Capítulo 13
—Oye muchacho, una chica está preguntando por ti. —Un sujeto de barba prominente llamaba al chico Lucio quien se encontraba limpiando el piso de la tienda donde trabajaba. Este aviso provocó alegría en él por pensar que se trataba de aquella enigmática mujer que le había salvado la vida y que hacía un par de día había conocido su nombre. —"Debe ser ella, debe ser Rachel." —Pensó para si mismo sonriendo con alegría y corriendo a la parte de atrás de la tienda para verla una vez más.
Aquella puerta oxidada apuntaba a un callejón donde se guardaba la basura, Lucio la abrió llevándose el miedo de tener delante a la mujer que Dorian Mark había mandado para atacarle ahora estaba delante suya. El chico intentó volver a la tienda, sin embargo, no fue más rápido que el puño de Julia que impactó en su estómago quitándole el aliento en un instante. —No sabes la cantidad de problemas que tuve por tú culpa. Vamos. —Julia Mondi tomó al chico por su cabellera arrastrándolo hacia las sombras de la ciudad. —Mark va a estar muy feliz cuando sepa todo lo que te voy a hacer.
Y así lo hizo, Lucio fue brutalmente atacado hasta quedar al borde de la muerte siendo dejado en el suelo de la bodega que Mark usaba como oficina, agonizante y moribundo. Cuando Julia dejó el cuerpo inconsciente del chico delante de todos los empleados de Mark, una risa histérica brotó de sus labios mientras chorros del líquido rojizo caían de sus nudillos. —"Pronto lo verás, y estarás felíz de lo que hice." —Pensaba la matona entre risas dejando el sitio para salir a la lluvia en búsqueda del hombre al que ocupaba su psique.
Pero, ese mundo color de rosas que Julia había imaginado dónde Mark la amaba se había desmoronado con el golpe de aquella mujer que le destrozó el orgullo una noche fría cuando tuvo la mala idea de amenazarla. —No... Esto no puede acabar así para mí... No. —Juliana permanecía tumbada en el suelo mojado tras recibir el fuerte golpe de Rachel. Fue un contragolpe lo bastante potente que le rompió la nariz. Lágrimas resbalaban por sus mejillas hasta perderse con las gotas de lluvia, no podía soportar la idea de que ese fuera el final luego de todo el tiempo que había pasado detrás de Mark.
—Mi niña, puedes venir conmigo siempre que hagas lo que yo diga.
—¡Bien hecho, Julia!
—Deja de llorar y has lo que te digo.
—Ponte de rodillas; ya sabes que hacer, mi niña.
Todas esas veces que Mark había estado con ella se convirtió en una enfermiza obsesión que estaba orillando a esa pobre a tomar una decisión drástica al ver hacia arriba y topar con el rostro de la mujer que la derrotó sin esfuerzo. Su mano fue hasta su bolsillo para tomar un frasco entero de las pastillas que tanto sumían en la miseria al Distrito 13. La mujer vencedora intentó detenerla al ver lo que ella intentaba hacer pero, no pudo frenarla a tiempo. Una docena de pastillas habían entrado al organismo de Juliana Mondi convirtiéndola en algo que no era, en algo aterrador, en un monstruo.
Algo estaba mal, los ojos de Juliana se volvían de un rojo intenso a medida que se levantaba del piso lista para arremeter igual que un toro. Mientras todo esto ocurría, Dorian sonreía de una forma distinta a lo normal; pues estaba a punto de contemplar un enfrentamiento majestuoso. —¿Mark, por qué ella se refirió a tí como jefe? —Dijo Rachel por primera vez en un tono de preocupación y quizá de temor.
—Rachel, delante de ti tienes a una chica que lo ha perdido todo y aún así se aferra por sobrevivir. Y está a punto de jugarse la vida como moneda de cambio para seguir viviendo un día más ¿No es increíble? —La tormenta se desató con violencia dándole paso a que Julia dejara caer sus puños en dirección de la mujer. Rachel intentando esquivar cada golpe se volvía una misión casi imposible que dibujaba una brecha de habilidad que no hubiera podido imaginar la primera vez que la enfrentó. No podía seguir esquivando las bolas de cañón que la querían impactar, fue cuestión de segundos para que el puño de Julia pudiera tocar el rostro de la mujer mandándola a volar con la potencia de ese ataque.
Pero, ese no iba a ser el final. Juliana seguía arremetiendo con una fuerza monstruosa a la guardia en alto de Rachel. Está mujer no podía seguirle el ritmo pues estaba peleando contra un animal sin control. —"Esta chica no está bien. Todas esas drogas la han enloquecido, no creo que siquiera esté consciente." —Pensaba la ex boxeadora al tiempo que recibía los golpes de Julia e intentaba realizar un contragolpe que fue detenido nuevamente por la enloquecida matona. —"Ya no puedo seguir dejando que me golpeé o terminará mal."
Dicho lo anterior, Rachel empezó a moverse de una forma totalmente distinta a la noche de su pelea con Mark. Ya no priorizaba los golpes agresivos ni los contraataques; en su lugar, fortalecía su defensa con cada acercamiento y golpeaba en cada punto ciego que Juliana dejaba abierto a plena vista. Las tornas comenzaban a girar, aquella brecha de fuerza entre la criminal y la pujilista fue supera por la técnica que Rachel estaba empleando.
—"¡Magnífico! Su cuerpo en perfecto balance le hace esquivar los golpes más peligrosos de Julia, sus movimientos precisos conectan sin problema pero, aún no está yendo con todo. —La cabeza de Mark se deleitaba al tener delante semejante demostración de poder. Toda la fuerza que Juliana había obtenido gracias a las drogas le había servido para hacer sangrar a Rachel. Sin embargo, la pujilista pudo empezar a superarla gracias a la técnica de boxeo que conocía y ahora el combate estaba llegando a su clímax. La matona, llena de rabia empezó a golpear de forma frenética mientras que Rachel avanzaba en medio de todos los ataques hasta reducir toda la distancia entre las dos listas para dar un potente gancho al cuerpo, esto fue visto por Julia quien lanzó un descendente en dirección a la cabeza de la mujer.
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