Todos lo sucedido en este capítulo está 100% fuera de la línea de tiempo y no afecta en nada la trama original

—¿Crees que llevemos todo? —pregunté observando nuestras maletas de acampar indecisa.

—Lo sabríamos si no hubieras perdido la lista de cosas para llevar —reprochó Elliot.

—No la perdí, simplemente no la encuentro —hice una mueca.

—Como digas —rodó los ojos —viajamos en dos días, esto es lo más emocionante que me ha pasado en la vida —expresó Elliot dramáticamente.

Desde que somos niños, Elliot y yo hemos soñado con ir de campamento. Podría decirse que estamos muy obsesionados con la idea, pero nuestros padres nunca nos habían enviado a uno, y no es porque no quieran, es porque no queremos ir a cualquier campamento, queremos ir al campamento Lizzy Lou.

Pero este verano por fin nos enviarían allá, en dos días iremos al campamento Lizzy Lou, es el mejor campamento de todos. Noches asando malvaviscos cerca de la gran fogata, las historias de terror, expediciones al bosque, canotaje, actividades extracurriculares y la deliciosa comida de la cafetería.

Si, definitivamente Lizzy Lou era un campamento de ensueño. Lamentablemente es muy caro, demasiado caro; así que Elliot y yo con el tiempo nos resignamos al hecho de que no iríamos.

Esa idea seguía en pie hasta que decidimos hacer un trato con nuestros padres, si sacamos las mejores notas del curso y no nos metíamos en problemas, ellos nos enviarían al campamento. Parecía fácil, simplemente teníamos que portarnos bien y estudiar, y aunque para Elliot no fue tan complicado, para mi si lo fue.

Elliot estaba acostumbrado a sacar buenas notas y la mayoría del tiempo se portaba muy bien, no estaba acostumbrado a meterse en problemas. En cambio, yo no era la mejor estudiante.

No soy la peor, mis notas son aceptables, no saco las mejores del curso, pero tampoco saco las peores y puedo meterme en problemas muy fácilmente. Fue un año difícil para ambos, pero lo logramos (con mucho esfuerzo y autocontrol).

Todo estaba preparado, mañana pasaríamos el día con mi tío Theo y al día siguiente iríamos al campamento ¿que podría salir mal?

(...)

—Vamos Elliot, tus lanzamientos son muy malos. Puedes hacerlo mejor —dijo Theo lanzándole la pelota de vuelta a Elliot.

—Tú jugaste seis años para el equipo de Shermer High School, eras el coreback ¿que te hace creer que tendré el mismo talento para el futbol? —replicó Elliot irritado.

Estábamos en el patio de la casa de Elliot, mi mejor amigo practicaba con Theo su lanzamiento mientras yo los observaba sentada en una silla de playa con una limonada a mi lado.

—¿Estas cómoda, Hayley? —preguntó mi tío divertido.

—Ahora que lo mencionas. Lo estoy —le di un sorbo a mi limonada.

—Vamos Elliot, lanza el balón con fuerza —animó Theo.

Elliot se agacho un poco y miró hacia un punto fijo en el patio. Levantó su pierna derecha al mismo tiempo que movía su brazo hacia atrás y en un movimiento rápido lanzó el balón.

Observe como la pelota salía disparada por el cielo siendo casi imperceptible para mis ojos. Después de mucho esfuerzo pude distinguirla como un punto en el cielo.

—Vaya —silbó Theo mientras aplaudía con vehemencia —eso estuvo increíble.

El balón comenzó a descender y cuando se iba acercando pude notar que no venía para el patio.

—Ay no —murmuré observando el balón.

Elliot y Theo se dieron vuelta justo a tiempo para ver como la pelota aterrizaba de manera perfecta en uno de los vidrios de la casa de la señora Forbes.

El estruendoso ruido de los cristales rotos hizo eco por todo el lugar, segundos después se pudo ver una figura acercarse lentamente a la ventana.

—No —susurró Elliot saliendo a correr.

Theo y yo intercambiamos miradas y cuando vimos que la figura de la señora Forbes se volvía más fácil de distinguir decidimos imitar a Elliot y escapar de ahí.

(...)

—Elliot Steven Foster —pronunció Katherine de manera severa —¿como es eso de que rompiste un vidrio de la ventana de la señora Forbes?

Katherine observaba a Elliot de manera acusadora, detrás de ella se encontraba la vieja señora Forbes quien estaba cruzada de brazos y conservaba su común ceño fruncido.

Theo había vuelto a Los Ángeles hace unas horas así que no podía defender a Elliot, y yo... bueno no hay mucho que pueda hacer.

—Lo siento, no fue mi intención arruinar su ventana señora Forbes —dijo Elliot asustado por la mirada de su madre que juraba matarlo más tarde.

—¿Que crees que hubiera pasado si hubiera estado ahí sentada, niñito? —preguntó la señora Forbes indignada.

—Seguramente no contaríamos con su presencia y toda la ciudad lo agradecería—respondió Layla en una esquina de la sala. Katherine la miró mal —lo siento.

—Tiene que controlar a sus hijos Katherine, si fuera yo esos pequeños engendros ya estarían en un reformatorio — la señora Forbes fulminó con la mirada todos en la habitación y salió del cuarto dejando un crudo silencio en el ambiente.

—No irás al campamento —sentenció Katherine.

—¿Que? —exclamamos Elliot y yo al unísono.

— Ya me oíste. No iras —Katherine caminó hasta las escaleras y se detuvo antes de empezar a subirlas —tenías una cosa por hacer y no pudiste con eso. No iras al campamento.

—Pero mamá, el campamento es mañana —se quejó Elliot siguiéndola.

—Tú hiciste tu cama. Ahora duerme en ella.

Katherine subió al segundo piso dejándonos a Elliot, Layla y a mi sorprendidos.

—Vaya metida de pata. Eso te ganas por idiota —dijo Layla negando con su cabeza.

Después de varios intentos fallidos de tratar de convencer a la madre de Elliot de que lo dejara ir volví a casa y le conté toda la historia a mamá.

—Tendrás que ir al campamento sin Elliot.

—¿Que? ¡No! No puedo ir sin Elliot —la miré como si estuviera loca.

—Si puedes. Mira el lado bueno, conocerás a más gente.

—Se supone que íbamos a ir juntos. Ese era el plan, no iré sin el.

—Hayley —mi madre suspiró —no desperdiciaré el dinero que ya pagamos para que fueras. Así que lamento que Elliot no pueda ir, pero tú si lo harás

La miré molesta, no lo entendía. No podía ir sola, se que Elliot no se molestaría conmigo si fuera pero el punto de todo el esfuerzo que hicimos era ir juntos. Si iba sin él se que probablemente pasaría su verano solo y el campamento no sería lo mismo si no estaba mi mejor amigo conmigo.

¿Como se supone que haga que mamá entienda eso?

La respuesta es simple. No puedo.

Solo queda algo por hacer. Tengo que lograr que me castiguen.

(...)

Cerré la cremallera de mi chaqueta blanca y puse pestillo a la puerta.

Eran las nueve de la noche y todo el plan estaba listo; si esto no funcionaba para que me castigaran entonces no se que lo hará.

Abrí puerta de mi balcón y el viento helado no tardo en golpear mi rostro. Caminé hasta la baranda y me aferré a la pequeña escalera de emergencias que se encontraba a su lado.

Pasé mis piernas sobre la baranda y baje por las escaleras, miré hacia ambos lados asegurándome de que nadie me viera y me dirigí al pequeño supermercado cerca de casa.

—¿Como estas Hayley? —me saludó Jonny, uno de los hombres de seguridad.

—Estoy muy bien, gracias —respondí nerviosa.

Entré al supermercado y comencé a vagar por los pasillos, me quede un rato ahí sin hacer nada, y cuando habían pasado unos diez minutos decidí que era hora de ejecutar me plan. Tomé unos audífonos negros y los escondí dentro de mi chaqueta. Camine hasta la salida y me despedí con la mano de la cajera, en cuanto pase al lado de los detectores una alarma comenzó a sonar por todo el lugar.

—Hayley —dijo Jonny extrañado —lo siento, pero necesito que pongas las manos en alto.

Tragué en seco y levanté mis manos, inmediatamente los audífonos resbalaron de mi chaqueta y la caja golpeó dramáticamente el piso.

—Lo siento —murmuré apenada ante la mirada de decepción que Jonny me dedicaba.

Jonny ni siquiera me miró, tomó su celular y marcó un número. No tenía que preguntar, sabía que estaba llamando a mis padres.

Unos diez minutos después el auto de papá estacionó frente al supermercado, mamá y papá bajaron del auto y empezaron a hablar con Jonny. Ni siquiera me miraron, sentí como mi estomago se revolvía y empecé a sentirme muy mal. Tal vez había cruzado la raya, debí haber hecho algo que no fuera tan grande, pero ya era muy tarde. Ya había logrado que mis padres se decepcionaran.

Hablaron por cinco minutos y después me dejaron ir. Nadie dijo ni una sola palabra camino a casa, papá tenía su vista fija en la carretera y mamá estaba muy ocupada cambiando de emisora cada cinco segundos.

—¿Robar, Hayley? ¿Es enserio? —preguntó mi padre en cuanto llegamos a casa.

—Lo siento —dije cabizbaja —no se porque lo hice, yo solo...

—No queremos escucharte —me interrumpió mamá —estas castigada, lo que hiciste te va a costar muy caro. No te educamos para robar, pasaras todo el verano en casa haciendo los deberes.

—Pero...

—¡Nada de peros! Ve a tu cuarto —dijo mi padre bastante molesto.

—Enserio lo siento —dije antes de subir a mi cuarto.

Una vez en mi habitación le envié un mensaje a Elliot, me senté en mi cama a esperar a que mi mejor amigo entrara por la ventana.

—Estoy aquí —dijo Elliot haciéndose presente en mi habitación —¿esta todo bien?

Suspiré pesadamente y le conté todo, desde como había robado los audífonos hasta el hecho de que me sentía culpable por hacer que mis padres pasaran por todo eso. Elliot simplemente escuchaba atento cada una de mis palabras, siempre había sido bueno para escuchar y en este momento no podía estar más agradecida por eso.

》No tenías que hacerlo, iba a estar bien aquí solo—dijo una vez di por finalizado mi relato.

—Tal vez tu si, pero yo no —suspiré —hemos estado juntos desde siempre. Sinceramente me aterra estar sin mi mejor amigo, al final del día, eres todo lo que tengo.

—También te quiero —dijo Elliot pasando su brazo por mis hombros y dándome un abrazo —. No puedo creer que lo hiciste.

—Yo tampoco —reí —tendrás que ayudarme a arreglar todo este desastre —lo señalé con mi dedo índice.

—Por supuesto que lo haré ¿para que están los amigos?