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𝐁𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 O11

Jimin caminó por el largo pasillo mientras sus manos tocaban desesperado los objetos que se encontraba gracias al tacto.

Primero iría a la habitación de los huéspedes pero antes pasaría por el baño para investigar y encontrar la llave.

Realmente debía decirlo, la casa de los Park era realmente enorme. Solía ser del padre de Jimin, quien le había concedido la herencia a Jimin. Esta sería la gran mansión Park. Vivía lujosamente y le gustaba todo ese lugar para el solo. Trabajaba duro para aún así seguir conservandola pero aunque por más que lo intentará no recordaba cada parte de esta por las múltiples habitaciones. Solo recordaba la habitación de sus padres, la suya y el baño.

Sería difícil pero aunque tenía que parecer fácil para el, eso no era así. Parecía ser que su contricante si sabía cada rincón y eso era algo que el no sabía.

Competía por su vida contra alguien extraño que sabía más de su casa que el mismo.

Cuando sus manos tocaron una puerta, rápidamente la abrió y intentó encender la luz pero luego recordó que no debía hacerlo. Si era en la oscuridad debía ser así. No quería perder la cabeza en la primera noche de juego.

Mientras tanto, Gguk decidió que ya era hora de empezar. Su pie subió un escalón y sonrió torcido. Subió lentamente y silencioso las escaleras.

Se movería sin hacer ruido y si se encontraba en el camino a Jimin, lo castigaría. Solo debía hacer una guardia por las habitaciones mientras Jimin cada vez que lo escuchará debía esconderse.

Jimin intento buscar torpemente en el baño que con sus toques logró saber pero no encontró nada. Maldijo y salió lento. Volviendo a tocar todo por el pasillo para no caerse a la vez, continúo sin detenerse.

Gguk aún se mantenía mirando las habitaciones mientras jugaba con el cuchillo en sus manos. Caminaba lento y pausado.

Encendió la linterna y luego iluminó el pasillo por segundos antes de volver a la oscuridad nuevamente.

Jimin pudo ver a la distancia la iluminación y se ocultó rápidamente en una esquina del pasillo tapando su boca para no emitir ningún ruido. Estaba asustado. Realmente se describía como una persona miedosa pero debía luchar ahora por su vida.

Los pasos del extraño aumentaron el ritmo. Comenzaron a ser más rápidos mientras que se detenía y volvía a encender la linterna para luego apagarla, después de eso volvía a avanzar lento.

Jimin luego de unos minutos, aceleró sus pasos hasta una puerta desconocida y abrió lentamente la puerta mientras sus labios de apretaban. Una vez, al estar dentro de la habitación desconocida, arrimó su cabeza fuera de la puerta para ver el pasillo pero no veía al extraño, no hasta que este encendió la linterna. Su pulso estaba acelerado y tomó un rápido respiro. Tomó el suficiente valor y corrió al ponerse nuevamente en el pasillo para escapar lejos del extraño que por su correr podía haberlo escuchado al oír sus pasos rápidos.

Rápidamente sus palma golpearon las paredes buscando una puerta en la oscuridad y lloriqueo cuando la luz se encendió a lo lejos iluminado todo su cuerpo por detrás. El extraño estaba como un maniquí parado observandolo sin moverse. Eso daba miedo, no se movía y solo lo apuntaba.

Debía esconderse antes de que este se moviera. Corrió mejor ahora que la iluminación consumía la oscuridad. Se movió lo más rápido posible y abrió otra puerta mientras el extraño ya había comenzado a correr como el.

Cerro la puerta rápidamente y intentó poner algún mueble para evitar su ingreso a la habitación pero no podía, estaba desesperado. Se ocultó rápido debajo de una cama. Estaba finalmente en la habitación de huéspedes sin saberlo. Era un alivio pero no tanto cuando escucho que la puerta se abría con rudeza y sus oscuras botas caminaban por la habitación buscándolo.

Podía seguirlo con sus ojos aquel par de botas moviéndose lentamente por la habitación hasta que se posaron frente a la cama y se preparó para ser descubierto pero eso nunca sucedió. Las botas se giraron y salieron de la habitación pero aún se mantenían frente a la cama a lo lejos.

Las botas volvieron a girar y apuntaron la cama pero luego tomaron rumbo para irse hasta desaparecer.

Respiró calmado y llevó una mano a su pecho calmando el pulso de su corazón bombear fuerte. Cuando estuvo un poco mejor calmado salió debajo de la cama rápidamente y luego de la habitación sin antes observar hacia el pasillo.

Mientras tanto, Gguk caminó por el pasillo observando con ayuda de la linterna pero luego apagó. Se quedó quieto en su lugar para escuchar a Jimin pero no hubo ninguno. Continúo caminando solo un poco hasta que sus oídos escuchaban como algo caía en el suelo. Un jarrón.

Corrió hasta donde veía el ruido y se sorprendió cuando estuvo en la cocina. Imposible, pensó. Cómo pudo Jimin llegar tan rápido a la cocina luego de estar corriendo en el pasillo. Debía haber algún pasadizo secreto ocultó en la casa y no lo sabia.

Prendió la luz de su linterna pero no vio nada y luego la apagó. Que tal si Jimin ya había escapado por algún pasadizo oculto y el aún estaba jugando como un maldito idiota en la oscuridad. Se desesperó y caminó de regreso a la sala para detenerse a pensar mientras el plan de Jimin iba a la perfección.

Arrojar un jarrón hizo que aquel extraño terminará desorientado. Sonrío aliviado y estando en el sótano gracias a otro pasadizo secreto de la cocina al sótano le permitió tomar algo para defenderse a si mismo. Tomó rápidamente un martillo algo asustado. Jamás había recurrido a la violencia. No le gustaba pero tampoco se había defendido antes con algún objeto.

Sus manos temblaban mientras sostenía aquel martillo en sus ambas manos. Caminó saliendo del sótano por la puerta de la entrada de este y la cerro con cuidado.

Gguk aún estaba perdido en sus pensamientos, no paraba de negar mientras iluminaba el salón con su linterna sin perderse ningún rincón de este. Caminó a la puerta principal y por suerte está aún se encontraba cerrada. Río bajito y luego se giró pero para su mala suerte eso le jugó una mala pasada.

Su bícep recibió un golpe de algo duro y gritó alejándose rápidamente.

—¡NO! ¡¿Tienes la maldita valentía como para golpearme?!

Jimin tembló al verlo quejarse y temió por su vida. El maldito impulso de golpearlo para salvarse fue lo peor que se le había ocurrido. Estaba jodido, realmente jodido.

Ese hombre parecía enojado y soltó aquel objeto para correr pero su cabello fue tomado con fuerza. Sintió como era jalado y estampado contra la pared. Luego iluminó el rostro de Jimin, quien cerraba sus ojos por la molesta luz en ellos.

—Aun no consigues las malditas llaves y aún quieres vencerme de esa manera.

La voz profunda de aquel chico estaba mezclada de enojo y orgullo. Parecía que hasta el mismo sabía que no era fácil vencerlo.

Jimin lloriqueo cuando con un poco de esfuerzo, vio como este tomaba el martillo del suelo y lo enseñaba frente al rubio. Este lo observó perfectamente ya que el objeto frente a la linterna creaba una sombra justo en los ojos de Jimin permitiéndole ver pero eso paró.

—Eres malo ¿lo sabías?

Arrojó el martillo con furia hacia otra parte de salón y el ruido de un golpe fuerte que recibió el suelo por el martillo asustó a Jimin, haciéndolo saltar su lugar.

El rubio pidió por su vida y le suplico que no lo asesinará. Le suplico por otra oportunidad para buscar las llaves. Suplicó, suplicó y suplicó mientras podía presentir que aquel extraño sonreía sin poder verlo bien. El hombre negó y caminó al sofá para rápidamente para moverlo un poco con un poco de fuerza y soltando un jadeo al termina de moverlo como quería.

—Las buscarás pero ya te di la pista, las encontrarás bajo este sofá. Parece que está vez te la dejaré muy fácil pero no creas que me olvidaré de ese golpe.

Jimin asíntio rápidamente y corrió hacia el sofá. Se arrodilló frente al hombre y luego se colocó más abajo para extender su brazo buscando la llave de su casa bajo el sofá.

Gguk sonrío al verlo y luego mordió su labio.

El rubio rápido tomó las llaves y se alejó lo más rápido posible para luego tratar de abrir la puerta mientras miraba asustado al hombre pero en vez en cuando veía dónde colocaba la llave. Se le complicaba colocar las llaves en la cerradura de tanto temblar y desvío su mirada para observar si el hombre se movía pero este solo iluminaba a Jimin.

Miraba la cerradura, luego al hombre, la cerradura, el hombre se había movido un paso, luego la cerradura hasta que no lo volvió a ver y su cuerpo se estampó nuevamente pero ahora contra puerta de su casa.

Soltó un jadeo cuando las llaves de su casa fueron arrebatadas de su mano para luego ver cómo una de las manos de aquel hombre abrían con toda la tranquilidad y delicadeza la puerta de su casa.

—No es tan difícil, Jimin.

La piel del rubio se erizó al escuchar su voz en su oido. Aquel susurro suave y profundo lo hizo quedarse quieto.

—N-no.

—¿Que ocurre? ¿Nervioso? ¿Asustado?¿Incómodo? ¿Tímido? O quizás ¿Miedoso?

—Y-yo.. yo no llamaré a la policía.

—Nunca te pregunté si lo harías, pero si sabes que si lo haces nadie sabrá de ti después ¿verdad?

Jimin asíntio por última vez y vio como la puerta era abierta pero luego se cerró rápidamente con fuerza.

Su cuerpo quedó atrapado contra puerta. En su espalda sintió el pecho fuerte y musculoso de aquel hombre. Jadeo fuertemente mientras sentía como una mano delgada y fuerte lo tomaba del cuello.

Luego sintió unos labios besar su oreja derecha y luego un susurro lento.

—Mi querido Jimin, te prometo que las demás noches que nos quedan, será únicas para ti y me rogaras en tu mente que siempre venga por lo mismo, solo para pasarla juntos.

Y sin más, aquel hombre abrió la puerta no sin antes ver cómo Jimin se alejaba de esta para dejarlo salir.

—Pensaba dejarte escapar a ti pero mejor me iré yo. —Su voz hizo una pausa y continúo.— Pero las demás noches, si tendrás que escapar de esta casa, Park.

Lo único que sus ojos vieron fueron como aquel hombre extraño caminaba hasta desaparecer en las calles y Jimin se quedaba solo, sin entender que había sucedido pero si sabía aunque sea que aquella voz le había hipnotizado completamente. Por alguna extraña razón le había gustado escucharlo y quería volver a hacerlo. Escucharlo más a él, que el mismo.

A la mañana siguiente, Jungkook miraba como Jimin lo observaba con detenimiento. No apartaba su mirada de el y el azabache entro en duda ante su mirada. Ambos se encontraban juntos sentados en el sofá.

—¡Ah! Jimin ¿estás bien?

Estaba preocupado por el pero el rubio solo parpadeo varias veces y luego se removió en su asiento. Aclaró su voz y habló.

—Jungkook, me gustó la cena de noche, pase un buen tiempo aunque lo siento por tomar algunas copas de más... —el rubio río nervioso y luego espero por la respuesta del azabache que solo fue una sonrisa divertida.

—No me molesta, fue un buen momento.

Ambos se observaron por largos minutos hasta que el rubio se acercó a el para sentarse a su lado mientras la mirada del azabache lo miraba de reojo.

—Jungkook, yo..

—¿Que tienes que decir?

—Yo estoy encantado de haberte conocido.

La mano delicada del rubio se apoyo en el brazo lastimado de Jungkook solo para acariciarlo pero se quejó y eso alertó a Jimin. Se alejó rápidamente del rubio mientras se tomaba el brazo.

—¿Que sucede? ¿Tienes algo?

—Solo me caí pero ahora que lo pienso. Tengo que ir al baño ahora sí me disculpas.

Sus pasos corrieron por el pasillo del edificio y con rapidez llegó al baño.

Su cara de desesperación apareció y se quitó el abrigo con rudeza. Lo arrojó al suelo mientras se quitaba lo que le quedaba de prenda en su torso, dejando este completamente desnudo. Sus ojos observaron su brazo musculoso y fuerte con un gran hematoma morado en su piel. Realmente dolía cada vez que presionaba su piel con sus dos dedos.

Se observó mejor al espejo frente a el y luego a su brazo morado. Tragó duro intentando recordar que demonios había pasado pero no le salía ninguna imagen en su mente.

Soltó un quejido de dolor cuando le comenzó a doler su brazo con solo un pequeño movimiento. Realmente dolía al moverlo. Mordió su labio inferior para detener cualquier jadeo de dolor.

Sus ojos se desviaron hacia el espejo, dónde podía verse a el mismo perfectamente en el reflejo. El sosteniendo su brazo mientras su expresión de dolor cambiaba tan bruscamente a una burlona.

—¿No te gusta lo que te hizo? Yo lo hubiera asesinado pero tú te hubieras puesto a llorar, Jungkook.

Es así como se veía a el mismo hablando en el espejo. Hablaba solo para otros pero para el, era como hablar con su otra personalidad.

Su expresión de enojo apareció y su voz cambio de profunda a más suave.

—¿Por que lo hiciste? Te prohíbo que le hagas daño.

Otro cambio de voz calmada a profunda apareció. Y comenzó a hablar solo con el mismo. Con el mismo reflejo de el en el espejo. Produciendo un cambio de personalidades. Primero el y luego respondía Gguk.

—¿Al menos sabes de quién hablo? —Su tono era burlón mientras se acercaba al espejo para verse mejor en el.

—Se que hablas de Jimin, déjalo en paz, no tiene nada que ver con mi pasado..

—El es tu presente ahora y tu pasado no es mi problema, sino tuyo.

—¡Vives en mi y el pasado es tuyo también! —Jungkook comenzaba a elevar la voz y eso podía traer problemas si lo encontraban hablando solo en un espejo.

—Solo te ayude a salir del infierno pero no me pertenece el infierno que viviste. Recuerda que yo no soy tu.

—¡Si lo eres! ¡Vives en mi!

El espejo parecía empañarse con el aliento caliente del azabache. Sus labios estaban cerca de su reflejo como todo su rostro y sus ojos expresaban miles de emociones por segundo.

—Yo no tengo porque devorarme todo tu pasado, Jeon Jungkook. Me lo debes, yo te salve de vivir esos momentos y hice que no miraras a tu madre hacerte lo que te hizo.

—¡No me importa mi madre! Solo no te acerques a Jimin.

Una sonrisa burlona apareció en su rostro mientras comenzaba a lamerse los labios lentamente, provocando a su mente.

—Jungkook. Jimin es mío y tú esperarás sentado tu propio turno que jamás obtendrás.

Varios golpes en la puerta del baño sonaron y detrás de ella sonó la hermosa voz de Jimin llamarlo preocupado cuando escuchaba voces furiosas dentro.

—¿Señor Jungkook?

La voz de Jimin era una acaricia al alma para el pero para Gguk era algo que lo obsesionaba a seguir lo que quería hacer.

—Vamos ¿No dejaras pasar a Jimin?

—¡Te advierto, Gguk! Deja a Jimin en paz.

Su voz se volvió en susurro pero Gguk sole le importaba llamar la atención de los demás intentado hacerlo gritar.

—Yo hago lo que quiero, Jungkook. Tu solo tienes que prestarme tu cuerpo y todo terminará.

—¡JAMÁS!

—¡SI LO HARÁS! ¡TE GUSTE O NO!

Gritó Gguk al verse reflejado en el espejo y luego río burlón mientras no paraba de mirarse al espejo pero antes de que Jungkook pueda decir algo Jimin abrió la puerta y lo encontró prácticamente semi desnudo.

—Ah... Lo siento.

Rápidamente sus manos taparon su rostro con algo de vergüenza. Estaba avergonzado al verlo así pero también se preguntaba que hacía así en un baño hasta que vio su brazo y su confusión creció.

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