7. La fiesta.
Lía
Aún recuerdo con mucha claridad ese día, el cual fue de los peores que he logrado tener. Pero quién diría que en esa noche sumado a todo mi dolor, mi corazón completo se rompería.
Esa tarde había pasado preparándome para la fiesta, en la cual esperaba decirle de una buena vez todos mis sentimientos a Noah, pero al parecer el destino pensaba en lo contrario...
Peine mi cabello y lo prepare con mucho esmero, maquille mi pálido rostro: mis labios de un rosa claro, delineador en mis ojos para resaltar su azul —lo cuales le encantaban a Noah—, y me enfunde mi hermoso vestido.
Baje a la sala y mi padre estaba viendo televisión junto a una cerveza, fruncí el ceño, él no tomaba, a menos que fuera alguna ocasión especial: reuniones familiares, navidad. Cuando noto mi presencia la escondió pero era demasiado tarde.
—Te ves hermosa mi cielo —comento y solo le sonreí débilmente.
—Gracias, ¿está todo bien? —pregunte y luego me senté a su lado.
—Todo está bien. —Negué con la cabeza y lo mire fijamente—. No quiero arruinar tu noche. —Me encogí de hombros.
—Solo dímelo.
Hubo un pequeño silencio...
—Tu madre me ha pedido el divorcio. —Escuchar esas palabras había sido con si apuñalaran mi corazón.
— ¿Lo permitirás?
—No lo sé... quizá sea lo mejor...
— ¡No! —exclame—. No lo es, debes luchar. La amas. ¿No es así? —Asintió con la cabeza y saber eso aliviaba un poco el dolor en mi pecho, dolor que en pocos minutos iba ser peor—. Entonces... no dejes que un poco de dinero nos separe. No lo permitas.
—Pero nos hacemos daño. Debes entender que muchas veces las parejas están mejor separadas...
—Pero... —Negó con la cabeza.
—Pase lo que pase no te quedaras sola, lo prometo. Ambos siempre estaremos para ti. —Me levante como resorte.
—Para una pareja quizá, pero no para una familia. No solo se trata de ustedes, sino también de mí. Y yo no acepto que se rindan mucho antes de siquiera intentar. Lo siento papá. —Escuche como la puerta de la casa se abría, ambos miramos en esa dirección era mi madre entrando, quien nos miró interrogante—. Y eso va también para ti. —La apunte con mi dedo índice—. No aceptare nunca que ustedes se separen. Vamos reconcíliense, salgan o hagan algo pero recuperen lo que tenían.
Y justo en ese momento la bocina del auto de Samy sonó y salí con paso firme, tratando de verme molesta, cuando en realidad estaba asustada. No quería que mi familia se destruyera, porque eso ocurriría si ellos no lograban solucionar sus problemas, y pensar en ello provocaba que un hueco se cavara en mi pecho.
Quería a Noah...
Quería que me dijera que todo estaría bien...
Y si no fuera porque lo vería esa noche, quizá me hubiese quedado llorando en mi habitación toda la noche. Y aunque el posible divorcio de mis padres no fue la única razón de provocarme llorar, pronto algo más ayudaría a mis lágrimas salir como torrente.
Marie y Samantha pasaron por mí y dijeron que los chicos ya estaban en la fiesta.
Cuando llegamos, las luces de neón era lo único que iluminaba el sendero que daba a la fiesta. Habían unos tomando, otros bailando.
Y comencé a buscar a Noah, necesitaba uno de sus abrazos. Pero claro, nada es como lo queremos pues justo en ese momento todo mi mundo se derrumbó.
— ¡Allá están! —gritó Samy, debido a la fuerte música. Mire en la dirección que apuntaba su dedo. Y por un segundo sentí como el alma abandonaba mi cuerpo.
Noah estaba ahí junto a Melody. Pero no podía seguir viendo lo que pasaba, no podía creer mi mala suerte.
Las lágrimas picaban en el borde de mis ojos, había sido una estúpida al haber venido.
¡Maldición!
Quería irme y cuando estaba por hacerlo, él me vio.
Noah
La tanda del instituto había pasado, y por la tarde me dedique a adelantar mi tarea y luego a prepararme para ir a la fiesta y estaba emocionado. Algo muy raro en mí.
—Noah, ¿adónde vas? —cuestiono mi madre con un dejo de asombro. Le sonreí, como había dicho el que yo fuera a fiestas era un poco extraño.
—Ahora es la fiesta de bienvenida —respondí como si el ser fiestero fuera lo más normal del mundo en mí.
— ¿Logro convencerte Lía? —dijo un poco divertida.
—Bueno... ella y algo más... —Me limite a decir.
— ¿Hay algo o alguien más en especial? —Fruncí el ceño, ¿cómo podía hacer las preguntas justas?
Quería responder pero no lograba hilar algo en mi cabeza que dejara a mi madre y a su curiosidad con satisfacción —sin mencionar a Melody—, por lo que cerraba y abría mi boca como un pez varias veces, y justo cuando iba a responder:
—Bueno... —comencé diciendo cuando el sonido de la bocina del auto de Luca me salvo—. Me voy... —Me acerque a ella bese su mejilla y camine hacia la puerta.
—No vengas tan tarde y cuídate. —Asentí con la cabeza le sonreí y salí corriendo para subirme al auto.
Pronto llegamos al recinto donde la fiesta se estaba realizando, se suponía que era escolar y que no debía de haber alcohol, drogas, pero claro, lo había y en muchas cantidades.
Entramos y las luces de neón serpenteaban y la música retumbaba, caminamos abriéndonos paso por toda la cantidad de estudiantes, buscando a nuestros otros amigos que se suponía vendría. Y esperaba que Lía viniera, pues sino, me sentiría aún más fuera de lugar. No fuera nada igual sin ella.
Nos adentramos y comencé a buscar a mi chica de ojos azules, pero no había señal de ella.
Los minutos pasaban...
Pase las manos por mi rostro frustrado, pues con quienes había venido ya estaban más que ocupados y solo Luca me acompañaba pues esperaba por Samy.
— ¡Ya se les hizo tarde! ¿¡No crees!? —grite, Luca asintió con la cabeza.
— ¡Ya llegaran! —respondió.
Y esperaba que así fuera...
Estábamos a un lado de la pista, pero era inevitable que las parejas que bailaban no chocaran con nosotros. El espacio era demasiado pequeño. Estaba enviándole mensajes a Lía, alce la cabeza buscándola de nuevo cuando de pronto mi corazón comenzó a palpitar de forma acelerada y mis manos a sudar al verla acercarse, ¡santo cielo!
Se miraba hermosa...
— ¡Hola chicos! —Melody nos saludó, primero a Luca con un beso en la mejilla. Y justo cuando tocaba que me saludara a mí, un grupo de estudiantes la empujaron ocasionando que nuestras bocas se rosaran. Mi corazón dio un vuelco y comenzó a emanar de él fuegos artificiales—. ¡Disculpa! —dijo y yo comencé a negar con la cabeza.
— ¡Des-descui-descuida! —balbuceé.
Sonreí bobaliconamente y mientras Melody se disculpaba nuevamente, mis ojos enfocaron a quien había estado buscando y ¡Jesús! Se miraba preciosa... maravillosa...
Y como abeja a la miel me acerque buscando esos bellos ojos azules que me dejaron sin aliento...
Numero de palabras: 1127
N/A: *Sale corriendo a esconderse* Les recuerdo que esta historia es para un concurso que mi queridísima Andrea, es decir, ZelaBrambille ha organizado. Y pues vamos ya a la mitad, ¡Exacto! Solo quedan siete capítulos más y lo bonito comienza... >:D chaito :*
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