14. No son tus labios los que quiero besar
📅 ÚLTIMA SEMANA DE SEPTIEMBRE
📅 UNA SEMANA DESPUÉS
Una semana ha pasado desde que Lorena me pidió que no le hablara nunca más. Una semana en la que he intentado acercarme a ella y explicarle lo que pasó con el tema de su nómina, y una semana en la que ella me ha ignorado, tratándome como si fuera un desconocido.
Sé que está trabajando en la guardería. Lo sé por Brahim, quien se ha convertido en mi confidente en estos días, aguantando mis quejas y lamentaciones. Me alegro mucho por Lorena. El que esté trabajando por fin en algo que ha estudiado, sé que la tiene que estar haciendo muy feliz. Pero ni felicitarla me ha dejado.
Mis pasos me llevan hacia la cafetería. Necesito tomarme un café antes de entrenar y poder espabilarme. Al doblar una esquina, me detengo al ver a Lorena, quien está hablando muy divertida con un chico al que reconozco por estar en el segundo equipo, y porque ha entrenado con nosotros un par de veces.
Lorena lleva el uniforme del club y tengo que decir que le sienta bastante bien. Decido ser osado y acercarme, pues estando con otra persona seguro que no me ignora, y también por cortarle el rollo al rubio que no para de decirle cosas y hacerla reír.
-Hola, Lorena -su risa se ve cortada de repente por mi aparición. Me da una larga mirada y apenas me contesta, lo que me hace centrar mi atención en el chico que está junto a ella- perdona, no sé como te llamas.
-Soy Nico -dice él esbozando una sonrisa que le devuelvo de forma forzada.
-Pues encantado, Nico, ¿te importa que hable un momento a solas con Lorena? -el chico me va a responder pero, ella se lo impide poniéndole la mano en el brazo al rubio, algo que hace que me hierva la sangre.
-Si, si que le importa -contesta ella dándose la vuelta e ignorándome de nuevo. Tira del brazo del chico y ambos caminan saliendo de mi vista.
Permanezco unos segundos mirándola, sintiéndome un desgraciado y pensando que más puedo hacer para que ella me escuche o se digne a dirigirme la palabra.
-Te están levantando la novia -Vini me da una palmada en el hombro que me hace moverme de mi sitio y emprender mi camino a la cafetería, bastante cabreado, por cierto.
-No es mi novia -le contesto medio gruñendo, y si, pensando en que soy un gilipollas porque ni eso he sido capaz de preguntarle.
-Entonces mejor para Nico -Vini me guiña un ojo haciéndome sentir bastante mal por lo que me acaba de decir.
-¿Quién es el Nico ese? -le pregunto refiriéndome al rubio que estaba con Lorena, uno que me cae mal desde ahora mismo.
-Nico Paz. De la cantera. Muy bueno. Su padre era futbolista. Y no tiene novia -Vini se carcajea en toda mi cara, al ver la expresión molesta de mi rostro.
-Pues bien por él -le respondo intentando calmar mi enfado y que mi compañero no perciba lo mucho que me molesta haber visto a Lorena con el niñato ese.
-O bien por ella, que mira que es mona Lorena. Hacen buena pareja, ¿verdad? -fulmino con la mirada a Vini, me está provocando el cabrón, y es que encima se ríe de nuevo incrementando aún más mi enfado.
-¿Dejamos ya el tema? me importa una mierda lo que haga mi profe con ese niñato.
-Si, claro, Jude. Una buena mierda -Vini me da una una nueva palmada en en hombro, dejando por fin de hablar de Lorena- ¿Preparado para esta tarde?
-Pocas ganas tengo, pero bueno. Darte una paliza con público, a la consola, siempre es un placer -le guiño un ojo a mi amigo ganándome una carcajada suya.
-A lo mejor el que se lleva una sorpresa eres tú -Vini me guiña un ojo y suelta un par de carcajadas mientras nos dirigimos hacia el aparcamiento.
Esta tarde tenemos un evento de una marca de videojuegos, en los cuales, los dos somos imagen. Estaremos una hora más o menos probando la nueva edición de un juego de fútbol, y después lo típico, firmar autógrafos, fotos... Y no, no me apetece pero son cosas que hay que hacer.
Y cuando voy a montarme en mi coche, y veo pasar a Lorena con el rubio, riéndose a carcajadas, como que las ganas de ir, se me quitan todavía más.
📅 MÁS TARDE
Pues si, le he dado una paliza a Vini, estaba tan cabreado que no pensaba en nada más, solo en jugar y arrasar. El evento casi ha terminado y estamos los dos en un sofá sentados en una de las salas de descanso. Los organizadores nos han obsequiado con un catering del que mi compañero está dando buena cuenta, y del que yo apenas he probado porque tengo el estómago cerrado. Hasta mi madre ha notado que me pasa algo y aunque ha intentando que se lo cuente, me he cerrado en banda. Pero la cabrona sabe que estoy así por Lorena.
-Me da que la rubia te está tirando la caña, hermano -Vini me señala a la presentadora de la gala, una streamer llamada Alessia, quien no ha parado de rozarme a la menor ocasión que ha tenido, y si, a provocarme sutilmente fuera de cámara.
-Ya me he dado cuenta -le admito viendo como, efectivamente, la tía no deja de mirarme y de sonreírme cuando nuestras miradas se cruzan.
-Está buena.
Miro a la rubia, la cual se ha quitado la chaqueta que llevaba y ahora luce un top gris con un escotazo de infarto. Tiene unas buenas tetas, eso no lo puede negar y si, es bastante guapa, eso también es evidente. Le devuelvo la sonrisa más por educación que por otra cosa y ella hace lo mismo.
-¿Tú estás con alguien, Jude? -la pregunta de Vini me deja algo pensativo, pues lo de Lorena me ha dejado algo tocado. Quería estar con alguien, pero, no lo estoy. Para mi desgracia.
-No, no estoy con nadie -le admito muy a mi pesar. Mi amigo vuelve a darme una palmada en el muslo y se pone en pie ante mi desconcierto.
-Pues aprovecha, campeón.
Mi compañero me deja solo en el sofá, pero, este no tarda en ser ocupado por la rubia, a quien le sonrío en cuanto se sienta a mi lado. Me fijo en como la falda que lleva, se le ha subido un poco más de la cuenta, revelando unos torneados muslos ante los que me cuesta desviar la mirada.
-Has jugado muy bien. Se nota que pasas bastantes horas de consola -me dice ella posando una de sus manos en la parte de atrás del sofá.
-No muchas, solo en las concentraciones.
-Que rollo lo de las concentraciones. Metidos en un hotel todo un día sin poder salir.
Durante minutos, ambos mantenemos una conversación algo intrascendente sobre las ciudades que hemos visitado. Ella me dice que pasa muchas horas encerrada en casa por su trabajo y que en eso nos parecemos un poco. Me parece una chica divertida, pero algo superficial por la forma en la que me cuenta las cosas. La mano que estaba en el respaldo ha bajado hasta posarse en mi cuello. Me lo acaricia muy despacio consiguiendo que los pelos de la nuca se me ericen a causa de su contacto.
-¿Y tú? ¿tienes novia? -me pregunta sabiendo perfectamente porqué lo dice. Me fijo en como se moja los labios uno contra el otro y por un momento se me olvida absolutamente todo y solo fijo mi atención en su boca.
-Ni novia ni nada -le confieso sin sentirme culpable. Sin pensar en nada. Porque es la verdad. Lorena no quiere ni que me acerque a ella y como las perspectivas de que algún día sea mi novia, las veo tan lejanas.
Hace rato que la sala donde estamos se quedo vacía y solo estamos ella y yo. Sin nadie que nos moleste ni esté pendiente de lo que hacemos.
-Bien. Eso es genial.
Alessia acorta la distancia que nos separa y estrella su boca con la mía. Lo primero que hace es deslizar su lengua hasta presionar mis dientes obligándome a abrirlos. Roza la mía con precisos y sensuales toques mientras sigue besándome más profundamente.
Pongo una de mis manos en su muslo y le correspondo el beso decidiendo dejarme llevar. Sus labios se sienten jugosos y me besa de una manera que me revuelve todo el cuerpo. Nuestras lenguas juegan una contra la otra, subiendo el tono del beso. Que fácil sería llevarme a esta tía a un hotel y follármela el resto de la tarde. Pero entonces, los recuerdos y el olor a lluvia invaden mi mente. Y en mi cabeza solo está el beso que le di a Lorena solo hace unos días.
-¿Quieres que nos vayamos a mi casa? vivo muy cerca -Alessia se separa de mi proponiéndome algo que otro en mi lugar, no rechazaría.
Pero no puedo olvidar a Lorena. Ni olvidar sus besos, esos que tanto quiero repetir. Y no son los labios de la rubia los que yo quiero besar.
-Lo siento.
Me pongo en pie separándome de la rubia, la cual me mira bastante desconcertada. Cojo mi chaqueta y de nuevo me excuso, saliendo de esta sala todo lo rápido que puedo. Me siento bastante mal por lo que ha pasado. Culpable y como una mierda.
Sobre todo porque he besado a alguien, gustándome Lorena.
📅 AL DÍA SIGUIENTE
Camino con desgana por Valdebebas dirigiéndome hacia el vestuario para cambiarme. He decidido hacerlo por el camino más largo que es el que me hace pasar cerca de la guardería. Sé que a lo mejor no puedo verla, pero, me conformo con estar más cerca suya.
Estoy muy arrepentido de haber besado a la tía de ayer. Es algo que no me perdono. Yo no soy así. No tengo excusa. Bueno, si, que quise de alguna manera olvidarme de Lorena y pensé que besando a otra sería posible. Y no lo es. Ha sido peor el remedio que la enfermedad, porque maldita sea si no estoy pilladísimo de Lorena, y que ella me ignore me está matando.
Resoplo tan frustrado que ni me doy cuenta que está frente a mi. Levanto mi cabeza y lo que veo hace que mi corazón se acelere. Ella va de la mano de un niño que no tendrá ni 3 años, quien se ríe parloteándole cualquier cosa. El pequeño le tiende los brazos pidiéndole que lo coja, algo que ella hace sin dudar. Lorena tampoco se ha dado cuenta de mi presencia, pero cuando lo hace, su mirada se cruza con la mía, y todo mi cuerpo sufre un vaivén al sentir tan cerca a la preciosa chica que me gusta, la que no quiere saber nada de mi.
Decido acercarme pensando que un niño en brazos, no me soltará cualquier improperio, o eso espero.
-Hola -la saludo acercándome a una distancia prudencial. Ella apenas mueve los labios pero no puede evitar ponerse nerviosa al verme, pues puedo sentir como tiembla ligeramente. Su azulada mirada está inquieta, y sé que es por mi causa.
-Hola -respiro aliviado cuando ella me devuelve el saludo. El pequeño que está en sus brazos pone su cabeza en su pecho y me mira algo curioso.
-¿Y este niño tan guapo? -acaricio la mejilla del pequeño mientras este se ríe al hacerlo.
-No te importa.
Vale si, ya estaba tardando ella en rechazarme. Lorena me esquiva y sigue su camino dejándome en mitad del pasillo mirándola y si, de nuevo haciéndome sentir como una mierda. Segundos son los que paso sin moverme hasta que la veo entrar en la guardería. Siento un golpe en la espalda, y me giro un poco para ver a Brahim a mi lado.
-¿Aún no te habla? -me pregunta él mientras ambos nos dirigimos al vestuario.
-No. Y ya no sé lo que hacer, joder -le admito bastante apesadumbrado.
-Si yo fuera tú, me presentaba en su casa esta noche -la proposición de Brahim no me parece tan mala a medida que él me la cuenta- estará en pijama y no podrá decirte que no.
-Pues no te voy a negar que me parece una buena idea -le admito casi en la entrada del vestuario- pero, ¿Qué le digo a Mario cuando me pregunte porqué estoy ahí?
-Dile que no entiendes algo de los deberes que te ha mandado y que mañana tienes una entrevista -asiento a la propuesta de Brahim admitiendo que mi amigo es un genio y yo, un desgraciado por no tener esas ideas- -¿Le vas a contar todo?
-Si, lo voy a hacer.
Excepto lo de la rubia, claro. Eso es algo que no sabe nadie, ni siquiera Brahim, porque por muy amigo mío que sea, hay cosas que aún no estoy dispuesto a compartir con nadie. Sobre todo si son cosas que me dan tanta vergüenza y me hacen sentir tan culpable.
Un rato después, y casi finalizando un entrenamiento que no ha sido tan duro como pensaba, pues más bien ha sido algo táctico. Siento un vuelco en mi loco corazón, al ver a Lorena aparecer llevando en la mano al mismo niño de antes, y en los brazos a una niña quien se agarra de su cuello diciéndole algo que la hace reír. Me quedo embobado viéndola, porque joder, es que esa es una imagen que estoy seguro que mi cabeza no va a poder olvidar en la vida.
-Le quedan bien los niños, ¿verdad? -Brahim pasa uno de sus brazos por mis hombros mientras ambos miramos como ella le acerca los niños a Lucas y a Joselu, otro de mis compañeros.
-A ella todo le queda bien, joder -juro que estoy por acercarme a ella, pero no me apetece que me rechacen con tanto público. Que seguro que estos cabrones se ríen de mi.
-Pues espabila, Bellingham, que hay más peces en el río.
Brahim me señala como otra vez, el puto Nico ese se acerca a ella. No sé que coño le dirá tanto para que se ría, pero siempre que están juntos lo hacen. Aprieto mi mandíbula cuando él le coge la mano y deja un beso en ella, algo que a punto estar de hacerme ir hacia ellos.
-Calma, tigre -me dice Brahim después de reírse- que no estamos solos.
Le gruño a mi amigo y decido apartar mi vista de la escena que hay frente a mi. Pero antes de hacerlo, mis ojos se cruzan con los de Lorena. Ambos nos miramos unos buenos segundos sin querer apartar la mirada el uno del otro. Siento mi corazón acelerado a causa de su mirada y de lo que ella me hace sentir.
Porque si, lo hace, solo Lorena consigue que me olvide de todo el puto mundo y que solo desee que sean sus labios los únicos que quiera besar de aquí en adelante.
📆MÁS TARDE
Cojo las llaves del coche y una sudadera por si refresca y abro la puerta de casa todo lo sigilosamente que puedo. O eso creía.
-¿Y tú dónde vas? -me giro fastidiado para ver a mi madre apoyada en el marco de la puerta del comedor evaluándome de arriba a abajo.
-¿Tú no estabas dormida?
-Estaba. Tú lo has dicho. Hasta que he escuchado a mi hijo a punto de escaparse de casa -ruedo mis ojos por sus palabras, pues parece que soy un adolescente intentando salir sin que su madre se entere.
Soy un puto adolescente, si, lo admito.
-No iba a escaparme -le contesto deseando que deje el interrogatorio y me deje ir.
-Será la primera vez -me recuerda ella con una sonrisa burlona- y bien, ¿Dónde vas?
-A ver a Lorena.
-Bien. A pedirle perdón, entonces -me quedo mirando a mi madre, perplejo por sus palabras, pues yo no le he contado nada de lo que ha pasado, pero claro, ella tiene super-poderes. De toda la vida.
-¿Y tú cómo sabes que le he hecho algo?
-Porque no ha venido en toda la semana a darte clase y pareces un alma en pena -ella me hace un gesto con la mano como si me diera permiso para irme- anda, vete, que es tarde.
-Gracias, por darme permiso -le respondo con ironía, dándome la vuelta para poder irme, pero mi Denise nunca tiene la última palabra.
-Y Jude, espero que te arrastres bien para pedirle perdón. Esa chica me gusta como nuera.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro