Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐁𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 OO1

Corea del sur, Seoul.

2 años después

8:30 AM.

Sus costosos zapatos de lujos brillaban y se lucían en cada paso que daba en hasta su oficina. Antes de entrar en ella, saludó a su jefe, Namjoon, quien lo esperaba cada mañana para darle la lista de sus nuevos pacientes.

-Tienes un nuevo paciente hoy, Park, puedes leer sus papeles luego, su cita será a la cuatro en punto de la tarde. Suerte.

Namjoon palmo la espalda del psicólogo, Jimin, quien ladeó la cabeza mientras se giraba a verlo marcharse hacia su oficina. Sonrío y leyó el nombre del paciente. Realmente le gustaba tener pacientes nuevos. Le encantaba ayudar a las personas, siempre se esforzaba para dar lo mejor en su trabajo y que sus pacientes salieran felices. Sobre todo, le encantaba que sus pacientes puedan seguir con sus vidas de manera hermosa y llena de esperanzas. En resumen, le encantaba ser una luz blanca de ayuda para sus pacientes.

Dejó los papeles nuevos de varios pacientes sobre su escritorio y se quitó su bufanda. Luego su largo y costoso abrigo. Respiró profundamente y preparó su oficina. Hizo un poco de café y busco su caja de dulces.

Solía darle regalos, dulces y recompensas a sus pacientes cuando estos hacían un buen trabajo. Lo ayudaba a señalar que estaba bien como progresaban cada día. Incluso ayudaba a niños y también le encantaba verlos sonreír al final del día, sintiéndose bien con ellos mismo.

Su oficina estaba repleta de estantes con libros de psicología y luego un pequeño sector de juegos para niños. Después se encontraba un sofá rojo y largo. A simple vista se veía bastante cómodo y luego un sillón individual del mismo color frente a este.

Park acomodó su camisa blanca mientras y respiró profundo. Estaba un poco nervioso por sus nuevos pacientes está semana pero se esforzaría. Camino al escritorio y tomó los papeles para leerlos uno por uno.

Había uno que le había llamado la atención. Uno que no colocaba la foto de su respectivo dueño de aquel papel. Era extraño ya los demás tenían una foto de la persona que vendría pero este solo tenía un recuadro sin su foto.

Luego leyó su nombre, su edad y su sexo pero lo demás estaba sin completar. No podía saber porque ese paciente vendría. Eso extraño a Jimin y se confundió al saber que Namjoon también tuvo el papel pero parecía haberse percatado del error.

¿Jeon Jungkook? Cómo será tu rostro.

Jimin salió de su trance y escucho su puerta ser tocada. La cual abrió luego de prepararse segundos antes. Y su paciente paso contento al verlo.

—¡Chul!

—¡Chimin!

Jimin lo abrazó con una sonrisa grande. Chul era un pequeño niño, el cual siempre asistía a sus citas para hablar de cómo le iba en su día a día. Solía tener ciertos problemas para integrarse pero con ayuda de Jimin, había logrado tener un amigo en su salón.

Chul corrió a escoger un oso de peluche y corrió nuevamente para sentarse en el sofá.

—Chul, me alegra tanto verte, te ves tan bien y tan feliz.

—Ayer aprendí que mi amigo le gustan los perritos como a mí. —Exclamo de alegría.

—Wow, eso es genial, cuéntame más.

Jimin tomó asiento y sonrió. Listo para escuchar el día del pequeño niño.

Las horas pasaban y Jimin continuaba atendiendo a sus pacientes. Niños, adolescentes, adultos. Cada uno hacia una actividad distinta con el. Jugaban, platicaban de sus gustos, cantaban, leían libros, intentaban completar rompecabezas, entre otras cosas.

La hora de su nuevo paciente se acercaba y Jimin cada vez veía más pacientes en su pasillo de espera. Parecía no terminar pero aún así atendía con una sonrisa hermosa y llena de alegría al verlos.

Cada vez la hora avanzaba y el se mantenía sin darse cuenta que conocería a su paciente misterioso. Mientras se mantenía jugando con niños dos gemelos a los muñecos, por otro lado una persona caminaba decidida hacia el pasillo de espera. Todos los pacientes que esperaban lo observaron y no quitaban su mirada de encima.

La persona vestía de camisa negra desabotonada, abrigo largo y negro. Jeans vaqueros azules oscuros y rotos. Borcegos oscuros. Su apariencia parecía lujosa y intocable.

Su cuerpo se recostó sobre la pared del pasillo, a lado de la puerta de la oficina y sus ojos estaban tapados por lentes de sol, los cuales jamás fueron sacados. Le daba un rostro misterioso. Al seguir con las miradas encima, bajo sus lentes de sol por el tabique de su nariz para ver por encima de estos a las personas. Intimidados se giraron y observaron hacia otros lados. Sonrío de lado y elevó un poco su mentón para observar directamente a la luz de pasillo. No sin antes subir sus lentes para tapar lentamente sus ojos sin dejar de ver a las personas.

Se mantuvo viendo la luz sin que su vista fuera afectada por la iluminación directa a sus ojos gracias a los lentes. Metió las manos en sus bolsillos de su abrigo y espero.

La puerta de la oficina se abrió, dejando verse dos niños iguales saliendo felices de esta. Algo que no llamó su atención. Ya que solo los escuchaba reírse a ambos niños. Aún así se mantuvo viendo la luz.

Su mirada no duró mucho observando a esta hasta que un joven bello y rubio con una hermosa sonrisa salió de la oficina, dejándose ver haciendo que sus ojos se desviarán rápidamente y para mirarlo de reojo con asombro. Su expresión sería se borró y su expresión de sorprendido apareció por primera vez. Su cabeza estaba inclinada perfectamente haciendo que parecía ver la luz directamente pero por debajo de sus oscuros lentes observaba de reojo al joven rubio de su oficina hasta que llamo a otra persona en espera para luego volver a la oficina y cerrar la puerta tras la persona.

Su mente quedó en blanco y parpadeo varias veces. ¿Qué carajos pasaba? Era obvio que el joven no se había percatado de el. Ya que había salido de su oficina dándole la espalda y volvió a ella de la misma forma.

Miró el reloj de su muñeca y mordió el labio inferior. Mierda, tenía que esperar dos horas más. No tuvo remedio que caminar hasta un asiento y sentarse hasta su turno.

Mientras más personas entraban a la oficina, más impaciente se sentía. No paraba de sacudir su pie de su pierna cruzada. Cada vez las personas se iban y el único que quedaba era el. No paraba de observar como se iban tan felices.

Rápidamente elevó una de sus cejas al verlos tan felices. ¿Tan bueno era aquel psicólogo? No lo podía imaginar, tenía que comprobarlo. Las horas pasaron hasta que fue el único que esperaba en el pasillo. Se sentía solo y respiró hondo.

En cambio, dentro de la oficina, Jimin sonrío al ver que solo le quedaba un paciente, el cual no tenía foto de identificación por lo cual se extrañaba si no lo encontraba por lo que salió fuera de la oficina para buscarlo. Solo debía decir su nombre para buscarlo pero no tuvo que hacerlo ya que había una sola persona sentada en el pasillo. Pero quiso aún así llamarlo.

—Jeon Jun-

Su voz se atoró en su garganta y su boca se quedó abierta cuando vio al azabache bajarse los lentes para verlo. Sonrío y le hizo una seña para que entrara a su oficina.

Espero por el hasta que esté paso por la puerta y pudo saber que era más alto que el. Parecía fuerte y con una caminata dominante. Jimin cerro la puerta detrás de el y le pidió que tomara asiento. El azabache obedeció y se sentó en el sofá rojo.

Su cabello negro y largo cayó sobre sus lentes cuando miró hacia abajo sus propios zapatos. Jimin camino hasta su escritorio y tomó su libreta para tomar notas. Luego tomó asiento en el sofá individual frente al joven azabache, quien observaba con detenimiento toda la oficina sin perderse ningún detalle.

Park aclaró su garganta para llamar su atención y cruzó sus piernas para comenzar.

—Bienvenido, Señor Jeon Jungkook.

Jungkook lo miró por largos segundos. Luego bajo su mirada a las piernas de Jimin y sonrió. Imitó su postura y cruzó las piernas como el. Algo que pasó desapercibido para el rubio.

—Gracias.

Su voz era atractiva, hermosa y sonaba bien. Podía decir que le había gustado y parecía poder ser cantante si quisiera. Sin duda sería uno bueno. Sin más salió de sus pensamientos.

—Señor Jeon, es un gusto conocerlos, eres mi nuevo paciente y como eres nuevo, permíteme presentarme.

Tomó un respiro y siguió.

—Mi nombre es Park Jimin, seré su psicólogo y usted, Jeon Jungkook mi paciente.

—Exacto.

—Bien, si no le molesta ¿Puede quitarse sus lentes? Empecemos con el pie derecho.

Jungkook se cruzó de brazos y espero.

—Señor Jeon, los lentes por favor.

Este siguió esperando. Parecía solo observarlo pero pudo ver cómo este se mordía los labios y miraba a otro lado.

Jimin frunció en ceño. Sabía que si insistía se vería como psicólogo cansador para su paciente y no era la imagen que quería dar en su primer día. Respiró hondo y pensó.

Pero Jeon parecía pensar más que el cuando volvió a mirarlo y luego miraba a otro lado. Parecía jugar un poco. Podía verlo sonreír levemente y luego ponerse serio.

—Señor Jungkook ¿Me gustaría que quitará sus lentes? Por favor. Debo verlo.

—Como desees.

Jungkook bajo sus lentes lentamente y lo miró directo a los ojos. Estos parecían perforar todo lo que se pusiera en su lugar, incluso a Jimin. Este último trago duro y miró su libreta para evitarlo.

—Bueno, Jun-jungkook hablemos de porque decidió una cita y el motivo por el que está aquí.

Un silencio tomó presencia y comenzó a hablar.

—Tengo problemas.

—¿Cómo cuales?

—No puedo tener conversaciones con las personas, me cuesta establecer una amistad, me asusto cuando estoy repleto de gente y tengo miedo que me juzguen. También tengo miedo que de sufrir algún tipo de humillación.

—Oh, Señor Jungkook, tranquilo, no se sienta mal.

Jungkook comenzaba cada vez a querer soltar sus lágrimas acumuladas en sus ojos y su expresión triste no ayudaba. Jimin se sentía mal por el. Sabía lo que era pasar por eso. Mucho pacientes solían padecerlo.

—Es terrible, siempre estoy en soledad por qué es mejor estar aislado a qué sentir miedo o sentirme juzgado. Siempre pienso que ofendo a las personas con mis más mínimas acciones.

Una pequeña lágrima comenzó a bajar por la mejilla suave de Jungkook. Realmente estaba llorando frente a el. Jimin se sentía empatizar con el y se levantó de su asiento para sentarse a su lado.

Acarició la espalda inclinada hacia adelante del azabache mientras esté tenía su cabeza estaba inclinada hacia abajo, ocultando sus emociones en su rostro.

—Tranquilo señor Jeon, trabajaremos juntos para que pueda sentirse bien en un lugar lleno de gente y poder convivir en múltiples lugares.

Múltiples. Los ojos de Jungkook se mantuvieron abiertos sin parpadear por segundos y luego volvió a su llanto.

—Señor Jeon, es un placer para mi que usted quiera ser atendido por mi para ayudarlo, logrará seguir adelante.—Jimin sonrío. Jungkook lo miró de reojo.

No quiso seguir mostrando su rostro mojado y se colocó los lentes rápido. Mejoró su postura y se giró un poco sobre su asiento para mirar directamente el rostro del rubio. Este solo sonreía para tratar de mantener la positividad y contagiarle su positividad.

—No, no, no se coloque sus lentes, Señor Jeon, debo verlo. Ojo a ojo.

Jimin tomó con ambas manos los lentes de Jungkook y se los quitó lentamente para ver sus ojos. Este último se sorprendió y movió un poco los mechones de su frente para tapar sus ojos.

—No tape sus ojos. Intentó tener contacto.

—Yo no quiero.

—Oh vamos, Señor Jeon ¿usted es muy tímido acaso?

—Ayúdame, Park.

Las manos frías de Jungkook tomaron rápidamente las manos cálidas de Jimin. Estás fueron apretadas levemente por la fuerte del azabache. Jimin solo podía ver su sonrisa pero no sus ojos.

—Lo haré señor Jeon, lo ayudaré.

Jungkook sonrío más y lo soltó lentamente mientras no dejaba de verlo pero luego sus ojos no visibles bajaron a los labios de Jimin, dónde sintió que su mundo enloquecía con solo verlos.

—✦✦✦

"De lo que te digan no creas nada, y de lo que veas, solo la mitad." —Anónimo.

—✦✦✦

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro