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lollypop

Idea original de kooromi_

Esta historia contiene escenas sexuales explícitas (+18) dirty talk leve, uso de juguetes sexuales y narraciones que podrían ser perturbadoras para cierta gente; así que si no estás de acuerdo con esto te invito a irte porque aquí no eres bienvenidx :) gracias 

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Jimin odia a Taehyung. Su presencia le incómoda, ver su cara le da asco y odia bastante esa risa de idiota que antes escuchaba con regularidad. Muy frecuentemente para ser exactos. Más bien casi diario. O al menos así era hasta que su relación terminó.

Sí, es posible odiar a quien amabas con el corazón ¿no? Aparte de su físico, Jimin odia que Taehyung actúe como un niño, un niño de 23 años. Cuando Kim Taehyung entra en estrés, comienza a hacer berrinches y aislarse del mundo. Cuando no consigue lo que quiere, hace pucheros y pone esa carita de ángel que sabe que derrite a todo el mundo, o más bien a Jimin. Cuando Kim sabe que tiene la razón, te lo restriega en la cara una y otra vez; y cuando se equivoca, se niega a asumir sus errores. Jimin podría escribir aspectos negativos de su ex y podría pasarse noches en vela hasta terminar unas tres enciclopedias.

Taehyung es un estúpido. No importa lo amable que es con cualquier ser vivo, ni lo atento con las personas a las que ama, tampoco importa lo responsable y amoroso que es. Simplemente es un estúpido. El estúpido que le rompió el corazón a Jimin.

En realidad, Park Jimin fue quien rompió con la relación y le restregó en la cara —o más bien por teléfono— que se metería en los pantalones de quien sea que se encontrara en ese club y le mandaría un audio de lo bien que gemía el nombre de alguien más. Al final no lo hizo, pero eso no quita el hecho de lo grosero que fue y lo cobarde de su ruptura por llamada.

Pero Jimin tenía sus motivos, bastantes, para mandar a la mierda a Taehyung. Y aunque su mente le decía una y mil veces que había sido lo mejor que pudo haber hecho, su achicado corazón le decía todo lo contrario. Los recuerdos de los tantos momentos que pasaron juntos en sus dos años de novios lo atacaban constantemente, algunas veces haciéndolo llorar y abrazar con fuerza esa sudadera que Taehyung olvidó una vez en su casa y Jimin se negó a dársela. La melancolía lo visitaba en momentos inesperados, como justo ahora que va de regreso a su casa después de pasar horas estudiando en la biblioteca y haberse reunido con su hermano para comer.

Es hora pico y el metro va lleno, cuando se abren las puertas en cada estación parece que el transporte vomita gente. Afortunadamente, Jimin baja en la penúltima estación, así que está cómodamente recargado en la pared del primer vagón. Hay un tubo para sostenerse a su derecha, por eso es su lugar favorito del metro, pues no alcanza el tubo que está en el pasillo. Taehyung es más alto que él, y cuando viajaban juntos en el metro Jimin simplemente se sostenía de su novio entre risas y abrazos tiernos. No importaba que el espacio oliera a sudor y miles de perfumes, ni el calor que hacía a pesar de los ventiladores, mientras estuvieran juntos el trayecto era divertido y ameno.

Jimin está viajando sólo después de mucho tiempo y es una mierda. A veces ni siquiera la música que escucha por sus audífonos es suficiente para distraerse de las pláticas entre los pasajeros o el ruido en general. Peor aún cuando su estúpida mente le recuerda a Kim Taehyung.

El idiota de cabello negro y ondulado seguramente estaría como zombie frente a su computadora trabajando en quién sabe qué mierda, Jimin nunca entendió qué es lo que hacía, lo que era más importante que él. Nunca imaginó que sería desplazado por una máquina e ignorado por Taehyung. Jimin sabía que el servicio social era muy importante para su ex pareja, Taehyung estaba en el último año de la carrera y se la pasaba de un lado a otro cumpliendo con sus tareas y escribiendo su tesis.

Jimin lo apoyaba bastante. Entendía el poco tiempo que su novio tenía disponible, pues entre la oficina, la escuela y su trabajo de medio tiempo en una panadería el día se le iba entero. Pero al parecer a Taehyung no le importaba todo lo que hacía por él.

El chico peli gris se siente tan patético, llorando en el metro extrañando a Tae y al mismo tiempo deseándole lo peor. Una señora lo ve con lástima y él desea cerrar los ojos y vivir en una burbuja gigante anti Kim Taehyung. Ha pasado un mes desde su ruptura y no han hablado, mensajeado y mucho menos visto en persona. Ya llegará alguien más que sepa valorar su tiempo y amor, pero por lo mientras Jimin decide subir todo el volumen de su música y perderse un rato mientras se limpia unas pobres lágrimas. Por esta vez, no va a permitir que su corazón gane esa noche.

[...]

Un empujón lo despierta, el hombre que estaba a su lado salió corriendo y apenas alcanzó a salir del metro. Faltan dos estaciones para que Jimin baje, rueda los ojos al saber que si se baja en esa estación, en cinco minutos estaría en el departamento de Taehyung. Ni dormir un poco alejó a ese tonto de su mente. Jimin toma un poco de agua de su botella y agradece que no esté tan tibia. Para sacar el sueño de su cuerpo, también saca una paleta de caramelo, esperando que el azúcar ayude tantito a despejar sus pensamientos.

Jimin siempre carga con dulces, específicamente con esas paletas de caramelo redondas, sabor fresa y de color rojo, su golosina favorita. Comienza a chupar la paleta y, sin ninguna doble intención, se la mete a la boca; sus labios gruesos y rosados se ven perfectos alrededor del dulce. Jimin es sexy sin siquiera intentarlo, sus movimientos son tan delicados y elegantes, y su atractivo físico es como un orgasmo visual. La línea de su mandíbula y sus abultados labios son sólo una parte de sus atributos.

Cualquiera mataría por un beso de esa boca tan suave, las mentes más lujuriosas imaginarían un escenario diferente con esos labios. Y la imagen de Jimin chupando una paleta aviva esa imaginación. Lo sabe porque siente un par de miradas en él, y la verdad no le importa. Un poco de atención no está mal, aunque no sea la atención que él quiere. Sin embargo, en la siguiente estación bajan un par de chicas y es cuando lo ve.

Está recargado contra una puerta, justo al otro lado de donde está él. Lleva un pantalón de vestir negro, un suéter de punto blanco y la estúpida boina café que Jimin le regaló en uno de sus cumpleaños. Jimin no se atreve a verlo a los ojos pero es inevitable, cuando se da cuenta ya está haciendo contacto visual con esa mirada profunda e intensa. El peli gris esperaba ver cualquier otra cosa menos esa mirada, una que conoce a la perfección. Son suficientes cinco segundos para que por la cabeza de Jimin pasen tantas cosas: sorpresa, confusión, tristeza, enojo, deseo.

Taehyung lo está viendo de la forma en la que lo ve cuando están desnudos en la cama, con esa pasión y lujuria que bien lo caracteriza. Jimin piensa que toda la escena es parte de su imaginación, pues para bien o para mal en el vagón hay cinco personas en total y las otras tres están metidas en la pantalla de su celular. Pero cuando el cuerpo esbelto del pelinegro avanza y se detiene justo frente a él, casi aprisonandolo contra la pared, Jimin está seguro de que todo es real. Ni en sus sueños podría recrear el aroma de Taehyung, tan embriagante y atractivo.

Siguen viéndose a los ojos y no es hasta que la mano grande y larga de su ex acaricia su barbilla, que Jimin se da cuenta que un poco de saliva escurrió de su boca. Sigue teniendo la paleta entre sus labios y succiona con fuerza, simplemente dejando que sus impulsos tomen el control de sus acciones. Da varias lamidas y es absurdo el sonido húmedo de su lengua contra el caramelo, pero sabe lo que eso causa en Taehyung, que se muerde el labio y toma con fuerza su barbilla. Jimin sigue con ese juego de miradas y no deja de succionar, besar y chupar la paleta.

—Jimin...

Ese susurro es suficiente para que la distancia entre los dos sea casi nula, con sus frentes juntas y la otra mano de Taehyung en su cintura. Jimin se siente tan confundido, vulnerable y al mismo tiempo su autocontrol está al cien; contrario a lo que pensó que sería cuando se encontrara con su ex de nuevo, las ganas de gritarle en la cara no se van nunca.

Pero justo es la situación tan repentina y casual que lo tiene entre la espada y la pared, aún más el comportamiento de Taehyung. Está seguro que si no tuviera la paleta en la boca, su ex lo besaría hasta quedarse sin aliento.

Jimin no dice nada y en vez de eso, mira desafiante a Taehyung, mientras roza con sus pequeños dedos el cuello almendrado y se aleja, con pasos rápidos baja del metro. Taehyung lo sigue sin pensarlo dos veces y lo encuentra recargado en la pared.

Ni él mismo sabe porqué actuó así, pero al ver de nuevo a Jimin de pie ahí, tan lindo y guapo como siempre, con ese gran suéter gris y su pantalón negro ajustado, le recuerda lo mucho que lo extrañó. No quería que su reencuentro fuera de esa manera, tan brusco e intenso, pero es que los labios de Jimin son...

—¿Te vas a quedar ahí parado como idiota o me vas a decir qué es lo que está pasando?

El chico bajito sigue chupando la paleta, pero su mirada ahora es brusca y su postura tensa. Taehyung se da cuenta que arruinó todo, otra vez.

—Lo siento. Te vi desde donde yo estaba y pensaba simplemente saludarte, pero me distrajeron tus... movimientos.

Ambos saben que toda la situación es incómoda y luchan por mantenerse cuerdos y no demostrar lo nerviosos que están.

—Cerdo —susurra Jimin y desea que sus mejillas no se tornen de un color rosa.

—Tengo que hacer unas cosas por la zona, pero llegué temprano y ya que te encuentro, —Taehyung siente que en cualquier momento su cuerpo tomará el control y correrá a abrazar a Jimin, así que trata de estar lo más sereno posible—, ¿quieres ir a tomar algo? ¿Un café?

Jimin lo ve con una mirada que no sabe interpretar, o tal vez es su corazón que no acepta esa mirada llena de rencor, decepción y tristeza.

—¿Estás bromeando, no?

—No.

Bien, Jimin no puede más.

—¡Tiene que ser una jodida broma, Taehyung! ¿Qué mierda pasa contigo? —Sus gritos llaman la atención de un par de personas, pero está tan concentrado en liberar su furia que no se da cuenta—. No quiero verte, no quiero que me mires y que me invites por un estúpido café. Para empezar, ¿¡qué mierda estás haciendo aquí!? ¡Vete, déjame!

Para este punto, Jimin prefiere gritar que echarse a llorar. Y Taehyung prefiere que Jimin lo golpee a ver ese brillo en los ojos de su ex novio, lo conoce tan bien y sabe que se está aguantando las lágrimas. El policía que se encuentra en la salida los está viendo atentamente y lo que menos quiere Taehyung son más problemas.

—Hablemos afuera, sabemos que no te gusta causar alborotos y el guardia nos está viendo. Vamos —dice bajito.

Y una vez más, Jimin odia que Taehyung siempre sea la voz de la razón entre los dos.

[...]

Su autocontrol se fue a la mierda cuando descubrió que Taehyung estaba mintiendo. No quiere preguntar directamente, pero eso de "tengo unas cosas que hacer por la zona" es una farsa. Su orgullo también es una farsa y su corazón ilusionado decidió que darle una oportunidad al chico bonito no le haría ningún daño. Y ahí están, sentados a un lado del ventanal mientras esperan su pedido.

No es la primera vez que visitan esa cafetería, pero sí la primera en donde el ambiente es tan tenso que un simple soplido podría romper la barrera de hierro que hay entre ellos. Jimin no quiere iniciar la conversación y Taehyung aún duda en cómo hacerlo. No planea hacerse la víctima ni rogar por su regreso, pero tampoco está ahí para darse por vencido. Y Jimin se siente tan triste pero la compañía de Taehyung hace sentir a su cuerpo cálido. ¿Dejar de amarlo en tan sólo un mes? Imposible.

—Lo siento. —Cree que son las palabras que resumen todo lo que ha pasado por su cabeza, pero sabe que no es suficiente.

—No te creo, Taehyung. —Jimin ni siquiera lo mira a los ojos, prefiere perderse en el diseño de la mesa de madera.

—Necesitas creerme, en verdad-

—Tú no sabes lo que necesito.

—Necesitas a alguien que te aprecie en verdad y te ame con todas sus fuerzas. —Taehyung está tan nervioso que su tono de voz cambia, y se odia por eso.

—Lo sé, y esa persona no eres tú.

El silencio se abre paso entre los dos jóvenes dolidos.

—Tal vez no lo sea, pero ten por seguro que no te he dejado de amar ni un sólo segundo. En verdad lo siento mucho, Mimi. —Trata de tomar la mano contraria pero Jimin es más rápido y pone ambas manos en sus muslos.

—¿Por qué lo sientes? ¿Por ignorarme? ¿Olvidarte de nuestras citas? ¿No contestarme las llamadas? ¿Ni siquiera molestarte en abrir la comida que te dejaba porque no tenías tiempo de cocinar ni pedir nada?

Taehyung se muerde el labio y observa la calle, esperando las fuerzas que necesita para seguir con la conversación.

—Me dejaste a un lado. A pesar de toda mi paciencia y mi apoyo decidiste que lo mejor era tratarme como basura.

—Dios, no exageres Jimin —alza la voz pero se detiene de decir algo más porque sus bebidas están listas.

Con un suspiro se levanta por ellas y Jimin puede ver lo delgado que está Taehyung. Eso le preocupa y ya no sabe cómo debe comportarse frente a él. Tae quiere arreglar las cosas pero no sabe si es lo correcto. Unos días después de su ruptura, el hermano de Taehyung le habló preguntando qué fue lo que había pasado. Namjoon entendió que su hermanito había sido un idiota, pero también externó su preocupación hacia él. No quería que cometiera los mismo errores que él y al parecer el pequeño Tae iba por mal camino.

Por amigos en común, Jimin se enteró que Taehyung había estado en el hospital por fatiga excesiva. Y ninguno le mencionó nada sobre su ruptura, pues Taehyung se rehusaba a hablar de ello. Jimin dejó de ir al gimnasio y dormía hasta tarde porque su mente era un terrible caos.

¿Hasta qué extremo habían llegado?

—Aquí está.

Un chocolate caliente y una rebanada de pay de limón. Su combinación favorita.

—El pay es de mi parte.

—No tengo hambre, Tae.

Taehyung sólo tenía una taza de café americano y una galleta de chocolate.

—¿Comiste?

—Eso no importa.

Jimin no responde. Comen en silencio y de vez en cuando intercambian miradas que duran medio segundo. El tiempo pasa y las oportunidades se van desvaneciendo con las manecillas del reloj. Jimin no admitirá que lo extraña, nunca lo haría. Y aunque Taehyung es el más orgulloso de los dos, da el siguiente paso.

—Puede que no me creas, pero sabes bien que yo nunca te mentiría Jimin. Y no miento cuando digo que te extraño mucho. Te extraño tanto y me odio a mí mismo por haber sido un idiota.

—Un gran idiota, ¿por qué tuviste que alejarme e ignorarme? ¿Acaso era tan difícil decir que ya no me querías? —Jimin sigue con la cabeza baja.

—¡Eso no es cierto! Te sigo queriendo pese a todo, Mimi.

Con confusión, Jimin mira a Taehyung esperando respuestas. Y los ojos tristes le dan una pista de lo que habla.

—Esa noche, ¿te acostaste con alguien más, no? La noche que terminaste conmigo. No importa, estabas en todo tu derecho.

Jimin recuerda a la perfección cómo entró al baño del bar y le marcó a Taehyung, se sorprendió cuando contestó su llamada y él empezó a gritarle miles de cosas. Después de eso se acercó a la primera chica que vió y comenzaron a besarse. Jimin iba a hacerlo, se acostaría con ella pero al final se puso a llorar en el hombro de la chica y ahogaron sus penas en alcohol. Hasta ahora siguen teniendo contacto.

—Lo hice, lamento no cumplir mi promesa de mandarte esos audios, pero la pasé tan bien que lo olvidé por completo.

Esa mirada triste contrasta bastante con la mirada lasciva que Taehyung le dio en el metro. ¿Cómo podía ser la misma persona? Hace media hora se lo comía con los ojos y ahora esos orbes cafés le transmiten dolor.

—Esa vez te contesté porque quería hablar contigo.

Jimin no quiere escucharlo, así que saca su teléfono de su mochila y también una paleta. Ignora a Taehyung mientras comienza a lamer el caramelo con movimientos firmes.

—Jimin, por favor escúchame. —La voz suave se escucha desesperada—. Sabes que cuando iba en tercer semestre pensé en dejar la carrera.

El chico de suéter gris está viendo con todo el interés del mundo su fondo de pantalla mientras rodea con su lengua el caramelo. Ahora lo hace al propósito, chupa sin pudor alguno y desea con todas sus fuerzas que Taehyung se distraiga lo suficiente para dejar de hablar. Sabe que no le tomará mucho tiempo.

—No tengo excusas pero... sabes lo que pasó con Namjoon, y yo, —él mismo se interrumpe y por su cabeza pasan miles de escenarios al observar esos gruesos labios—, yo sentí, yo comencé a...

Jimin succiona el dulce mientras lo ve a los ojos.

—No me importa la mierda que ha pasado en tu familia. Puedes ser una maravillosa persona y un estudiante destacado y responsable, pero conmigo no fuiste un buen chico, Tae.

Ahora es Taehyung quien ve esa mirada penetrante en los ojos de Jimin y su boca se cierra. Quiere seguir hablando pero es imposible pensar en otra cosa más que no sea Jimin simulando una felación de forma descarada frente a él. Su pequeño Jimin siempre ha sido el más atrevido de los dos y no le sorprende, a final de cuentas él perdió el control cuando lo vio en el metro; desde el momento en que subió lo vio entre la gente, no pudo quitarle la vista de encima y se sintió el hombre más tonto del mundo cuando Jimin se echó a llorar y luego se quedó dormido.

Después de dejar sus asuntos resueltos, iba a verlo a su casa para poder hablar, pero tuvo suerte al encontrarlo en el mismo metro. Jimin bien sabe la debilidad que tiene por sus besos, por sus labios suaves y gorditos. Lo sabe tan bien que está tomando eso a su favor para ponerlo loco.

—¿Aún tienes cosas que hacer por aquí o vamos a mi casa?

No le toma mucho tiempo responder con un movimiento afirmativo de cabeza. Jimin se levanta y mientras rodea la mesa se acerca al oído de Taehyung.

—Bien, te demostraré cómo ser un buen chico para mí.

Y Taehyung no puede negarse.

[...]

Taehyung se odia a sí mismo. Normalmente, en casos de estrés prefiere encerrarse en su caparazón en vez de molestar a las demás personas con sus problemas. Es algo que quiere cambiar desde hace tiempo pero sus avances son como una montaña rusa. Jimin siempre le ha dado su espacio, ese chico de sonrisa bonita parece conocerlo mejor que él mismo y no sabe porqué está con él, en otra vida tuvo que haber logrado la paz mundial para ahora tener a semejante hombre a su lado.

Lo ama mucho, ama demasiado a Jimin. Pero al parecer su estupidez es más grande que su cariño. Y en esos días de estrés extremo y soledad, Taehyung reafirmó que no se imagina una vida sin Jimin, al menos no por ahora. Jimin es su casa, su amor, se atrevería a decir que su alma gemela. Han trabajado en su relación y les falta muchísimo por recorrer, tropiezos como este seguirán apareciendo en su camino y Taehyung los quiere arreglar siempre. Pero, ¿cómo hacerlo cuando su corazón le dice algo y su mente se comporta distinto? ¿Cuando sus impulsos lo condenan? Ah, necesitan tener una buena plática.

Taehyung tiene tantas cosas en la cabeza, pero ahora sólo puede pensar en lo atractivo que se ve Jimin sentado sobre él, con sus labios abultados en un puchero y los brazos cruzados. Está pensando, y eso emociona a Taehyung aunque también lo pone nervioso y a la expectativa. No sabe qué es lo que está planeado Jimin. Igual no le importa mucho, confía en él más que en sí mismo.

Confía tanto como para estar sentado sobre la cama con las muñecas amarradas sobre su cabeza y sus tobillos sujetados también; tiene las piernas abiertas y Jimin está sentado justo en su entrepierna, y a comparación de él que está completamente vestido, Jimin tiene sólo su ropa interior.

El camino a la casa de Jimin fue corto y no hablaron más, ni siquiera cuando llegaron a la vivienda y entraron al cuarto del mayor. Jimin comenzó a desnudarse y le pidió a Taehyung que no dijera nada hasta que él se lo pida, y por más que Tae tenía mil cosas por decir y más aún, unas ganas enormes de besarlo, obedeció como un buen chico. La cabeza de Taehyung es un remolino de emociones, quiere pensar en otra cosa que no sea marcar esa piel impoluta.

Cree que ya no podrá soportar tanto tiempo sin besar esos labios tan lindos, más aún sin tocar el cuerpo de Jimin y lamer el tatuaje que adorna uno de sus costados. Ha soñado con él de mil y un maneras, aún no puede creer que está en esa situación sin haber arreglado las cosas con su lindo ex novio, pero cuando Jimin se propone algo es difícil hacerlo cambiar de opinión.

—Ya sé que haré —habla mientras le sonríe de una forma tan tierna—. Presta atención y toma nota mental, ¿vale? Porque después te tocará a ti.

Entonces se levanta y de un cajón de su armario saca un dildo de plástico color rosa y un envase de lubricante. Vuelve a subir a la cama y se acomoda en el espacio que dejan las piernas de Taehyung, el cual es bastante amplio para que pueda sentarse y abrir sus propias piernas, recargando los pies en el colchón.

—¿Me escuchaste? ¿Por qué no me respondes, TaeTae? Los chicos buenos responden cuando les hablan —dice con un tono de reproche y mirada seria, pero con una sonrisa tierna.

—Pondré atención, Jiminie.

El susodicho niega con la cabeza mientras acaricia su pene semi erecto.

—¿Jiminie? ¿Te di permiso para que me hables de esa manera? No lo mereces, TaeTae. —Frunce las cejas mientras saca su miembro de la ropa interior y comienza a acariciarlo de arriba a abajo, lento y firme—. ¿Después de todo lo que hiciste te atreves a decirme ese apodo lindo?

Taehyung no sabe dónde poner su vista, si en la polla larga, el abdomen terso, los labios hinchados o esos ojos brillantes.

—Ten más respeto por tu hyung —habla lento y suave, diciendo cada palabra con la sensualidad innata que tiene.

Es ahí cuando Taehyung explota. Suelta un gemido lastimero y trata de acercarse a su novio —a la mierda todo, para él sigue siendo su lindo novio—, pero el rápido movimiento no hace más que lastimar sus muñecas. Jimin y él son de la misma edad, llevándose por sólo meses siendo Jimin mayor que él. Cuando se conocieron en el arcade, Jimin era tan tímido y dulce que Taehyung pensó que era menor que él, siendo lo contrario. Con el paso del tiempo y más aún cuando iniciaron su noviazgo, la confianza entre ellos creció tanto que no usaban ningún honorífico; rara vez se decían Taehyung-ssi o Jimin-ah.

Pero en una de esas noches pasionales, descubrieron eso.

Jimin se quita por completo su ropa interior y vuelve a acomodarse, dejando su pequeña entrada a la vista de la mirada suplicante de Taehyung.

—Perra impaciente —susurra el chico peligris mientras pone lubricante en sus dedos y comienza a acariciar ese lugar especial—. ¿Tanto extrañas a tu hyung, Taehyung-ah?

No tiene sentido usar honoríficos entre ellos en la vida diaria, pero si cuando están en la cama el pene de Taehyung se hincha cada que Jimin le habla de esa manera, tiene todo el sentido del mundo. Tiene sentido ser un buen chico para su Jimin-hyung.

—Te extraño mucho, hyung.

La voz de Taehyung es tan baja que a penas Jimin lo escucha. Pero no importa porque Taehyung está embobado viendo cómo los dedos de Jimin van entrando poco a poco en su entrada. Sus dedos cortos se deslizan con suavidad y con mucho cuidado, los gemidos de Jimin acompañan el movimiento; gemidos dulces.

—Imagina que son tus dedos los que me tocan, los que sienten lo apretado que estoy —susurra, cerrando los ojos y dejándose llevar por sus propias palabras—. Tú me estás tocando con delicadeza, despacio y suave, a pesar de que tus dedos son largos. Después de todas las veces que me has jodido sin piedad, mi culito sigue apretado para ti, Taehyung-ssi.

El aludido vuelve a moverse con fuerza, gimiendo por el ardor que siente en sus muñecas. Es testigo de cómo el agujero de su hyung va cediendo, después de caricias el primer dedo está dentro. Normalmente es él quien preparaba a Jimin, y sí, habían ocupado juguetes antes, pero es muy distinto escuchar de cerca la respiración agitada del mayor y sentir el cuerpo caliente con sus propias manos a ser testigo de cómo su pequeño hyung se masturba a sí mismo. Observar sin poder hacer nada más es un martirio, pero al mismo tiempo es una bendición.

—Tus dedos me abren poco a poco —mete un segundo dedo—, y aún así dos dedos no son suficientes para mí.

Jimin empieza a mover su mano con rapidez, comenzando a gemir más alto. Las fuerzas que tenía se desvanecen y queda acostado sobre su espalda, con las piernas abiertas y masturbándose justo frente a la entrepierna de Taehyung; la cual está hinchada bajo la ropa. Ambos están sudando y Taehyung la está pasando realmente mal, tan desesperado y ansioso por tocar a su novio.

—Tus dedos no son suficientes, y aunque me gusta como me tocas, yo quiero sentirte dentro de mí. Me encanta cómo tus manos grandes acarician todo mi cuerpo, pero yo quiero sentir tus labios sobre mi piel, quemando con cada beso.

Con la otra mano Jimin pellizca sus pezones, pasa sus uñas por su abdomen y cuello. Se muerde el labio a la par de los movimientos bruscos de su otra mano llena de lubricante, ya con un tercer dedo dentro.

—Hyung, por favor —suplica con voz ronca.

—Entonces cumples mi capricho y te preparas para penetrarme. —Con dificultad, Jimin se levanta y toma el dildo y el lubricante, untando todo en el juguete—. Tu pene está muy duro y yo lo acaricio tan lento para volverte loco. Pero los dos estamos tan necesitados que no me importa no meterlo en mi boca con tal de sentir a mi dongsaeng dentro de mí.

Taehyung está temblando y no puede evitar gemir cuando ve cómo Jimin se pone de espaldas a él, de rodillas y con el dildo rosa tocando su entrada. Al pelinegro le gustan demasiadas cosas de Jimin, pero tiene una gran debilidad por su espalda; es amplia sin dejar la delicadez de su cuerpo, con un solo movimiento se marcan sus músculos y tiene un par de lunares esparcidos. Lo mejor es el tatuaje que adorna toda su espina dorsal, esas lunas representan tanto para ambos, y verlas en esa piel pálida es simplemente hermoso. Junto a esa espalda de Adonis, la vista de las nalgas redondas se siente como ver el Edén.

—Así que metes la punta, despacio. —La punta del dildo entra sin problema alguno—. Y con cuidado vas metiendo tu polla gruesa, no quieres lastimar a tu hyung, ¿verdad? —Como reflejo, el pelinegro alza su cadera, casi sollozando por sentirse así de impotente y peor aún por sentir su ropa interior y su pantalón húmedos—. Pero sabes lo impaciente que es por la polla de su querido TaeTae.

Entonces de un sólo movimiento, Jimin mete todo el dildo en su cuerpo, rápido y fuerte. Suelta un grito de placer y aprieta la base de su pene, tratando de controlar la ola de vibraciones que siente por todo su cuerpo.

—Y comienzas a moverte rápido, apretando mis nalgas que rebotan contra ti. —A Jimin le cuesta modular su tono de voz, y a duras penas se le entiende entre gemidos y jadeos. Se recarga en sus brazos para que el juguete pueda entrar y salir con más facilidad de su apretada entrada.

No necesita ver a Taehyung para saber cómo está, con sólo escuchar sus quejas y gemidos sabe lo mal que lo tiene. Además la cama se mueve gracias a los movimientos inútiles de su menor por querer soltarse y ser él mismo el que esté jodiendo a su hyung.

—Así, Tae-ssi. Me gusta así, más rápido.

—Mierda.

Taehyung se siente tan jodidamente caliente, haría cualquier cosa por quitarse la ropa y poder besar con pasión el cuerpo de su hyung, recorrer con sus labios sus lugares favoritos y pasar su lengua por los tatuajes que intensifican la belleza de su novio. Nunca pensó que estaría en esa lamentable situación, viendo cómo su novio se masturba sin descaro frente a él. La impotencia que tiene es tanta que está a punto de llorar.

Jimin no se siente mal cuando escucha un sollozo por parte del pelinegro. Al contrario, empieza a masturbar su erección y a moverse aún más rápido, sintiendo ese golpe glorioso en su próstata. ¿Taehyung se imaginará las noches que pasó llorando? ¿Esas tardes en las que se sentía inútil y solo? Jimin se atreve a decir que tal vez, y que seguramente Tae estuvo igual.

Pero definitivamente Jimin la pasó peor. Y así cómo él sufrió, Kim Taehyung lo haría el doble.

Bueno, Jimin no puede ser tan malvado.

Aún así, cuando se voltea para ver cara a cara al chico de sus sueños, no puede evitar verlo a los ojos mientras llega al orgasmo y gime su nombre.

—Taehyung-ah.

Sabe a gloria, tan placentero y exquisito como los espasmos que recorren todo su cuerpo; tan caliente como el semen que cae en el abdomen y pecho del pelinegro; tan dulce como el puchero que hacen esos pétalos rojos.

El nombre de Taehyung es como mantra que Jimin no puede dejar de susurrar y gemir, al tiempo que desliza con lentitud el juguete de plástico. Al ver la gran mancha que ensucia el pantalón de Kim, Jimin sonríe y niega con la cabeza.

—Estabas siendo un buen chico, Tae-ssi.

—Hyung.

—No, guarda silencio —interrumpe—, todo iba muy bien, estabas aprendiendo cómo debes coger a tu hyung ¿no? —Se acerca despacio hasta sentarse sobre la ropa mojada—. ¿En qué momento te dije: "Puedes venirte también"? Ah, qué dongsaeng tan problemático. Toda una perrita impaciente.

Taehyung ya no llora, pero sus ojos brillan con tanto deseo y desesperación; sus mejillas rojas están aún húmedas de las lágrimas que soltó y sus labios hinchados por tanto morderlos. Sus muñecas duelen, pero su atención está en Jimin.

—Lo siento, hyung —habla en voz bajita.

Jimin no puede resistirse más, no cuando Taehyung está tan vulnerable frente a él, no cuando después del subidón de adrenalina su cuerpo comienza a temblar un poco por el frío. Quiere más, lo quiere todo. Y es así que se acerca como una bestia a la boca ajena, juntando con desesperación sus labios en un beso brusco.

Toma entre sus dedos el cabello negro y deja caricias, jalones, baja una de sus manos al cuello y deja su tacto caliente en la piel sensible. Taehyung saca su lengua y comienza esa danza húmeda y desordenada.

El peligris deja ir todo en ese beso, más tarde podrían retomar una plática de adultos, pero ahora lo único que Jimin quiere es saborear a su novio, sentir su cuerpo cerca y disfrutar hasta que su cuerpo ya no aguante. Quiere tener el control y recordarle a Taehyung cuánto lo quiere, demostrarle que puede perderlo en verdad. Jimin quiere todo de él, y está dispuesto a entregarse por completo esa noche. No es como si no lo hubiera hecho antes.

—Tae, debes aprender a seguir órdenes —dice agitado, mientras pasa su pulgar por ese labio maltratado. Junta sus frentes sudorosas y extiende su mano para entrelazar sus pequeños dedos con los largos del pelinegro.

—Jimin. —Voz gruesa y ronca .

—Te enseñaré a ser un buen chico y un buen novio, mi amor.

Se ven a los ojos con anhelo y cariño. Pero en definitiva el deseo sobresale por todo lo demás.

Taehyung sabe que será una larga noche cuando Jimin comienza a desabrochar su pantalón. 

¡Hola! Después de mucho tiempo por fin traigo esta historia de vuelta. Con todo lo que pasó no tenía ganas de escribir nada de smut, por eso no avanzaba con esto.

Pero aquí está, espero disfruten la historia 🥺 Se supone que sería más larga pero no quise forzarme, pues también estoy escribiendo otra historia smut en estos momentos.

Aún así, podría decirse que este no es el final, aún tengo pensada otra parte.  ¿Les gustaría leer más de esta historia? Algo así como un extra. Háganmelo saber pls je

Bueno, eso es todo. Muchas gracias por leerme y un agradecimiento especial a Frida porque aceptó que siguiera con esta historia (la idea la adopté en su tienda de ideas) ♡♡♡

Besos, Moon~

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