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𝐁𝐄𝐒𝐓𝐈𝐀 O10

Luego de la silenciosa cena, Jimin observó como Jungkook colocaba el plato sobre la mesa. Después de una hora más, Jungkook cambió su estado de ánimo y comenzó a beber con Jimin.

Jimin estaba algo ebrio y Jungkook aún no lo estaba pero disfrutaba que aquel rubio si lo estuviera. Eso le daba oportunidad de ser quien en verdad era pero lamentablemente no era la hora para continuar. Jimin le conto que debía encontrarse con alguien rápido y que si no era molestia, necesitaba terminar la cena con mucho respeto.

Jungkook accedió y salió de la casa del rubio, despidiéndose amablemente comentándole que estaría dispuesto a pasar el tiempo con el con otra cena. Aunque Jungkook parecía irse, en realidad, el azabache solo le haría que aquel rubio jamás llegara a su cita y que todo su plan se comenzaría a desarrollar a partir de esta noche.

Las once y punto de la noche estaban reflejas en el reloj de su pared en la sala. El rubio corrió después de estar solo en su casa y corrió hasta la puerta principal la cual no se abría. Algo raro pasaba. Había pasado una hora desde que el azabache se había marchado y cuando subió a su habitación escucho ruidos extraños después de unos veinte minutos. Sus oídos escucharon el ruido de una ventana golpeándose fuerte y luego pasos. Creyó que era su mente y sin prestarle mucha atención decidió salir igual de su casa. Pero como anterior mencionado, la puerta principal se encontraba cerrada, como si el la hubiera cerrado con sus propias llaves. Las busco por toda la casa pero no se encontraban en ningún lado. Eso comenzó a desesperarlo y busco en la cocina una posible copia de las llaves originales pero otro sonido llego a su oído cuando escucho el ruido de llaves siendo sacudidas en la sala como diciendo indirectamente «ven, ven, aquí están las llaves.»

Sus pasos fueron lentos hasta la sala, con precaución. No había nadie cuando llegó a ella. No había sonido de nada pero aún si sus ojos se desviaron a la pequeña mesa frente al sofá, dónde vio las llaves pero cuando corrió a tomarlas, la luz se cortó dejando a un Park en la oscuridad.

Sus pupilas se agrandaron para poder buscar la forma de ver mejor en lo oscuro. Era tan silencioso que podía escucharse así mismo respirar de manera asustadiza.

Nuevamente el sonido de llaves sacudiéndose llegó a los oídos de Jimin. Sus ojos solo podían parpadear y intentaron buscar por la sala pero era evidente que no podía ver mucho. Intento caminar un poco usando sus manos para orientar su camino, tocando diferentes objetos pero no se movió demasiado de su lugar.

Su oído oyó como algo rodaba por el suelo hasta golpeaba su zapato. Su pie sintió aquel golpe y su cuerpo se agacho a la altura del objeto que había golpeado su pie. Rápidamente lo tomo y al tocarlo se dio cuenta que era una linterna.

Rápidamente la encendió y la iluminación de esta se desvió hacia distintos lugares de la sala para ver de forma desesperada en la oscuridad.

La iluminación apuntó diferentes lugares pero no encontró nada más que sus muebles.

El terror para Jimin llegó cuando escuchó como alguien caminaba despacio por las escaleras, este por el sonido parecía bajar por ellas. No se movió y se quedó quieto. No giraría a mirar. ¿Qué tal si era un fantasma o algo paranormal? Se tomó cinco segundos de valor y giró su muñeca para observar el lugar hasta las escaleras. La iluminación de la linterna llegó hasta el primer escalón, luego, el segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, y luego finalmente, vio un zapato negro en el octavo. Su mano tembló y respiró hondo. Todo su cuerpo temblaba ahora. Noveno escalón. Otro zapato. Ambos pies avanzaban diferentes escalones y con eso indicaba que estaba avanzando pero se había quedado quieto cuando Jimin lo escuchó.

Nadie se movió. Jimin temblaba y aquellos zapatos aún no se movían. El siguiente paso era levantar la linterna para iluminar el cuerpo entero de aquel sospechoso.

Jimin era un tanto miedoso pero también cuando alguien que no conocía se metía a su casa, en la noche y con el solo ahí, era más que miedo. Era horroroso. No sabía cómo actuar. Debía llamar a la policía pero no sabía si podría con alguien así frente a el.

Debía pensar rápido. Respiró hondo nuevamente y su mano se levantó para iluminar aquel intruso. Cuando lo hizo, aquel otro, se movió rápidamente volviendo a retomar su acción de bajando escaleras pero ahora de una agresiva y rápida.

Jimin jadeo asustado y se giró para correr a la cocina. Podía escucharlo correr atrás de él pero por suerte se encerró en la cocina, cerrando con seguro la puerta de esta y luego se deslizó por la puerta hasta el sentarse en el suelo.

Aunque había conseguido encerrarse, el ruido del picaporte siendo tomado con agresividad para luego querer abrir la puerta, lo asustó y se abrazo a la linterna.

Los pasos de aquel desconocido se alejaron y respiró aliviado pero no tanto. Debía llamar a la policía, el solo lo podría hacerse cargo de un asunto así. Debía ser rápido y cauteloso.

Abrió lentamente la puerta y gateó hasta la sala, intentando no hacer ruido. Vio su teléfono celular en la mesa y giró su cabeza para mirar hacia las escaleras. No había nadie. Gateó un poco más para intentar agarrarlo pero alguien más se adelantó.

Su linterna iluminó a quien lo tomó y el aire se escapó de sus labios.

El extraño vestía de un atuendo todo negro y su rostro estaba cubierto por cubrebocas. Su cabello estaba tapado por un gorro piluso negro.

Era difícil saber quién era con tanto cubrimiento.

El extraño sacudió el teléfono frente a los ojos de Jimin, indicándole que ahora era el quien tenía el control.

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Los ojos de Jimin siguieron aquel hombre extraño, quien caminaba hasta el sofá y tomaba asiento. Luego su mano derecha palmo su muslo grueso, indicándole a Jimin que se acercará a el.

Jimin gateó hasta estar frente a sus piernas abiertas y se sentó sobre sus talones para mirarlo. El extraño acarició el cabello suave y rubio de Jimin, luego guío su cabeza hasta su muslo.

Jimin se sorprendió al apoyar su cabeza sobre el muslo de aquel hombre, quien no paraba de acariciar su cabello con delicadeza.

—¿Que quieres?

La voz de Jimin temblaba y trataba de no parecer asustado pero era imposible.

No hubo respuesta ante su pregunta. Solo acaricias.

—¿Quieres dinero? Tengo mucho, puedo dártelo, puedo darte mi dinero pero no me hagas daño.

No hubo respuesta.

—No le diré a nadie sobre ti, solo déjame vivir.

Nada de respuestas, solo más acaricias en su cabello pero estás se hacían más suaves.

—No llamaré a la policía si quieres, no le diré a nadie que estás aquí, solo te pido que te marches, no haré nada.

Error.

El extraño dejó de acariciar su cabello y luego arrebato la linterna a Jimin con rudeza. Está vez quien estaba siendo iluminado era Jimin, quien cerró los ojos ante la luz y fue empujado por el hombre.

Jimin cayó hacia atrás y cerro sus ojos mientras temblaba de miedo. Se disculpó muchas veces pero nada impidió que su brazo sea jalado mientras suplicaba su vida a cambio de darle todo su dinero para que lo dejara vivir.

—¡No quiero tu sucio dinero!

Su voz profunda erizó la piel de Jimin veía de cerca los ojos de aquel extraño. Eso lo hizo quedarse callado y solo observandolo mirar la pantalla de su celular. Luego le mostró a Jimin su propio celular con el mensaje de su cita.

—¿Interrumpo algo?

Preguntó el extraño mientras se acercaba al rostro de Jimin y rozaba su nariz cubierta contra su mejilla.

Jimin solo podía mirar la pantalla de su celular y jadear asustadizo. Luego negó y quiso lloriquear pero vio como el intruso se guardaba su celular en su bolsillo de su pantalón ajustado.

—No me importa que me respondas, no me interesa tu cita, ni tu dinero, ni tus lágrimas.

Hubo silencio y continúo hablando con su voz profunda, una que Jimin jamás había escuchado pero aquel a la vez le gustaba aunque estuviera mal.

—Fuiste hecho para mí, solo para mí y para jugar conmigo.

—¿Jugar?

—Jugaras conmigo a un juego, si tanto quieres vivir está es tu oportunidad..

Jimin observó como el intruso sacaba un cuchillo detrás de su espalda. Era obvio que estaba escondido y luego al mostrarlo, Jimin jadeo aún más asustado intentando alejarse pero su brazo fue jalado más fuerte. Su cuerpo se acercó más al intruso y cayó en medio de sus piernas fuertes. Sus manos cayeron en sus muslo para luego intentar alejarse apoyándose en ellos.

—¡No!¡No quiero morir!

La punta afilada del cuchillo se poso en el centro de su cuello mientras el hombre parecía divertirse. Cuando más intentaba alejarse, su brazo era jalado con fuerza para acercarlo a su cuerpo fuerte.

—¡Por favor! ¡No!

Sus lágrimas cayeron por sus mejillas mientras se sentía algo mareo aún por culpa del efecto de estar un poco ebrio.

—¡Shh! No llores, los angelitos no lloran.

El dedo pulgar de aquel hombre acarició de manera fuerte los labios gruesos y irresistibles de Jimin. Esto hizo que un poco de labial en ellos se corrieran y al quitar su dedo pulgar observara un poco de el en la piel de su dedo.

—¿Te gustan los juegos?

La sonrisa escondida de aquel extraño era retorcida y Jimin no podía verla pero si podía saber que no tenía buenas intenciones.

—Si, solo si son buenos.

El extraño soltó una carcajada y Jimin hizo lo mismo tratando de romper la tensión pero el extraño paró para rápidamente apuntar ahora su frente con el cuchillo.

—¿Buenos? ¿Dices buenos? No hay buenos, ¿jugas o no?

Jimin tenía que negarse si realmente valoraba su vida pero aquel intruso comenzaba a punzar su frente con aquel objeto filoso.

Quería negar con su cabeza pero sus ojos grandes estaban fijos en los del contrario que lo miraban con fiereza. Era una bestia esperando el movimiento de su presa.

—Es-esta bien, jugaré.

Lo que Jimin no sabía era que aquel juego no era un simple juego, era el juego que lo haría perder hasta lo más profundo y le haría sacar lo que el desconocía de el mismo.

El hombre asíntio y río bajito.

—Valiente pero no tanto.

El dedo índice del extraño empujó hacia un lado suavemente el rostro de Jimin presionando su mejilla. El último nombrado jadeo de sorpresa y se tocó su mejilla luego del que aquel toque desapareciera.

—Jugaremos, Jugaremos a oscuras y usarás... Nada.

—¿En la oscuridad? Pero no veré nada.

—Ese es el objetivo, Park.

Su piel se erizó a escuchar "Park" salir de sus labios. Aquella voz profunda le estaba empezando a dar miedo y cada vez lo veía acercarse más a él.

—Tu verás tratar de escapar, tienes que encontrar las llaves, si no las encuentras a tiempo, pierdes.

—¿Y que pasa si gano?

—Bueno, simplemente te dejare en paz.

La cara de Jimin se iluminó de felicidad pero luego se desvaneció cuando escucho que no lo dejaría en paz por siempre, solo por esta noche.

—Si haces ruido mientras buscas las llaves, te encontré y te haré sufrir, sería capaz hasta de cualquier cosa.. piénsalo.

—No quiero morir.

—No morirás si no haces ruido, si lo haces te buscaré por toda la casa y te mataré de la forma más dura para ti ¿Lo entiendes?

Jimin asíntio repetidas veces asustado mientras veía al extraño sacar un reloj de su bolsillo y mirarlo.

—Bien, las llaves de la casa pueden estar en cualquier lugar incluso en un lugar que jamás hayas visto, espero que conozcas tu propia casa a la perfección incluso en la oscuridad.

Jimin intento tomar la linterna que estaba sobre en el muslo fuerte del hombre pero este fue más rápido y la arrebató con más rapidez.

—No, No, Tus ojos son la clave y si te sirve de algo, usa sus manos. —El reloj que tenía en su mano se colocó frente a los ojos del rubio con rudeza y todo para decir...—Rápido, el tiempo corre.

Jimin se levantó de su lugar y corrió hasta las escaleras pero dejó de ver cuándo la poco iluminación que daba la linterna encendida se apagó y la risa del extraño sonó de manera fuerte.

No se movió pero espero que Jimin tomara ventaja de escapar, mucha más ya que sabía que era fácil atraparlo y lo sería mucho más si aquel rubio no sabía que había puesto trampas en su casa.

Escuchó su pasos torpes en las escaleras y su tonta velocidad no ayudaba, lo hacían más torpe.

Lo escuchó caminar por arriba, en el segundo piso y respiró hondo. Las pupilas de sus ojos se dilataron por la falta de luz en el ambiente. No ver provocaba forzar su vista para ver pero no sé esforzaría tanto cuando cerro sus ojos y rápidamente aquellos ojos grises aparecieron en la oscuridad.

Nunca cambiaron de color, desde el momento en el que había sido visto por Jimin, sus ojos ya eran grises y continuarían siendo grises hasta donde el quisiera.

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