𝐁𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 OO3
Jimin abrió la puerta de su casa rápidamente al escuchar el timbre de esta sonar. Era su amigo, Taehyung.
—Me alegra verte. —Taehyung abrazo a su amigo tan pronto lo vio y sonrió al soltarlo.
—¿Qué tal ese trabajo, oficial?
—Algo agotado.
Jimin camino por la sala con su amigo. No dudo en tampoco ofrecerle una bebida y pedirle que tomara asiento.
—Supe que tienes nuevos pacientes, espero que no sea agotador para ti también.
—No lo es, amo el trabajo que tengo. Lo sabes.
Jimin se sentó a su lado y le extendió un vaso de agua.
—¿Tienes algún paciente que nunca hayas visto antes? Algo fuera de lo normal?
—Ohm no, son todos iguales pero aún así me esfuerzo para que se sientan mejor.
—Todo un ángel. —Taehyung bebió un poco de agua y sonrió.
—¿Qué tal tu trabajo?
—Hubo un asesinato hace unos días y fue extraño ya que era un poco.. fuera de lo común.
—Continua.
—Encontramos un hombre sin sus ojos, la mayoría de los dedos estaban cortados y sus piernas no estaban. Era escalofriante.
—Debió ser fuerte ver algo como eso.
Jimin acarició la espalda de Tae, quien asintió y dejo el vaso en la pequeña mesa de café.
—¿Qué hay de ti, Jimin?
—Conocí a un paciente sin identificación, solo se que tiene veintitrés años y su nombre, el resto es una intriga.
—¿Sabes porque asiste?
-Si pero aún así, no parece ser exactamente eso.
Taehyung lo miró extrañado.
★ 𝐁𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 ★
—Por cada vez que me mientas, te cortaré un dedo.
Jungkook tenía preparado unas tijeras de jardinería.
—No haría nada con ese chico, lo juro. No soy de ninguna mafia, aunque me lo preguntes, ya lo dije, no pertenezco a una.
—¿Y que hay de tu tatuaje de dragón? ¿No es clásico de una mafia?
—No siempre tiene que ser así.
Jungkook observó a su víctima directamente a los ojos. Eso ponía incómodo a su víctima. Solo debía saber si mentía.
—¿Estas seguro?
El hombre asintió varias veces.
—Supongo que me equivoqué, lo siento.
—Esta bien que digas que lo sientes niño, esto está mal.
—Si pero está más mal mentir como tú.
Jungkook sacó rápidamente de su bolsillo un teléfono celular con los mensajes explícitos sobre varias personas en el celular del hombre. Se lo mostró demasiado cerca de sus ojos la pantalla de este. Era una maldita red de personas, las cuales se las daban a otras personas misteriosas para hacer lo que quisieran con ellas.
—Así que ¿te gusta llevarte a las personas solo para obtener placer de una manera que ni siquiera es digna? Te cortaré las piernas.
El azabache arrojó el teléfono otra una pared, rompiéndolo en mil pedazos. Tomó rápidamente el hacha y apunto una pierna de este listo para el su escenario. El hombre pedía piedad pero sinceramente no importaba que piedad le pidiera, no cuando en los mensajes aparecía Jimin.
Simplemente tomó impulso sobre su cabeza con aquel hacha y la bajó rápidamente para cortar limpiamente la pierna. En la parte de su muslo.
El azabache arrojó el hacha y busco cinta adhesiva para pegarle la boca aquel hombre. No aguantaba sus gritos, le era una molestia. Pegó su boca con una gran cantidad de cinta.
—Cierra la maldita boca si no quieres perder la lengua.
En el otro lado de la ciudad, Taehyung observó a Jimin y sonrió. Realmente le encantaba ver a su amigo. Siempre hablaban de sus días pero también tenían sus días malos.
Por el otro lado, Jungkook reía ante aquel hombre después de horas de haberle hecho pasar el infierno. Sus labios atraparon un cigarrillo y su mano derecha lo prendió con su encendedor. La llama lo consumió y sus labios se apretaron para darle una calada.
El humo salió de su boca cuando alejó el cigarrillo de sus labios y sonrió de lado.
Sus ojos grises observaron como aquel hombre lo miraba apenas con su poca consciencia. Parecía pronto caer inconsciente.
Sin una pierna y sin dos dedos en su mano izquierda. El hombre maldijo en su mente y cerró los ojos esperando que ese infierno acabará. Solo quería que fuera un sueño.
—¿Piensas?
El hombre lo miró y volteo a ver a otro lugar.
★ 𝐁𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 ★
Al día siguiente, Jungkook tomo asiento en el pasillo de espera. Observo su reloj y suspiro. Aun no era su hora para ser atendido. Trato de mantenerse en sus pensamientos pero un pequeño niño a su lado estaba jugando con su muñeco. Este muñeco caía en la pierna de Jungkook y luego en la pierna de al parecer su madre, quien estaba sonriendo a su niño.
El azabache apretó sus labios y observó hacia el frente. Dónde rápidamente se encontró con la mirada del mismo joven que siempre lo miraba de mala manera cada vez que se encontraban.
Jungkook levantó una ceja. El joven no despegaba su mala mirada de el y tomó el descaro de observarlo de arriba a bajo. Tratando de incomodar a Jungkook.
No pudo seguir en ese momento, ya que, Jimin salió de su oficina y caminó por delante de ambos jóvenes. Quienes lo siguieron con la mirada hasta que esté despareció al final del pasillo. Jungkook no fue así, el siguió observando el final del pasillo. Esperando verlo regresar.
Y claro, aquel joven que lo observaba mal, ahora lo miraba más que mal.
Las horas pasaron y Jimin invitó a pasar al joven. Quedándose solo como el último paciente, no se espero en ningún momento que el rubio también lo llamara.
Las cosas se pusieron tensas. Jungkook caminó hasta el sofá y se sentó lejos del joven. Cada uno estaba sentado en casa extremo del sofá. Lejos de la cercanía.
Por lo que podía saber, es que tendría una cita doble. Jimin los había juntado a ambos en la misma oficina.
—¿Cómo se sienten hoy?
—Bien, aprendí a controlarme mejor pero hay veces que no lo soporto y quiero estallar. —Dijo el joven. Quien observó de reojo al azabache.
—Oh ¿Y que es lo que hace que te sientas así?
—Últimamente no me gusta lo que veo, me hace sentir un poco celoso.
Jungkook solo podía escuchar y observar hacia otro lado que no sea Jimin o aquel joven.
—Trabajaremos eso.
Jimin señaló al joven y este sonrío pero luego borró su sonrisa al escuchar el nombre del azabache salir de sus labios de aquel rubio.
—Señor Jungkook, ¿Cómo se siente hoy?
—Neutro.
—¿Neutro?
Jungkook no siguió la conversación y se quedó callado. No seguirá hablando.
—Bueno, Joaan, el es Jungkook y Jungkook el es Joaan.
Ambos jóvenes presentados se observaron lentamente y luego se ignoraron. Jimin se sentía algo incómodo con la tensión de el ambiente.
—Jungkook... Ohm, leí tu carta y me pareció genial que pudieras avanzar en tu condición.
—Gracias.
«Tan cortante.» pensó Jimin mientras apretaba sus labios y rascaba su naricita. No podía quitar sus ojos de su libreta. No sabía cómo seguir su cita. Joaan no paraba de mirar a Jungkook de reojo y este último no paraba de observar a Jimin.
—Señor Jimin ¿leyó mi carta? —Joaan realmente estaba interesado en saber. El también solía escribirle a Jimin, aunque siempre eran más de cinco cartas por día.
—Tu carta fue perfecta, Joaan.
Jimin sonrío y miró a Jungkook. Que tenía ese hombre que cada vez que decía algo, sus ojos iban hacia el. Cómo si esperara todo el tiempo una reacción de aquel azabache. No importaba si era un respiro o alguna expresión.
Joaan podía saberlo. Jimin estaba extraño desde la primera vez que Jungkook había pisado la oficina del psicólogo.
Jungkook no parecía importarle mucho. O eso creía el. Hasta que algo sucedió.
—Jimin.. y-yo me siento algo mal.
Joaan comenzó a sentir presiones en su pecho, palpitaciones y irritabilidad. Estaba molesto de ver a Jimin observando a Jungkook todo el tiempo. Desde cuándo le hablaba hasta cuándo siquiera hablaba con el, sino con Joaan. Jungkook estaba en sus pensamientos. Estaba en su crimen de su noche anterior y sonreía malicioso.
Jimin observó a Joaan y se preocupó. Rápidamente se acercó a el, tomó asiento en el medio de ambos jóvenes y trato de calmarlo. Joaan tenía problemas de ira. Quizás podía reaccionar algo agresivo pero siempre tenía un buen corazón. Pero, realmente eso pensaba Jimin. Joaan estaba poniéndose celoso y eso no le ayudaba con su ira.
Joaan solo quería la atención de Jimin solo para el. No le gustaba y se rehusaba que otro joven llamara la atención del rubio. Eso fue lo que pasó con Jungkook. Joaan se negaba aceptar que Jungkook también necesitaba atención pero prefería que el rubio no le diera mucha atención y que la mayoría de está fuera solo para el.
—Jimin, no puedo ocultarlo, estoy celoso de el, no puedo seguir viéndolo aquí ¿Por que debe estar aquí también?
—Joaan ¿Por qué tan inesperadamente me dices eso? Jungkook necesita la misma atención.
—Imposible, el solo me molesta con su presencia.
Joaan comenzó a tener leves dolores de cabeza, quizás no era un síntoma pero la molestia le creaba tener dolor de cabeza. No paraba de tomarse su propia cabeza. Le dolía.
Jungkook observaba todo sin sorprenderse. No se pondría a la altura de ciertos celos. Era obvio que aquel chico se consumía en celos. Estaba celoso de que Jimin estuviera extraño ante el.
—Lo siento señor Jimin, volveré mañana, lo prometo.
—Joaan!
El joven celoso salió corriendo de la oficina y despareció ante la puerta de esta. Jimin estaba desconcertado. Jungkook seguía con su misma expresión de nada.
—Joaan tiene problemas de ira pero sus celos no hace buena combinación.
—¿Celos, huh?
Jimin asintió, volteó y lo miró directo a los ojos. Aquellos ojos marrones lo miraron también.
—Ya veo por qué se siente de esa manera, todo queremos un ángel en nuestra vida, uno que nos preste atención.
—Jun-jungkook.
El azabache suspiró y sonrió con su hermosa sonrisa más perfecta. Sin olvidar, que está era muy atractiva.
—Pero no todos podemos tener uno ¿verdad, Jimin?
Jungkook acarició su cabello suave y rubio. Esto hizo que las mejillas del joven rubio se volvieran rosadas. Estaba sonrojado.
Jimin tomó la mano que lo acariciaba y la mantuvo agarrada fuertemente.
—¿Soy un ángel?
Jungkook asintió y sonrió.
«Uno muy difícil de obtener para los demás porque ya siento que te tengo.» pensó el azabache.
Gguk reía en su interior y sabía que continuaba ahora.
Jimin vio como la mano de Jungkook continuaba acariciando su cabello suave luego que soltó la mano de este. Su toque era suave y Jimin no podía evitar sonrojarse.
El rubio relamio sus labios. Esto ante los ojos Jungkook fue inevitable, sus pupilas se agrandaron al ver sus labios húmedos minutos después.
Fueron minutos largo en los que Jungkook acariciaba su cabello de diferentes maneras pero se sorprendió al sentir las manos de Jimin tomarle el rostro. Jungkook jadeó asustado y se alejó de este. Levantándose de su asiento lejos del rubio.
—Per-perdón, Señor Jungkook, fue un impulso.
El azabache lo miró sorprendido y acarició su rostro recordando las manos de Jimin.
—Tus manos... Son muy suaves..
El rubio se levantó de su asiento y se acercó a el. Ambos eran de diferentes alturas, el rubio se veía pequeño frente a el pero eso no evitó que intentará tocar al azabache con la excusa de que si quería probar nuevamente sus manos pero este último se giró y se alejó de él hasta la salida.
—Volveré mañana.
Y su oficina volvió a sentir solo la presencia de Jimin junto con la rica fragancia de aquel hombre que le había hecho latir su corazón con tan pocas acciones.
Suspiró y se peinó el cabello hacia atrás mordiendo su labio inferior para luego sonreír de un lado.
Mientras Jimin comenzaba a sonreír coqueto ante lo que había vivido, Jungkook no paraba de faltarle el aire en el baño del edificio donde atendía Jimin.
Intentaba respira mientras se mantenía sentado en la tapa del retrete con sus manos tomando su propia cabeza.
Era la primera vez que unas manos lograban tocarlos sin hacerle sentir asco o odio. Jimin podía tocarlo y el a Jimin sin tener odio en el proceso.
Su pie pateó la puerta del pequeño baño en el que estaba y se abrazo así mismo. No podía estar pasando, lo que menos quería en el mundo era afecto. No tenía idea que era esa emoción de sentirse con ganas de más. No quería más pero a la vez quería más toques. Intentó imitar el toque de Jimin pero con sus manos no era lo mismo.
Y volvió a patear la puerta del baño con molestia, asustando a las personas que se encontraban en el tocador lavando sus manos. Haciéndolas girar pronto, se dieron rápidamente la vuelta al ver salir a Jungkook con molestia. Quien pronto los miró con mala cara.
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"Dos pueden guardar un secreto si uno está muerto." -Anónimo.
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