Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[DIECIOCHO]

Contigo siempre lo que con nadie nunca.

X
...


KEA

Saco mi celular con prisa cuando nos subimos a la camioneta de la mamá de Nai. Acabamos de recogerla del aeropuerto y vamos rumbo a su casa, donde Asier le dará una sorpresa para tratar de recuperarla.

Es dulce. No me contó qué fue lo que planeaba hacer, pero creo que es lindo que se preocupe tanto por arreglar algo que no fue toda su culpa. En cambio Fidel...

Observo las siete llamadas perdidas que tengo de él y frunzo el ceño. No sé por qué sigue llamando si sabe que no voy a contestarle. Odio cómo, a pesar de no tenerlo a mi lado, el sonido de su voz a través de la línea sigue poniéndome nerviosa. Los mensajes son más seguros, aunque debo admitir... se me forma una sonrisa tonta en el rostro cada vez que llega alguno.

Diego me vio el otro día leer un mensaje de él y dijo que se me iluminaban los ojos. Exageraciones suyas.

Guardo el celular sin llamarlo ni enviarle mensaje y concentro mi atención en mi mejor amiga. Luce cansada. Sus ojitos se ven algo tristes a pesar de que está sonriendo y sé que es porque no ha podido hablar con Asier. Quisiera contarle todo de una vez y que así se anime un poco, pero tampoco voy a echarle a perder la sorpresa al pobre hombre aquel.

Sé que se ha esmerado en lo que sea que haya planeado, aunque no sepa en qué consiste su plan para recuperarla, así que dejaré que todo pase cuando tenga que pasar. Él se metió en esto, él tiene que salir de esto.

Miro por la ventana y escucho la canción que suena en la radio. Nai charla con su mamá y yo presto atención vagamente a sus palabras. Siento esa nostalgia en mi interior cada vez que compruebo la relación tan sólida que tienen ellas dos. Me hace extrañar a mi madre. Fue mi mejor amiga y cuando se marchó sentí como si la mitad de mi alma también se hubiera ido con ella.

Poco después de perderla conocí a Nai y, aunque es mi mejor amiga ahora y la amo, jamás va a ocupar su lugar. Nunca va a poder reemplazarla.

Sonrío algo triste por todos los recuerdos que pasan por mi mente. Si ella estuviera aquí conmigo podría ver a través de mi fachada de indiferencia y sabría aconsejarme sabiamente, pero no está y tengo que aceptarlo.

Nai me saca de mis pensamientos cuando se gira sobre su asiento para verme y comienza a bombardearme con preguntas.

Poco tiempo después llegamos a su casa. Entramos, la ayudamos con sus pocas pertenencias y nos sentamos a esperar la señal de que Asier ha llegado. Su mamá y yo comenzamos a hacerle preguntas e iniciar conversación para disimular un poco. Iba a ser un poco raro estar las tres sentadas sin decir nada, ¿no? Así que insistimos en saber todo sobre su estadía con su padre.

Nai está contando algo acerca de su papá trabajando demasiado, cuando un sonido llama mi atención. Guardo silencio y aguzo el oído para ver si no estoy imaginándolo y... No. Es muy real.

¿Son esas guitarras?

Tardo un segundo en darme cuenta de que las tres nos hemos quedado calladas tratando de ver de dónde proviene aquel ruido. La mamá de Nai también lo ha oído, pero mi amiga parece confundida.

—¿Qué es eso? —pregunta curiosa.

Su mamá y yo nos miramos conocedoras, pero cuando la miramos a ella nos encogemos de hombros como si no tuviéramos ni la menor idea.

—Deberías ir a ver —sugiero.

—Pero...

—Sí. Ve y nos dices qué es, Nai —secunda su madre.

Tanta insistencia de nuestra parte levanta sus sospechas, lo sé porque entrecierra sus ojos en nuestra dirección, pero no protesta. De hecho se pone de pie y se encamina a la entrada con pasos ligeros. Yo la imito y salgo tras de ella.

Justo en el patio, frente a su casa, está Asier de pie cargando un enorme ramo de rosas. Detrás de él un grupo de hombres está cantando y tocando una melodía que se me hace conocida.

Parpadeo incrédula un par de veces. ¿De verdad le ha traído serenata?

Es algo... cliché. Cursi también, pero muy, muy dulce. Lindo. No puedo evitar sentir una pequeña punzada de celos por un gesto tan bonito como ese. Tal vez no sea la idea más original, pero sé que lo ha hecho con todo el corazón, lleno de esperanza.

No es hasta que una voz profunda comienza a cantar que me percato de la presencia de Fidel. Está atrás junto con el grupo.

Y canta.

No, no solo canta. Él... no sé cómo explicarlo. Me envuelve. La canción, su voz, incluso el clima. Todo parece estar sacado de una película romántica.

Hubiera sido perfecto si tan solo me estuviera cantando a mí, pidiendo mi perdón, diciendo que me quiere de vuelta. Pero no me canta a mí.

No. Él solo está ayudando a su mejor amigo a recuperar a la chica que ama. A mi mejor amiga.

Oh, brillas
y brillas tan lindo
y brillamos juntos, entre pestañas

Fidel cierra los ojos y una de las esquinas de su boca se eleva casi imperceptiblemente mientras sigue cantando.

Divina, divina sonrisa
abrazo de luna, de luna llena

Escucho cómo Asier le dice a Nai las palabras más lindas que he oído jamás, lo escucho pedirle perdón, decirle que ella lo hace feliz, que es su mejor amiga; oigo decirle que la ama, que está arrepentido, que quiere otra oportunidad y por último le pregunta si quiere volver a ser su novia.

Y mientras he escuchado todo esto no he despegado mi vista de Fidel, quien me mira fijo también con algo parecido al enojo incendiando sus pupilas. ¿Está molesto conmigo?

Miro a la parejita a mi lado cuando no puedo soportar la intensidad de su mirada y noto que Nai está sacudiendo la cabeza en una negativa. Y Asier palidece.

—Nai —digo—, lo estás asustando.

Incluso yo me asusto. No creo que ella no quiera estar con él. Seguramente...

—Lo siento —dice Nai en voz baja—. Sí quiero. Quiero ser tu novia otra vez —indica.

Entonces una sonrisa resplandece en el rostro de Asier y este se acerca a abrazar a mi amiga con evidente alivio. Sus cuerpos casi parecen a punto de fundirse juntos por la fuerza de su unión. Cuando se besan, yo aparto la mirada sintiendo un pinchazo de dolor.

Odio esto. Estoy muy feliz con mi mejor amiga, claro que lo estoy. Tiene a alguien a quien no le avergüenza demostrar cómo se siente por ella, cuánto la quiere, pero... también quiero a alguien a quien no le importe demostrarme que le importo; que no tema arriesgarse.

Veo a Fidel acercarse hacia donde están ellos y romper su burbuja mágica diciéndoles que es hora de que los músicos se vayan.

Bufo bajito y nadie parece percatarse de ello.

Él siempre arruinando las cosas cuando se están poniendo bien.

Estoy tan molesta con él porque es un idiota a veces y, aun sabiéndolo, me sigue gustando. Me gusta demasiado. Agh, me molesto con él porque canta lindo, porque hace que mi interior se sienta cálido, porque me entiende mejor que nadie y porque me hace sentir débil cuando lo tengo cerca. Me molesto con él porque de otra manera debería aceptar que, con quien debería estar molesta, es conmigo. Y no quiero.

Dios, a veces no sé si lo odio o si...

Lo odio. Sin duda, lo odio.

Veo que los tres están charlando y me acerco lo más sigilosa que puedo, pero Fidel me ve por el rabillo de su ojo durante un segundo completo.

No nos decimos nada.

Nai murmura algo sobre que el cantante principal era asombroso y Fidel agradece al tiempo que sonríe de una manera que me hace fruncir el ceño.

Tal vez si no fuera tan guapo me sería más fácil sacarlo de mi cabeza.

—He escuchado mejores —digo de repente algo molesta—, pero... Sí, supongo que cantas bien. No demasiado, pero bien al fin y al cabo —finalizo encogiéndome de hombros.

Es una total mentira y todos lo saben. Nai me mira curiosa y Asier divertido. Fidel me lanza una mirada furibunda y yo elevo la barbilla en un gesto lleno de orgullo.

—Cállate, tú no sabes nada —replica él.

Nai y Asier ponen los ojos en blanco y vuelven a su plática de enamorados ignorándonos. Doy un paso más cerca de Fidel.

—¿Que no sé nada?

—No. No sabes nada —repite apretando la mandíbula—. No sabes... Tú... ¡Agh! No te entiendo, Kea; de verdad que no lo hago.

—Ni yo a ti.

—Me desesperas —se queja.

—Tú no te quedas atrás.

—Lo sé —dice, riendo de repente—. Somos iguales, ¿recuerdas?

Esbozo una pequeña sonrisa triste y asiento.

—Lo recuerdo.

Y así es. Recuerdo todo en lo que nos parecemos y todo en lo que diferimos. Nos parecemos lo suficiente como para comprendernos, pero nos diferenciamos tanto como para sentir que nos complementamos.

Bajo mi mirada al llegar a esta conclusión y la fijo en mis zapatos. No quiero que lea en mis ojos lo mucho que extraño aquellos momentos en los que reíamos libremente cuando estábamos juntos; no quiero que se dé cuenta de que lo quiero. No sé cómo lo hizo, pero en poco tiempo logró meterse bajo mi piel, dentro de mis células, entre mis pensamientos.

Y tengo miedo. Miedo de que, si lo perdono rápidamente, él volverá a hacer lo mismo. Si ya lo hizo una vez, ¿quién me asegura que no pasara una segunda?

—Quiero que hablemos otra vez —dice en voz baja—. Necesitamos comentar unas cuantas cosas más que, al parecer, olvidamos aclarar la última vez.

—Creo que ya lo hemos hablado todo, Fidel. No he cambiado de opinión respecto a que debes recuperar mi confianza —puntualizo.

—No hablo de eso, Kea. Me refiero a tu actitud. Tú... —Cierra los ojos. Toma una profunda respiración y luego exhala ruidosamente. Cuando vuelve a abrirlos están decididos. Me toma por la muñeca y tira un poco de mí hacia el auto que está estacionado frente a la casa de Nai—. Vamos a hablar de esto en otra parte. Esta vez no te vas a escapar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro