Aunque estaba completamente distraída pensando en lo que Astoria había mencionado, mi primer día de clases había sido normal, fui el centro de atención por breves lapsos cuando me presentaban frente a la clase.

Las chicas me miraban con odio de pies a cabeza debido a mi aspecto descuidado, jeans desgastados, una playera vieja con el logo de Metallica, mi cabello negro con matices tornasol algo así como el plumaje de los cuervos, muy raro por cierto y totalmente desaliñado, los piercings y los tatuajes que adornaban mi piel blanca, a mi parecer les causaba algo muy parecido a la repulsión. Mientras que a los varones se les notaba el interés por los misterios que se escondían detrás de mis grandes ojos grisáceos.

A pesar de no ser una escuela muy grande, las aulas estaban casi vacías, la mayoría de los alumnos habían viajado a las olimpiadas, recuerdo haberlo leído en el panfleto de la dirección.

Este nuevo instituto de verdad me estaba gustando, las clases, los maestros, podría decirse que hasta mis compañeros, algo no tan peculiar en mí, por mucho prefería estar sola sin el drama de las relaciones personales.

En repetidas ocasiones me encontraba con Astoria, no estaba segura si quería su compañía o en todo caso su amistad, pero había algo en ella que me hacía querer conocerla, además me intrigaba lo que me tenía que contar.

Las clases pasaron rápido y al sonar del timbre que indicaba la hora de salida, Astoria me sonrío tímidamente mientras esperaba a que tomara mis cosas para salir con ella, asentí sonriéndole de la misma manera y caminamos a la par directo a la salida.

Mientras salíamos me puso al tanto de cómo se manejaba todo en la escuela, como en todas las instituciones siempre estaban divididos por grupos sociales, clásico ¿No?

-Entonces...-quebré el silencio que se había presentado después de unos minutos, enfocándome en lo que me tenía que contar.

-Sígueme-dijo mientras aceleraba el paso rumbo a un pequeño bosque que se encontraba frente a nosotros.

Camine detrás de ella mientras observaba la horrible ropa que estaba usando, en verdad era un blanco fácil, lucía como las típicas chicas nerds con ropa de abuelita. Tenía unos grandes ojos azules que se ocultaban tras esas horribles gafas, unas pequeñas pecas se concentraban en su respingada y perfecta nariz, su complexión delgada, su pequeña estatura; no es que yo fuera muy alta pero si le llevaba unos centímetros, me hicieron pensar que debajo de todo eso se encontraba una hermosa y delicada chica, demasiado femenina para mi gusto.

-Me alagas Valkyria, pero deja de hacer eso, de verdad no tienes control alguno-me saco de mis pensamientos y me sorprendió su comentario.

-sigo sin entender de qué mierda hablas-no dijo nada, solo sonrío.

Nos adentramos entre los árboles y los arbustos que adornaban el pequeño pero muy hermoso bosque en el que nos encontrábamos, agradecí el calzado que decidí ponerme por la mañana, quien diría que me iría de excusión.

Llegamos hasta un claro adornado por unas hermosas jacarandas y un pequeño lago, parecía una escena sacada de un cuento de hadas, la luz que se asomaba por entre las copas de los arboles hacia que la escena fuera aún más hermosa.

Estaba completamente distraída observando cada pequeño detalle de ese lugar que no me percate que delante de mí, el pequeño blanco de burlas se estaba despojando de su horrible ropa. Me sentí incomoda y no sabía si voltearme o seguir mirándola.

¿En serio yo estaba pensando eso?

Decidí voltear a otro lado y apenas lo hice, Astoria me habló, nuevamente me gire y lo que tenía frente a mí no era la pequeña chica de horrible atuendo sino una hermosa ¿Mujer? No sabía lo que mis ojos estaban viendo.

Astoria no lucia como una chica normal, se veía deslumbrante, su cabello castaño ahora era en tonos plateados, sus ojos azules ahora eran más destellantes, su piel parecía un diamante recién pulido, seguía siendo pequeña, pero un increíble cuerpo curvilíneo completaba su belleza.

Estaba tan sorprendida que apenas noté la poca ropa que llevaba, algo parecido a un pétalo gigantesco estaba adherido a su cuerpo simulando un vestido que cubría lo necesario. Se acercó a mí sonriendo y luego giro rápidamente en sus pequeños pies, pero al hacerlo unas grandes alas sobresalieron de su espalda y se elevó en el cielo, por un instante desapareció ante mis ojos, cambio de tamaño en repetidas ocasiones, uso algo muy cercano a la ¿magia? Para que el aire hiciera lo que fuese su voluntad. Después de varias demostraciones de su poder, descendió y al tocar nuevamente la tierra se transformó en la extraña chica de gafas y ropa fea.

-¿Qué es lo que eres? ¿Cómo hiciste eso?-miles de preguntas se produjeron en mi cabeza pero solo dos lograron salir. Astoria sonreía mientras se colocaba la horrible ropa.

-De verdad no lo sabes-fue afirmación y no pregunta lo que su pequeña boca acababa de pronunciar-soy un Ibrid.

-¿Un qué?-pregunte aún más confundida.

-Ibrid, no soy completamente humana, tengo una mitad... ¿cómo decirlo para no confundirte?, mágica- sonrió e hizo que de la punta de sus dedos salieran pequeños destellos como si hubiera fuegos artificiales en sus manos.

-Eso no es todo Valkyria, también puedo sanar, burlar cerraduras, entre otras cosas, pero además tengo un extraño pero muy eficaz poder para rastrear la magia, el poder de otros Ibrids, y tú me sorprendiste, tu poder esta fuera de control-miraba directamente a mis ojos.

-No, no, no. Te confundes, yo no soy ni en lo más mínimo como tú, Astoria tan solo mírame y mírate-dije un tanto nerviosa, era imposible que yo pudiera ser como ella.

-Valkyria yo nunca me equivoco, me lastimaste cuando te enfureciste, es una defensa impresionante y muy dolorosa por cierto, aun no termino de sanar-agrego mientras de su cuerpo emanaba una luz tenue en tonos plateados.

-Pero, es imposible que yo te haya lastimado de alguna manera, no te he tocado en ningún momento.- afirme muy segura.

-No estoy segura de que manera lo hiciste, siempre tengo los escudos activos por cualquier situación, no sé en qué momento los pasaste ni tampoco sé cómo es que no pude detenerte-por la expresión en mi rostro adivino que no sabía de qué estaba hablando.

-¿Alguna vez te has pinchado con algo?-asentí- bueno tu defensa es algo así como si miles de alfileres o algo muy filoso atravesara en repetidas ocasiones mi cuerpo, jamás había sentido algo así-me miraba sorprendida pero con una enorme sonrisa en el rostro.

-No entiendo cómo podría hacer eso, en verdad, aunque sería fascinante es imposible que yo sea un...- concluí.

-Ibrid, y si lo eres, ¿tus papás no te lo dijeron?-pregunto curiosa-muchos en el instituto son como nosotras, pero evitamos tener contacto entre sí, o bueno me evitan a mí, suelo ser muy imprudente-no pude responder.

No estoy segura que fue lo que me aturdió, pero de pronto me sentí mareada, como si algo me hubiera golpeado internamente y además tanta información me estaba provocando nauseas, como era posible todo lo que Astoria me estaba confesando.

Me sentía confundida era mucho por procesar. Estaba perpleja y la cabeza me daba vueltas, Astoria me miraba preocupada y su boca se movía en un intento por decir algo que mis oídos en ese momento no escuchaban, una luz se abalanzo hacia mí y perdí el conocimiento.