella. Apoyo mi cabeza en su brazo mientras ambos caminamos dejando que el agua moje nuestros pies.
-Se me está metiendo la arena entre los dedos de los pies y es muy molesto -Jude bufa y se aparta del agua mientras yo ruedo mis ojos mirando como se cambia de lado.
-Inglesito, no estás acostumbrado a la playa -me burlo de él mientras estiro mi mano para que se agarre a ella de nuevo- seguro que tú eres de los que venía a España a beber en los pubs.
-Mi madre no me dejaba irme de vacaciones con mis amigos. Decía que eran unos borrachos y unos puteros -me muerdo el labio superior intentando no reírme pero, no puedo evitarlo pues lo que él me cuenta es algo que diría Denisse perfectamente.
Camino un par de pasos más y acabo sentada en la arena sin apenas tocar el agua. Jude se sienta a mi lado buscando una de mis manos para llevársela hacia su pecho. Durante segundos ninguno de los dos habla. Solo nos limitamos a ver como la luna se refleja en el agua.
-A veces, cuando estás dormida, alargo mi mano para cerciorarme de que estás a mi lado y no lo he soñado -la confesión de Jude provoca un nudo en mi garganta, pues sé que él también ha sufrido con todo lo que pasó entre nosotros.
-Creí que alejándome de ti, haría que los fantasmas se fueran también, Jude. Y cuando comprendí que tú... -titubeo al responderle pues aún me cuesta asimilar todo lo que pasó. Sus dos manos agarran la mía y al ladear mi cabeza para mirarlo, me encuentro con su calmada y tranquilizadora sonrisa- no podía seguir culpándote de algo con lo que no tenías nada que ver. Aquel video de la promesa que hiciste para semifinales, cuando vi tu sonrisa la pronunciarla... era la misma sonrisa que me dabas a mi antes de besarme. Y ahí me di cuenta que o renunciaba para siempre a ti, o te amaba arriesgándolo todo.
Trago saliva tras mi confesión. Tomo una larga bocanada de aire y dejo que él tome mi barbilla para girarme y que centre mi mirada en sus ojos, esos de locura que me cortan la respiración cuando me mira.
-Un vez me dijiste que no luchara tus batallas, pues siento decirte que de ahora en adelante, eso se acabó, porque tus batallas, son mis batallas, ¿De acuerdo? -le sonrío a Jude por la rotundidad y lo único que puedo hacer es sonreírle buscando como poner mi cabeza en su pecho.
- Te amo tanto, Jude.
Permanecemos abrazados y en silencio unos buenos minutos, disfrutando del sonido de las olas del mar chocando con la arena.
-¿Y si nos damos un baño? -me propone Jude apartándome de su pecho.
-¿Desnudos?
Su pícara sonrisa me demuestra que eso es lo que quiere, algo a lo que accedo sin dudar. No es hasta que me pongo en pie, que frunzo el celo mientras él me mira divertida.
-Jude, ¿Tú quieres echar un polvo en el agua? -una carcajada sale de su boca nada mas pronunciar mis palabras, lo que confirma lo que pienso.
-¡Qué bien me conoces, nena!
** Personas maravillosas e increíbles que me leéis, ya hemos llegado a los 100k. No os podéis imaginar lo feliz que me hace el que esta historia os esté gustando tanto. Y esto es gracias a vosotros, yo solo me limito a escribir.
Muchas gracias. Os adoro 😍😍😍 ***
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