Capítulo V
—¡ChanYeol!
—¡BaekHyun!
Se despertó exaltado y su respiración se encontró errática. Su cuerpo sudaba y las sábanas se apegaron a su torso de forma incómoda, haciéndolo patalear para deshacerse de las telas y quedar solo al descubierto sobre su gran cama vacía.
Soñó con BaekHyun nuevamente, llevaba una semana haciéndolo. Se desarrollaba esa secuencia extraña, donde se efectuaba un choque tras otro y su compañero se encontraba ahí, entre las llamas, gritando su nombre y pidiéndole ayuda, pero cuando se acercaba para ampararlo solo se encontraba con un tumulto de carne quemada y descompuesta junto a unos ojos saltones totalmente desconocidos. Estaba claro que todos ellos no eran BaekHyun, pero su voz no dejaba de ser la misma y con el transcurso de varios días teniendo la misma pesadilla descubrió que algo debía de significar, especialmente en su caso como monstruo bestial y manipulador de sueños.
Su comunicación con BaekHyun fue constante durante el último tiempo, principalmente con la excusa para hacer el informe, pero, ciertamente, hablaban de cualquier estupidez y llegó un punto donde entregaron esa mierda y aun así continuaron conversando. Se pasaron noches seguidas haciéndose preguntas idiotas y conversando sobre sí mismos como si no hubiese nada extraño en él, como si no se siéntese un mentiroso cuando le decía al chico que sus padres eran inversionista y que lo que pasó con su físico no era más que un mal recuerdo del que no quería hablar. Estaba seguro de que BaekHyun pensaba que él experimentó un hecho traumático y que por eso su cuerpo era así, sin embargo, prefería que el chico pensase eso en vez de que supiese que era un monstruo, uno de verdad y que supuestamente debía hacerle daño a gente.
De igual forma, con el paso de los días se dio cuenta que las cosas no podían ser así de sencillas y sus malos sueños se lo confirmaron cada noche. Apenas lograba pasar del sueño vigilia las imágenes lo albergaban y él volvía a estar en esa oscura carretera, solo y con frío, siendo espectador de los autos volcándose y BaekHyun gritando su nombre. A la semana repitiéndose el mismo suceso estimó que era para preocuparse y decidió hacer algo al respecto, así que primero se acercó a MinRa, quien sabía todo de él y su familia.
—¿Quieres o no? —se quejó ella mientras revolvía la leche sobre el fuego lento.
Asintió algo atontado y dejó que la mujer le preparase la leche caliente.
—MinRa —llamó con suavidad, ligeramente asustado—, sueño... cosas raras.
El tazón con el contenido amarillento se detuvo frente a él y algo indeciso elevó la mirada hacia la mujer, quien pareció estudiarlo con la mirada. ChanYeol inevitablemente se sintió nervioso, porque MinRa podía ver tan profundo dentro de él que temió que notase lo loco que lo tenía Byun BaekHyun.
—¿A qué te refieres con cosas raras?
—Yo...
—Sabes que ustedes no pueden soñar, ¿cierto? —interrumpió la humana con seriedad, claramente extrañada—. Son monstruos que controlan los sueños y las pesadillas, no pueden...
—No —la frenó—. Controlamos las pesadillas, no los sueños. Por lo tanto, podemos soñar.
Ella asintió con lentitud, como si no terminase de creérselo—. ¿Seguro?
—Sí. —Asintió con la cabeza y al ver la mirada suspicaz de la mujer tomó un trago de leche tibia, sabiendo que no necesitaba insistir.
Ambos se encontraban sentados en la mesa de la cocina, sin nadie más que diera vueltas a su alrededor. Ya era entrada la noche y la mayoría de los empleados dormían. Por otra parte, BaekHyun le dijo que tomaría un baño para relajarse y que le hablaría dentro de media hora, así que podía conversar tranquilo con su tía.
—He soñado —susurró y la miró con cierto temor, no porque ella le causase miedo, sino porque sabía que podría leerlo de una forma increíble—. No todos han sido sueños malos.
—¿Y lo que soñaste ahora último son sueños malos? —Asintió ante la interrogante—. ¿Pesadillas? ¿Por eso gritas cada tanto durante las noches?
—¿Grito muy fuerte?
—A veces. —MinRa ladeó la cabeza con expresión apacible y revolvió su tazón con leche—. Pensé que solo hablabas por llamada con BaekHyun y que jugaban a algo por internet. No sé. —Ella se encogió de hombros—. No sabía que tenías pesadillas.
—¿Y eso es posible?
—¿Qué cosa?
—Que un monstruo bestial tenga pesadillas. —Miró a la mujer con cierta esperanza. La hechicera siempre le resolvió muchas dudas y tenía la esperanza de que esa vez también lo hiciese—. ¿Es posible?
—¿Qué clase de pesadilla?
—P-Pues... ¡No lo sé! —balbuceó nervioso. Tuvo miedo de que la humana supiese que Byun BaekHyun tomó un papel importante en su vida—. Solo son cosas que dan miedo.
—Pero qué clase de cosas te dan miedo, Yeol —indagó ella con voz dura. Claramente la pregunta iba en serio, pero ChanYeol no supo si estaba dispuesto a profundizar en ello.
—Yo...
—Puedes decírmelo, cariño —musitó MinRa con dulzura, claramente queriendo ofrecerle la tranquilidad para desahogarse. Él suspiró.
—BaekHyun. —Se mordió el labio inferior, nervioso—. Veo a BaekHyun tener un accidente automovilístico. Y... Y... Me pide ayuda, pero no puedo salvarlo. Yo...
—Es él. —Su vista de inmediato fue hacia MinRa, a quien se le empañaron los ojos debido a una acumulación de lágrimas que no tuvieron ni un poco de sentido—. Es él, Yeol.
—¿Qué quieres decir?
—¿De qué forma le gustas a BaekHyun? —lo interrumpió ella con urgencia, como si necesitase saber eso para responderle.
—Y-Yo... Ni siquiera sé si le gusto —soltó casi sin aire, sabiendo que no tenía una respuesta clara a ello.
—¿Cómo no lo sabes? ¿No ves como te mira? ¡Está claro que le gustas!
—¿Como me mira? —preguntó ahogado y no alcanzó a frenarse antes de que la mierda saliese de él nuevamente—. Soy un monstruo, por supuesto que su forma de mirarme sería rara.
A pesar de que esperó que el diálogo siguiese igual de continuo que antes, este no llegó y la mujer solo hizo un rictus con la boca, mostrándose ligeramente molesta con su contestación y ChanYeol supo por qué —BaekHyun incluso se lo dijo en algún momento—; lo triste que resultaba que se menospreciase tanto cuando había gente que de verdad lo valoraba por lo que era. A pesar de que seguía teniendo dudas de que BaekHyun fuese ese caso, estaba seguro de que con MinRa era muy diferente y que ella lo amaría como a un hijo a pesar de todo lo que se despotricase a sí mismo.
La humana frente a él suspiró cansada—. ¿Alguna novedad aparte de esa, entonces?
—¿Qué quieres decir?
—¿Pasó algo notable con BaekHyun como para que apareciesen esas pesadillas, si según tú, él no siente nada por ti?
No entendió ni una mierda y estuvo dispuesto a decírselo, pero calló, porque se le vinieron a la cabeza las cosas que le dijo su compañero de carrera cuando se encontraron hace unas semanas en su habitación antes de dormirse.
—Baek dijo que... mi reflejo era extraño —susurró con la vista perdida en una de las paredes de la habitación, recordando lo que el chico dijo en ese momento.
Sin embargo, su atención volvió de inmediato a MinRa cuando escuchó la palma de la mujer chocar contra el mármol de la mesa.
—¡Es él! —Alterada batió los brazos y atrapó sus manos para darle un ligero apretón. Pareció bastante emocionada—. ¿Qué más dijo?
—¿BaekHyun? —Ella asintió con fervor—. ¿Respecto a lo de mi reflejo?
—¡Sí, Yeol! —exclamó ansiosa y él se sintió tan malditamente confundido que se le fue inevitable jadear.
—Fue lo que te comenté aquella vez; dijo que mi reflejo era distinto a mí.
—¿En qué sentido?
—Que no tenía cicatrices —susurró sin aire. Sabía que compartir algo como eso era demasiado fantasioso y no quería exponer a su compañero como alguien extraño, pero la contraria pareció de verdad encantada con lo que dijo.
—Es tu destinado —susurró con los ojos brillantes y ChanYeol se dio cuenta recién en ese momento que la mujer comenzó a llorar—. ChanYeol, BaekHyun es el chico que te sacará del mundo bestial.
—No entiendo —confesó despacio, con cuidado y ciertamente temeroso.
—Espera —ella lo detuvo con un gesto de manos, aunque pareció mucho más feliz y ansiosa—. ¿Te dijo algo más?
—¿Algo más? —repitió y pensó en ello, realmente lo intentó, pero al final suspiró y negó—. No que recuerde, pero... —De inmediato la imagen de los monstruos bestiales llegó a su mente—. Esa noche, cuando durmió acá, vi que lo atacaron unos monstruos.
—¿A BaekHyun? —Asintió—. ¿Aquí? ¿En tu propia casa, hogar de monstruos bestiales?
Hizo una mueca. Entendió que la mujer interrogó de cierta forma con ironía, puesto que era realmente extraño que los monstruos bestiales se relacionasen entre ellos o que atemorizasen a gente con la que se codeaban. Era una especie de simbolismo de manadas, ya que, como todos ellos conformaban una misma especie, meterse en la familia de alguien más era una falta de respeto, cosa que incluía también a los humanos que estuviesen relacionados con dichas familias.
—Sí, hubieron unos cuantos monstruos bestiales, demonios sexuales y una hechicera.
—¿Hechicera? —ChanYeol movió la cabeza en un gesto afirmativo, aunque lo hizo con ligero temor—. ¿Toda esa gente estuvo metida en tu habitación esa noche y no hiciste nada?
—Sí hice algo —se defendió, aunque en realidad esa noche no hizo realmente algo digno de aplaudir.
—¿Gritar? —Se mordió el labio inferior, nervioso por la insinuación ajena—. ¿Luego qué pasó? ¿Por eso llamaste a BaekHyun a gritos? ¿Fue la primera vez que viste el accidente?
—Sí —susurró sin aire, sorprendido porque la mujer intuyese tantas cosas.
—Definitivamente es él. Debes investigar al respecto —demandó ella y se puso de pie, como si en ese mismo instante estuviese por sumergirse en libros cuando ya eran pasada las diez de la noche—. Busca sobre destinados.
—¿Destinados? Sigo sin entender eso.
—Yeol —habló la mujer con cuidado y lo tomó de las manos, aún estando del otro lado de la mesa—, él te sacará del hechizo de monstruo bestial.
No se lo creyó. No encontró ni un poco de sensatez en las palabras de MinRa y estuvo dispuesto a decirle que hablaba un pilar de incoherencias, pero la humana sencillamente se dio la vuelta y se dirigió hacia su habitación, como si tuviese algo que hacer y ChanYeol deseó que no se pusiese a investigar o algo así cuando realmente eso no tenía ningún... sentido.
¿Byun BaekHyun su destinado? Imposible. Lo conocía desde hace un año, lo vio desde lejos, interactuó con él por accidente y algunas otras veces por compromiso y aun así nunca sintió absolutamente nada extraño. Jamás se le hubiese pasado por la cabeza que su compañero tendría una interacción distinta con él si no fuese porque tenían ese odioso trabajo de trastornos del sueño, pero de no ser por eso no se hablarían para absolutamente nada.
De igual forma, seguía siendo un poco extraño la actitud de BaekHyun durante todo su encuentro. ¿Lo que decía MinRa servía como explicación a lo ilógico que se comportaba su compañero con él? Porque claramente eso de los besos y decirle que le gustaba así, tan de repente, definitivamente era extraño. No obstante, era aún más extraño lo que el mismo ChanYeol hacía, puesto que se abrió de una forma tan directa, sin preocuparse ni un poco de que el otro pensase que era una bestia mitológica ni le importó cuando se lo dijo. Bueno, sí le importó, pero aun así lo dijo y eso no era normal. Por ello se metió a la biblioteca de la universidad apenas tuvo oportunidad y, a pesar de que sabía que no habían escritos de monstruos —puesto que estos no poseían un deseo de trascendencia como para escribir de sí mismos—, se sumergió en una biblioteca pública que solo le dio unos cuantos datos sin sentido y muy fantasiosos.
Dile a la bibliotecaria que eres Park ChanYeol y ella te entregará los libros que necesitas, le escribió MinRa en un mensaje una de esos días, cuando BaekHyun se encontraba almorzando a su lado en uno de los campus que tenían más áreas verdes y árboles. A ChanYeol le encantaba meterse ahí para comer, para no decir que era el único lugar donde realmente almorzaba, dado que era difícil que alguien lo viese entre tanta densa vegetación y eso era perfecto para ocultarse y no mostrar su abominable rostro.
—¿Cómo conoces este lugar? —preguntó su compañero mientras destapaba su almuerzo.
Ese día acordaron comer junto, más a insistencia de BaekHyun que suya, y ambos se encargaron de llevar una serie de platillos que pudiesen compartir, así que su compañero sacó a la luz todo su arte culinaria, haciendo que a ChanYeol le diese pena comerse los pingüinos de arroz y alga.
—Necesito esconderme para comer —se burló con la boca llena, pues el contrario le metió a la boca un pollito para que probase.
—Eso es tonto, Yeol. —BaekHyun lo miró con el rostro serio, claramente queriendo regañarlo, pero ChanYeol no pudo evitar enternecerse ante la expresión ajena y acabó mostrando una media sonrisa una vez que terminó de tragar. Para su sorpresa, el contrario le apretó las mejillas de forma que abultó los labios—. ¿Por qué eres tan lindo?
No pudo ni respirar antes de que el chico le diese un ligero beso sobre los labios casi desinteresado que de seguro no tomaría otra connotación si él no se hubiese inclinado ligeramente hacia atrás con la intención de mantener una postura más estable, ocasionando que BaekHyun perdiese el equilibrio y cayese superficialmente sobre su pecho. En ese instante sus ojos se encontraron y ChanYeol por primera vez vio un atisbo de miedo en los ojos ajenos que no entendió hasta que el castaño se sentó sobre sus caderas y comenzó a besarlo a profundidad, quitándole todo el aire de los pulmones y mandándolo a volar lejos, porque eso estaba definitivamente por fuera de todas sus expectativas. Por ello, no le quedó mucho más que soportar su cuerpo con ambas manos sobre el pasto bien cortado mientras dejaba que BaekHyun le comiese toda la boca. Y ¿para qué mentir? Él también lo hizo.
Su boca se abrió para dejar que la lengua del contrario se introdujese en su cavidad y mordió el labio inferior del castaño apenas tuvo oportunidad. BaekHyun ladeó la cabeza para profundizar más el beso y ChanYeol sencillamente se dejó hacer ahí, con su compañero de carrera besándolo tan profunda y rudamente que era para volverse loco.
—Se nos acabará el horario de colación —susurró apenas tuvo oportunidad, temeroso de que su compañero se pasase todo el receso besándolo.
A pesar de las advertencias, BaekHyun se pasó estas por el mismísimo escroto, porque se acomodó mejor sobre su cuerpo mientras lo besaba y lo hizo gemir ronco y audiblemente, maldición. ChanYeol se tuvo que contener para no dejarse caer de espalda y ponerle las manos encima a su compañero, dado que sabía lo loca que se pondría su cabeza apenas tocase el cuerpo ajeno.
—Bien —dijo el chico sin aire una vez que se separó y lo miró a los ojos con una pequeña sonrisa entre los labios—. Comamos.
Claro, comamos, repitió ChanYeol en su mente con malestar. Ver que BaekHyun se alejó como si nada de su cuerpo y que se acomodó sobre el pasto como anteriormente estuvo solo lo hizo fruncir el ceño y hacer un rictus con la boca. ¿Así de fácil le fue apartarse? ¡Ahora él tenía una puta erección! Bueno, no del todo, pero ahí estaba su pene semi-endurecido debido a tener las caderas de su compañero presionando contra él. Fue tan malditamente caótico que lo dejó con ganas de tocarse, pero no pudo hacer más que morderse la lengua y tragarse los pingüinos que BaekHyun hizo para él.
Sí, su diario vivir se convirtió en uno donde constantemente se encontraba con el pequeño chico castaño, quien siempre le sonreía y le ponía las putas manos encima, incluso cuando estaban en los pasillos de la universidad repletos de gente. Al parecer ni siquiera fue una sorpresa para los demás verlos interactuar, quizás porque ya algunos de sus compañeros sabían que tenían un trabajo juntos. Sin embargo, ninguno de los dos habló mucho del trabajo y sus interacciones se daban como... amigos íntimos o algo así. ChanYeol no tenía ni puta idea de qué era un amigo siquiera, pero cuando se dio cuenta que una noche le contó a BaekHyun por mensaje de la experiencia más vergonzosa que tuvo en su vida descubrió que eso no era sencillamente una conversación banal con una de sus compañeros de carrera, por ello se puso a investigar como un desquiciado acerca de quién era Byun BaekHyun realmente.
—¿Qué haces? —Sin poder evitarlo se sobresaltó y estiró los brazos por sobre la mesa para cubrir lo libros mientras veía a BaekHyun sentarse frente a él. Disimuladamente acercó los grandes tomos hacia sí, temeroso de que el otro empezase a leerlos.
Ciertamente, MinRa tuvo razón con lo de la bibliotecaria, así que terminó con un montón de libros tan malditamente antiguos que daba pánico, pero bajo la promesa de cuidarlos tomó un par de ellos y se sentó en la mesa más apartada de la biblioteca, donde pudiese comer sin ser visto por absolutamente nadie y no le diese tanto repelús subirse las mangas cuando hacía calor, como en ese maldito momento cuando su compañero se sentó frente a él como si no pasase absolutamente nada.
—Mierda, Yeol. Te ves caliente así.
Bufó y miró hacia otro lado para que su sonrojo no se notase tanto, aunque el comentario de BaekHyun se repitió en su cabeza y lo hizo ladear ligeramente la cabeza, confundido. Pensó unos pocos segundo en lo que le dijo y volvió a alzar la mirada para encararlo.
—¿Te caliento? —susurró y sus dedos presionaron más sobre la tapa dura del libro en un acto nervioso.
—Por supuesto. —El chico soltó una suave risa, como si no fuese nada.
BaekHyun, desinteresado de la conversación, rebuscó en su mochila para buscar su computador, quizás para ponerse a hacer tareas junto a él como hicieron algunas otras veces.
—¿Por eso te acercas a mí? —preguntó rudamente.
—¿Cómo? —Recién entonces su compañero le prestó atención y él apretó los dientes, porque se sintió idiota con todos esos libros esparcidos sobre la mesa y sus hojas con apuntes, pensando que significaba algo para BaekHyun cuando este claramente iba en otra dirección.
Fue extraña esa puta iluminación mental y lo hizo sentir una incomodidad preocupante en el centro del pecho. Es decir, ¿no era más normal que BaekHyun se enamorase de él y que por eso decidiese acercarse? Pensar que solo le hablaba con constancia porque lo calentaba resultaba aún más extraño, sino fuese porque...
—¿Tienes un fetiche con los tipos raros? —indagó con cuidado, temiendo ofenderlo porque, a pesar de todo, era BaekHyun, mierda, el niño bonito que le sonreía siempre y que se preocupaba por él. Sencillamente no podía ser un maldito desgraciado.
Al chico le costó responderle, como si no terminase de procesar del todo lo que le preguntó—. No, Yeol. No tengo un fetiche con los tipos raros.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Solo lo sé.
Se encontró de lleno con esos ojos oscuros y nuevamente vio algo distinto en ellos, una ligera preocupación que no le hizo ningún maldito sentido, pero que lo llevó a hacer una mueca con los labios y a tomar aire profundamente. Seguía sin entender ni mierdas.
—Me gustas. —BaekHyun apretó la mochila contra su pecho, de la cual no alcanzó a sacar el computador—. Realmente me gustas, ChanYeol.
Dejó escapar el aire que en todo ese momento estuvo reteniendo y lo miró con cuidado, buscando la mentira en sus preciosos ojos brillantes y no encontró más que una capa ligeramente traslúcida que lo hizo temer demasiado, incluso más que cuando imaginó que su compañero solo tenía un calentón con él. Se dio cuenta que BaekHyun quería llorar.
—Y-Yo... —El castaño titubeó y pareció forzado a explicarse—. T-Te lo dije antes. Creí que lo estabas pensando, no que ignoraste...
Sin dudarlo se movió de su lugar y se sentó en la silla que estaba a un costado de su compañero para pasarle un brazo por los hombros y atraerlo hacia sí. ChanYeol no era precisamente alguien de mucho contacto, pero BaekHyun sí lo era y en esos dos meses que llevaba conociéndolo directamente se dio cuenta que el contrario valoraba las caricias y el calor corporal, así que apenas pudo lo acunó en su pecho. Le importó poco que estuviesen en la universidad y que alguien los pudiese ver, a él lo único que le preocupó fue cuidar de su compañero.
—Creo que también me gustas —susurró contra el oído del otro y miró hacia abajo para encontrarse con los ojos del castaño.
Desde esa posición BaekHyun se acercó a él y lo besó con cuidado, lentamente y dejando que ambos se sumergiese en una sensación de sosiego increíble, un mundo fantasioso donde solo se encontraban ellos dos en una esquina empolvada de la biblioteca y con el pequeño cuerpo de su compañero de carrera entre sus brazos, como si no importase nada más que ellos compartiendo saliva y sintiéndose cálidos en un recoveco del mundo.
El beso fue lento y cómodo, con los cuerpos calientes juntándose y las respiraciones tranquilas. Los ojos de ambos permanecieron cerrados y en algún punto sus manos se acariciaron entre sí, terminando unidas. A ChanYeol le explotó el corazón de amor en ese momento, causándole un estremecimiento a todo su cuerpo que hizo que una sola palabra llegase a su consciencia como un relámpago:
Destinados.
Byun BaekHyun sí era su pase a la normalidad mundana.
—¡Jóvenes! —Asustados se alejaron y sus mejillas de inmediato se colorearon cuando vieron a la vieja bibliotecaria con las manos sobre las caderas y la mirada austera—. Por favor, jovencitos. En la biblioteca no.
ChanYeol boqueó y quiso explicarse, decirle que el chico ahí presente era aparentemente el amor de su vida y que lo sacaría del destierro en el que estuvo sumergido todos esos años, pero a la anciana poco le interesó y acabó dándose la vuelta para desaparecer por entre las estanterías.
Suspiró y se giró a mirar a BaekHyun, quien se cubrió los labios con la palma abierta para soltar una suave risa. Al parecer se le hizo cómica toda la situación mientras ChanYeol no hizo más que tomar aire a profundidad con la intención de calmarse. Pensó en lo que acabaron de decirse y se cuestionó lo que debería hacer luego de ello. ¿Qué mierda pasaba en las películas en esos momentos?
—¿Quieres salir conmigo? —se le ocurrió preguntar, sin saber cómo se hacían esas cosas, pero los ojitos de BaekHyun brillaron tanto que imaginó que no se equivocó.
—¿Qué clase de pregunta es esa? —se burló el contrario y él hizo un rictus con los labios.
—No creo que sea una pregunta tan idiota, ¿sabes?
—Sí. —Frunció el ceño y la sonrisa ajena se expandió más—. Quiero salir contigo.
Mierda, no se lo esperó.
—Eh... ¿Con eso te refieres a salir a una cita o a salir como... novios?
—No lo sé, Yeol. —El castaño rio—. Tú hiciste la pregunta. —El chico se acomodó entre sus brazos y sacó por fin el computador. Solo en ese momento ChanYeol recordó que hacía algo antes de la llegada del contrario—. Aunque ya hemos tenido muchas citas.
—¿Qué citas?
—Maldición, terminé durmiendo contigo en tu cama y preguntas qué citas.
—¡Oh! —Ambos se sobresaltaron ante la exclamación de alguien más por entre las estanterías. De seguro a ninguno de los dos le hubiese importado si no fuese porque lograron ver a tres jovencitas huyendo y diciendo entre ellas que Byun BaekHyun sí salía con Park ChanYeol.
—¿Qué fue eso? —preguntó con cuidado, incapaz de normalizarlo.
Su compañero solo se llevó la mano hacia el rostro y suspiró—. No lo sé. Deben pensar que somos pareja.
—¿Y no lo somos? —De reojo miró al contrario, quien le sonrió y lo tomó de las mejillas para dejar un rápido beso en sus labios.
—¿Eso responde tu pregunta?
ChanYeol solamente rio risueño.
—Por cierto, ¿qué hacías? Te veías tan concentrado... —BaekHyun pareció desconcentrarse y miró sus libros, poniéndolo nervioso—. ¿Por qué estudias sobre mitología?
—Interés —contestó rápido y se encogió de hombros, como si no fuese la gran cosa cuando realmente era algo en lo que no pudo dejar de pensar en esos últimos días.
El contrario de inmediato le envió una mirada suspicaz, pero no le dijo nada. ChanYeol aprovechó ese momento para ordenar los libros y dejarlos amontonados a un lado. Ciertamente, de repente le interesaba muchísimo más BaekHyun.
Solo cuando volvió a encontrarse con sus ojos procesó todo lo que acababa de pasar: el besó, la bibliotecaria regañándolo y que ahora eran novios o algo así, mierda. La sonrisa se escapó de entre sus labios y el contrario le picó la mejilla. Cuando sus ojos se encontraron el otro le sonrió, pareció enternecido.
—¿En qué piensas?
—En ti —atacó. Sí, maldición, lo sintió como un ataque, porque el otro se sonrojó y perdió la sonrisa para luego mirar hacia otro lado, nervioso. ChanYeol no hizo más que soltar una suave risa al verlo—. Hey, Baek.
—Mmh... —emitió el chico sin mirarlo.
—¿Puedo saber... cómo te llegué a gustar?
La sonrisa del contrario se expandió y luego este se acomodó mejor entre sus brazos. Algo desinteresado, BaekHyun encendió el computador y se dirigió a revisar el correo de la universidad mientras recargaba la cabeza en lo alto de su pecho.
—Te vi en sueños.
Su respiración se cortó y al parecer el otro lo escuchó, porque se giró a mirarlo con el ceño fruncido, claramente confundido y preocupado por su imprevisto actuar.
—¿En sueños? —Quiso confirmar y el otro solo hizo un sonido de garganta—. ¿Qué quieres decir con eso?
Claro, estaba completamente aterrado. ¿Cómo no estarlo cuando un monstruos bestial era sinónimo de «sueños»? Lo último que quería era que BaekHyun lo viese siendo el monstruo que realmente era, atacándolo en sueños y siendo quizás qué mierda. Sin embargo, que fuese así era imposible, él nunca se transformaba en monstruo bestial, mucho menos para aterrorizar, y no podía duplicarse ni nada por el estilo. Por lo tanto, alguien se hizo pasar por él para ocasionarle pesadillas a su compañero de carrera o eso de «destinados» iba mucho más allá de lo que creyó.
—Sé que suena un poco raro, pero siempre tuve pesadillas —empezó el contrario mientras lo miraba y le daba una sonrisa, como si lo que estuviese a punto de contarle no fuese nada—. Cuando te vi por primera vez, un día que tropezamos, dejé de ver esas pesadillas. No sabes lo aliviador que fue para mí salir de toda esa mierda.
Tomó aire con profundidad y vio como su compañero tecleó sobre su computador para escribir un correo, al parecer respondiendo a algo que dijo uno de los profesores, aunque ChanYeol solo se quedó perdido en el otro y en lo que le dijo. Es decir, ¿cómo era posible que una bestia onírica aportase sueños pacíficos? Eso era prácticamente imposible. No obstante, en caso de que fuese cierto —y que BaekHyun no estuviese solo interpretando las cosas de mala forma—, eso quería decir que él no fue el único que experimentó cosas extrañas en torno a BaekHyun, sino que este también lo hizo en relación a él.
—¿Gracias a mí dejaste de tener pesadillas? —preguntó con cuidado, algo temeroso incluso.
—Sí. —El castaño tecleó con entusiasmo sobre su computador—. Tuve un accidente hace unos años que me generó pesadillas y luego me dio insomnio, así que fue agradable cuando me encontré con una imagen tuya en los sueños y sencillamente todo se acabó. —El chico se detuvo y se giró hacia él para regalarle una sonrisa—. Desde que se hizo constante el soñar contigo me intenté acercar a ti, pero me detuve al darme cuenta que sería ridículo llegar y hablarte de eso sin ningún justificativo lógico de mi interés...
—Y es así —lo interrumpió, cosa que sorprendió al contrario—. Es decir, quizás por eso me pareció tan ilógico cuando me dijiste la primera vez que te gustaba.
—Me imaginé que sería así. —El chico hizo una mueca y volvió a concentrarse en lo suyo—. Por eso no insistí con el tema en ese momento. Supuse que no te interesarían mis pesadillas y que tú estuvieses en ellas.
—Pero sí me interesa.
—¿Sí? —se burló su compañero y él hizo una mueca.
—¿Qué soñaste conmigo?
—Aún sigo soñando a veces contigo —aclaró el otro, cosa que lo confundió ligeramente y lo hizo avergonzarse, aunque procuró no detenerse demasiado en ello—. Y respecto a lo que sueño... —BaekHyun soltó una pequeña risa, como si el recuerdo le pareciese divertido—. Tengo sueños húmedos contigo.
Se sonrojó y por un momento se olvidó que estaba BaekHyun consigo. En vez de estar al pendiente de sí mismo y de su realidad, su concentración se desplegó hacia otro lado, un sitio lejano que le regaló la imagen de aquello que posiblemente veía el castaño en sus sueños, algo en relación a él moviéndose rítmicamente contra el cuerpo de su compañero mientras jadeaban, cosa que solamente lo descolocó aún más y lo hizo perderse, olvidarse por completo del porqué estaba situado en esa biblioteca en primer lugar.
—¿Qué? —se le ocurrió preguntar luego de un rato, bastante retrasado considerando que su compañero ya terminó de revisar los correos y que en ese preciso momento se hacía cargo de corregir las referencias bibliográficas de su informe de teoría de la personalidad.
—Ay, ¿tan raro es? —se quejó con sorna el otro y con un gesto desinteresado acarició su nariz para luego volver con lo que hacía en el computador—. Para mí no es tan raro considerando que llevo cerca de un año así.
—¡¿Un año?! —Era la primera vez que Park ChanYeol gritaba y al ver a la bibliotecaria pocos segundo después aparecer en su visual supo que la cagó, así que no hizo más que dar una sonrisa nerviosa y unas cuantas venias.
Por suerte, la mujer debía ser monstruo o como mínimo una hechicera, dado que le facilitó las cosas como MinRa dijo. Sin embargo, esa mirada dura por parte de la mujer no lo hizo sentir más estable y acabó dándose cuenta que estaba haciendo más alboroto del que hizo antes en toda su vida.
—Sí, es raro que lleve casi un año enamorado de ti, pero... —BaekHyun calló.
ChanYeol contuvo el aire y esperó que el contrario dijese algo más, que se corrigiese o alguna puta mierda, pero el chico solo se mantuvo estático, como si de esa forma pudiese borrar lo que dijo hace unos segundos. Ante ello insistió un poco con la mirada, esperando que el castaño fuese lo suficientemente accesible como para soltar todo lo que tuviese para decir. Sin embargo, su sorpresa fue mayúscula cuando se dio cuenta que el otro sencillamente ordenó todo con rapidez, dispuesto a irse.
—Baek —lo llamó al ver que tuvo intenciones de levantarse de la silla con todas las cosas en sus manos—, no te vayas. —Lo ojos temerosos del otro se encontraron con lo suyos y solo en ese momento pudo comprender a lo que realmente le tenía miedo el chico.
La peor pesadilla del contrario no era un automóvil chocando, ni el fuego o el olor a aceite vehicular. Lo que realmente aterraba a su compañero era que lo volviesen a dejar solo.
—¿Perdiste a tus padre? —preguntó con cuidado, sabiendo que era una pregunta sumamente delicada y él como futuro profesional de la salud mental no podía ser tan imprudente consultando algo así. No obstante, ahí no estaba trabajando como psicólogo, sino que era un chico preocupado por su amigo... o novio.
—¿Cómo lo sabes?
—Lo dijiste mientras dormías ese día que te quedaste en mi casa —mintió. En realidad lo supuso por las pesadillas que él recurrentemente tenía.
Eso quería decir que efectivamente había una unión entre ambos como para que sus sueños estuviesen conectados más allá de sus consciencias. Ante lo mismo, había una probabilidad muy grande de que BaekHyun definitivamente fuese su destinado, lo que quería decir que ese chico podía convertirlo en humano si así quisiese.
—Baek —volvió a hablar y notó los ojos brillantes del chico, aunque sumergidos en una expresión triste. Tomó aire profundamente antes de continuar—, no te dejaré —aseguró y el sollozo salió de entre los labios de su compañero como si hubiese apretado un botón para hacerlo.
Sorprendentemente, dijo las palabras correctas.
Cerró los ojos con fuerza cuando sintió la cabeza de su compañero caer en el hueco de su cuello, ocultándose ahí para llorar. A la vez, vio de reojo a la bibliotecaria acercarse a ellos, al parecer dispuesto a echarlos de ahí de una vez, pero al darse cuenta que BaekHyun lloraba no hizo más que detenerse y mirarlo con una ceja alzada. ChanYeol le dio una sonrisa apenada y le dio a entender con un gesto de manos que dentro de poco saldrían de ahí y dejarían de causar problemas.
Mientras tanto debía concentrarse en otra cosa, así que su atención estuvo por completo en su compañero de carrera, quien se aferró a su camiseta mientras lloraba contra él, ocasionando que ChanYeol se olvidase por un momento del porqué estaba ahí en primer lugar, así que la imagen de los libros sobre la mesa solo lo hicieron sentir desorientado y sin darse cuenta acabó aferrándose a la cintura de BaekHyun para apegarlo a su cuerpo mientras que con una de sus manos le acariciaba suavemente la cabeza en busca de darle consuelo.
—No puedo creer que hayas dicho algo importante tan a la ligera —se quejó el otro con cierto aire divertido mientras le posaba los labios sobre la barbilla en un intento por besarlo y hacerse escuchar.
ChanYeol solo sonrió desde donde estaba y sin bajar la mirada para dirigirse a BaekHyun, porque sabía que el chico justamente besaba su cicatriz de la quemadura ya sana a pesar de que la apariencia era desastrosa. Además, estaba cerca de su tatuaje en árabe, de su cicatriz en el cuello que parecía ocasionada por una autopsia y estaba tan malditamente cerca, tan dentro de él...
—Tengo algo que decirte —susurró con la vista perdida en los libros del fondo y BaekHyun se enderezó, claramente interesado en lo que tendría que decirle, pero nuevamente no supo, mierda, nuevamente se arrepintió—. En realidad, tengo algo que preguntarte —continuó, optando por dirigirse hacia otro lado, sabiendo que ya habló demasiadas cosas emocionales con su compañero como para ponerse ahora a decir cosas incoherentes sobre que se amarían por toda la vida y que se sacarían del pozo tan profundo en el que estaban—. ¿Qué me hacías en esos sueños?
—¡Ya, Yeol! —Un golpe le llegó en lo alto del pecho y él solo rio contento por sacar al castaño de su burbuja triste.
—Vendrá la anciana. Levántate.
—¿Ah? —El contrario claramente pareció desorientado al ver que él se puso de pie y ordenó las cosas—. ¿Yeol?
—Viene la bibliotecaria. Ordena tus cosas y vámonos. —Lo empujó suavemente con la intención de despabilar por fin al chico y por suerte lo consiguió, así que pudo tomar a BaekHyun a tiempo mientras agarraba los libros y salía de ahí tirando al contrario.
Era extraño e irónico viniendo de un tipo tan pasivo como él, pero terminó tirando de su compañero hacia las afuera de la gran biblioteca mientras serpenteaba por entre las estanterías con la intención de perder a la bibliotecaria.
—Hey, Yeol. No es necesario que te esfuerces tanto. No creo que logre alcanzarnos —se mofó el castaño cuando ambos lograron salir de la temible habitación.
Solo en ese momento se dio cuenta que no se puso la mascarilla antes de salir, así que la parte inferior de su rostro estuvo sin ningún tipo de protección más que la bufanda que siempre ocupaba cuando iba a la universidad. BaekHyun ya lo conocía, incluso casi lo vio desnudo, por lo que su preocupación no estuvo particularmente en el chico, sino en todas las personas que de repente se encontraron a su alrededor, mirando hacia él cada vez que pasaban por su lado.
El aire se le fue de los pulmones y se quedó estático, paralizado entremedio de tantas personas. Sin embargo, hubo una mano que apretó la suya y en ese mismo momento dejó de tener miedo. La sensación de terror y pánico que lo albergó dejó de existir cuando se encontró con los ojos de BaekHyun, quien le sonrió desde abajo y le dijo de una forma muda, pero sumamente reconfortante, que estaba ahí para él, que podía combatir esos miedos.
Por primera vez no temió de sí mismo, por supuesto que no. Por primera vez se sintió el mierdas más contento de todo el puto planeta, porque confiaba en que el contrario estaría para él de forma sincera y genuina, porque resultó que no era solamente ChanYeol necesitando a BaekHyun, sino que para el chico él también significaba algo, una especie de atrapasueños que no tenía ni puta idea de cómo se generó siendo que él lo que debía hacer era generar pesadillas.
Tomó aire profundamente y dejó que el castaño entrelazase las manos con las suyas para luego tirar suavemente de él, animándolo a caminar a su par por los pasillos de la universidad que se encontraban atestados de personas un jueves luego del horario de almuerzo, todos preparados para ingresar a sus clases de la tarde.
ChanYeol debió volverse loco, de hecho, lo estaba. Sin embargo, no podía enloquecer realmente, no cuando había una extremidad aferrando a la suya, no cuando por fin tenía algo a lo que sujetarse y se dio cuenta de que por fin no estaba solo, que por fin había alguien que se aventuraba con él a hacer las mierdas locas que siempre quiso hacer, aquellas a las que siempre se encontró ajeno, porque pensó que era un simple monstruo, una criatura que no tenía cabida para nada de ello, para ir a fiestas, para sonreír entre un grupo de gente o sencillamente para sentarse a escuchar música mientras esperaba un autobús. Imaginó que él nunca haría nada de eso y quizás no lo haría nunca. Sin embargo, con BaekHyun a su lado se sentía más vivo y capacitado para ello que en ningún otro momento.
—¡Quiero helado!
Frunció el ceño al ser traído a la realidad debido al grito de su compañero, quien metió la mano dentro del bolsillo de sus jeans como si no tuviese ningún problema en tocarlo. A ChanYeol se le pasó por la cabeza que sería obvio que no tuviese ningún inconveniente con ello, considerando que el chico tuvo sueños húmedos con él y se imaginó quizás qué cosas, pero no pudo ni bromear de ello cuando vio que efectivamente su compañero le quitó el llavero del bolsillo para sacar el casco de donde estaba asegurado. Para su sorpresa, el chico también se subió detrás del volante, asustándolo momentáneamente y haciendo que volviese a la realidad.
—Mi novio me enseñará a manejar esta mierda, ¿cierto? —BaekHyun se recostó ligeramente hacia adelante sobre la moto y luego de sujetarla sin el peso de la pata ChanYeol jadeó, temeroso de que alguna de esas dos bellezas saliese en peligro por aplacar a la otra.
—En otro momento. —Rio con suavidad al ver el puchero de su compañero y este chasqueó la lengua al darse cuenta que no sacaría nada insistiendo—. ¿Quieres helado o no?
—¡Bien! —BaekHyun suspiró, frustrado—. Ahora dime cómo hago para que esto no pese tanto.
Rio y sujetó la moto para ajustarla, lo que le dio la estabilidad suficiente a su compañero para que este pudiese bajarse del pequeño vehículo sin mayor problema y apenas estuvo del otro lado de la moto se encontró con BaekHyun bufando y acomodándose el cabello que se le fue contra el rostro entre el ajetreo que significó bajarse y no golpearse en el proceso. ChanYeol se apresuró en guardar los libros dentro de su mochila.
—Baek —llamó con cuidado y el aludido lo miró con curiosidad del otro lado. Se le fue inevitable esconder su sonrisa el apreciar lo guapo que era su compañero—, te ves precioso.
Sin darle tiempo al otro para avergonzarse de lo que dijo se subió a la moto y le hizo un gesto a BaekHyun, quien respiró con cierta dificultad y tomó el casco que le ofreció para ocultarse detrás de este. ChanYeol solo rio mientras metía la llave para luego echar a andar la moto.
Los muslos de BaekHyun se apegaron a su cuerpo y él solo se mordió el labio inferior, dejando que se abultase la esquina donde estaba la pua.
Por el espejo retrovisor pudo ver la mirada de BaekHyun a través del casco, dándole una sonrisa autosuficiente que claramente le quitó todo el puto aire. Estuvo claro que el chico sabía todo lo que provocaba en él y ChanYeol ni siquiera tuvo tiempo para salir del estacionamiento de la universidad antes de que escuchase a su compañero hablar.
—Parece que no soy el único que se calienta con el otro.
++++
¡Por fin actualizo! Quiero disculparme por no haberlo hecho en el momento que me correspondía. 🤧
Además, aprovecho de comentarles que estoy en un grupo de WhatsApp junto con algunas escritoras donde hacemos actividades de escritura para practicar y nos damos retroalimentaciones. Las puertas están abiertas por si alguien desea unirse. 😊💖
Muchas gracias por leer, votar y comentar. ♥️
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