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Capítulo 6

—S-Señor, el cargamento de hoy ya fue entregado. —Una secretaria se adentraba con temeridad a una oficina casi en total oscuridad de no ser por la luz de la ciudad que entraba por las cristaleras. Un hombre reposaba delante de las ventanas observando un imperio creciente y constante. —Perfecto, con eso ya tengo suficiente para no mandar más pastillas por un mes. Dime, ya hay notícias sobre Lucio? —El criminal Dorian Mark se giró hacia su secretaria luciendo una botella de alcohol y con una sonrisa particularmente forzada; Mark se acercó a la mujer hasta arrinconarla contra una pared.
—N-No, lo siento. J-Julia sigue en el hospital y n-nadie más lo está buscando. —Estas palabras borraron la sonrisa de Dorian que llevaba su mano hasta la mejilla de la mujer aterrada que estaba al borde del desmayo. —Ya lo recordé, esa idiota terminó con la mandíbula destrozada porque no supo hacer su trabajo... Tú sabes hacer tú trabajo? —Mark ya estaba prácticamente sobre la secretaria emanando un olor a borracho, con ambas manos sujetando tanto el rostro y piernas de la secretaria que no paraba de temblar y sudaba como si no tuviera un mañana. —S-Señor... ¿M-Me p-puedo m-marchar? —Preguntó ella con la esperanza de conservar su vida intentando salir a un lado de su jefe a lo que Dorian le sonrío macabramente tomándole bruscamente por los brazos impidiendo su huída. —Por favor manda un ramo de flores al hospital donde está Julia. Ya puedes irte. —Las palabras y tono serio de Mark no tenían relación con su rostro que parecía estar paralizada en una sonrisa perturbadora. —Y algo más, tráeme un par de pastillas y prepara el auto. Quiero salir a divertirme un rato.

Dorian Mark se adentró a las profundidades de su casa, su patio privado: Todo el Distrito 13 era la caja de juegos de este criminal. Pidió que el auto lo dejara en un callejón para poder tirarse en una pared llena de humedad a seguir bebiendo y guardando su par de pastillas para el momento indicado. Así permaneció hasta ver llegar a una mujer envuelta en un viejo hoody verde que se sentó a un par de metros de él. El líbido de Mark se erizó al sentir algo de peligro en la situación, lo que lo llevó a ofrecerle el par de pastillas a esa chica. Y cuando ella lo rechazó, Dorian tomó ambas pastillas dispuesto a divertirse un rato.

Entonces, el tiempo parecía estar congelado; Rachel miraba fijamente a los ojos de su atacante mientras una fila de pensamientos pasaban por su mente y la sangre fluía por su herida. —Ya no pareces tan ruda... ¡Oh, hubieras aceptado las pastillas! Lo habrías disfrutado más. —Dijo el drogadicto mientras se inclinaba a una velocidad sobrehumana sobre Rachel hasta pasar su lengua por las mejillas de la mujer. —¡Deliciosa...! —Aunque algo había cambiado, de un momento a otro los ojos de Dorian veían todo de forma borrosa sin que su cabeza tuviera alguna explicación.  Pero, si que había una: Un potente golpe había impactado contra su mentón dejándolo casi inconsciente. 

Dentro de Rachel, sus ojos poseían una furia oculta que había decidido salir a flote. Dicho golpe hizo que Mark retrocediera un poco para poder dirigirle un vistazo a esta mujer en particular. —¡Eso es, pelea y ponte agresiva! Eso lo hará más excitante para mí... —Las provocaciones del hombre quedaron silenciadas cuando vio a Rachel introducir su mano en la herida para extraer el trozo de vidrio que la lastimaba. El cristal cayó al suelo, quebrándose en miles de pedazos, lo que dió pasó a qué Rachel tomara una postura de boxeo después de tanto tiempo. —"Hace tanto que no hago esto, pero mí cuerpo está ardiendo de emoción. Tengo miedo de volver a disfrutar lo que estoy a punto de hacer." —Pensó la ex pugilista mientras apretaba sus puños con fuerza. —Ahora sí me voy a divertir. —Dijo el criminal bajando la guardia e inclinando el rostro para irritar a Rachel.

El primer paso fue dado, Dorian Mark parecía moverse más allá de la visión humana hasta dirigir sus puños contra Rachel a lo que ella respondió esquivando con dificultad cada golpe esperando el momento justo para dar un contraataque.

Aquel sucio callejón estaba a punto de ser testigo de un enfrentamiento entre dos personas que estaban más allá de las capacidades humanas. Rachel se acercó hacia Mark a pesar de sus golpes, lista para poder lanzar un salvaje gancho al hígado que fue bloqueado por el brazo del criminal. Cuando el puño de la mujer fue detenido por el antebrazo de él, Rachel sintió como si estuviera golpeando una barra de acero. Esto provocó más risas de Dorian quien no paraba de arremeter con violentos jab's rápidos que empezaban a rosar contra el cuerpo de la ex boxeadora; entre tantos puñetazos, Rachel dirigió su puño contra la mandíbula de su contrincante y Mark logró golpear el lateral del rostro su adversaria.

Los cuerpos de ambos peleadores retrocedieron por el impacto así que se detuvieron para escupir sangre respectivamente. —"Esto es extraño; su brazo se sentía anormalmente fuerte pero, su rostro es igual que tantos que he golpeado." —Pensaba la mujer al retomar su postura de boxeo.

—¡Estoy muy felíz de haberte conocido! No te gustaría trabajar para mí? Me hace falta una matona luego de que alguien apalizara a la anterior. ¿Qué me dices? —Mark cuestionó a la señorita que tenía delante mientras alzaba las manos en intención de parar la pelea.
—¿Tú eres idiota? Jamas sería una matona, y menos para trabajar para alguien como tú. —Rachel se rió por tan atrevida proporción lo que la hizo salir disparada contra este hombre lo que dejó sorprendido a Dorian Mark pues, ahora era la mujer quien embestía con golpes violentos y primitivos, como si un animal salvaje estuviera peleando en su lugar, estás ráfagas arrinconaron al criminal contra la pared. Mark sólo podía curbirse frente a la avalancha de golpes, no, eso no eran golpes de una persona normal; eran los golpes de una bestia.

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