33. ¿Y qué es lo que quieres comprar?
📆 PRINCIPIOS DE FEBRERO
📆 DOS SEMANAS DESPUÉS
Hace un cuarto de hora que terminé mi turno en la guardería. Nacho me ha pedido que vaya con él a comprar no sé que cosa y mientras espero que acabe, estoy tomándome un café con Judith y Adriana. He conectado mucho con mi compañera de trabajo y su amiga, tanto que incluso hemos ido a comer un par de veces. Estoy bastante contenta por esta pequeña amistad que ha nacido entre nosotras, algo que tanto necesitaba, sorprendiéndome hasta a mi el hacer amigas tan pronto. Aunque bueno, yo siempre he sido muy sociable, o lo era.
Entre las tres comentamos la actualidad de la semana y nos damos ideas las unas a las otras de lo que hacer el finde. En mi caso, depende un poco de Jude y lo que le apetezca hacer después de jugar el partido de ésta jornada. Conociéndolo me dirá que lo que yo quiera.
Jude se empeña en hacerme feliz a toda costa. Parece que su única prioridad últimamente es que yo esté tranquila y segura, algo que consigue cada día. Son pequeños detalles, cositas que podrían parecer insignificantes pero que Jude logra darle una gran importancia. Por primera vez en mucho tiempo me siento protegida por alguien, y eso es más de lo que nunca imaginé.
-De verdad que a veces no entiendo porqué gente como ellas trabajan aquí -Judith me señala muy sutilmente un par de mesas más alejadas a nosotras donde Romina y su amiga la pelirroja, que creo que se llama Natasha, ríen a carcajadas importándole bien poco el que estén armando un espectáculo a causa de sus escandalosas risas.
Desvío mi atención detrás de ellas, donde Jude está con Rodrygo, Brahim y Eduardo. Es la primera vez que veo a mi novio en toda la mañana, echando de menos el no poder darle los buenos días como ambos estamos acostumbrados. Con miles de besos.
-Tendrán enchufe -le responde Adriana curvando su boca con una expresión asqueada, dirigida a las dos insoportables amigas.
-Eso decían de mi. Que estaba aquí porque me acostaba con un jugador del primer equipo -les hago una mueca de desagrado y dejo de mirarlas porque me producen vergüenza ajena.
-Siempre tienen que buscar una sucia excusa cuando alguien está aquí por méritos propios -responde Judith ladeando su cabeza de un lado a otro.
Seguimos hablando de nuestras cosas sin prestarles más atención. Adriana nos ha enseñado a editar videos y aunque mi cuenta de Instagram es privada, cuando subo alguna historia, procuro arreglarla para que se vea algo diferente. Estamos tan ensimismadas prestando atención a Adri, que no nos percatamos que las dos amigas, se han plantado frente a nosotras, o más bien, frente a mi.
-Que pena que Jude, esté con otra, ¿verdad, Lorena? -me pregunta Romina esbozando una mordaz sonrisa en mi dirección intentando provocarle con sus palabras. Y mira que le advertí que no me hablara más, pero, se ve que en público no tienen reparos en molestarme.
-Pues no, no lo es -les admito diciendo una verdad escondida.
-Debe ser duro. El estar tantos meses dándole clases, intentando conseguir algo, para que al final, se lo lleve otra. Lo mismo deberías buscar a otra persona a la que enseñarle, porque con él, no te ha funcionado -Romina cruza sus brazos a la altura de su pecho ladeando su boca en otra de esas maquiavélicas sonrisas.
Estoy por contestarle, porque paso de aguantarme, cuando de pronto, siento una presencia frente a mi que me obstaculiza la visión de las dos energúmenas. No tengo que alzar mi cabza para saber quien es. Solo sonrío al sentir el cálido aliento de Jude, estrellándose contra mis mejillas. Sus labios aprisionan los míos en un lento pero rotundo beso al que me abandono sin importarme nada ni nadie. Aunque todo el mundo vaya a saber a estas horas que estamos juntos. Su boca toma la mía con excesiva calma, permitiéndose incluso Jude, el morderme un poco el labio superior antes de separarse de mi.
-Voy a llevar a Brahim a su casa. Luego nos vemos -sus dedos acarician mi mejilla antes de darme una preciosa sonrisa y besar mi boca, pero esta vez, solo rozándola brevemente.
Me relamo los labios después de su beso y lo veo alejarse con una sonrisa en su rostro, la misma que tengo yo. Alzo mi barbilla enfrentándome a las dos tías que tengo frente a mi, las cuales, me miran aún con el rostro perplejo por lo que acaban de presenciar.
-¿Alguna tontería más antes de que vaya a recursos humanos a presentar una queja contra vosotras? -les digo manteniendo mi seriedad y mi amenaza- porque ya os dije que me dejarais en paz y parece que os ha dado igual.
-Romina, lárgate de una puta vez que nos estás molestando -ahora es Adriana la que interviene, incluso poniéndose en pie para dar más valor a sus palabras. Las dos chicas enderezan su espalda y sacan pecho antes de irse.
-Te dejará a los dos días -me dice Natasha dándose la vuelta para hablarme, intentando provocarme de esta manera, cuando en realidad, paso pero mucho, de lo que ellas me digan.
-Pero, ¿dos días a partir de hoy? ¿o dos días desde que empezamos a salir? -les pregunto lanzándoles una irónica sonrisa, cuya respuesta no espero porque se marchan con rapidez.
-Es que no las soporto, joder -exclama Judith bastante molesta por el encuentro que acabamos de mantener. Permanezco en silencio mirándolas, esperando que alguna diga algo, pero esto no sucede y soy yo la que les doy explicaciones.
-Jude es mi novio -les digo a las dos chicas a las que considero ya mis amigas, intentando justificar algo que ha sido más que evidente.,
-Nos hemos dado cuenta, Lorena. Menudo besazo hija. Que calladito te lo tenías -me dice Adriana haciéndome un gesto divertido con su mano.
-Bueno, es Jude Bellingham, no es para ir aireándolo por ahí. Aunque ahora todo el mundo se va a enterar -resoplo mirando a mi alrededor y me siento aliviada al ver que nadie me está mirando, y que incluso puede que no se hayan percatado de lo que ha sucedido- no conseguí el trabajo porque estuviera con él. De hecho, ya habían pensado en mi antes de que saliéramos juntos.
-Lore, tranquila -Judith coge mi mano y me la aprieta con mucha dulzura- todas sabemos lo buena que eres en un trabajo y lo bien que se te dan los niños. Hasta Amalia, la jefa, lo dice. Así que por eso, no te preocupes. Y lo que piensen cuatro amargadas, que te la sude.
-Y ahora -dice Adriana cogiendo mi otra mano- ¿sería mucho pedir que nos contaras como has acabado saliendo con el Golden Boy?
📆 MÁS TARDE
-¿Y te dio un beso allí delante de todos? -cojo otro churro del paquete que Nacho acaba de comprar mientras ambos paseamos por el centro. Él con su gorro, su bufanda y sus gafas de sol, intentando pasar desapercibido.
-A ver, no había mucha gente, pero si, me lo dio. Hace poco me dijo que él no me va a esconder y que lo que tenga que surgir que surja.
-Creo que está deseando decir que eres su novia -me admite Nacho teniendo que darle yo también la razón.
-¿Crees que debería decirle a mi jefa que salimos juntos? ¿o que él se lo diga a... yo que sé...?
-Cuando Mario y yo empezamos a salir juntos, nadie nos pregunto nada ni nos pidió explicaciones. Simplemente, poco a poco, las personas de nuestro entorno se fueron enterando, hasta que en la última liga que ganó el Madrid, me presenté con tu hermano en la cena de celebración. Y todo tan normal.
Cojo otro churro y pienso en la respuesta de Nacho. Verdaderamente, no tengo porque dar explicaciones de mi vida privada. Ni en mi contrato pone nada que me impida salir con Jude. Aunque bueno, la culpa es de él que es quien me ha besado delante de todo el mundo.
-Bueno, ¿Qué es lo que quieres comprar? -le pregunto a mi cuñado pues llevamos un buen rato caminando sin rumbo fijo y aún no me ha dicho el motivo por el cual quería que lo acompañara hoy.
-Un anillo de compromiso.
Siento un escalofrío recorrer mi cuerpo entero y como los ojos se me aguan en cuanto Nacho termina de hablar. Abro mi boca muy sorprendida y aunque no soy capaz de responder, lo que hago es abrazarlo muy emocionada.
-¡Oh, dios mío! -es lo único que me atrevo a decir una vez que me separo de él.
-Quiero hacer algo especial, Lore. Pedírselo de una forma bonita, los dos solos y que luego estéis tú, mis padres y mi hermana. Y para eso necesito que me ayudes.
-Cuenta conmigo.
De camino a la joyería donde Nacho tiene cita para ver anillos, empezamos a elaborar la sorpresa de pedida. Mi cuñado quiere algo sencillo y romántico, y lo que no quiere es un show. Así que, descartamos el Bernabéu.
Le propongo hacerlo en casa, sobre todo para que Mario no se dé cuenta y sospeche. Tengo que sacar mi móvil para ir apuntando las ideas que se me ocurren y también para ir mirando en internet donde comprar lo que vamos a necesitar.
Minutos después, nos plantamos frente a la joyería, avanzo un par de pasos para entrar, cuando Nacho me detiene del brazo sintiendo sus dedos como tiemblan a pesar de los guantes.
-¿Y si me dice que no? -puedo percibir la angustia en su rostro tras su pregunta. Me giro hasta estar frente a él y llevo una de mis manos a su mejilla para acariciársela con mucha dulzura, toda la que siento por él.
-No te va a decir que no, y lo sabes. Mario te quiere tanto que creo que está deseando ser tu marido.
Por fin consigo que Nacho sonría tras mis palabras. Toma una gran bocanada de aire antes de enlazar mi brazo con el suyo, y entrar ambos a la joyería.
Y bueno, él estará nervioso, pero yo tengo ganas de llorar.
📆 MÁS TARDE
Me despido de Nacho con la mano, una vez que he entrado a casa de Jude, quien me recibe en la entrada con gesto serio mientras mantiene sus manos en sus bolsillos.
-Estás enfadada -es lo primero que me dice nada más verme. Y aunque al momento no sé a que se refiere, recuerdo lo de esta mañana y es cuando lo comprendo todo.
-Enfadada, no. Sorprendida, si. No me esperaba que me morrearas delante de todo el mundo -frunzo mis labios de un lado a otro mirando como él aún mantiene ese gesto algo desolado- novio, me estoy congelando el culo, déjame entrar.
-¡Joder, si!
Jude se acerca hacia mi y me agarra de las caderas, alzándome del suelo, sorprendiéndome por su acción. Le protesto un poco pero le permito que me entre en la casa conmigo en brazos. Le da una patada a la puerta para cerrarla y camina conmigo cruzando el vestíbulo hasta llevarme al comedor.
-¿Esto cuenta como ejercicio? lo de caminar conmigo en brazos -le digo dándole una burlona sonrisa que no le afecta para nada porque aún sigue serio.
-El polvo que te voy a echar de aquí a un rato, eso si que va a ser ejercicio.
Mi boca se abre perpleja tras sus palabras, y a cambio, mi vientre sufre un doloroso espasmos precisamente, deseando lo que él me propone. Jude me lleva hasta el sofá, sentándose en el mientras paso mis manos por su cuello. Su mirada tan determinada y calmada, no me deja lugar a dudas de que sus acciones están motivadas por mi.
-No podía quedarme quieto escuchándolas otra vez, reírse de ti -él justifica el beso que me dio en el comedor, sentenciando de manera rotunda el acto que ha cometido.
-No estoy enfadada, Jude -le aseguro mientras mis dedos acarician con mucha calma la piel desnuda de su nuca. Puedo sentir a través de mis yemas como se le eriza el vello cada vez que rozo su cuello.
-Estoy hasta los cojones de no poder darte ni un puto beso cada vez que te veo. Y de no poder llevarte a Valdebebas en mi coche por la mañana -mi novio protesta enérgicamente, haciendo que tenga que contener mis ganas de reír por ver cuan molesto está.
-Ya me has dado hoy un beso, bueno, un morreo -le recuerdo alzando una de mis cejas.
-Y te pienso dar más todos los días que me vengan en gana -me advierte Jude manteniendo ese tono tan serio y formal con el que me habla.
-Ajá -le respondo dejándolo hablar para escuchar todo lo que tenga que decirme.
-Y te llevo yo en mi coche y te recojo -sigue afirmando con una rotundidad abrumadora.
-Ajá.
-Y si alguien me pregunta si tengo novia, le voy a decir que eres tú -Jude mueve una de sus cejas como si estuviera provocándome, algo que no consigue, porque estoy de acuerdo con cada parte de su plan.
-Y si quieres, nos hacemos una foto y la pones en Instagram con alguna frase de Pinterest -le propongo con ironía porque se ha venido arriba en muy pocos segundos.
-Oye, pues me has dado una idea -niego con mi cabeza frunciendo mis labios para darle más énfasis a mi negativa- Lorena, quiero que seamos una pareja normal.
-Ya, pero es que no lo somos, Jude. Estás saliendo con tu profe, y eso es delito en algunos países -contengo una carcajada al ver como me mira, mostrando algo de indignación en su rostro.
Sin previo aviso, me agarra de las caderas y me tumba en el sofá poniéndose enfrente de mi. Siento un pinchazo en el culo y le pongo una mano en el pecho para que se aparte porque me acabo de clavar lo que llevaba en el bolsillo.
-¿Qué te pasa? -me pregunta él al ver la molestia en mi rostro.
-Que me he hecho daño con esto. Joder, se me olvidó sacarlo de aquí -llevo mi mano a la parte de atrás del pantalón y saco la cajita donde está el anillo que Nacho le ha comprado a mi hermano para pedirle matrimonio.
-Si querías pedirme que me casara contigo, podías haberte buscado otra excusa -levanto mi cabeza sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo pues por un momento, de verdad que he pensado que este anillo era para mi. La sonrisa burlona de Jude me lleva a rodar mis ojos y dejar la caja encima de la mesa.
-Es de Nacho. Le va a pedir matrimonio a mi hermano.
La sorpresa se apodera de su rostro, emitiendo Jude una pequeña sonrisa. Acabo contándole los planes de mi cuñado mostrándose él bastante sonriente con lo que le he contado.
-Me parece una idea genial, Lorena. Y seguro que se te ocurre algo original que hacerles.
-Ya tengo varias ideas. Y espero que me ayudes -levanto uno de mis dedos y lo apoyo en su pecho mientras él se inclina sobre mí, atrapándome de nuevo contra el sofá.
-Yo te ayudo a lo que quieras -Jude pone una de sus manos entre mis muslos, apretando sus dedos hasta que el roce de estos se vuelve insoportablemente placentero.
-Jude -su nombre sale en apenas un susurro de mi boca cuando él toma el botón de mis pantalones para bajarlos.
-Nena, hoy vamos a jugar un partido -sus dedos toman ahora mi cremallera bajándola con una lentitud desesperante.
-¿Partido? -le pregunto sin ser muy consciente de lo que le digo, pendiente solo de como se deshace de mis pantalones, luciendo esa intensa mirada con la que recorre mi cuerpo.
-Si el de la Final de la Supercopa. Yo soy el Madrid y tú el Barcelona. Y te voy a meter cuatro, por lo menos.
*** El molde del romanticismo se nos rompió con él. Gracias por leer ésta historia. Casi llegamos a los 50K de lecturas, una locura que ni yo misma me creo. Recuerdo que cuando tuve la idea de escribirla, pensaba hacerla corta en un principio, pero, al final, decidí (gracias a mis locos impulsos) hacerla larga y este es el resultado.
Orgullosa y feliz de escribirla es poco para como me siento a causa de ella. Así que, miles de gracias por los votos (que si, que votéis que es gratis) y comentarios ***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro