Princeton
Y en un momento, ya no tenía nada.
Mejor dicho, en un momento, se dio cuenta que nunca tuvo nada.
Yoongi se encontraba aún sentado en el paso peatonal del puente, mirando hacia la nada. Su celular sonaba a cada momento, pero no tenía fuerzas para contestar y enfrentar su realidad.
Llamadas de Jimin, Wonyoung, y mensajes de sus falsos amigos, era lo que hacía sonar su celular.
El viento y el llanto mantenían la pequeña nariz de Yoongi roja, al igual que sus mejillas empapadas de lágrimas.
Entonces, el tono de notificaciones de correo sonó. Yoongi tomó su celular con curiosidad, y abrió su Gmail. Al ver el logotipo del correo tragó grueso y otra vez su corazón latio ansioso.
Era el correo que tanto había estado esperando. Hace tres meses había postulado para el programa de estudiantes de intercambio para la universidad "Princeton"en USA. Y ahora por fin tenía respuesta.
Con su dedo tembloroso abrió el correo. Suspiró y limpió sus nublados ojos por la lágrimas, leyendo con detenimiento lo que decía la carta.
Hasta que después de unos segundos, no podía creer lo que había leído. Yoongi jadeo incrédulo.
¡Había sido elegido como finalista en el programa! Yoongi volvió a llorar. Era convocado además, a la entrevista definitiva para ser uno de los siete estudiantes elegidos para estudiar en Princeton.
Las lágrimas de Yoongi ahora no solo eran de dolor e impotencia, sino también de incredulidad y emoción. Apretó el celular en su mano, pegandolo a su pecho, mientras sonreía entre lágrimas.
¿Y si no todo estaba perdido? ¿Era esto una nueva oportunidad?
Sonrió aún más a volver a leer la carta. La entrevista era en la tarde en una de las oficinas de su universidad, el día de...de la expo interuniversitaria.
Las manos de Yoongi volvieron a temblar, al recordar aquellas frías palabras de Jimin, Jenny, y Wonyoung.
Aquel día, estaba elegido para quedar como un idiota, tal como dijo su hermana. Yoongi exhaló tembloroso. Y es que en realidad, no sabía que hacer.
Yoongi no sabía porque lado poner un punto final a todo esto. No sabía como reaccionar frente a todos.
Lo único que tenía en cuenta, era que nada era real, y que no podía confiar en nadie.
En nadie. Ahora estaba solo.
El reloj marcaba las 22:30 de la noche, cuando Yoongi suspiró frente a la puerta de su casa.
Pasó la llave y abrió la puerta, está vez, quitándose los zapatos y dejando su abrigo en el colgador.
- Wao, buenas noches Yoon, hasta que te dignas en aparecer - le dijo Wonyoung desde el pasillo con los brazos cruzados. Se veía molesta y "preocupada".
- Buenas noches Wonyoung - respondió Yoongi con voz neutral, no tenía ánimos de discutir con ella, por más que una parte de él le rogaba gritarle lo hipócrita que era.
Ella lo siguió, mientras iba hacia su cuarto.
- Yoongi, sabes que tienes el derecho de ir y venir cuando se te plazca, pero al menos contesta para no tenerme preocupada. Es tarde, creí que te podría haber pasado algo.
Yoongi se detuvo antes de abrir la puerta de su cuarto. - Lo siento Wony, estaba ocupado, olvidé llamarte.
- Bien, bien, entiendo, pero al menos llama a tu novio, no ha dejado de molestarme preguntándome si sabía algo de ti ya que tampoco le contestabas.
Cuando escuchó la palabra "novio" sintió ganas de vomitar. Sin embargo solo asintió. - Si, lo llamaré, descuida.
Iba a entrar a su cuarto, pero Wonyoung lo detuvo del antebrazo. - Espera, ¿te encuentras bien? Te noto extraño, tienes la voz un poco ronca. - ella trataba de verle la cara, pero Yoongi la esquivó.
- Estoy bien, solo que la ventisca era helada y...y eso. Ya comí, así que hasta mañana. - se soltó de su agarre y entró.
Wonyoung negó con la cabeza y se retiró a su habitación.
Después de tomarse un buen tiempo en la ducha con agua tibia, su cuerpo se relajó un poco, y al fin pudo dejar caer su cuerpo en la cama.
Tomó su celular y volvió a leer la carta de Princeton, sonriendo entre lágrimas. Sabía que si seguía así, mañana tendría los ojos irritados e hinchados, pero no podía evitarlo. Habían sido demasiadas emociones en un solo día.
¿Cómo es que no se dio cuenta? Habían sido cinco meses ¡Cinco meses viviendo en medio de una mentira!
Jenny tenía razón con lo del premio Óscar. Pero no solo Jimin lo merecía, sino todos a su alrededor. Habían sido tan buenos actores. Él jamás sospechó nada, ni percibió algo extraño, fueron bien meticulosos.
Y su hermana. Wonyoung, o como él le decía de cariño "Wony". ¿Por qué también formaba parte de toda esta farsa? Él jamás le hizo nada para recibir algo como esto. Todo lo contrario, siempre la apoyaba y animaba en sus logros y demás.
Yoongi sollozaba en silencio, al ver la bandeja de mensajes llena de un mismo remitente: Jimin. El cual estaba como "Mi pollito 😍".
Después de todo, nadie se imaginaba que había descubierto la verdad. Para ellos, las cosas seguían igual que en la mañana.
Tenía que decidir qué es lo que iba a hacer. Pero por ahora, no tenía las fuerzas de hablar con Jimin, pues estaba seguro que rompería en llanto.
La puerta de su habitación sonó ruidosamente.
- ¡Hey Yoon! Ya me voy al trabajo, ahí queda para que te hagas el desayuno. No duermas hasta tarde. Bye.
Después de decir eso, Wonyoung salió de la casa.
Yoongi pestañeo, y abrió los ojos mirando hacia la ventana. Iba a ser un día frío pero con sol. Sin apuro alguno, se levantó y comenzó con su rutina matutina de aseo.
Su expresión corporal era cabizbaja y sin ánimos de nada. Se preparó el desayuno y comenzó a comer, mientras miles de pensamientos invadían su mente. No iba a poder ignorar la realidad por mucho tiempo.
Lo supo, cuando la puerta de su casa fue tocada. Su cuerpo se tensó, pues sabía muy bien quién podía ser. Un segundo toque tuvo cabida.
Lamió sus labios nervioso. ¿Qué mismo iba a hacer? ¿Ignorarlo? ¿Abrir la puerta y gritarle que era un imebcil sin corazón al igual que todos sus amigos? ¿Decirle que había logrado su objetivo porque logró que se enamorara profundamente de él?
Respirando hondo y conteniendo sus lágrimas, limpió sus manos y se acercó a la puerta. La abrió temblorosamente, luchando por no desmoronarse ante la persona que tenía enfrente.
Al verlo, Jimin le sonrió aliviado. - Yoonie mi amor, buenos días. - sin esperar nada, Jimin entró, tomando a Yoongi entre sus brazos. - Bebé, estaba muy preocupado por ti, no me contestabas desde ayer y... - Yoongi no entendió más nada de lo que decía. Solo sabía que se encontraba pegado al pecho de Jimin, apreciando su característico delicioso aroma.
Jimin se separó un poco, viéndolo a la cara. - Amor, ¿sucede algo verdad? - Yoongi solo lo quedó viendo en silencio unos segundos, para después carraspear y sonreír.
- No, no me pasa nada, ¿por qué lo dices?
- Es que, tus ojitos están un poco hinchados, ¿estabas llorando? Mi amor que pasa...
Yoongi suspiró y se deshizo del abrazo, cerrando la puerta. - Nada, ya te dije. Ayer me cayó un poco de shampoo en los ojos, eso es todo.
- Yoonie - Jimin lo tomó deliberadamente del brazo, ya que este iba hacia la cocina otra vez - no me mientas, sabes que esa es una excusa barata. Wonyoung me dijo que ayer llegaste tarde y que estabas extraño, ¿qué está pasando amor?
"No me mientas" "excusa barata"
El cinismo en todo su esplendor. Yoongi suspiró. - Bien, te lo diré, pero no quiero que me veas con lástima después de esto.
- Jamás haría eso amor.
Las expresiones de Jimin eran toda una ternura y estaban llenas de cariño y amor. Un lobo disfrazado de oveja.
Yoongi se soltó y fue hacia la cocina, seguido de Jimin, quien se sentó a su lado en la mesa.
- Puedes seguir comiendo, no quiero que se te enfríe tu desayuno - dijo Jimin acariciando su cabello.
- Ayer me llegó una carta de Princeton - soltó Yoongi de la nada, llamando toda la atención de Jimin.
- ¡¿En serio?! Waoo...¡Yoonie! ¡Era lo que tanto esperabas! - Jimin se veía muy contento por él, pues él fue un incentivo para que Yoongi dejara su inseguridad y postulara al programa. - ¿Y que decía?
- No aprobé. Fui rechazado.
Aquellas palabras hicieron que la felicidad de Jimin desapareciera, quedando una expresión de incredulidad.
- ¿Qué? Mi amor, tu...eres una de las personas más capaces e inteligentes que conozco, ¿cómo...
Yoongi alzó sus hombros. - Muchas veces, por más que uno se lo crea, en realidad no es suficiente para los demás. - dijo Yoongi, viendo fijamente a Jimin.
- Ay mi bebé... - Jimin lo atrajo otra vez a sus brazos, dejando un beso en su frente. - Sé cuanto esperabas esto, esos de Princeton son unos idiotas, ellos se lo pierden.
Cada palabra que decía Jimin se sentía tan real, pero Yoongi sabía que todo era una farsa, por lo cual su cuerpo no emitía ninguna reacción ante sus toques.
- Si, el mundo está lleno de idiotas - susurró Yoongi, aún entre los brazos de Jimin.
- Pero yo estoy aquí contigo para darte todo mi amor y ánimo. Así que hoy no te quedarás aquí llorando por eso, saldremos y nos olvidaremos de todo ¿sí?.
Yoongi asintió, con su mirada perdida.
Jimin tomó su mejilla, levantando su mirada. - Para mi siempre serás el mejor, sin importar lo que diga esa postulación. - Yoongi quiso llorar. ¿Cómo podía alguien decir algo así, sabiendo que era mentira y que lastimaria a la otra persona? Alguien cruel y sin sentimientos, como obviamente lo era Jimin y todo su círculo.
Vio los labios de Jimin acercarse para besarlo. Aquellos labios que tanto degustaba y amaba...pero la imagen de aquellos labios diciendo la cruda verdad, y besando los labios de Jenny pesaron más.
Yoongi desvió su cara, cayendo el beso en su mejilla.
- ¿Yoonie?
- Lo siento, es que, estoy desayunando y...
- Bebé, sabes que me encantan tus labios con sabor a café - rió Jimin.
Yoongi apartó su mirada. Se sentía incómodo y fuera de lugar. Jamás imaginó que se sentíria así con la persona que robó su corazón.
- No estoy de ánimo, lo siento. - Yoongi le sonrió levemente.
- Está bien Yoonie, comprendo, pero entonces tendré que atacar tus cachetitos - Jimin comenzó a repartir besos en sus cachetes, y Yoongi solo se dejó hacer conteniendo sus ganas de llorar.
Y vendrían momentos más difíciles. Lo presentía.
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