x. you betrayed him
x.
le traicionaste
Aura pasó por la enfermería aquella mañana, antes de ir a hablar con Sirius. Pensaba que dormir la calmaría y haría que su enfado disminuyera un poco, pero el efecto había sido justo al revés.
Por Merlín, si tuviera a Sirius Black enfrente en ese momento, le lanzaría el peor maleficio que conocía.
La ira solo aumentó tras visitar a Remus.
El chico estaba en la cama habitual, mirando por la ventana, con expresión muy seria. Algunas nuevas heridas habían aparecido en su rostro, pero ninguna parecía demasiado profunda.
En los últimos años, había aprendido a diferenciar las malas heridas de las normales.
Se sentó en silencio en la silla que había junto a la cama. Sospechaba que su hermano había estado antes. Remus se lo confirmó.
—James vino hace un rato —dijo, en voz baja—. Me contó lo que pasó con Snape.
Aura asintió, lentamente.
—Me dijo que fue Sirius —añadió Remus, en tono aún más bajo.
—Sí —suspiró Aura.
Remus apretó los puños. Aura se quedó de piedra al ver sus ojos llenos de lágrimas.
—Él... Él... —Negó con la cabeza—. ¿Sirius pensará alguna vez en su vida?
Aura guardó silencio unos segundos.
—No lo sé —admitió—. Con esto ha ido demasiado lejos.
—¿Que ha ido demasiado lejos? —casi gritó Remus—. ¡Por supuesto que ha ido demasiado lejos! ¡Podría haber matado a Snape, o a James, o a ti! ¡Podría haberos mordido! ¡Y todo hubiera sido culpa de él!
—No pasó nada, Remus —trató de tranquilizarlo Aura—. Estamos bien, los tres.
—Pero no gracias a él —gruñó el licántropo—. Él me dijo que no se lo diría nunca a nadie. ¡Era un secreto! Y tuvo que revelárselo a Snape solo ¿por una broma? ¿¡Una maldita broma!?
Aura le abrazó al ver que comenzaba a temblar. Comprendía cómo se sentía. Traicionado. Remus había confiado en Sirius, le había confiado su secreto más grande. Y Sirius lo había estropeado todo.
—No sé si voy a poder perdonarle esto, Aura —admitió, en voz muy baja—. Él...
Aura asintió, en silencio.
—Lo sé, Remus. Lo sé —suspiró—. Lo siento.
—No es culpa tuya, Aura —murmuró él.
Pero ella había sido el motivo por el que Sirius había querido vengarse de Snape.
—Lunático...
Los dos se giraron bruscamente hacia la puerta. Sirius permanecía en el umbral, con aspecto de sentirse muy incómodo. Aura se puso de pie de inmediato.
—Lárgate, Sirius —dijo Remus, en tono frío.
Sirius dio un paso al frente.
—Remus, lo siento, yo...
—¡He dicho que te largues, Sirius!
Los gritos alertaron a Madame Pomfrey, que se presentó en la enfermería a la velocidad del rayo y quedó profundamente preocupada al ver a Remus llorando.
—Potter, Black, necesito que os vayáis —ordenó, autoritaria—. Lupin necesita descanso ahora mismo. Luego, podréis hablar con él.
—Pero... —empezó Sirius.
—Sin peros, Black —interrumpió la mujer.
Sirius dejó caer los hombros y salió de la enfermería sin decir nada más. Aura se giró un segundo hacia Remus y le abrazó de nuevo.
—Hablaré con él —aseguró—. Tú descansa un poco, ¿vale? Vendré a verte más tarde.
Remus asintió. Aura se marchó, despidiéndose de la enfermera con la mano, y salió en busca de Sirius. No podía haber ido demasiado lejos.
La conversación con Remus solo había aumentado su furia. Su amigo realmente se sentía traicionado. Había dicho que no sabía si podría perdonar a Sirius. Aura no sabía qué hubiera hecho en su situación, pero llegaba a comprender por qué Remus había dicho eso.
Encontró a Sirius donde imaginaba que estaría: en la Torre de Astronomía. Evitando a todos, por supuesto. Él ni siquiera se giró al escucharla llegar.
—Te estaba buscando —comentó.
—Lo imaginaba —admitió él—. James ya me lo ha dicho todo antes y lo de Remus me ha dejado las cosas bastante claras, así que ya sé qué vas a decirme.
—Tendrías que haber supuesto que esto pasaría —dijo Aura—. Has ido demasiado lejos, Sirius. ¿Acaso perdiste la cabeza?
—No sé. Tal vez —confesó Sirius, encogiéndose de hombros—. Estaba harto de Quejicus.
—¿Y eso te parece motivo suficiente para enviarlo a un hombre lobo en luna llena? —preguntó Aura—. Yo también estoy harta de él y no voy a matarlo por ello.
—Dijo que tú, James, Remus y Peter acabaríais muertos más pronto que tarde —gruñó Sirius—. Y que tú eras... eras... ¿Sabes? No pienso decirlo en voz alta.
—Quería provocarte, Sirius —protestó Aura—. Y tú dejaste que lo consiguiera. ¿Qué hubieras hecho si Remus lo hubiera matado, eh? ¿Reírte? Porque te conozco y sé que no sería así.
Sirius se quedó en silencio.
—Estarías en Azkaban ahora si no hubiéramos parado a Snape —dijo Aura—. ¿Remus? Probablemente iría detrás. Sabes la política del Ministerio en cuanto a hombres lobo. No me importa cuánto odies a Snape, ¿sabes cómo hubiera estado Remus? Le has visto y eso que ni siquiera pasó nada. ¿No ves...?
—No pasó nada. Ya está. No necesito otro maldito sermón.
Aura se quedó de piedra.
—¿Eres idiota? —exclamó.
—Tu idiota, cariño —se burló él, en tono fúnebre.
—No estoy para bromas, Black —bufó Aura—. ¿Crees que todo esto no va a tener consecuencias o qué? ¡Remus está furioso contigo! ¡James también! ¡Y yo! ¿Acaso no vas a tomarte todo esto con seriedad? ¡Podrías haber matado a alguien!
—Y no lo maté.
—Eso no quita que pudiera haber muerto. ¿Ese va a ser tu argumento durante toda la discusión? ¿Que Snape no está muerto? Pues permíteme decirte que no es gracias a ti.
—Créeme, eso lo sé.
Aura gruñó, harta de aquello. Avanzó a grandes zancadas hasta ponerse frente a Sirius, que había estado dándole la espalda todo el tiempo.
—Al menos, podrías mirarme, joder. ¿O vas a seguir actuando como un idiota?
—Soy uno, no te cansas de recordármelo, al parecer —dijo Sirius, mirándola directamente a los ojos.
El gris plata había sido casi tragado por completo por el negro. Aquello le daba un significado nuevo a la oscuridad de los Black.
Sirius estaba furioso, pero Aura no se quedaba atrás.
—Sé que no eres idiota, Sirius —replicó ella—. Al contrario, eres muy inteligente. Otro motivo más por el que me molesta que estés actuando así.
—Oh, perdona, ¿qué quieres que haga? ¿Que vaya a pedirle perdón a Snape de rodillas? Olvídalo, entonces.
Aura tuvo que hacer su mayor esfuerzo para no golpearle en aquel mismo momento.
—¡Lo único que quiero es que pienses, joder! ¿No sabes que tus actos tienen consecuencias? ¿No sabes todo lo que le podría haber pasado a Remus? Es tu amigo, Sirius. Y le has traicionado. ¿Y si Snape decide contarle su secreto a los demás, aunque se lo haya prometido a Dumbledore? ¿Y si a James o a mí nos hubiera pasado algo al ir a salvarle el culo?
Sirius no dijo nada. Aura bufó y se echó hacia atrás.
—¿No vas a decir nada?
—¿Qué quieres que diga? Vas a gritarme a pesar de todo.
—Solo voy a gritar si sigues actuando a la defensiva cuando no tienes nada que defender —replicó ella—. ¿Quieres hacerme perder la paciencia? Porque se te está dando bien.
—¿Sabes? Puede que no fuera tan buena idea esto de salir juntos.
Aura se quedó de piedra. Aquello estaba tomando un rumbo totalmente diferente al que había imaginado.
—¿Y eso qué tiene que ver con todo esto, Sirius?
—Que no necesito que me grites lo que he hecho mal cuando ya lo sé. Si tan correcta eres y tan idiota soy yo, puede que sea mejor no seguir con esto. Ha sido un mes. Tampoco es que sea nada especialmente importante.
Aura se le quedó mirando fijamente, sin dar crédito.
—¿Que no ha sido importante? —repitió, negando con la cabeza—. Y justo cuando pensaba que no podrías estropearlo más...
—Siempre puedes estropearlo más cuando eres yo —replicó él, con falsa gracia.
—Sí, ya lo creo —comentó Aura—. No sé qué te pasa, Sirius, pero no estás actuando como tú mismo, ¿sabes?
—O puede que sí y solo pensaras que yo era de otra manera, Aura —dijo él, su voz cargada de veneno.
Aura asintió, con los labios muy apretados.
—Puede que sí, porque acabo de llevarme una decepción enorme. Creía que eras mejor que esto. Siempre trataste de demostrarlo, Sirius. —Negó con la cabeza—. Muy bien, si eso es lo que quieres, esto acabó. Espero que estés contento.
—Mucho, desde luego —respondió él, apartando la mirada—. No te imaginas cuánto, Aura.
—Va te faire foutre —declaró ella—. Que te jodan. Por Merlín, sí que sabes arruinar algo, ¿eh?
Sirius no respondió. Ella se marchó sin decir más, temblando de furia y con los ojos llenos de lágrimas.
Sirius se quedó mirando por donde se había ido. Cerró los ojos, frustrado. Sí, él definitivamente sabía arruinar algo.
—Admito que ha sido interesante de ver —comentó una voz burlona a su espalda.
Sirius se giró bruscamente. Amaya Carrow le observaba, con burla.
—Que te jodan, Maya —gruñó Sirius.
Aura había bajado las escaleras a tal velocidad que le sorprendía que no se hubiera caído por el camino. Estaba demasiado enfadada para preocuparse por ello.
Maldito Sirius. Que se fuera a la mierda. Le daba igual. Podía hacer lo que quisiera, ella ya no iba a preocuparse por nada. Él mismo se lo había buscado él solo...
El sollozo que salió de su garganta le quitó todo el crédito a aquello que se estaba diciendo. Un mes y había terminado todo así. Sí, dolía y más de lo que hubiera esperado.
Aura se metió en uno de los baños de chicas más cercanos y se encerró en uno de los cubículos a llorar tranquila.
Aunque esa tranquilidad fue efímera.
—¿Aura? —escuchó decir a alguien.
Selena Ross y Lily Evans estaban allí.
—Entonces... ¿habéis roto? —preguntó Selena, sin dar crédito.
Aura asintió lentamente.
—Sí, hemos roto.
No les había contado nada de Remus, pero necesitaba hablar con alguien y Selena era de sus amigas más cercanas. Además, Lily le caía bien y, de todos modos, pronto todos en Hogwarts se enterarían de aquello. Los rumores iban así en el castillo.
—Black se ha pasado —comentó Lily, en voz baja.
—Lo sé, la broma...
—No, me refiero a lo que te ha dicho —aclaró Lily—. No digo que lo de la broma no haya sido horrible, pero ¿todo eso que te ha soltado? ¿De dónde sale? Parece que, más que discutir, quería herirte.
Aura suspiró.
—Puede que lo haya conseguido —masculló—. Joder, estoy harta.
Selena la abrazó y Aura se dejó.
—¿Quieres que busque a Jason o a James?
Aura negó.
—No, estoy bien como estoy —aseguró—. Gracias por haberme soportado.
Lily sonrió.
—Como si tú no hubieras hecho lo mismo por nosotras. No había nada que soportar, Aura, eres nuestra amiga, ¿no?
Aura sonrió entre lágrimas.
—Gracias, Lily. ¿Ya te he dicho que eres genial?
—Eh, no coquetees con mi... —empezó Selena, interrumpiéndose al recibir un codazo y una mirada de advertencia de Lily.
Aura estaba demasiado ocupada secándose las mejillas como para advertir aquel breve intercambio.
—Debería ir a ver a Remus —murmuró, para sí misma—. Le dije que iría después.
—¿Le ha pasado algo? —preguntó Lily, preocupada.
—Ayer tuvo que ir a la enfermería. Un virus o algo así. Se supone que ya está mejor.
—Menos mal —suspiró Lily—. Pensé que había tenido algo que ver con la broma.
—No, no —se apresuró a decir Aura—. Aunque creo que también se ha enfadado con Sirius.
—Bueno, es normal —comentó Selena—. Snape no es santo de mi devoción, pero no es como si haya que matarlo... aún.
—¡Sel! —protestó Lily—. ¡No vas a matarlo!
—¡Era una broma, era una broma!
Aura rio suavemente.
—¿Riñas de pareja? —preguntó, sorprendiendo a ambas—. Intentad no llevarlas demasiado lejos, no acaba bien. Os lo aseguro.
—Nosotras no... —protestó Lily, turbada.
—Me parece muy bonito que no queráis decírmelo después de lo de Sirius, pero no significa que no me alegre por vosotras —dijo Aura—. Supongo que Marlene acertó. Tendréis que decírselo.
Selena rio.
—Marlene tiene buen ojo —comentó, mirando a Lily—. ¿No crees?
La pelirroja se sonrojó.
—Tal vez —se limitó a decir—. Aura, ¿seguro que estás mejor? No nos importa quedarnos un poco más...
—No te preocupes, Lily —dijo ella, sonriendo—. Iré con Remus o James. Estoy mejor.
Igual mentía un poco, pero las mentiras piadosas no eran malas, ¿no?
Aura quería ver a James o a Jason. No porque ellos fueran a darle los mejores consejos ni nada similar, solo porque quería verles. Y, en todo caso, que le abrazaran. No era pedir mucho.
No sabía dónde podía estar James, pero se hacía a una idea de dónde estaría Jason: en la sala común. Fue hasta las cocinas y entró a través del barril, encontrando la habitación casi totalmente vacía.
Jason estaba ahí, como había imaginado. Aura fue junto a él y se sentó a su lado.
—Hey —saludó en voz baja—. ¿Todo bien?
—Hey. —Su amigo suspiró—. No exactamente. ¿Tú?
—Podría ser peor, ¿no? —murmuró Aura—. Sirius y yo hemos roto. ¿Tú?
—Amelia y Edgar me han mandado algunas cosas de mis padres —respondió Jason—. ¿Qué es lo que ha pasado con Black?
—Le gastó una broma a Snape que podría haber terminado muy mal y James y yo tuvimos que evitar que se matara. Hemos discutido por eso. Y hemos roto.
—¿Y no os habrá visto un profesor por casualidad? Porque por aquí llevan toda la mañana hablando de los cien puntos que han aparecido misteriosamente en el reloj.
Aura rio sin gracia y Jason la abrazó.
—Dumbledore nos encontró y nos dio cien puntos a James y a mí. No me preguntes por qué tantos, pero tampoco iba a protestar.
—¿Y cómo estás con lo de Black?
Ella suspiró.
—Podría ser peor —repitió—, aunque también mucho mejor, si te soy sincera. No lo sé, no entiendo cómo terminamos así... Joder, llevábamos solo un mes juntos. Qué desastre.
Jason le revolvió el pelo y Aura rio.
—¿Sabes qué es lo que se me ocurre ahora?
—Sorpréndeme, Bones.
—Hufflepuff no está al lado de las cocinas para que no aprovechemos eso. Vamos a por chocolate y helado.
Aura sonrió.
—Me parece un plan genial. Pero, antes de ir, ¿tú cómo estás con lo de tus padres?
Él se encogió de hombros.
—Estaba teniendo un momento. Pero lo que me han enviado me da buenos recuerdos. Es agridulce.
Aura asintió. Al lado de ese problema, el suyo parecía carecer de importancia. Se sintió algo mal por haber hablado de Sirius antes de haberle preguntado cómo estaba. Qué idiota.
Le tomó de la mano y se puso en pie.
—¿Prefieres quedarte un rato?
Jason sonrió melancólicamente y negó, poniéndose en pie también.
—Vamos a por ese helado y ese chocolate.
Jason le pasó el brazo por encima de los hombros y Aura asintió.
—¿Sabes? Eres el mejor amigo que podría haber pedido —susurró.
Jason sonrió ampliamente.
—Bueno, tú eres aceptable.
—¡Jason!
El chico se echó a reír.
—Era broma, Au. Tú también eres la mejor amiga que podría haber pedido.
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