Capítulo 10
Cómo demonios había logrado una transformación, sí por semanas lo intenté y no había funcionado. Ahora corría velozmente hacia la casa de Astoria, no sabía cómo regresar a mi forma normal y eso me preocupaba.
Al llegar a la casa, no sabía cómo avisar a mi amiga para que me ayudara, así que comencé a gritar pero en lugar de mi voz pidiendo ayuda, unos fuertes y estruendosos rugidos salieron retumbando los cristales de la casa. Fue así como la señora Moira y Astoria salieron a auxiliarme.
-es una pantera, pero ¿cómo llegó hasta aquí?-preguntó la señora un tanto desconcertada. Detrás de ella Astoria sonrió entusiasmada.
-no es cualquier pantera mamá, es Valkyria.- afirmó, luego ambas me dieron el paso para resguardarme en su hogar.
Yo estaba completamente alterada por no poder trasformarme, caminaba dando vueltas en la sala tratando de buscar la manera de cambiar. Astoria y Moira mencionaban una y otra vez que me calmara, pero no podía hacerlo. Primero había descubierto que mi padre me había mentido por años. Y segundo la Devore era una amenaza inminente y aquí todos corríamos peligro.
-Valkyria, escúchame debes relajarte y concéntrate, solo así volverás.-tras varios intentos de Astoria por tranquilizarme, me dejé llevar por las palabras que mencionaba, la tranquilizante voz de mi amiga y la dulce melodía de la voz de su madre estaban logrando apaciguarme. Por fin pude sentir mis manos y mis piernas, comencé a toser me faltaba bastante el aire.
-lo lograste, eres una enorme pantera-mencionó Astoria mientras ayudaba a levantarme.
-hay un problema... -terminé de incorporarme y les platiqué lo que había sucedido, la señora Moira me miraba preocupada. Sabía que era imposible que un Fènwa logrará sobrevivir pero claramente lo que yo había visto era lo más parecido a uno.
-mi padre tiene mucho que decir, dejémonos de formalidades es momento de que lo conozcan-nos dirigimos lo más rápido posible a mi casa. No quería aceptar que en verdad mi padre me había ocultado un secreto tan grande durante años, pero no podía permitir que algo malo sucediera. No sólo los Ibrids y los Kryptid estábamos en peligro, a mi parecer los humanos también lo estaban.
Al llegar a casa entramos hasta la estancia, Astoria entró a la par de su madre como buscando algo, sabía que no se sentían cómodas, pero teníamos que derrumbar las mentiras de mi padre; se escuchaba ruido en la cocina, posiblemente papá estaría preparando la cena.
-Val llegaste mucho antes, preparé tu... - paro en seco una vez que entró a la estancia. Me miró confundido para luego ver a las dos personas que me acompañaban.
-papá tenemos que hablar-mencioné sin rodeos. Mi padre ni siquiera me miró, parecía tenso y no dejaba de ver a mis dos acompañantes.
-me temo que no es momento para recibirlas, así que les voy a pedir que se retiren de nuestro hogar-dijo papá con un dejo de molestia.
-mamá él es... diferente-mencionó Astoria tomando una postura lista para atacar, su madre no emitió sonido alguno pero estaba a la defensiva. Pude sentir como sus escudos se activaba y su poder estaba acumulándose preparadas para atacar. Mi padre tenía la misma postura, pero cada vez se le notaba más tenso y furioso.
-les dije que se fueran, no son bien recibidas, Valkyria aléjate de ellas-mi papá repetía una y otra vez. A su vez la señora Moira me implora a que fuera hacia ella y que me alejara de mi padre. Astoria continuaba llamando con insistencia a su madre como advirtiéndole sobre algo que yo ignoraba. Estaba en una encrucijada, mi papá estaba alterándose cada vez más, su aura se había tornado obscura con tintes de rojo.
-papá ¿por qué me mentiste? -le repetía a mi padre tratando de atraer su atención. La estancia estaba tornándose bastante hostil y perturbante, sin embargo, yo no podía continuar sin saber absolutamente nada de lo que mi padre me ocultaba. – ¿por qué borraste todo recuerdo de esto, y que hay de mis poderes o de mi verdadero origen? -solté sin titubear.
-ya basta Valkyria, aléjate de ellas. Y ustedes ¡largó de aquí!- grito mi padre furioso, estaba afuera de si, debo decir que me resultaba irreconocible al escuchar su voz ronca y con un tono diferente.
-mamá, él es... Valkyria por favor... ¡MAMÁ!..-continúo vociferando Astoria. Estaba confundida, la señora Moira se encontraba en posición defensiva lista para detener cualquier ataque, sin embargo yo no entendía el porqué.
-¡DIJE QUE LARGO!- gritó mi padre con una ira indescriptible. De su cuerpo emanaron algo parecido a unas navajas de fuego que rápidamente atravesaron la estancia dirigiéndose a Astoria; su madre corrió en su dirección en un intento de cubrir aquel ataque. La escena parecía para mis ojos como en cámara lenta, no quería que de alguna manera mi padre las lastimara, tenía que detenerlo. Mi padre ya no parecía mi padre, lucia más como un demonio que quería salir de su cuerpo.
-¡BASTA!- grite haciendo que todo a mí alrededor parase. Todo estaba estático y de un minuto a otro el lugar volvió a la normalidad. Yo me encontraba sosteniendo a mi padre con algún tipo de fuerza, alejándolo de Astoria y de Moira. Pero no solo eso, la misma fuerza sacó de alguna forma una luz brillante de cada uno de ellos, la misma luz que aquella criatura que se auto-nombró Devore le había arrancado a la chica de hace unas horas.
Entonces lo entendí, esa luz brillante era el alma. Me detuve e implore que se regresaran a sus respectivos cuerpos, para mi desgracia las luces se quedaron estáticas pero flotando en medio de la sala. Que mierda había hecho, tenía que regresarlas y no sabía cómo. Mi preocupación estaba a flor de piel. Me acerque a la primera luz que flotaba por encima del cuerpo de Astoria, y con cautela la toque, sorpresivamente pude tomarla lentamente con mis manos la baje lentamente y la posicione justo en el pecho de mi amiga. La luz se adhirió a su cuerpo como si su cuerpo la halara; entonces Astoria dio un gran suspiro y despertó, me miró sorprendida y me abrazó. Hice lo mismo con Moira y con mi padre.
En el momento en el que mi padre despertó, me miró, pero sus ojos gritaban que lo perdonara, no dije nada, solo lo abrace y empecé a llorar desesperada, él me acuno en sus brazos y me abrazó fuertemente. Las dos mujeres presentes solo observaron aquella escena sin emitir sonido alguno.
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