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Capitulo 53

Los ojos de Julia lentamente empezaban a abrirse encontrándose con una blanquecina lámpara de hospital revelando para ella donde encontraba. —Ya despertó, rápido jefe ya despertó. —Una voz ciertamente familiar fue la guía para la mirada desenfocada de la mujer hasta topar con una figura femenina a un costado de su cama. —¿Cómo te sientes, Julia? Nos tenías muy preocupados. —Otra vez siguió a la primera girando su vista encontrando al otro lado de su cama una forma masculina conocida.

—¿M-Mamá? ¿Papá? —Balbuceos bajos de la chica que en realidad se repetía a ella misma esperando que en verdad fuera su familia quien la recibiera en el cielo, pero en pocos segundos su vista se ajustó dejándola ver la nueva realidad en la que se encontraba. Alejandra y Simón reposaban a los pies de su cama con una expresión de satisfacción al ver que había recuperado la conciencia. —¿Cómo te sientes? Unas personas te encontraron en muy mal estado cambiando por la calle y llamaron a una ambulancia cuando te desmayaste. —Julia seguía intentando concentrarse pues todo el dolor acumulado de su riña anterior aún era constante para ella. —¿Qué fue lo que te pasó? —La chica hizo caso omiso a las preguntas que iban para ella, en vez de responder levantó las ligeras sábanas que la cubrían contemplando con miedo como su cuerpo estaba lleno de puntos y cicatrices recién cocidas. Aunque intentara levantarse con insistencia la verdad era que su cuerpo se  encontraba en pésimas condiciones, tanto que era incapaz de salir de la cama. —¡Jefe, ayuda! Tenemos que ir al gimnasio... ¿Cuando será la pelea? Por favor, tengo que entrenar. —Sus ojos verdes grisáceos se transformaron en un par de cascadas desbordantes; Julia ya no podía articular palabras por el dolor que su mandíbula cargaba además del llanto desconsolado. Toda la oscuridad que consumía la mente de la boxeadora nubló toda sensación que Julia pudiera sentir o eso pensaba cuando un cálido y sincero abrazo sobre sus dos hombros la trajeron de vuelta a la tortuosa nueva realidad. —No pasa nada, muchacha. No te preocupes por la pelea; lo más importante es tú salud. —Dijo Simón. —Si quieres llorar, hazlo. Aquí estamos nosotros. —También Alejandra se sumó al apoyo abrazando a la chica. —"¿Qué voy a hacer ahora?"

Un par de días después, en la ciudad de Louisiana dentro de un gran gimnasio se encontraba un gran alboroto de reporteros y entrevistadores que contemplaban debajo del ring como La Bestia se alistaba en la esquina a punto de tener una pelea de práctica con una boxeadora de aquella ciudad. —E-Estamos presenciando un hecho poco común. —Una reportera deportiva intentaba mantener la compostura sin mucho éxito. —La campeona Rachel Williams tendría una pelea de exhibición antes de enfrentarse a la campeona mundial, pero ha dado un anuncio que nos dejó a todos perplejos. Dijo que está dispuesta a entregar al cinturón del campeonato a quien fuera capaz de darle un golpe. ¡Ya van 9 boxeadoras que han caído en lo que va de día!

Toda la gente que hablaba de ella era una molestia evidente para Rachel quien seguía esquivando con mucha facilidad los puñetazos de su rival número 9 lanzando un contragolpe desde abajo terminando por sacar del ring a la mujer que la retó. —¡¿Qué no hay nadie más que pueda retarme?! Es simple, a quien sea capaz de golpearme una vez se llevará el campeonato. —Pese a la queja evidente que mostraba Rachel, lo cierto es que se notaba una gran sonrisa burlesca mientras se paseaba por el cuadrilátero. —¡Yo seré te oponente! Yo también estoy harta de boxeadoras simples que no duran ni un round. —El gimnasio se sumergió bajo la espesura de un silencio expectante que sorprendió a los presentes al ver acercarse a Amanda Miller al ring, la finalista del torneo de novatas. —¿Y tú quien rayos eres? —A diferencia de todos los reporteros, Rachel Williams desconocía por completo quien era esa intrigante mujer que estaba dispuesta a retarla.
—¿Esa es Amanda Miller? ¿Por qué vino a Estados Unidos?
—¡Pero ella es la finalista de la novata del año!
—¿De verdad va a retar a la campeona aquí y ahora?
—Esto es una locura... No deberían permitirle que haga lo quiera con el cinturón.

Los murmullos de los espectadores terminaron por despertar el interés de Rachel quien invitó a su nueva retadora para pelear. —¿De verdad viniste a este país solo para pelear conmigo? Tú debes ser mi fan número uno. —Rachel tomó la guarida alta soltando un par de burlas a su nueva rival. —Pronto me volveré la novata del año, esto solo es un sparring para quitarme el aburrimiento. —Miller por su lado, avanzó con la guarida baja haciendo gala de una impresionante velocidad con la que se lanzó al ataque.

Decenas de puños tan veloces e impredecibles se disparaban en La Bestia quien lo esquivaba con algo de complejidad gracias a un perfecto juego de piernas logrando ponerse en el punto ciego de Amanda dándole un potente golpe volado contra su mentón. —"Que mal, tú tampoco serás capaz de hacerlo..." —Pero esto no se había acabado, Miller logró cubrir con su guante el golpe de Rachel minimizando enormemente el daño. Las tornas cambiaron, Amanda Miller puso en juego su mejor habilidad; avanzaba a gran velocidad rodeando a la campeona usando una gran cantidad de jabs sobre el cuerpo de La Bestia, mientras tanto, esta última ponía todo de si para esquivar cada puñetazo que iba desde todas las direcciones posibles.

Para el ojo de los presentes parecía que la novata estaba superando la velocidad y cadencia de tiro que poseía la campeona. Sin embargo, la verdadera diferencia de habilidades era clara para la retadora mientras que la campeona mantenía una sonrisa confiada. —"¡Mierda, mierda, mierda! ¿En serio es tan fuerte? Está mujer tiene una fuerza que me recuerda tanto a él..." —Un golpe de derecha casi imperceptible impactó el surco labial de Amanda haciéndola caer derrotada.

—Ahora lo ven, díez boxeadoras y yo sigo sin recibir ningún golpe... Tengan, pueden hacer lo que quieran con esta cosa, yo iré por el cinturón mundial. —Frente a todas las cámaras que acababan de transmitir su hazaña a todo el mundo, La Bestia se despojó del campeonato lanzando este a la lona y bajando del ring.

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