07
—Y entonces, ¡Yoongi dijo que le pondría Mimi a su gato porque así lo sentiría aunque sea un poco cerca! —expuso Seokjin entre risas, con sus mejillas sonrojadas por el alcohol que comenzaba a hacer estragos en su mente— ¡Y ahora resulta que Jimin hizo lo mismo!
Todos carcajearon, incluso las victimas de las burlas.
—¡Ya cállenlo, por favor! —pidió Yoongi, manteniendo una sonrisa en sus labios a pesar de encontrarse avergonzado.
Él siguió quejándose. Jimin, en cambio, se dedicó a sonreír en silencio mientras miraba el intercambio de ofensas que se dedicaban Yoongi y Seokjin.
El ambiente era cálido, o así lo sentía Jimin. Sus mejillas dolían de tanto reír y su garganta de tanto gritar cuando hubo competencia de karaoke.
Ahora, todos estaban sentados en la pequeña sala de su apartamento. Yoongi estaba a su lado y el no podía dejar de mirarle, era simplemente hermoso, le regalaba la vista de su perfil perfectamente delineado con cuidado, su pequeña nariz y su labio ligeramente levantado mientras reclamaba al mayor por su falta de lealtad al exponerlo de aquella manera.
Le miró con atención, aun manteniendo una sonrisa sin ser realmente consiente. Y lo que Taehyung le dijo vino a su mente de repente, ¿realmente había estado evitando el gran cariño que aún sentía por Yoongi?
Su mirada bajó por su blanquecido cuello descubierto, por su pecho que subía y bajaba conforme sus quejas continuaban, siguió el recorrido de las venas en sus brazos hasta llegar a sus manos, y justo en ese momento, al ver su mano unida a una de las de Yoongi, Jimin se perdió.
Las quejas de Yoongi, las burlas de Seokjin, la voz de Jungkook y Taehyung que parecían haber vuelto a cantar, los regaños de su hermana a Namjoon por haber roto quién sabe qué y las risas de Hoseok; simplemente todo desapareció y un cómodo silencio lo envolvió con calidez. Su atención se centró en él, en Yoongi, en sus manos junto a las suyas, en sus largos dedos acariciando los suyos.
Ensanchó su sonrisa cuando al levantar la mirada se encontró con Yoongi, viéndole fijamente con sus mejillas sonrojadas y lejos de sentirse apenado por haber sido pillado, lamió sus labios y lentamente se acercó para dejar un casto pico en los labios de Yoongi, dejándole desubicado y deseando más de aquel contacto.
—Ya es tarde Yoon, ¿no deberíamos ir a dormir? —susurró en su oreja.
Yoongi, un poco atontado, asintió despacio con su boca entre abierta al haberlo tomado desprevenido y sus mejillas se encendieron nuevamente cuando al ser arrastrado a la habitación de Jimin pudo entender la evidente sugerencia en su tono.
...
Un dócil gemido abandonó la boca de Jimin cuando las magnas y huesudas manos de Yoongi le tomaron con demanda de sus glúteos; apretó el agarre y lo acercó más a su cuerpo mientras besaba su cuello y dejaba atrás la pena que antes en algún momento sintió.
Ambos tan hundidos en su propia burbuja que los murmullos y socarronas carcajadas de los demás presentes parecían no ser oídos. Poco a poco cada uno de ellos se fue marchando hasta quedar solo dos, más Taehyung y Jungkook.
Jungkook había dado un gran paso, cediendo a la valentía que, al día siguiente, tendría que valer gracias al alcohol que recorría cada recóndito cuerpo de su ser. Los labios de Taehyung eran mordidos, succionados y besados por su boca, encerrados en la habitación de la hermana de Jimin.
Seokjin y Namjoon hubieran querido tenerla más fácil, simplemente marcharse y dejar tirado a Hoseok hubiera sido la mejor opción, sin embargo, sus conciencias no se lo permitirían. Hoseok, en su estado etílico, lloraba desconsolado en busca de su mejor amigo, Yoongi, mientras este besaba al precioso rubio que tenía sobre sus delgados y pálidos muslos ahora desnudos, ajeno a los escandalosos sollozos y el dolor que oscurecía de a poco su brillante y colorido corazón.
Yoongi amaba descomunalmente a Hoseok, siendo amigos desde tenían conocimiento, el amor que sentía por él no podría compararse con ningún otro, era su mejor amigo, su hermano. Es por esa razón que mañana, sin duda alguna, al ser conocedor del estado de su amigo, se sentiría la peor persona y rogaría su perdón, pero no ahora; no cuando alcohol en sus venas y el rubio sobre él, que se encargaba de restregarse en contra de su erección, nublaba por completo sus sentidos, deshaciéndose poco a poco de su cordura.
Finalmente, la ansiedad de tener a Jimin lo hizo dar el siguiente paso, colando con determinación sus manos entre la suave tela de algodón que abrazaba el torso y espalda de Jimin; acariciando con sus largos dedos el marcado abdomen de este.
Un vaivén lento, tan lento que resultaba en una deliciosa tortura, una tortura tan placentera que Yoongi no se atrevía a detener, sentía tan bien el cuerpo de Jimin, moviendo su miembro, su peso haciéndole una exquisita presión.
Recorrió la espalda de Jimin casi con timidez, aún si ya se habían unido días atrás, aún si ya había visto el cuerpo desnudo de Jimin, porque ahora se sentía diferente, se sentía correcto. El sentimiento de protegerlo, amarlo, mimarlo, hacía calentar su pecho mientras le besaba con cariño y se dejaba envolver en la pasión.
—Me gustas mucho, Jimin —confesó en jadeó involuntario—. Me gusta lo terco y orgulloso que eres, puedes ser un dolor de culo, pero me vuelves loco con tu, malditamente perfecta, sonrisa, que hace desaparecer tus lindos ojitos.
Jimin sonrió, el alcohol adormecía su cuerpo un poco, pero hacía desaparecer ese caparazón que siempre le cubría, dándole la valentía. Gimió gustoso, cerrando sus ojos por la caricia de Yoongi en sus ojos y mejillas.
—También me gustas mucho, Gigi, creo que nunca dejaste de gustarme.
Abrió sus ojos, sonriendo nuevamente por tener al pálido frente a él. Su mirada viajo por cada perfecta facción del rostro frente a él hasta caer en aquellos delgados belfos, encontrándolos a penas hinchados y rojos. Y volvió a besarle, un beso hambriento, más húmedo, más fuerte, más rápido, más demandante.
Un ronco gemido de Yoongi fue ahogado en la boca contaría, esta vez sin poder contenerse más, se deshizo de la negra camisa de Jimin, volteó su cuerpo junto al de este, dejándolo bajo él.
—¡Oh, Dios! —jadeó cuando una falsa embestida le golpeó. Sus piernas se abrazaron a la cadera de Yoongi.
Más falsas embestidas le siguieron mientras la húmeda lengua recorría cada rincón de su cuello. Sus pequeñas manos fueron a dar al negro cabello del mayor y gimió nuevamente cuando uno de sus pezones fue succionado.
—Tus gemidos me encantan, nene —su voz era tan ronca, tan profunda que soltó otro gemido y cerró sus ojos, dejándose hundir en el gran placer que solo aquella voz y tacto le podían dar.
Yoongi besó su ombligo mientras abría el botón y bajaba el zipper de los negros jeans que vestía Jimin. Lentamente bajó la tela hasta dejarlo en únicamente en su ajustado bóxer, besando el duro pene de Jimin por sobre la tela.
Su espalda se arqueó y un escandaloso gemido le siguió, cerrando sus ojos cuando su bóxer fue retirado de forma brusca. Yoongi volvió a acomodarse entre sus piernas y atrapó sus gruesos labios, creando un beso húmedo con el que sonidos eróticos se escucharon.
Pero Jimin no podía más, llevo sus manos hacia abajo, subiendo la camisa de Yoongi, acariciando su abdomen y espalda para seguir bajando. Apretó suavemente el bulto de Yoongi y sacó el grueso pene que no dejaba de humedecerse en presemen.
Llevó su pulgar a su boca y sacó su lengua con descaro, chupándolo y succionándolo con sensualidad mientras la mirada de Yoongi estaba plantada en él, siguiendo con sus ojos cada movimiento sin perderse detalle alguno de como el pequeño dedo era absorbido por sus gruesos labios.
Jimin sonrió cuando lo vio lamerse sus labios y suavizar su ceño antes fruncido; una vez lo humedeció lo suficiente, acarició el húmedo glande de Yoongi, viéndolo fruncir nuevamente su ceño, cerrar sus ojos y abrir sus labios para soltar un suave suspiro cargado de placer, dejando caer su frente en el espacio que unía su hombro y cuello.
—Oh, Jimin, no te imaginas lo mucho que te deseo —confesó en susurró.
Cada palabra había salido de su boca tan cargada de placer que la piel de Jimin se erizó por completo, sintiéndose anhelante por tener a Yoongi a su merced. Masturbó con lentitud, Jimin se encontraba extasiado, la piel de su cuello siendo acariciada por la respiración agitada de Yoongi mientras los labios de este también dejaban salir roncos gemidos.
Y no pudo más, no se detuvo a prepararse, después de todo esa mañana un grueso dildo había ingresado en él. Aun así, cuando alineó la dura extensión a su ano y Yoongi se hundió en él, un fuerte dolor le golpeó, mordiéndose sus labios mientras su cuerpo se tensaba.
—¡Ah, Jimin! Tan jodidamente estrecho, aprietas mi pene tan bien —gimió, sin moverse, esperando que las paredes anales se amoldaran a su miembro.
Pocos segundos después, las caderas de Jimin se movieron, sus gestos se suavizaron, dejándole saber que estaba más que listo. Salió casi por completo y volvió a entrar con lentitud, ambos gimiendo por lo exquisito que el contacto se sentía.
—¡Mgh! ¡Hazlo rápido! —chilló, entrelazando sus piernas en las caderas del mayor y sus manos tirando de las suaves hebras del negro cabello de este.
—Ah, ¡Jimin! —gruñó, aumentando la velocidad—. Me vendré pronto —confesó avergonzado.
No mentía, apenas la estrechez de Jimin le rodeó, Yoongi se sintió venir. Tan exquisitamente apretado que no necesitaba ni moverse para sentirse desbordar en placer.
—¡Ah, ah, ah, sí! —gimió escandalosamente. Separó sus caderas de la cama, subiendo su trasero para un mejor acceso.
Las manos de Yoongi fueron a dar a sus glúteos, apretándolos con gusto mientras también le sostenía, para ayudarlo con la posición que les brindaba más profundidad a sus embestidas.
Se apartó y quedó de rodillas, subió más las caderas de Jimin y penetró con fuerza mientras lo mantenía en alto. Su cabeza cayó hacia atrás cuando un cosquilleo en su abdomen le dejó saber de su pronta liberación.
Jimin dejó salir su semen, mojando parte de su abdomen y de su rostro. Las paredes anales se contrajeron, dándole aún más placer a Yoongi, quién seguía penetrando a Jimin, aun si estaba se encontraba temblando bajo él por la sobre estimulación.
Gemidos roncos se unieron a los chillidos agudos de Jimin, Yoongi embestía con fuerza en busca de su liberación y tras unas cuantas más lo hizo.
El rubio temblando de placer, gimiendo aún más cuando su interior se sintió húmedo y caliente, dejó sus brazos caer al mismo tiempo que sus piernas cuando Yoongi se dejó caer sobre él, sin sacar su, ahora flácido, pene.
Actualización después de muchísimo tiempo, gracias a yherlynlaurente por recordarme que esto existía, jaja, y también por leer.
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