Capitulo 39.
Dos semanas despues...
—¿Hola? —Apoyé el telefono sobre mi hombro, apretandolo con mi barbilla mientras intentaba quitar los restos de la cena de un pálido plato de porcelana. Fruncí el ceño cuando nadie contestó.— ¿Hola? ¿Hay alguien?
Una respiración entrecortada rompió el silencio de la línea, causandome un temblor que recorrió cada hueso de mi cuerpo. Dejando caer el plato dentro del agua del fregadero, escuché atentamente intentando identificar algo más allá del sonido de mi acelerado corazón latiendo en mis oidos.
—¿Q—quien es? —Musite, mi mano tembló mientras la levantaba para tomar el aparato con más firmeza.— ¡Contesta! ¿Quien eres?
Mis nervios estaban a flor de piel, no era la primer llamada de ese tipo que recibia. Empezaron luego de que hubieran arrestado a Bruno por atacarnos en el hospital y que mis padres hubieran iniciado la demanda por mi custodia. Cada día, alrededor de la misma hora, el telefono sonaba; la línea se quedaba en silencio por unos minutos y luego cortaban. Era la primera vez que escuchaba algún sonido desde el otro lado.
—¡Contesta!
—Él no puede estar siempre contigo, Zayn. —Ronca y pesada, la voz de Douglas flotó atráves de la línea.— Tarde o temprano te atraparé...
—No. —Negué con la cabeza, sintiendo como mi cabello rozaba mi frente.— ¡No! ¡No! ¡No!
Una risa digna de la más sadica pelicula de terror ocupó la línea mientras gruesas lágrimas recorrian mis mejillas. Esto no podía estar pasandome, Douglas no podía estar tan loco. ¿Que jodidos le sucedía al hombre? ¿Porque rayos no me dejaba vivir en paz? ¿Tan malo era que no merecia un poco de felicidad?
—Hey, hey. —Los brazos de Liam me rodearon por la espalda, dandome un calido abrazo.— ¿Que sucede, ángel?
—Do-Douglas. —Susurré moviendo el aparato en mi mano.
El cuerpo de Liam se puso rigido detrás de mi, tomó el telefono arrancandolo de mis dedos antes de llevarselo al oído. Escuché sus gritos, sentí su furia irradiar de su cuerpo cuando dio un paso atrás alejandose de mi. Podía sentir su nerviosismo mientras caminaba por la cocina con pasos pesados, sus manos convertidas en puños mientras iba de un lado a otro.
Aferrandome a la isla, sentí el frio caracteristico del marmol atravesar mi piel, colandose en mi cuerpo poco a poco. Mis nudillos se volvieron pálidos mientras me dejaba caer al suelo de rodillas. Mi mano derecha cerrada en un puño sobre la pierna de mi jean, la otra seguía sobre la fría mesa.
Mis ojos repasaban las separaciones de la ceramica, como si fuera la cosa más interesante por ver. Mi mente giraba intentando concentrarse en cualquier cosa menos en el pasado, fallando pateticamente en el intento.
"—Has sido malo, Zayn —Di un paso vacilante hacia atrás, mis rodillas chocando contra el borde de la cama.— Yo mismo te enseñare una lección.
—P-perdón. ——Susurré, mi voz temblando bajo mi aliento. Mi cuerpo se estremeció cuando una sonrisa escalofríante apareció en su rostro.
—Pedir perdón no basta. —Avanzó hacia mi, atrapando mi brazo en un rápido movimiento.— Deberas ser un buen niño ahora."
—No soy un buen niño. No soy un buen niño. —Negué con la cabeza, las palabras ahogandose con mis sollozos.— ¡No soy un buen niño!
"—Dime que te gusta, Zayn. —Su cuerpo pesado se movió sobre mi, su boca a centimetros de mi odio.— Vamos, dilo.
—No. —Musite, mi vista fija en el techo sobre nosotros.
—¡Dilo!
—¡NO!"
—¡No! ¡No!
"—Desobedeceme y tu amiguito pagará el precio. —Su aliento con olor a whisky golpeo mi rostro, amargo y repugnante.— Ya lo tuve una vez y demostró ser muy bueno.
—¡No te atrevás a tocarlo! —Grité, su puño se estrelló contra mi mejilla enviandome de espaldas al suelo. Mi mano voló hacia el punto de dolor.
—No levantes el tono conmigo. —Tomando un puño de mi cabello me levanto del suelo, arrancando un par de mechones en el proceso.— No me digas que hacer.
Observé a sus ojos del color gris oscuro, rabia y locura se mezclaban en su iris, resultando en un color escalofriante parecido al metal.
—No le hagas nada a Niall, por favor. —Susurré, parpadeando para alejar las lagrimas de dolor que se estaban formando en mis ojos.— Por favor.
—Todo depende de ti, Zayn. Sé un buen niño y la pequeña mierda estará bien. —Dejó un beso en mis labios y refrené el deseo de limpiarme con todas mis fuerzas, me daba asco cuando hacia eso.— No te gusta que te besé, ¿Eh? —No contesté, me arrojó contra el suelo.— No me importa, puedo hace otras cosas contigo."
—¡Basta! ¡Basta! —Mis manos volaron a mis oidos, intentando callar esas voces que se repetian en mi cabeza.— ¡Para ya, por favor! ¡Para!
"—Eres una puta, Zayn. —Lineas de sangre bajaban por mi barbilla, dejando pequeñas estrellas rojas cuando tocaban el suelo.— Nadie quiere algo usado, entiendelo. Yo soy el único que te quiere.
—Te odio. —Susurré, sintiendo el sabor metalico en mi boca.
Mi manos se cerraron en puños mientras lo veía alejarse de mi habitación, la puerta se cerró detrás de él. Estirando el brazo, rocé el material de mis jeans con la yema de mis dedos intentando arrastrarlo hacia mi. Me dolía mucho, me sentia sucio."
—¡Zayn! ¡Bebé, escuchamé! —La voz de Liam llegaba desde algún lugar lejano pero no lograba verlo, mi visión se habia vuelto borrosa por las lágrimas y lo único que escuchaba era mi mente intentando recordarme todas esas cosas repugantes que tio Douglas habia hecho conmigo.
Manos atraparon mis muñecas y mi boca se abrió en un grito que rompió mi garganta.
—¡No! ¡Sueltame! ¡No, por favor, ya no! —Mi voz se escuchaba ronca por el llanto.— ¡Por favor, no!
"—Quiero creer que hay alguien esperando por mi. —Niall me sonrió mientras giraba el pequeño hielo que flotaba dentro de su vaso de jugo.— Solo debemos encontrarlo.
—No sabía que creias en cuentos de hadas, Horan. —Los brackets del rubio me sonrieron cuando sus labios se elevaron en los bordes.
—No cuentos de hadas, pero si no tienes esperanza no tienes nada.
Pasos pesados subiendo la escalera resonaron en toda la casa, la puerta de la habitación de tía Magda se golpeo al cerrarse y mi corazón se acelero al reconocer todos aquellos sonidos. Miré hacia Niall con horror, dando un salto y abriendo la ventana.
—Debes irte, Niall. —Chillé en un susurró mientras forzaba la hoja de la ventana para que se abriera, el árbol por el que habiamos subido tantas veces daba una fácil salida.— ¡Ahora!
—¿Que sucede, Zaynie? —Su ceño estaba fruncido mientras lo empujaba.— Dime que pasa.
—No quiero que pierdas las esperanzas, Ni. Por favor, vete. —Cerré la ventana una vez que salió, corriendo las cortinas en el momento justo que la puerta se abrió golpeando la pared. Tío Dougla me observo con lasciva mientras avanzaba hacia mi."
—¡Zayn! ¡Por favor, ángel, mirame! Soy Liam, no voy a hacerte daño, por favor. —No podía comprender sus palabras, no podía moverme, mis manos estaban atrapadas y no podía moverme.— Zayn te estas haciendo daño, amor, por favor, detente. Por favor.
Llanto. Sollozos.
Liam estaba llorando.
Él no debia llorar. Le estaba haciendo daño, él estaba llorando.
Me detuve. Mi cuerpo se puedo rigido, mi mente se aclaro lentamente. Parpadeando suavemente me encontré con los húmedos ojos de Liam mirandome con cuidado, sus rasgos dibujados en una expresión que delataba miedo. No pude aguantar, no podía detener a mi cuerpo por más que lo intentaba y rompí en sollozos.
—Está bien, ángel. —Liam soltó mis muñecas antes de arrastrarme a sus brazos.— Estoy contigo, él no va a volver a tocarte.
—É—él dijo... —Mi voz desapareció.— D—dijo que t—tu no ibas... n—no podias estar siempre co—conmigo.
—Lo vamos a meter a la carcel, donde pertence. Voy a estar siempre a tu lado hasta que lo
atrapen. —Besó mi frente.— Te tengo, Zayn, no voy a dejar que te dañe.
Acunandome contra su pecho se deslizó por el suelo hasta que su espalda tocó la mesada. No sé cuanto tiempo estuvimos allí, mi rostro enterrado en su cuello mientras acariciaba mi cabello suavemente. El timbre sonó resonando en toda la casa y dí un salto por la sorpresa, aferrandome con manos temblorosas a su camiseta.
—Hey, tranquilo. Deben ser tus padres, tuve que llamarlos para decirles de la llamada. —Apretó sus brazos a mi alrededor antes de soltarme lentamente.— Debo ir a atender, ángel. Quedaté aquí.
Asentí distraidamente mientras él se ponía de pie y desaparecia en fuera de la cocina. Mis manos aun temblaban cuando me arrastre para tomar mi telefono. Una frase se repetia una y otra vez mientras marcaba el numero y escuchaba el sonido de tono.
"Desobedeceme y tu amiguito pagará el precio."
—¿Hola?
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