Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☾ Capítulo 25. La oscuridad de la ciudad (I)

21 de Marzo de 1980. 

Manhattan, Nueva York.

Nueva York era enorme, y como cualquier ciudad grande, encontrarías lo que quisieses si sabías buscar con cuidado. El barrio chino abarcaba casi el 70% de la mercancía extraña, podías ver gran gama de tiendas, degustar de comidas exóticas, obtener mascotas únicas en su especie y surtirse de la mejor variedad de droga. Porque, dentro de Nueva York, no había una sola zona limpia de estos aditamentos. Las personas de los bajos negocios, como lo era Ash, se movían igual que peces en el agua por sus calles.

Intenté tomar fotografías, convenciéndome de hacer buenas fotografías mientras nos desplazamos. Fue imposible sobre la moto, Ash no se detuvo en ningún momento, incluso cuando bajamos de ella. La ocultó en la parte trasera de un local a gran velocidad, con experiencia. Sujetó mi mano, halándome hacia todos lados. Además, tuvimos algunos inconvenientes. Tomar fotografías ahí era misión imposible.

El color rojo predominaba en los carteles, banderas, linternas y adornos, podía oír a los comerciantes y clientes gritar entre ellos en aquel extraño lenguaje. Jamás entendí mucho de chino, sus caracteres complicados y gramática estructurada, había solo unas cuantas palabras similares al japonés. Al caminar, casi nos caen encima vísceras y cabezas de pescado, dos veces. Alguien tropezó conmigo para intentar robar mi cartera, fue atrapado por Ash en el acto.

–Ten más cuidado –me devolvió mi dinero, tomándome por la cintura, con una mano en mi hombro para guiarme. Con él detrás, evitaríamos otro problema similar. Apuramos el paso.

Si decidía separarse de mí y me dejaba solo, en mi vida podría regresar a casa. Parecía un laberinto, lleno de aromas, atiborrado de personas y con señalamientos que no se entendían.

Llevábamos caminando una eternidad, cuando por fin Ash se detuvo, en medio del gentío. Con presión en mi hombro me apartó de la gran multitud, dirigiéndonos a la puerta de un establecimiento con luces anaranjadas y amarillas por dentro, junto a un enorme cartel rojo y letras doradas. Un restaurante que ofrecía guisos tradicionales.

Nos recibió una mujer de cabello corto en la recepción, preguntando por lo que deseábamos comer. Cuando levantó la vista de su libreta y se encontró con Ash, la dejó caer al suelo, saltando efusivamente para saludarlo. A mí me dedicó una segunda mirada, después nos condujo a una habitación que no formaba parte del restaurante.

–¡Shorter! –gritó, asomándose antes de dejarnos pasar. Nos dijo que nos sentáramos en los sillones del lugar, mientras ella salía por la persiana de cuentas colgadas–. Creo que vendrá en un momento, ha estado algo ocupado.

Y se fue. Tomamos lugar en un sillón largo, rodeados de paredes con tapices encendidos de rojo, la poca luz opacaba todo y las sombras nos ocultaban. Estuve a punto de romper el silencio y preguntar a Ash que se suponía que hacíamos ahí dentro, pero fue cuando llegó a quien esperábamos.

–¿Hermana? –con la cabeza rapada por sus laterales, con gafas de sol, a pesar de encontrarnos en el interior. Apareció frente a nosotros–. ¡Ash! Hace siglos que no te dejas ver, ¿a qué te debemos la visita? –luego, me miró–. ¿Y este chico? ¿De dónde salió?

Se sentó junto a mí, cruzando sus piernas sobre sí y una mano por detrás de mí. Su sonrisa enorme, la actitud despreocupada y su voz confiada. Era todo lo contrario a Ash, como noche y día. "Shorter" era un beta, su presencia no me intimidaba, sentía lo opuesto.

Lo tenía tan cerca, mientras Ash era desplazado a mi izquierda, que no pude ver otra cosa que no fuera a él.

–¡No lo toques! –de inmediato el alfa intervino. Creo que las feromonas seguían atacando su nervio sensible y se comportó posesivo, solo por ese motivo.

–No pasa nada... –quise explicarle, poniendo una mano sobre su hombro, intentando hacer contacto visual. De inmediato se tranquilizó. Aunque no dejó pasar la oportunidad de apartar la mano del otro chico. Con un gruñido y una amenaza.

Cosa que fue notada por su excéntrico amigo, nosotros tampoco lo ocultamos mucho.

–Bueno, ¿qué los trae aquí? –repitió, esta vez incluyéndome.

–Shorter –fue un comienzo serio–. Necesito información...

–Sabes que has venido al sitio indicado...

–... pero información que puede costarte caro.

Un segundo de silencio, ambos chicos se miraban, como si pudieran comunicarse de esa forma.

–No entiendo, amigo. Eso no es preocupación, tu pregunta y yo diré solo lo que debe llegar a tus oídos –ahora también fijó sus ojos en mí, no supe cómo reaccionar y aparté la mirada.

Yo era aquel por el que Ash preguntaba y por el que este chico se pondría en peligro ahora.

–¿No hay ni una persona escuchando verdad? –precavido. Ash exteriorizó su prioridad.

–Mi hermana está afuera, y dentro no hay nadie más... –se acercó más, evitando tener que hablar tan alto para oírse–. Exprésate sin problemas.

–¿Qué sabes sobre el centro de entrenamientos de Brooklyn?

El cambio en su postura, la pausa entre la pregunta y la respuesta, cómo limpió su garganta carraspeando, daba muestras de entrar en un estado de alerta. Cruzó las manos sobre sus piernas.

–Ese si es un tema peligroso, chicos –bajó los lentes para mostrar sus ojos. Se recuperó rápido.

–¿Puedes hablar de esa información? –interrumpí. De inmediato, la presión de la mano de Ash me indicó que era mejor mantenerme en silencio.

–Claro que puedo, si me rompen dos o tres dedos –se recostó sobre el sofá, con los brazos extendidos, la vista perdida en el techo. Reflexionando si era buena idea poner en línea de fuego su vida, y la nuestra–. Necesito que me digan, ¿qué quieren conseguir con esa información?

–Yo...

–Buscamos a alguien... –contestó por mí el alfa. Me hizo una seña, silenciándome, que le permitiera continuar. Fui todo oídos a partir de ahí–. Un excompañero mío, quiero tener noticias suyas, pero no lo vi desde que escapamos de ese infierno.

–¿Puedes confirmarme que logró sobrevivir ahí? –la cabeza tirada hacia atrás, sin darnos un segundo vistazo.

–Si –contesté–. Él salió de ahí.

–Entonces, no hay problema con que hable –regresó a su posición original, esta vez extendiendo las piernas, y apoyando los codos sobre sus rodillas. Luego, me di cuenta de que me reflejaba en sus gafas oscuras–. ¿Cuál es tu nombre, chico?

–Eiji. Eiji Okumura.

–Eiji, comenzaré con el principio –ignoró la excusa de Ash, entendiendo que el que solicitaba la información era yo–. No sé qué hayas escuchado o de donde vengas, pero aquí la ley no existe. No hay nada que podamos hacer si alguien decide ponerse contra nosotros y sacarnos de nuestra propia casa, obligarnos a dejar el trabajo o humillarnos.

Tragué con fuerza, lastimando mi garganta, apretando la mano de Ash. Esto iba a ser duro, pero no daría un paso atrás, necesitaba saber.

–Ellos tomaron niños, bebés. Encerrándolos en una habitación, enseñándoles lo que querían que supieran, moldeándolos a su ideal. Los que sobrevivían se convertían en "graduados" y podían salir de ese cuarto. ¿Qué harías al ver por primera vez el mundo? ¿Cuándo te das cuenta de que hay más fuera de ese cuadrado de metal? Yo no lo sé... porque no lo viví en carne propia, pero me encontré a una docena de esos chicos por la calle, en los reclusorios, en los centros de detención de menores...

–Estuve ahí toda mi vida –ahora Ash narraba su experiencia–. Salí cuando tenía 15. Listo para llevar a cabo mi tarea. Obviamente los patrocinadores no iban a desperdiciarnos, habían perdido demasiadas ganancias con los que se rindieron, así que nos explotaron a más no poder. Fueron años oscuros. Parecía una máquina, moviéndome en automático.

–Muchos de ellos cayeron en las drogas, intentando refugiarse en algo que los hiciera felices, algunos tomaron trabajos peligrosos en otros países, volando lejos para no volver...

–Ahora... ¿qué más tienes para ofrecer Shorter? – Ash controló la conversación.

–Fue un programa planeado de pies a cabeza y llevado a cabo a la vista de la población. Bajo el mando de militares, jefes de Estado y por supuesto, la mafia. Conexiones y dinero. Con sólo raspar la superficie sale todo, pero no les recomiendo ir por ese rumbo. Podrías desaparecer Eiji–. Tardé un momento en entender esa amenaza, demasiado concentrado en la historia, cuando la comprendí un escalofrío me recorrió–. Incluso tu Ash, aunque estés a servicio completo con Golzine podrían "reubicarte" en un sitio olvidado por Dios. Y no habría nada que pudieras hacer.

–Por lo menos así descansaría de ti y de Arthur –la broma de Ash no le hizo gracia a ninguno. Lo golpeé en el hombro con fuerza y le miré con todo el odio que pude conseguir.

–Por otro lado –quiso recuperar la tensión desvanecida–. Puedo decirles que vayan a la biblioteca pública, a veces ahí se esconden investigaciones que no fueron presentadas formalmente. Aceptan y archivan todo libro que sea mínimamente coherente, y tengo entendido que un periodista escribió sobre ello, con pruebas y demás.

–Gracias, Shorter –su amigo cerró los ojos, complacido con lo que oyó hasta el momento.

–Por cierto, ese periodista acabó suicidándose.

–Oh –mostré mi pena.

–En su cuerpo encontraron marcas de tortura y señales de forcejeo –su mirada fría.

–Oh –ahora entendía todo.

–Tendremos cuidado –prometió–, iré con él y enseñarle cuando debe parar.

–Estoy seguro de que con esto y la información que pueda obtener de Ash, será suficiente –por fin revelé en voz alta lo obvio. Agradecía tener una pista más, a pesar del peligro, sentía más ganas de continuar. ¿Estaba loco o era estúpido?

–Claro, yo te ayudaré en todo, incluso si necesitamos visitar a otro informante mejor calificado –me abrazaba, casi encimándome en sus piernas. Intenté mantenerme decente frente a su amigo, pero él no ayudaba.

Shorter parecía contrariado, tras sus gafas oscuras sus cejas todavía quedaban a la vista y era evidente que le sorprendía cómo era que Ash se desenvolvía de esa manera conmigo.

Yo era el principal asombrado, evolucionamos de los golpes a los besos pícaros, quizá porque su celo había hecho un lío en él y ahora yo era importante. Era "su" omega.

–Eres una estafa –Shorter le grita a Ash, eso por no comportarse o no ser lo que se espera de él, un alfa sin precedentes ni sentimientos.

–Solo es porque es él –me apretó contra él, su mejilla chocando con la mía.

–Ja, ja, ja esta es una gran historia, tienen que contarme todo. Iré a poner vasos y a buscar una buena botella de alcohol. Se van a quedar, ¿no?

Sin esperar nuestra confirmación desapareció por unos minutos, con la intención de cumplir su promesa. Aproveché para girarme hacía Ash.

–¿De verdad haremos esto?

Él me observó como si no entendiera.

–Cuando está borracho suele soltar más información–. No le creía nada, y se lo hice saber en un susurro–. Me atrapaste, es mentira, pero quiero pasar más tiempo con él y contigo. ¿Te molesta? –volvió a presionarme contra su cuerpo.

–Está bien, solo promete que esto no iremos muy lejos.

Él prometió, levantando una mano y con la otra sobre el corazón. Así que esta vez, ingenuamente, le creí.

Shorter regresó, cargando vasos y varias presentaciones de alcohol. Su sonrisa parecía incluso más grande, Pero a pesar de agotarnos las botellas e ir de bebida en bebida, él no habló de más al contrario, se quedó callado todo el tiempo y yo fui el que comenzó a parlotear sin parar. No estaba acostumbrado a tomar y mi físico carecía de tolerancia. Así que mientras perdía el control de mi cuerpo y mi mente e iba adormeciendo, Ash y Shorter se mantenían lúcidos. Escuchando atentamente mis delirios.

–Y así fue como perdí contra una roca... –mi cabeza en algún punto terminó reposando sobre el hombro del alfa, quién seguía bebiendo. Quise estirarme para alcanzar otra botella, en el intento casi caí sobre la mesa, él me sostuvo con una sola mano. Impidiendo que tomara más, me quejé agitando mi cuerpo, molesto.

–Lo dejaremos hasta aquí, ¿sí? –alejó la bebida más, haciendo imposible para mí alcanzarla–. Parece que has terminado de hablar Shorter, tampoco dirás más, ¿no es así?

–He dicho lo que quieres que diga –negó con la cabeza, aunque yo no le veía, mis ojos cerrados y semiinconsciente, tampoco los oía–. Es muy ingenuo. Creerte a ti y escuchar a un "informante" que es tu mejor amigo. Por lo menos la próxima vez avísame para que pueda tener una historia más elaborada.

–Te agradezco. Él no dejaba de preguntar y estoy seguro de que meterá su nariz en asuntos turbios. Tendré que vigilarlo y saber exactamente que consigue descubrir –se puso de pie, cargando conmigo por el hombro. En ese punto ya dormía profundamente.

–Déjate de juegos y deshazte de él –golpeó la mesa con fuerza, algunas botellas cayeron al suelo, quebrándose–. Te traerá problemas.

–No puedo –aceptó, mirando mis ojos cerrados y mi respiración tranquila, sin sopesar por un solo segundo la idea de Shorter–. No sabes cómo me gustaría poder hacerlo.

–Te aconsejo no apartar los ojos de él, ahora apesta a ti –cubrió su nariz con el dorso de su mano–. Incluso un beta como yo siente las feromonas en su piel y ropa. Es un omega, Ash. Sería fácil que...

–Lo sé, no lo perderé de vista.

–Los hombres de tu profesión no pueden permitirse tener puntos débiles, espero que tengas planeado salvarte a ti mismo.

Una sonrisa triste y una despedida después, salíamos del local de comida china.

❀❀❀❀❀

✒Nota de la autora

¿Qué creen que sabe Shorter que todavía no les he contado? ¿Qué tanto fue verdad y qué tanto fue mentira? ¿Podemos confiar en Ash? Muajajaja.

Mañana entro a clases, y debo confesar que no he conseguido escribir demasiado, trataré de ir sobre la marcha.

La segunda parte del capítulo la subiré el próximo DOMINGO, no pude ponerla aquí porque es medio complicada *risa malvada*.

¡Nos leemos! Los quiero.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro