Capítulo 45
—Continua golpeando el saco como te enseñé, Rosa. —El mundo antiguo nos llevó a un gimnasio en la ciudad de Jalisco, un estado de México en el que entrenaba la famosa familia Reyes; conocidos por tener en sus filas a múltiples campeones a lo largo de su historia. —No hija, si no terminas tu entrenamiento hoy entonces no podrás salir a jugar. —Y en ese sitio practicaba todo el día una chiquilla que carecía del talento nato que caracterizaba a su familia, la hija menor de la última generación de Reyes no poseía habilidad alguna para el combate a diferencia de su hermano mayor, Jesús Reyes quien a sus 28 años ya había dado el salto a la escala mundial consiguiendo el campeonato de peso ligero.—Pero mamá, ya llevo aquí desde la mañana y ya me dio hambre... —La pequeña Rosario alejó la mirada del saco recibiendo como recompensa un golpe con los guantes de su madre. —Y no te dejaré descansar hasta que llegue la tarde. —María de Reyes era la entrenadora principal del gimnasio y la encargada de entrenar a su familia. Sus métodos de entrenamientos casi mortales podrían considerarse una tortura sobre esa niña, pero había una razón por la cual María trataba así a su hija. —¿Cuántas veces te lo voy a repetir, eh? Tú no tienes ningún talento como tú hermano, ya deja de perder el tiempo y sube al ring que yo voy a ser compañera de sparring.
Tantos años de entrenamiento, peleando con victorias y derrotas en el territorio mexicano le dieron a la boxeadora el título amateur en su patria así como un estilo de boxeo en el que no necesitaba de talento para conseguir alzarse con la victoria. Se convirtió en una boxeadora golpeadora que arremetía como un animal a la hora de atacar; por fin la hija estaba llevando en alto el nombre de su familia pero con un gran secreto cosido en el interior de su ser: ella odiaba con todas su fuerzas el boxeo.
Volviendo al epicentro de la pelea, el segundo round se volvió una tormenta de puñetazos al azar por parte de Rosario, cada piño era impredecible e imposible de determinar el siguiente. Lo único que Julia podía hacer era mantener el Shoulder Roll así como sus hombros en alto para defenderse de las avalanchas que llovían sobre ella. —"Ya no puedo pasarme el resto de la pelea a la defensiva, si no entro en su rango tarde o temprano me voy a quedar corta de energía." —Un salto fue el retroceso de Julia que le daría un respiro antes de empezar a cortar de raíz. Las intenciones suicidas de intercambiar golpes fueron rápidamente percibidas por Rosa quien sonrió confiada de su estilo y saliendo al centro del ring para el arreón que tendría con Juliana. —"Entonces no eres coyona, eh? ¡Ven a cantarme el tiro pues!" —La tormenta impredecible de golpes se concentro en reventar la guardia de la boxeadora en racha, cosa que ella no iba permitir pues usaba su cintura de manera eficiente para recibir la mínima cantidad de esos golpes; en medio de cada golpe, Mondi logró infiltrarse en la guardia de su oponente y poder conectar su mejor golpe, un gancho al cuerpo que incluso levantó a Reyes un par de centímetros de la lona. Rosario Reyes caía al suelo luego de recibir ese golpe y la cuenta para el nocaut empezaba.
—1...2...3...—El árbitro contaba mientras la boxeadora mexicana yacía en la lona. —4...5...6... —Sus brazos cargaban el peso de todo su cuerpo para internar levantarse sin éxito aparente. —7...8...9...—Lo hizo, Rosario Reyes se levantó respirando de forma lenta pero en ningún momento bajó la guardía; la irá en sus ojos se divisaba incluso en las gradas más altas del estadio. Y el segundo asalto se reanudaba con la boxeadora que hacía un par de segundos estaba en el piso lanzándose al ataque recibiendo cada puñetazo de frente pero algo había cambiado, Rosario usaba una técnica que no era de su autoría pues los golpes que lanzaba contra Juliana Mondi tenían la intención de derribar su guardia para tenerla más fácil a la hora de conectar un golpe letal. Para todo el mundo resultó fascinante ver a la guerra mexicana volver a la carga con tanta energía que pronto empezaron a escucharse las suposiciones de como terminaría el combate.
—¡Rosa tiene la victoria cantada!
—¡Eres la boxeadora más fuerte, Rosario!
—Tiene el boxeo en la sangre.
—¿No está usando las técnicas de su hermano?
—Esa tal Julia ya valió.
En un abrir y cerrar de ojos, Julia fue arrinconada contra la esquina donde empezó a ser embestida con ganchos sobre que su guardia intentando romperla. —"¿Cómo fue que llegué esto? ¡¿Por qué mis golpes no le hacen nada?!" —Desesperación, miedo, y odio surgían en la psique de la contendiente Mondi quien fue obligada a tomar la defensiva sin más salida que esperar a que el árbitro las separara. —¡Rápido, suéltense! —El referí apartó a la pugilistas atacante justo a tiempo para que la campana diera fin al segundo asalto. —Ni siquiera mi golpe más fuerte pudo hacerle nada... No sé cómo voy a ganar, jefe. —Todos los golpes que recibió ya estaban haciendo repercusión sobre el cuerpo de Julia a la espera de una estrategia de Simón. —Es una boxeadora formidable, es cierto. Pero la guardia zurda también la domina así que ve y muestra toda tu variedad de técnicas.
—Viejo, ya lo notaste? Al principio no lo noté pero ahora no me cabe duda, esos movimientos son los del campeón mundial Jesús Reyes... Eso significa que si logró ganar entonces podría vencer las técnicas de un campeón mundial y eso me emociona muchísimo. —La luz de esperanza y deseo por el combate que Julia sentía por enfrentar a alguien tan hábil terminó por disipar la negatividad que envolvía a la chica poniendo en su rostro una enorme sonrisa.
—"¡¿Por qué sonríe?! Le estaba ganando y estoy segura que casi rompía su espíritu ¿Por qué? ¡¿Por qué te ves tan feliz?!"
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