Capitulo 35.
Ojos color miel me observaron cuidadosamente, un rastro de miedo brillaba entre las pequeñas vetas doradas de sus orbes. Sabía que Liam tenía miedo de lastimarme, temor a desenterrar todos los recuerdos y a pesar de mi momento de valentia yo mismo podía sentir un nudo comenzar a formarse en mi estomago. No le temía a Liam, en verdad quería esto. Mi mayor temor era la forma en que reaccionaría a sus caricias, no poder controlar mi maldita mente cuando todo comenzara.
Pero habia decidido no esperar más, no quería hacerlo. Esa noche sería uno con Liam, uniria lo único que aún seguía separado. Nuestro cuerpos.
Soltando un tembloroso suspiro, guie mis pensamientos lejos de mi pasado. No era Douglas quien estaba aquí, era Liam, mi amor. Era su musculoso cuerpo el que se cernía sobre mi, su calor acariciandome la piel, su corazón acelerado golpeando mi pecho e igualando los latidos del mío propio y sus preciosos ojos miel mirandome con una increible adoración.
—¿Estás seguro, ángel? —Una cálida mano acuno mi mandibula.— Sabes que puedo esperar.
—No quiero esperar, Li. —Susurré, sintiendome ansioso.— Quiero ser tuyo, totalmente.
—Tu ya eres mío, hermoso. —Sonrió acercandose y rozando nuestras narices.— Arrancaré la cabeza de cualquier idiota que intente alejarte de mi.
—Suenas como un oso gruñón.
—Me puedo convertir en uno si tocan lo que es mío. —Besó la punta de mi nariz.— Y tú, Zayn Malik, me perteneces.
La mano que sostenía mi mejilla se alejó para hundirse en la almohada, al lado de mi cabeza, sosteniendo el peso de Liam mientras su mano izquierda bajaba por un lado de mi cuerpo, acariciando mis costillas lentamente y deteneniendose en el dobladillo de mi camiseta.
Sus ojos se encontraron con los míos mientras sentía la suave tela siendo retirada, centimetro a centimetro mi abdomen fue haciendo su aparición. Muchos de los moretones que se encontraban allí habian desaparecido, dejando solo cicatricez decorando mi piel. Sus nudillos me rozaron tan ligeros como una pluma, logrando que me estremeciera en busca de más contacto.
—Liam... —Me quejé de su lentitud, él solo me sonrió antes de bajar la cabeza y apoyar sus labios sobre los míos, suave y tierno.
—No desesperes. —Susurró.— Quiero disfrutar esto al máximo.
Su mano ascendió bajo mi camiseta, deteniendose en mis costillas y trazando su forma como si fueran lo más facinante en el mundo. Tenía la leve impresión de que cuando Liam terminara su exploración estaría retorciendome bajo su tacto. Sus dedos encontraron mi pezón, atrapandolo entre el indice y el pulgar lo jaló produciendo una corriente electrica que recorrió mi cuerpo hasta terminar en mi entrepierna, gemí alto.
Girando la muñeca retorció el pequeño brote observando mi rostro cuando mi boca se abrió en un jadeo. Apartando la camiseta bajó su cabeza hasta mi pecho, tomando mi pezón entre sus labios, chupando y mordiendo suavemente, mi cuerpo temblaba por culpa de las sensación. Es increible como un pequeño punto puede hacerte tamblar tanto.
—Eres muy sensible. —Susurró Liam golpeando con su cálido aliento mi húmeda piel.— Me encanta.
El material de mi camiseta crujió cuando Liam la quito sobre mi cabeza, estaba casi seguro de que las costuras se habian hecho trizas ante el jalón. Grandes manos se aplastaron contra mi pecho, la suave piel raspo mi abdomen mientras Liam subia y bajaba las caricias, llegando a mis pezones para tirar de ellos antes de bajar a mi cadera nuevamente.
Cerrando los ojos sentí los labios de Liam sobre los míos moviendose en una dulce coordinación con su cadera contra mi creciente erección. Su boca bajo a mi cuello y sus manos se deslizaron por mis muslos, abriendo cuidadosamente mis piernas para acomodarse mejor entre ellas, obteniendo una mejor fricción.
Una de sus manos se coló dentró de mi boxer, mi cuerpo entero se tensó cuando sentí sus dedos rozandome. Intenté ocultar mi reacción pero al parecer no fui lo suficientemente bueno haciendolo porque Liam levanto su cabeza y me miro a los ojos con preocupación.
—¿Estás bien? —Asentí rápidamente.— ¿Seguro?
—Si. —Susurré.— Es solo que... me sorprendiste.
—Podemos parar y...
—No, no, no. —Negué.— Por favor, Liam, no quiero parar.
Lo miré suplicante, debía verme patetico pero al parecer eso logró convencer a Liam, asintiendo volvió a besarme. Sus manos subieron acariciando mis brazos y pecho con tranquilidad, sabía lo que estaba haciendo y estaba amandolo aún más por ello. Sus caricias lograron su cometido,
logrando tranquilizarme hasta que estuve perdido en el beso. Mis manos enredadas en el cabello de Liam, jalandolo suavemente mientras su lengua se introducia en mi boca.
Dedos agiles y ligeros jalaron el elastico de mi boxer, la tela cedió suavemente, dejandome expuesto al tacto de Liam. Sus ojos bajaron hacia mi miembro erecto y sentí mi rostro arder, Liam sonrió cuando vio mis mejillas rojas y se inclinó nuevamente para besar mis mejillas.
La cálidez de su mano envolvió mi pene, deslizandose lentamente arriba y abajo. Mis ojos se cerraron y un agudo gemido salió de mis labios. Enterrando mis uñas en sus hombros me moví hacia la presión, jadeando el nombre de Liam entre gemidos.
—Precioso. —Su voz fue un susurro ronco contra mi oido.— Mi ángel.
—Mjm. —Me queje cuando con un último apretón su mano se alejo.
La risa de Liam vibró en su pecho y su calor se alejo de mi cuerpo, el sonido de un cajón siendo abierto le siguió y antes de que pudiera abrir la boca para protestar el peso volvió. Abriendo los ojos lentamente observe como Liam quitaba mis boxers antes arrancarse los suyos e intentaba abrir un preservativo con sus dientes, no pude detenerme de reir cuando su pierna se enganchó en la tela y Liam rodó fuera de la cama.
Aun riendo me asome al borde para poder ver al castaño en el suelo, una de sus manos sostenia una botellita de un liquido trasparente y su rostro mostraba una mueca extraña.
—¿Estas...? —Reí sin poder contenerlo.— ¿Estas bien?
Liam me miro con el ceño fruncido y mi risa se corto, mordiendome el labio me incliné aún más para comenzar a pedirle disculpas pero antes de que pudiera abrir a boca me tomo del brazo y me jaló hacia él. Caí sobre su pecho sintiendo como Liam reía al ver mi rostro sorprendido.
—Uh, ahora estoy más que bien. —Sonrió, besandome suavemente.
Sus manos se deslizaron por mi espalda rodeando mi trasero y moviendome sobre su erección, logrando una fricción que cortó toda risa que tuviera pensado soltar. Los gemidos se perdian en nuestras bocas y antes de que me diera cuenta un húmedo dedo estaba rodeando mi entrada, formando pequeño circulos antes de presionar y alejarse.
—Ya. —Murmuré empujandome hacia atrás.— Ahora, hazlo.
—No voy a apurarme contigo, ángel. —Gruñó.— Respira hondo.
Hice lo que me pidió, cerrando los ojos y concentrandome en las caricias que su otra mano estaba repartiendo en mi espalda. A mitad de mi segunda respiración sentí como la punta de su dedos se hundia en mi, cortandome el aire para soltar un suspiro lastimero. Su dedo se alejo.
—Respira, bebé. —Murmuró su dedo volvió a rodear mi agujero antes de que volviera a presionar.— Eso, despacio, precioso.
Deslizandome hacia atrás aprete los ojos, sintiendo como aquel dedo invadia mi cuerpo lentamente. Con lentos movimientos, dentro y fuera, me acostumbre a la invasión, gimiendo suavemente con cada entrada. Pronto otro dedo se sumo y a ese, un tercero. Antes de que me diera cuenta estaba en un lío de gemidos y jadeos sobre el cuerpo de Liam.
—Por favor. —Susurré.— Te necesito, Liam, ahora.
—Me tienes, precioso. —Besó mis labios.— Me tienes.
Sus dedos se alejaron y resisití el impulso de seguirlos, grandes manos rodearon mi cadera levantandome y bajandome lentamente por su erección. No sabía en que momento se habia colocado el preservativo pero agradecía que lo hubiera pensado porque en ese momento el único pensamiento en mi mente era el gran pene hundiendose en mi.
Poco a poco su miembro me fue abriendo, mis ojos se llenaron de lágrimas pero me negué a abrir los ojos y dejar que Liam las viera, no quería que se detuviera. Una vez que estuve totalmente sentado la mano de Liam acarició mi mejilla.
—¿Estas bien? —Asentí, moviendo mi trasero en pequeños circulos, acostumbrandome a ello.— Mierda, ángel, vas a matarme.
Abrí los ojos y me enfoque en el rostro de Liam, su labio inferior estaba atrapado entre sus dientes, sus ojos cerrados en extasis. Apoyando la palma de mis manos sobre sus pectorales subí unos centimetros dejandome caer nuevamente, mi boca se abrió en un largo gemido. Mierda si eso no se sentia increible.
Lentamente encontré un suave ritmo, las manos de Liam en mis caderas ayudandome a subir y bajar por su erección. Los gemidos hicieron eco en la oscura habitación mientras montaba a Liam lentamente, tomando un poco de velocidad a medida que el placer se extendia. Las caderas de Liam subieron y un grito estrangulado salió de mi garganta, aquello era lo mejor que habia hecho.
La mano de Liam se deslizó hasta mi erección, jalando fuerte de ella mientras se movia en lentas y pausadas envestidas. La sensación de su miembro entrando y saliendo de mi, sumando a su mano me llevo al borde, mi mirada se deslizó al rostro de Liam mientras mi extasis llegaba. Mi cuerpo rompiendose en millones de pedazos mientras tiras de liquido nacarado decoraba el abdomen de Liam.
Sus movimientos se volvieron erraticos mientas seguía empujando, mis ojos se cerraron mientras disfrutaba las últimas replicas de mi orgasmo y sentía el latido de Liam dentro de mi, montando su propio extasis. Con la respiración erratica me deje caer sobre el cuerpo de Liam, sus brazos me rodearon rápidamente mientras ambos intentabamos recuperar el aliento.
Girando la cabeza, Liam me beso lentamente.
—Te amo. —Susurré sobre sus labios.
—También te amo, ángel. —Respondió, sus ojos llenos de adoración.— Más que a nada en mi vida.
Nos quedamos abrazados unos minutos hasta que una risita vibró en su pecho y mi ceño se frunció, observe su rostro.
—¿Que?
—Voy a ir al infierno por esto. —Rió suavemente.— Acabo de pervertir a un pequeño ángel.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro