Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

22. Terminas en A

📅 PRIMERA SEMANA DE NOVIEMBRE

📅 DÍAS DESPUÉS

Siempre he pensado que cuando tienes sentimientos por una persona, besarla, se convierte en algo más íntimo que adquiere otro significado. Incluso pareces disfrutarlo más y dar todo en cada beso. En cada roce. En cada caricia.

Con Jude, besarnos, es otro nivel. 

Adictiva. Excitante. Provocativa. Demandante y exigente, es su boca cuando presiona la mía. Es alterar todas mis terminaciones nerviosas y rendirme a él de una forma incondicional.

Como hago ahora, en este momento en el que los dos estamos dentro de su coche, a pocos metros de mi casa. Siento como aplasta su boca contra la mía, en un placentero roce que me obliga a abrir mis labios, dándole acceso a mi boca, a mi lengua, y a todo lo que él quiera tomar de mi.

Sus dedos se aferran a la parte de atrás de mi cuello, presionando estos para que la distancia que nos une, sea lo más mínima posible. Su boca, así como sus besos, son exigentes, demandantes, casi robándome el aire que debería circular entre nosotros. De mi garganta salen pequeños gemidos, unos que quiero contener pero, que no puedo controlar a causa del placer que desata en mi. 

La punta de su lengua toma la mía, un pequeño roce, para volverse más placentero a medida que esta recibe los toques de la suya. Mi mano se pierde debajo de su camiseta, deleitándome en como sus endurecidos músculos se contraen a causa de mis caricias. Su boca abandona la mía tomando mi cuello, provocando en mi un intenso escalofrío que me hace revolverme en el asiento. Sus dedos aún siguen tirando de mi nuca, esta vez hacia atrás para que su boca lo tenga más fácil.

Estoy atada a él. A sus demenciales besos. A la forma en como su boca delinea mi barbilla para perderse de nuevo entre mis labios. Oleadas de placer me atacan de forma desesperada. Nunca un beso me había dejado tan exhausta y deshecha. Temblequeo de nuevo, tan rendida a él que ya ni recuerdo de lo que hablábamos, antes de besarnos.

-¿Tienes frío? -me pregunta al notar mis pequeños escalofríos. La mano que está en mi cuello, se desplaza hasta rozar mi barbilla, ofreciéndome una dulce sonrisa que correspondo de la misma manera.

-Solo un poco. 

-Voy a subir la calefacción

Jude me da un corto beso, como si fuera a irse muy lejos y se despidiera de ésta manera. Juguetea con los botones del cuadro de mandos, y segundos después, siento una ráfaga de aire caliente, chocar contra mis mejillas. 

-¿A qué hora sale tu avión? -le pregunto pues mañana se va temprano a Londres, para concentrarse con su selección.

-A las siete -me responde con pesadez, pues a Jude no le gusta mucho madrugar.

-¿Tienes ganas de ir?

-Muchas. Me encanta jugar con mi selección. Tengo la suerte de tener buenos compañeros, y también tengo ganas de ver a Trent. ¿Aguantarás tantos días sin mi? -el tono de su pregunta podría ser algo burlón, pero, aunque me muestre una expresión divertida, sé que no lo es.

-¿Aguantarás tú? -le respondo de la misma manera, pues mi respuesta es un no rotundo, pero no es algo que quiera confesarle.

-Son sólo diez días. Cuando menos te lo esperes, me tendrás otra vez comiéndote la boca -Jude me guiña un ojo y esta vez si acabo riéndome pues su sonrisa juguetona me provoca que lo haga. 

-Tendré que esperar hasta el sábado entonces -encojo mis hombros ofreciéndole una mueca cuando de pronto lo veo llevarse la mano a la cara ofreciéndome una expresión algo fastidiada. 

-¡Oh, mierda! -exclama él en español, algo que no me sorprende porque dice que le gusta decir palabrotas en castellano- joder, se me había olvidado. El sábado es el cumpleaños del hermano de Vini.

-Ah -es lo único que se me ocurre decir e intentar que no se me note la desilusión que siento, pues yo lo que quería era pasar todo el sábado con él. O el domingo. Y siempre surgen eventos a los que tiene que acudir.

-Nos ha invitado a los dos, Lorena -me explica él rodando sus ojos, seguramente al darse cuenta de la expresión decepcionada que le he mostrado.

-¿A los dos? pero si a mi solo me ha visto una vez.

-Ya, pero le he dicho que voy a llevar a mi novia.

Abro mis ojos muy sorprendida por sus palabras, y hasta un jadeo se escapa de mi garganta tras escucharlas. Jude me mira con los ojos entrecerrados, para, después, fruncir sus labios.

-Aún no te acostumbras, ¿verdad? -me pregunta él sabiendo perfectamente porque lo dice. Y mentirle no es una opción.

-Si...bueno, es que escuchar la palabra novia cuando lo dices tú y con esa rotundidad... pues que... -apenas soy capaz de pensar con coherencia cuando él me mira de esa manera- ¡no me mires así que no me dejas pensar!

Jude se pone a reír, algo que me hace dedicarle una airada mirada por mi parte, pero, cuando él se centra de nuevo en mi, con sus ojos mirándome de esa forma tan dulce, es que hasta se me olvida porque me había enfadado.

-Lo va a hacer en un pub de un pueblo a las afueras, para que no haya mucha prensa -me cuenta Jude - pero, si no quieres ir, no vamos. A mi como que me da igual.

-Lo que tú quieras, Jude. De verdad que no me importa ir contigo. Si ya le has dicho que si. Me tocará otra visita a la tienda de Luara.

-¿Y qué pena, verdad? con lo poco que te gusta a ti comprarte ropa -le saco la lengua a Jude y él acaba guiñándome un ojo. 

De nuevo nuestras bocas se unen esta vez de una forma más lenta y pausada. Intento controlar los gemidos que quieren salir de mi garganta, profundizando el beso y siendo yo, la que de una forma más demandante, marca el ritmo. Sus manos se pierden por mi cuello. Sus urgentes caricias me deshacen, llevando a plantearme el moverme de mi sitio y acabar encima de él. Cada roce. Cada succión de mis labios sobre los suyos, desata un verdadero huracán, uno que dista mucho de ser sofocado. 

Pero, entonces, escucho el ladrido de un perro y me separo alarmada, de Jude.

-¡Mierda, es Mario! -pongo distancia entre él y yo buscando a mi hermano en la calle, hasta que por fin lo veo, correa en mano con Ginny, la perrita pomerania.

-¿Tenéis un perro? -Jude fuerza una mueca desviando su mirada a la casi ya cercana figura de mi hermano. 

-No, es de los padres de Nacho. Se han ido de vacaciones y nos lo han dejado. Joder, tengo que bajar ahora o nos va a ver -recompongo mi ropa dando gracias porque de lejos no vea muy bien, escuchando las carcajadas de Jude al verme tan inquieta- no tiene gracia, Bellingham.

-Perdón. Pero ni que fueras una adolescente a la que han pillado con el novio -solo tengo que inclinarme un poco para fulminarlo con la mirada, para que él se calle y se lleve la mano a la boca para simular una cremallera.

-Quita lo de adolescente, y lo demás, todo cierto.

-¿Es que te avergüenzas de mi? -le gruño a Jude quien aún mantiene ese tono burlón sobre mi, como si pareciera que está disfrutando de todo esto.

-No, solo quiero salvarte la vida, idiota. 

Me bajo tomando aire intentando contener mis nervios. Estoy por darme la vuelta para despedirme de Jude, cuando él hace lo mismo, salir de su coche, algo a lo que maldigo. Por fin Mario se da cuenta de que estamos aquí, pues detiene sus pasos frunciendo el ceño al mirarme.

-Hola -le digo a mi hermano en un tono alegre y despreocupado, o eso es lo que quiero hacerle creer- ¿ya has vuelto de sacarla?

-Si... -me contesta mi hermano llevando su atención, más allá de donde estoy- ¿y tú de donde vienes?

-Me ha dado clases esta tarde -Jude se acerca hacia mi hermano, estrechando su mano para saludarlo, gesto que Mario le corresponde de manera bastante amable.

-¿Un domingo? -aunque la pregunta va dirigida hacia mi, sé por la expresión del rostro de mi hermano que es más para Jude y ponerlo a prueba de esta manera.

-Voy a estar fuera casi dos semanas, no quería perder clases y tu hermana ha accedido. Eso si, me ha cobrado doble -Jude encoge sus hombros tras sus palabras, contestando así la pregunta de mi hermano.

-Normal, es domingo, suerte tienes de que haya querido darte clase en su día de descanso -trago saliva algo aliviada pues parece que mi hermano se cree nuestra pequeña mentira.

-Bueno, yo me iba ya. Gracias, Lorena por la clase -Jude alza su cabeza despidiéndose de mi hermano quien no se mueve de su sitio- me alegro de verte, Mario.

-Lo mismo digo.

-Oh, joder, voy a por mi bolso que está en el coche -me giro para mirar a mi hermano, dándole un beso en la mejilla mientras dirijo mis pasos de vuelta al vehículo de Jude.

-Te dejo la puerta abierta. Adiós, Jude.

Respiro aliviada pues él no se va a quedar mirándonos y por lo menos podré darle un beso de despedida. La diversión en el rostro de Jude es tan evidente, que acabo dándole un manotazo en el hombro para que deje de reírse de mi.

-No tiene gracia, idiota -le digo mientras él abre la puerta del copiloto y se agacha para tomar mi bolso y devolvérmelo.

-Estás tan monísima nerviosa -se burla él de mi, haciendo que ruede mis ojos por sus palabras.

-Me voy dentro vaya que le dé por salir.

-Entonces, ¿no hay beso de despedida? -una de sus manos toma la mía formando un pequeño frunce de labios con su boca. No puedo evitar sonreír al verlo suplicarme de esta manera. Acabo poniéndome de puntillas, y buscando su boca para rozarla brevemente, menos de lo que me gustaría.

-Confórmate con eso, Bellingham -le digo dándole un abrazo, para segundos después, separarme a desgana de él.

-Contigo, no puedo conformarme, Lorena. Lo quiero todo.

Me muerdo los labios de forma nerviosa, pues sus palabras me han afectado hasta el punto que mi corazón golpetea alocado contra mi pecho. Camino hacia atrás para no perderme ninguno de sus gestos, hasta que al fin estoy en la puerta de casa. No es hasta que él entra en su coche y arranca, que alzo mi mano para decirle adiós, correspondiéndome Jude de la misma manera.

Cierro la puerta y atravieso el porche de entrada, luciendo una amplia sonrisa en mi rostro que él mismo ha provocado. Al entrar en el vestíbulo, cierro tras de mi, quitándome el abrigo y el resto de mis cosas. Escucho a mi hermano batallar con la perra, mientras Nacho aparece por la puerta del comedor comiéndose un yogur, ofreciéndome una burlona sonrisa.

-¿Qué? ¿Otra vez besándote con Jude? -me pregunta en un tono de voz bastante bajo para que Mario no pueda escucharnos.

-Besándome no, morreándonos que no es lo mismo.

📅 UN PAR DE DÍAS DESPUÉS

-¿Qué tal estás? -pongo la tarjeta en el torno de entrada, sonriéndole al guardia de la puerta, mientras hago malabares con mi mochila y el móvil en mi oreja. Nada más bajarme del autobús, recibí una llamada de Jude, con quien aún sigo hablando. 

-Aburrido de ver las mismas caras todos los días, y no la tuya -su confesión hace que el corazón me de un vuelco y que hasta una pequeña sonrisa se instale en mi rostro tras sus palabras.

-¿Estás cansado?

-Un poco. Estoy harto de estar aquí metido. Es que ni salir a dar un paseo podemos porque la gente nos persigue. Y el tiempo es una mierda. No deja de llover. Pero bueno, si no pasa nada, en un unos días, estaremos en casa -puedo escuchar por su tono de voz como de irritado está y la molestia que le causa estar concentrado- Lorena.

-Dime.

-Que tengo muchas ganas de verte -sonrío contra mi boca al escuchar sus palabras, unas que son las mismas que yo siento por él. 

-Y yo a ti -y entonces él dice algo que hace que los latidos de mi corazón se disparen y que hasta se me corte la respiración por culpa de sus palabras.

-Te echo de menos cuando no estás conmigo -apenas sé que contestarle, percibiendo él mi silencio, algo que respeta sin decir nada más. Pero, no puedo estar sin hablarle después de las cosas tan bonitas que me dice. 

-Maldita sea, Jude, acabas de ponerme nerviosa -una carcajada sale de su boca tras mis palabras. 

Solo hablamos un par de minutos más, despidiéndonos hasta esta noche, citándonos en hablar después del partido. Entro en la cafetería buscando un sitio donde sentarme y un café bastante caliente. 

-Lorena -alzo mis ojos buscando a la persona que me llama, y cuando veo que se trata de Nico, voy hacia él para sentarme a su lado. En su brazos sostiene a la pequeña Sofía, quien no para de tocarle la cara.

-Hola, que frío, ¿verdad? -me siento al lado de Nico dejando mi bolso en una de las sillas, pero sin querer quitarme el abrigo.

-Joder, si que hace. Esta mañana nos ha costado levantarnos, ¿verdad, cosita? -Nico le habla a la pequeña con una dulzura que me enternece. 

Un camarero viene a tomarme nota y le pido un café con media tostada de mantequilla. Nico acuna a la pequeña en sus brazos mientras ella lo mira embobada.

-Ay, Nico, no hagas eso -le regaño porque Sofia está tan tranquila que cierra los ojitos de vez en cuando- que luego no querrá dormirse la siesta.

-Tu profe es una petarda, ¿a qué si, mi vida? -Nico le da un par de besos a la niña en los mofletes haciéndola reír de nuevo. Segundos después, la pone en el carro dándole un juguete para que se entretenga- Lore, te quería pedir un favor, si puedes, claro.

-Pues cuéntame -le pido casi gritando de alegría al ver el café que ponen delante de mi. Mis manos acaban en la taza para poder calentarlas.

-Tengo que llevarla al cardiólogo en un par de semanas, y no quiero ir solo. Sé que me voy a poner nervioso y no me voy a enterar de nada, ¿podrías venir conmigo? -el tono ahogado de su voz me produce algo de tristeza, y no dudo ni un minuto en responder a su petición.

-Claro que iré contigo, Nico. Solo dime cuando para cuadrar los horarios.

El rubio me sonríe aliviado y hasta algo nervioso. Agarro su mano y se la aprieto con fuerza para que intente calmarse pues lo veo que está bastante intranquilo.

-Lo estás haciendo muy bien, Nico. Eres un valiente -le digo sonriéndole para que él haga lo mismo.

-¿Valiente por tener una hija con 19 años? algunos dirían que soy gilipollas -el tono de su voz es está vez algo más triste, algo que entiendo perfectamente. 

-No, eres valiente, porque la madre de tu hija se largó dejándote con ella. Porque tus padres no quieren saber nada de ti porque piensan precisamente que estás cometiendo un error. Y aquí estás tú, desafiándolos a todos por ella -le hago un gesto señalando a la pequeña, la cual agita sus manos cuando su padre la mira- eres digno de admirar, Nico. Que no se te olvide nunca lo buen padre que eres.

-Lo haría todo por ella, Lorena. Es mi vida entera. Y me da igual todo el puto mundo. Por eso estoy tan asustado con lo del cardiólogo -el ahogo en su voz es tan evidente que ni sé que decirle para tranquilizarle. 

-Todo saldrá, bien, ya lo verás.

Le sonrío a Nico y por fin él me devuelve la sonrisa. Hablamos un rato más hasta que llega la hora de irme a la guardería. Me ofrezco a llevarme yo a Sofía para que él pueda irse tranquilamente y con tiempo al vestuario. Mientras camino con la pequeña por el pasillo, pienso que no es justo que alguien tan joven, tenga que pasar por esto él solo. Y que es una putada que sus padres lo hayan abandonado.

Pero mira, en eso si soy una experta, en la ausencia de mis padres. Pero, para los que tengo, mejor que estén bien lejos de mi. Así por lo menos, me aseguro de que aún sigo viva.

📅 POR LA NOCHE

Después de ver el partido de Inglaterra, selección a la cual me estoy haciendo aficionada, me he subido a mi cuarto esperando la llamada de Jude, una que no tarda en suceder cuando mi móvil vibra en este momento. Al ver en la pantalla que es Jude, dejo que pase unos segundos para que él no piense que estoy desesperada por cogerlo. 

Que lo estoy.

-Hola -le saludo apretujándome en el sofá, debajo de mi manta- enhorabuena por el gol.

-Hola, preciosa, ¿te ha gustado? -puedo escuchar voces y ruido detrás de su voz, lo que me indica que ya debe ir en el autobús.

-Ha sido un golazo, Jude.

-Te lo he dedicado -el orgullo con el que me lo dice me hace sentirme mal porque ni siquiera me he dado cuenta de que lo ha hecho- no lo has visto.

-Si lo he visto, pero no sé en que momento me lo has dedicado -le admito sin querer mentirle.

-Después de abrir mis brazos, he hecho una A.

-¿Una A? que yo sepa mi nombre empieza por L -le recuerdo intentando no enfadarme a ver si se estaba pensando en otra mientras lo hacía y es lo que me faltaba.

-Y termina en A, joder, ¿no querrás que haga una L y tu hermano me dé de hostias? que después de lo del otro día, seguro que sospecha algo -no puedo evitarlo y me pongo a reír pensando que tiene toda la razón porque a mi hermano no se le escapa nada y seguro que me preguntaba porque había hecho una L.

-No, si tienes razón -le admito mientras escucho como está empezando a llover de manera bastante intensa- gracias por la dedicatoria, me hace mucha ilusión, Jude.

-De ahora en adelante todos mis goles van a ser para ti -la emoción embarga mi garganta tras sus palabras y apenas soy capaz de contestarle.

-¿Porqué eres tan increíble? -es lo único que se me ocurre decirle después de lo que me acaba de confesar.

-Supongo que porque tengo a mi lado a alguien que se merece que lo sea.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro