Sensible.

Las sábanas algo húmedas se pegan a su sensible piel y la enfrían. Tiene el cuerpo laxo, rendido y permanece atento. Todavía puede percibir los temblores del reciente orgamo bruto mientras la boca de Seokjin muerde hasta marcar el interior de sus muslos.

Son las manos de SeokJin las que le recuerdan que debe sujetarse por detrás de las rodillas y abrirse más para el banquete. Pegadas a su pecho, sus piernas tiemblan y se sacuden levemente cuando SeokJin deja caer besitos de boca abierta, mordisquitos que casi dan ternura y contrastan con las recientes actividades. Los pulgares de Seokjin abren sus nalgas, y pasean por allí rascando levemente su entrada que ha sido estirada y llenada hasta hace instantes; y YoonGi debe morderse los labios y obligarse a no saltar ante los toques. Las manos de Seokjin, aunque sabe que son suaves, parecen rastrillar escalofríos mientras acarician sus muslos, mientras aprietan y, finalmente, separan sus nalgas para hundir el rostro en el sudado canal.

El aliento de Seokjin quema contra su rosada y titilante piel, que en este gesto expulsa parte de la blanca emisión. Entonces no hace falta adivinar qué sigue. YoonGi no lo creía posible, pero sí, su pene pulsa un poco más de semen, ya casi nada, casi transparente tras haber echado tres polvos: uno que cayó en la sábana, mientras de rodillas recibía los embistes, y ahora siente pegotearse mientras se retuerce; otro en la boca del hyung, cuando lo tragó y tuvo la gracia de gruñir y apretarle las bolas para que se vacíe en su lengua; y el último, hace minutos, cuando Seokjin lo recostó de espaldas, le apartó las piernas y se clavó tan dentro que por poco lo rompe. Se siente eso, justamente. Un hombre roto y un hombre absolutamente contento y saciado de estar dispuesto al antojo de otro.

Seokjin murmura algo que suena como "obsceno", pero YoonGi está más allá de interesarse en comentarios obvios por lo que cierra los ojos y disfruta de los labios besándole el culo. Le da algo de risa recordar cómo llegó a esto, a dejar que le coman el culo de un modo goloso. La discusión que tuvieron por los celos del maknae, quien había salido bastante agitado del cuarto de JiMin, quedó olvidada cuando SeokJin lo tomó del rostro y le espetó, sin ningún tipo de tono romántico, que lo deseaba, que lo quería hacer suyo, como una cosa con la que quitarse las ganas. JungKook había estallado de celos, y YoonGi no disimuló el regocijo cuando Seokjin lo despachó fríamente para saltarle encima. Correspondió, ¿cómo que no? Si lleva tiempo soportando insinuaciones del hyung, devolviéndole el coqueteo y era tiempo de explotar y dejarse llevar.

Luego, sí, luego tendrían que conversar seriamente. Por el momento, solo escucha los soniditos de apreciación exagerada que hace Seokjin para avergonzarlo y cede a sonrojarse, más aún de lo que está por todo el sexo, y suspira. Está agotado, mas no dormirá, por lo que abre los ojos y parpadea las lágrimas que ha derramado mientras Seokjin empujaba, hasta doler, dentro de su cuerpo, ¿será que han quedado marcas en su cadera donde fue sujetado?, ¿y en su cuello? Seokjin incluso se cernió sobre él, amenazante, causándole cierto temor, cuando cumplió su petición de que rodee su garganta mientras le taladraba el culo, y presione. YoonGi fantaseó con ello y consiguió en la bruma fogosa rogar que lo ahorque. No tanto, solo lo suficiente para sumirlo en la indefensión, en el conocimiento de que estaba, literalmente, en manos de otro.

—Abre más —exige Seokjin, cosa imposible.

Sin embargo, YoonGi hace los últimos esfuerzos por cumplir. Las manos casi agarrotadas, sus nudillos pálidos por ello, se sueltan apenas para tomarse de nuevo y doblarse, replegarse contra sí y mostrarse completamente abierto, usado, mojado. La vista ofrecida parece contentar a Seokjin, que asiente en aprobación. Le pide a YoonGi que se esté quietecito, que no hable, que solo empuje y YoonGi de suerte reprime el chillido de dicha cuando la boca de Seokjin rodea su entrada y... y chupa.

El semen sobre su abdomen ya no le hace sentir incómodo, la sábana húmeda ya no le da frescor y el sol entrando en la ventana poco hace por quemar su piel porque todos sus sentidos se concentran en la boca de Seokjin, que saquea su culo buscándose a sí mismo.

¿Será que vuelve a ponersela dura? Quiere tener más manos para tocarse, porque cosquillea entero, su piel hormiguea y siente internamente correntadas electrizantes mientras la succión en su culo lo marea. La frente de Seokjin presiona sus bolas y YoonGi agradece que este haya dejado crecer su flequillo porque ahora le da una caricia extra.

—Nggs... —balbucea, sin poder contenerse, cuando la lengua de Seokjin bordea su aflojada entrada y se hace sitio dentro.

Corren simples minutos y, sin embargo, se sienten como horas bajo la boca descarada de Seokjin, que lo sobreestimula. Su mente repleta de pensamientos de sexo, sudor, semen, chupadas, mordidas, ¿amor? sí, tal vez, no puede sino coincidir con lo que creyó oírle decir a SeokJin antes. Esto es, total y perfectamente: obsceno.

Seokjin tuvo su buena probada, y —¡por suerte!— no es egoísta. Se levanta de donde estaba recostado y le sonríe. Es un rostro sonrojado, transpirado, pero feliz. Un cabello despeinado y una piel llena de lo que serán pronto chupones que deberán cubrir con maquillaje antes de saltar a un escenario. Solo que lo más llamativo son aquellos labios, brillantes, que hacen que YoonGi anticipe. Seokjin no se guarda solo para sí, sabe compartir. Le ayuda a que baje las piernas para acostarse sobre él, aplastándolo deliciosamente, antes de unir sus bocas y darle de probar lo que ha estado degustando. Un beso tan blanco como la nieve, pero tan cálido como el verano que ocurre afuera y que se cuela por la ventana.

Este beso no sabe a cielos o paraísos, ellos no se engañan. Sabe a pasión y a lujuria; salado y levemente amargo, y es un placer sin inhibición, sin andarse por cuentos. Un acto tan descarado que no se permitirían con cualquier otro amante. Por eso YoonGi, encantado, succiona la lengua de Seokjin hasta que no puede más y siente un espasmo en su pene, que se derrama otro poco sobre su abdomen, entre los dos. Sucios, se abrazan sin intenciones de dejarse ir.

Luego se quedan así, adormilados, dejando reposar la intensidad de lo que han hecho y si hay preguntas de por qué, por qué yo, por qué ahora, serán respondidas cuando despierten. Cuando recuerden quiénes son y cómo hablar más allá de las palabras necesarias para complacer.

Nota:

Por el título y la portada improvisada esto pinta como fluff, la verda' jajaja sorry not sorry si esperaban ternuritas.

anakaren296 quise responder a tu OS, y como vos, igual debo reajustarme a las condiciones de negociación. Aún así, supongo que aproveché la mención JinSu de tu Os para hacer algo aquí.

Por cierto, no puedo dedicarte la historia porque eh estoy desde el celu y no se puede, o yo no sé. En fin. Aquí mi respuesta. Para nuevas negociaciones, ya sabes, resta ponerse en contacto.

Gente que no es Anaka, pero está aquí: holi, gracias por leer^^

Bye :)