Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10. Novia, novia, novia, novia....


(Lydia)

Necesitaba hablar con Eli o con Nayra o con las dos. Se había pasado todo el tiempo llamando loca a Eli por pensar que Gael tenía interés en ella, pero ¿y si era verdad? ¿y si le gustaba? ¿Iba a ser otra víctima de la leyenda de Góngora? ¡No, eso sí que no! Puede que Gael tuviese interés en ella (aunque eso aún estaba por confirmar) pero su corazón pertenecía a Diego y el interés de ese misterioso y sexy chico no iba a hacerla cambiar de opinión.

¿Misterioso y sexy? ¿Ella había pensado eso de Gael?

Golpeó su frente con la mano y aceleró el paso.

¡Estúpida leyenda de Góngora!

Entró en el instituto y se dirigió al mural cruzándose por el camino con un par de indios que la saludaron. Era una suerte que Mario y Miguel le hubieran dado permiso para ir siempre que quisiese; una vez que llegó depositó en el suelo los botes. Dio un par de pasos atrás y contempló la pintura, no era por presumir pero estaba quedando increíble y lo mejor de todo era que la estaba pintando con Diego.

Miró el bote de magenta y sonrió. No podía esperar a la hora del recreo.

Contenta se dio la vuelta y empezó a caminar hacia su clase. Quizás le gustase a Gael o quizás no pero de lo que estaba completamente segura era de que esta vez la leyenda de Góngora no iba cumplirse.

Más tranquila subió las escaleras y entró en clase donde encontró a Gael sentado al fondo, él levantó la mirada y la saludó con la cabeza por lo que ella le devolvió el saludo con la mano.

¡Le gustaba! ¡Si es que le gustaba! ¡Estúpida leyenda urbana!

Miró a Eli y abrió la boca para contarle sus sospechas pero su amiga se adelantó.

―¿Te puedes creer que Aaron no ha parado de mandarme mensajes citando frases de Orgullo y Prejuicio? ―dijo Eli con frustración, la rubia se llevó las manos a la cabeza y resopló―. Es muy difícil ignorarlo si usa mi libro favorito contra mí.

―Quizás deberías dejar de ignorarlo ―sugirió lentamente, Eli la fulminó con la mirada y se cruzó de brazos molesta.

―Tienes que decir que debo seguir ignorándolo, ¡me estuvo mintiendo durante tres años! ―se quejó Eli, ella sacudió la cabeza.

―Pero ahora sólo está casado contigo ―recordó con una sonrisa, Eli resopló de nuevo y puso los ojos en blanco.

―Si bueno, ese no es el tema aquí ―indicó su amiga mientras pasaba la mano por el pelo y lo sacudía, luego la miró fijamente―. Me ha estado engañando durante tres años, me siento como una idiota.

―Lo sé ―dijo comprensivamente dándole medio abrazo―. Si quieres puedo darle otro puñetazo por ti.

Eli se rió y apoyó la cabeza sobre su hombro.

―Gracias Ly, pero preferiría que no lo hicieras, ambas sabemos lo pésima que eres en cualquier actividad física. ―Eli se separó de ella y la miró con diversión, abrió la boca para protestar pero Eli se le adelantó―. Y si te lastimas por mi culpa y no puedes seguir pintando junto a Diego, no habrá quién te aguante.

―Hola ―saludó Nayra con timidez desde la puerta.

―Enamorada de Lucas, ¿qué tal? ―saludó Eli indicándole con las manos que entrase, Nayra sonrió contenta y caminó hasta ellas.

―Se llama Nayra ―le dijo a Eli pero su amiga hizo oídos sordos.

―Escuché que golpeaste a Aaron ―habló Nayra, Eli asintió orgullosa y Nayra pasó la mirada a ella―. Diego estuvo todo el fin de semana por el parque, sin chicas.

―¿Mandaste a la enamorada de Lucas a que espiase a Diego por ti? ―preguntó Eli escandalizada.

―Se llama Nayra, y yo no la mandé a ningún lado ―se defendió ofendida.

―Lo hice porque quise, es lo que hacen las amigas. ―Nayra la miró con simpatía y ella le sonrió―. También puedo espiar a Aaron, él va mucho al Parque Lorca para visitar a Diego.

―¿Y por qué iba a querer saber qué hace ese mentiroso? ―preguntó Eli mirando mal a Nayra que se encogió de hombros con timidez.

―¿Qué tal va el mural? ―preguntó Nayra para cambiar de tema, ella le sonrió y se dispuso a contestarle pero se dio cuenta de que Nayra había dejado de prestarle atención y ahora miraba a la puerta con ilusión. Con curiosidad volteó hacia allí y vio a Lucas que acompañado de Aaron entraba en clase, ambos con cara seria―. ¡Buenos días!

―¿Por qué estás aquí? ―preguntó Lucas frunciendo el ceño algo que no pareció importarle a Nayra que le sonrió―. No importa, tenemos que hablar contigo.

Lucas la miró y Aaron se cruzó de brazos y asintió de forma solemne.

―¿Qué te traes con Gael? ―inquirió Aaron con voz ruda, Eli tuvo intención de hablar pero Aaron la fulminó con la mirada y cerró la boca.

―Nada, sólo somos compañeros en los trabajos de Historia ―respondió un poco confusa.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué los dos la miraban así? ¿Y dónde estaba Diego? Se llevó la mano al moño con nerviosismo, y volvió a mirar a los dos chicos que cruzaban miradas y luego volvía a prestarle atención. Tenía un mal presentimiento sobre todo esto.

―Hablamos en serio Lydia ―indicó Lucas mientras Aaron asentía.

―Es la verdad ―se defendió cada vez más preocupada de que Diego no llegase.

Algo estaba mal, sabía que algo estaba mal.

―¿Qué es lo que está pasando? ―intervino Eli al empezar a notar su ansiedad.

―La vi, el viernes con Gael ―contó Aaron señalándola por lo que abrió los ojos con sorpresa y se llevó la mano al moño con preocupación; notó como cada uno de sus movimientos fue observado por ambos chicos y eso la puso más nerviosa.

No había pasado nada pero visto desde lejos si pudo parecer otra cosa.

¡Oh no! ¿Y si Aaron había ido con el chisme a Diego? ¿Qué pensaría él? ¡Tenía que encontrarlo y explicarle que no pasó nada!

―Claro que la viste con Gael el viernes, habían quedado para hacer el nuevo trabajo de Historia ―contestó Eli con voz molesta.

―Ella sabe de qué hablo ―indicó Aaron.

―¿Y Diego? ―preguntó con ansiedad, Aaron y Lucas intercambiaron miradas de preocupación y ella se puso en pie mientras comenzaba a alterarse cada vez más―. ¡No pasó lo que estás pensando! ¡De hecho, no pasó nada!

―¿Así que niegas que os besarais? ―inquirió Aaron por lo que tanto Eli como Nayra abrieron los ojos con sorpresa.

―¡Sí! ¡No pasó nada! ¡Sólo me quitó una pestaña! ―exclamó frustrada mientras comenzaba a pasarse las manos por la cara con desesperación.

Diego.

Necesitaba hablar con Diego cuanto antes. No quería que se enterase por otra persona y pensase que había pasado algo entre Gael y ella.

―¿Le contaste a Diego? ―curioseó Eli a Aaron que asintió, por lo que ella definitivamente entró en pánico―. ¿Qué hiciste idiota?

¡Oh Dios mío!

¡Tenía que encontrar a Diego y explicarle!

Por culpa de Aaron debía pensar que había estado besándose con Gael justo después de que ellos casi se besaran en el recreo; ¡debía estar pensando lo peor de ella! ¿Y si ahora ya no quería volver a verla nunca más?

―¿Qué? Tenía que contarle, es mi amigo ―se defendió Aaron descruzando los brazos; ella puso los ojos en blanco antes de tomarlo del cuello de la camisa con fuerza y obligarlo a mirarla.

―¿Dónde está? ―preguntó con ansiedad a Aaron que la miró sorprendido―. ¿Dónde. Está. Diego?

―Te quieres calmar, ni que estuvieras... ¡joder! ¡Estás enamorada de él! ¡No eres gafe! ―indicó Aaron mirando con entusiasmo a Lucas que se golpeó la frente con la mano.

―¡Te lo dije! ―exclamó Lucas chasqueando los dedos, luego la miró a ella y le guiñó el ojo―. Debe estar en el mural.

Asintió, soltó a Aaron y rápidamente salió corriendo de clase.

―¡Buena suerte! ―animaron Nayra y Eli pero ella ya estaba a mitad de camino.

Tenía que hablar con Diego y explicarle que todo había sido un enorme malentendido.

Escuchó el timbre sonar pero lo ignoró, era muchísimo más importante hablar con Diego. Necesitaba explicarle y hacerle comprender que para ella el único chico que existía era él.

Atravesó la zona de primero de la E.S.O y llegó hasta el mural, Lucas estaba en lo cierto, allí estaba Diego sentado en el suelo con las manos sobre su cabello castaño claro mientras admiraba el mural con tristeza.

―¡Estás aquí! ―exclamó con alivio.

Por un momento tuvo miedo de que se hubiera ido a casa pero afortunadamente estaba ahí, Diego la miró sorprendido.

―¿Qué haces aquí?

―¡Tenía una pestaña! ―gritó quizás demasiado fuerte, vio como Diego fruncía el ceño y ella se puso más nerviosa.

―¿Qué?

―¡El viernes! ¡Tenía una pestaña por eso Gael se acercó a mí, no pasó nada! ―explicó para a continuación llevarse la mano al moño y apretar los labios con nerviosismo mientras esperaba por su reacción.

―¿Cómo? ―preguntó Diego comenzando a desesperarla.

―¡Tenía una pestaña! ―repitió con ansiedad.

Diego asintió lentamente pero no dijo nada.

Realmente estaba empezando a desesperarse, pero no iba a detenerse, no iba a hacerlo hasta hacerle entender que era de él de quién estaba enamorada.

Volvió a mirarlo con nerviosismo y se llevó la mano al moño. Necesitaba que dijese algo, lo que fuera, pero tenía que hablarle o sino comenzaría a llorar por el estrés. Diego se puso en pie y ella lo miró al borde de un infarto.

―¿Sabías que llevo dos años sobornado profesores para que me emparejen contigo?

―Algo sospechaba ―murmuró divertida y algo más tranquila, que hubiese recuperado el sentido del humor era algo bueno.

Diego asintió y dio un paso hacia ella.

―¿Y sabías que me sentí tan frustrado cuando no nos emparejaron en Historia que le pedí a Mario y Miguel que destruyeran el viejo mural sólo para poder ayudarte a pintar otro y así pasar tiempo contigo?

¿Qué había hecho qué? ¡Iba a matarlo por eso!

―¡Diego! ―gritó mirándolo mal pero él sólo sonrió divertido antes de dar un nuevo paso hacia ella.

―No puedes culparme, estoy algo así como locamente enamorado de ti.

Feliz era quedarse corto para describir cómo se sentía ahora mismo.

Su Diego se le estaba declarando, ¡no podía creerlo! Disimuladamente se dio un pellizco en la muñeca para asegurarse de no estar soñando, no sería la primera vez que soñaba que Diego le declaraba su amor. Al sentir el dolor se dio cuenta de que estaba sucediendo, realmente estaba pasando.

―Yo también ―declaró con emoción, Diego dio dos pasos más y se quedó frente a ella.

―¿También estás locamente enamorada de ti? ―curioseó Diego con burla; ella rió y se acercó a él colocando las manos sobre su pecho.

―Totalmente ―afirmó en un susurro mirando fijamente los brillantes ojos de Diego, él sonrió de medio lado y finalmente unió sus labios.

Sin lugar a dudas besarlo en la vida real era muchísimo mejor que en sus sueños y desvaríos. La colmena de abejas que habitaba en su estómago y que se volvía loca cuando él la tocaba ahora mismo había explotado y ahora las abejas revoloteaban libres por todo su cuerpo.

Deslizó las manos hasta el cuello de Diego y se puso de puntillas, pero eso fue sólo unos segundos pues Diego la tomó de la cintura y la levantó del suelo unos centímetros por lo que suspiró asustada contra su boca. Notó como Diego sonreía y ella le revolvió el pelo como venganza.

―Es tan romántico.

―Calla que nos van a escuchar.

Puso los ojos en blanco y muy a su pesar se separó lentamente de Diego que parecía reacio a soltarla.

―Creo que tenemos compañía ―murmuró abriendo los ojos para encontrarse con un muy feliz Diego.

―Me da igual ―susurró él mientras la dejaba en el suelo y le robaba otro beso―. Espera, ¿qué?

―Creo que son Eli y Aaron ―dijo señalando con la cabeza hacia unos arbustos que había tras ellos; Diego puso los ojos en blanco pero seguía sin desaparecer de su rostro la sonrisa sin embargo fueron sus mejillas coloradas las que llamaron su atención―. ¿Estás sonrojado?

―¿Qué dices? Soy un chico, nunca nos sonrojamos ―indicó Diego con vehemencia, ella colocó sus manos en las mejillas de Diego y le dio un beso lento cuando se separaron ambos respiraban con dificultad―. ¡Wau! Quiero otro de esos.

―Esos son sólo para los chicos que se sonrojan, me parecen tan sexys ―indicó guiñándole el ojo, él le sonrió y sintió como sus piernas temblaban. La verdad era que no había parado de temblar desde que la besó por primera vez pero en ese momento estaba tan extasiada besándolo que ni se había dado cuenta.

―Aw ―escucharon murmurar a los arbustos, por lo que ambos se miraron antes de caminar hacia allí.

―Sabemos que estáis ahí ―indicó Diego tomando su mano y entrelazando sus dedos.

Para su sorpresa no sólo Aaron y Eli salieron de los arbustos sino también Lucas, Nayra y los gemelos. Al ver a estos últimos, Diego frunció el ceño.

―Más os vale decirme que no lo habéis grabado y enviado a Triz ―pidió Diego con voz severa, Mario y Miguel dieron un paso atrás y se escondieron tras Aaron.

―Ahora tendrás un recuerdo para siempre ―habló Mario con voz animada por lo que Diego gruñó, luego miró a Aaron y a Lucas.

―¿Por qué los dejasteis? ―preguntó enojado.

―Era una prueba para demostrarle a Aaron que ¡no soy gafe! ―dijo Lucas gritando la última parte mientras miraba a Aaron que resoplaba mientras se tiraba del fleco.

―Lydia, estamos tan contentas por ti ―chilló Eli que junto a Nayra saltó sobre ella y la abrazaron con emoción―. ¡Te dije que había sobornado profesores por ti! ¡Te lo dije!

―Exactamente, ¿cuánto tiempo lleváis ahí? ―preguntó un poco molesta separándose de sus dos amigas.

Quería a sus amigos pero ese había sido un momento muy íntimo entre los dos, no quería compartirlo con ellos. Quería que fuera sólo de ella y de Diego, les pertenecía sólo a ambos.

―Y mandó destruir el mural, es muy fuerte ―se quejó Eli.

―Es muy bonito ―opinó Nayra, Eli asintió de mala gana.

―Tengo que reconocer que sí, es muy de novela romántica, ¡me encanta! ―aplaudió Eli, Nayra y ella se miraron y suspiraron... Eli siempre tan Eli.

―Bueno, ¿os importaría dejarme a solas con mi novia un rato?

Aunque Diego lo había preguntado, su voz había sonado más como una orden por no mencionar como miraba a sus amigos.

―¡Está bien! ¡Nos vamos! ―exclamó Aaron, Diego lo miró fijamente―. Nos vamos de verdad, te lo juro.

―Más os vale ―indicó Diego, Aaron rodó los ojos y le dio un suave empujón a Eli en la espalda que le guiñó el ojo antes de irse, por lo que ella rio.

―Lucas te acompaño a clase ―anunció Nayra con emoción tomando el brazo del castaño y arrastrándolo hacia Góngora mientras él la observaba con confusión por último se marcharon los gemelos no sin antes llevarse una reprimenda por parte de Diego.

Una vez que estuvieron solos Diego la rodeó con sus brazos y la miró.

―Así que ¿novios? ―curioseó nerviosa, él asintió.

―Bueno, después de que dijeras que estás locamente enamorada de mi no me dejaste otra alternativa ―indicó él con media sonrisa, ella rió y Diego cerró la distancia entre ambos.

Pasó las manos por el cuello de él y le devolvió el beso con emoción. Notó como Diego quitaba una de sus manos de su cintura y a los segundos sintió como su moño se deshacía y su cabello pelirrojo quedaba libre.

―Llevaba meses queriendo hacer eso ―murmuró Diego contra sus labios, ella rió y lo besó de nuevo.

Sin lugar a dudas besarlo iba a ser su nuevo hobby favorito.



(Diego)

Definitivamente hoy era el mejor día de su vida.

Por fin Lydia y él dejaron de ser amigos y se convirtieron en novios; y como novios estaban pintando el mural. La miró de reojo y al verla con la vieja camiseta que le había traído para que no se manchase su ropa, sonrió orgulloso.

―Deja de mirarme ―pidió Lydia con timidez sin voltear hacia él.

¿Dejar de mirarla? Ja, como si eso fuera posible ahora que por fin era su novia. Novia, era su novia. Lydia era su novia. Novia, novia, novia, novia, novia.... Podría estar repitiéndolo eternamente.

―Ya ensuciaste la camiseta ―mintió señalando un lateral, ella abrió la boca alarmada y dejó de pintar.

―¿Qué? Pero si empezamos hace cinco minutos. ―Lydia comenzó a examinar la camiseta y al no encontrar ninguna mancha lo miró mal por lo que él sonrió antes de acercarse a ella y besarla; cuando se separó usó su pincel para manchar la camiseta.

―¡Ves! Está manchada, te lo dije ―respondió con una sonrisa, Lydia puso los ojos en blanco y él le robó otro beso, luego caminó hasta el bote de pintura azul y metió el pincel dentro―. Y deja de besarme, a este paso no terminaremos nunca.

―Claro, porque soy yo la que no para de robarte besos ―respondió Lydia con sarcasmo, él asintió con fuerza y Lydia negó con la cabeza mientras reía divertida―. Eres increíble.

―Y por eso estás locamente enamorada de mí ―respondió con alegría.

Aún no podía creer que Lydia estuviese enamorada de él, era tan afortunado. De hecho, era tan feliz que si no fuera él mismo se odiaría por lo feliz que era.

―La verdad es que amo tus ojos, pero como el resto de ti viene en el paquete tengo que quererte también ―indicó Lydia mientras lo observaba divertida, él frunció el ceño y dejó de pintar.

―Bueno, pues haré que ames el resto de mi también; no hay problema ―contestó con voz sensual, Lydia rio y él le guiñó el ojo.

Joder, que bien se sentía el poder coquetear libremente.

―¿Qué tontería es esa de que quieres divorciarte? ―escucharon preguntar a Aaron, por lo que él rodó los ojos.

No podía creer que Aaron tuviese el descaro de aparecer, era su primer recreo siendo novios. ¡Quería intimidad para seguir robándole besos a su novia!

―¡Lo que escuchaste! ¡Quiero el divorcio! ―exigió Eli apareciendo en su campo visual seguida de Aaron que fruncía el ceño.

―En vano he luchado. No quiero hacerlo más. Mis sentimientos no pueden contenerse. Permítame usted que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo ―citó Aaron mientras extendía las manos hacia Eli, la rubia se cruzó de brazos y miró a su amigo con seriedad.

―Deja de citar al señor Darcy, no vas a convencerme, quiero divorciarme ―indicó Eli colocando las manos en la cadera y mirando a Aaron que se veía alarmado.

―¿Y qué pasará con los niños? ―preguntó el pelinegro haciendo que Eli pusiese los ojos en blanco y Lydia riese, ¡ese maldito Aaron! Sólo él podía hacer reír a Lydia.

―¿Qué niños? ―indagó Eli, Aaron levantó el dedo índice y se marchó; Eli resopló y los miró momento en que él la miró mal pero Eli lo ignoró y caminó hasta Lydia―. ¿Y esa camiseta?

―Mía, para que no se manche la ropa ―contestó intentando ocultar su mal humor mientras le indicaba a Eli con la mirada que debía marcharse pero la rubia se empeñaba en ignorarlo.

―Os envidio tanto, ¿por qué yo no puedo tener mi romance de novela? ―se quejó Eli por lo que él y Lydia intercambiaron miradas.

De verdad que esa chica tenía un serio problema, ¿es que no veía lo loco de amor que Aaron estaba por ella? ¡Si se leyó dos libros de Jane Austen sólo por complacerla! Bueno, concedía que estuviese enojada por haber sido engañada durante tres años pero después de ver su reacción no podía culpar a Aaron por tratar de ocultarlo el mayor tiempo posible.

―¿Y qué pasará con los niños? ―preguntó Aaron de nuevo mientras señalaba a Mario y Miguel que venían con él.

―Mamá, no nos abandones ―dijo Mario entre llantos fingidos, a su lado Miguel le daba palmaditas en la espalda a modo de consuelo.

―¡Esto es el colmo! ―gritó Eli exasperada, Aaron puso cara de pena y junto con Mario y Miguel miraron a Eli; la rubia rodó los ojos y encaró a Aaron―. Quiero el divorcio.

―Pero mamá... ―trató de protestar Mario pero Eli lo fulminó con la mirada.

―¿Para qué? ―preguntó Aaron cruzándose de brazos, Eli sonrió de medio lado.

―Quiero ser una mujer libre para consolar a Gael por supuesto ―afirmó Eli mirando fijamente a Aaron cuyos ojos brillaron por el enfado.

¿Por qué tenía la ligera sensación de que Eli estaba poniendo a prueba a Aaron?

―Ahora que Lydia y Diego son novios, alguien tiene que consolarlo ―explicó Eli.

Puso los ojos en blanco y metió el pincel dentro de la pintura y continuó pintando. No tenía ganas de soportar los delirios de Eli sobre la absurda leyenda de Góngora y la buena pareja que hacía Lydia y Gael sólo porque se llevaban mal; no hacían buena pareja para nada. ¡Él y Lydia sí que eran una pareja grandiosa!

―¡Un momento! ―gritó Eli dejando de mirar a Aaron para fijar sus ojos verdes en Lydia―. ¡No me has contradicho! ¿Qué me he perdido?

―Nada ―tartamudeó Lydia por lo que dejó de pintar preocupado.

―¡Te dijo algo! ―señaló una alterada Eli, al ver como Lydia se llevaba la mano al moño con nerviosismo sintió una fuerte sacudida en el pecho.

―No, es sólo que de repente se ha vuelto muy amable y... ¡tú ganas! Creo que está coqueteando conmigo; lo del viernes fue muy raro, no me extraña que Aaron pensase mal. ―Dejó caer el pincel al suelo y miró a Lydia completamente alarmado.

¡Esto tenía que ser una jodida broma!

―¡Ay Dios mío! ―gritó Eli con emoción―. ¡Te lo dije, no puedes huir del cliché!

―¡Eli! ―gritó Lydia depositando el pincel en el suelo.

―¿Qué? ―preguntó Eli ofendida.

―Y yo que pensaba que te habías librado del gafe de Lucas, se ve eso no es posible; disfruta de Lydia mientras puedas―dijo Aaron acercándose a él para darle una palmada de ánimo por lo que gruñó molesto y se cruzó de brazos.

―La leyenda esa es una tontería ―murmuró molesto mientras de reojo veía como Lydia limpiaba sus manos en su camiseta mientras miraba mal a Eli.

―Digo que creo que está coqueteando conmigo, ¡puede que sean imaginaciones mías! ―exclamó Lydia a Eli pero la rubia parecía ignorarla―. Y aunque lo estuviera haciendo, sabes perfectamente lo que siento por Diego.

―Claro que lo sé, llevo un maldito año soportando tus: "Diego es tan sexy", "Diego tiene una sonrisa tan perfecta", "volví a soñar que Diego se me declaraba", "Diego es tan guapo", "cada vez que Diego me toca se me pone la piel de gallina", "podría pasarme horas mirando sus ojos" bla bla bla ―habló Eli imitando a Lydia, su novia fulminó a Eli con la mirada pero la rubia continuó hablando―. Eras tan pesada que hasta yo llegué a soñar con él, por suerte luego apareció Aaaa ¡ah! Acabo de acordarme que tengo algo que hacer.

Eli salió corriendo sin despedirse, Aaron levantó las cejas con entusiasmo y salió corriendo tras ella con Mario y Miguel detrás gritando "papá".

―Diego―lo llamó Lydia, él dejó de mirar por donde sus amigos habían desaparecido y la miró―. ¿Sabes que no tienes de que preocuparte, verdad?

Asintió lentamente no muy convencido por lo que Lydia se acercó a él y pasó los brazos alrededor de su cuello.

―Es que él es tan misterioso y sexy ―repitió las palabras que siempre escuchaba de todas las chicas del instituto por lo que Lydia rodó los ojos.

―¿No escuchaste a Eli? Estoy algo así como locamente enamorada de ti ―afirmó Lydia haciéndolo sonreír un poco.

Había escuchado a Eli, pero también había escuchado a Eli y al resto de chicas hablar sobre lo atractivo y misterioso que era Gael y si a él realmente había empezado a gustarle Lydia no podía evitar preocuparse.

―Sólo desde hace un año, yo llevo dos, te gano ―dijo pasando las manos por su cintura y pegándola más a él.―Y no escuché decir a Eli que me hayas dibujado, en cambio sé que a Gael lo pintaste.

Esa idea lo había estado molestando desde que se entero. No podía creer que Lydia hubiera dibujado a Gael en su primera salida y nunca lo hubiese pintado a él después de dos años trabajando juntos.

Lydia frunció el ceño y ladeo la cabeza.

―Yo nunca he dibujado a Gael ―negó Lydia.

―Aaron me dijo que te pilló pintándolo ―dijo un poco celoso, ella formó una o con la boca y luego comenzó a reírse―. ¿Qué es tan divertido?

―Aaron debería ponerse gafas, te dibujaba a ti ―aclaró ella haciendo que su estómago se inflase de felicidad y en su rostro se dibujase una enorme sonrisa.

―¿En serio? ―preguntó con ilusión.

―Sí, siempre te dibujo a ti; creo que tengo una insana obsesión contigo ―habló Lydia con timidez haciéndolo más feliz a cada palabra.

Amaba saber que ella estaba igual de obsesionada con él que él con ella. Acercó sus rostros y la besó. ¡Joder! Podría estar besándola a todas horas, era como su sueño hecho realidad. Cuando se separaron, ella suspiró antes de abrir sus preciosos ojos azules.

―Espera, cuándo dijiste que siempre me dibujabas a mí ¿quieres decir que me has dibujado más de una vez? ―preguntó emocionado, ella se llevó la mano al moño y no pudo resistir el volver a besarla.

Deslizó las manos por la cintura de Lydia y las introdujo en los bolsillos traseros del pantalón de su novia. Ella rió contra su boca y se separó un poco de él.

―Realmente no quieres saberlo.

―Claro que sí.

―No, no quieres; quedaré como una loca obsesionada.

―Soborné profesores y mandé destruir un mural.

―Aún no puedo creer lo del mural. ―Lydia entrecerró los ojos y lo miró mal por lo que él puso cara de niño bueno y ella rió.

―Así que... ¿cuántas veces me has pintado? ―preguntó con ilusión.

Lydia negó con la cabeza con diversión antes de tomar su rostro entre sus manos y besarlo lentamente.

¡Joder, como amaba esos besos! Lo deshacían por completo, de hecho después de esos besos Lydia podía pedirle que se tirara bajo un camión y él lo haría encantado.

Cuando se separaron ambos respiraban con dificultad y Lydia apoyó la cabeza sobre su hombro; él le pasó la mano por el pelo y vio como a lo lejos volvía Aaron, esta vez acompañado por Lucas, Nayra y Eli. Puso los ojos en blanco y gruñó.

Tenía que buscar la forma de hacerles entender que debían dejar de molestar.

―Y ahí vuelven ―murmuró con fastidio, Lydia se separó de él y volteó para ver como sus amigos caminaban hacia ellos.

―A Nayra le dio fuerte el flechazo, mira a Lucas como si fuera el único chico en Góngora ―indicó Lydia por lo que él rió.

―Lástima que él piense que intenta asesinarlo. ―Lydia lo miró con sorpresa y él se encogió de hombros antes de volver a besarla.

―Aprovecha antes de que el gafe de Lucas caiga con toda su fuerza sobre ti ―gritó Aaron.

―¡Que no soy gafe! ―gritó Lucas.

Los ignoró y profundizó el beso.

Ahora que había conseguido a su chica, estaban totalmente equivocados si creían que iba a perderla por el estúpido gafe de su amigo o por la absurda leyenda de Góngora. Gael podía irse al infierno porque Lydia era su pelirroja. Única y exclusivamente suya.

----------------------------

Definitivamente quiero un Diego en mi vida.

Como ya dije este iba a ser muuucho más corto que los otros dos (de ahí que sea un 2.5) por lo que será mejor que empeceis a despediros de Lydia, Diego, Aaron, Lucas, Eli, Nayra y Gael.

¡Nos leemos en el siguiente capitulo mis queridos lectores!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro