Marcarita abrió los ojos, no sabía cómo era posible todo lo que había visto, aún le causaba dolor recordarlo y no sabía con exactitud los sucesos. Las caras eran borrosas, pero había algo que le dejo una extraña sensación. Presto atención a su alrededor, estaba en su habitación.

Todo en su lugar, extraño. Escucho golpes en la puerta. Se acerco a ella y suspiro antes de abrir.

-¿Por qué tardaste tanto? -pregunto el Dios con enojo.

-Señor, no sé lo que me sucedió, pero pronto estará su desayuno.

-Me parece bien.

Más tarde, el Ángel cumplió con sus deberes. Aquel día se reuniría con sus hermanas.

Las hijas del gran sacerdote se encontraban ansiosas, en algunos momentos se reunirán.

La mayor de ellas pensaba en todas las locuras que podría decir su hermana Marcarita, sabía que tenía que ponerle un alto. Mientras el Ángel del universo doce se encontraba informada del asunto. Vados le había mencionado sobre algunos juegos que podrían hacer, pero no dijo mas.

Marcarita terminaba de hacer algunos asuntos antes de retirarse, tenía tanto que hablar con sus hermanas. Esta vez tenía que demostrar que había dejado las bromas y la diversión atrás.

Cuando estába por retirarse alguien la llamo, se trataba de nada menos que el gran sacerdote. Había una reunión de emergencia.

Los Ángeles dieron aviso a su respectivo dios. Muy pronto llegaron al Palacio del Rey del todo. La reunión duro poco, no eran noticias de suma importancia. La mayor parte de los dioses se había retirado.

-Me alegra saber que ese tonto de Goku no hizo de las suyas -se quejaba el Dios.

-Señor Bills, ¿No cree que debería relajarse un poco? -después de esto desaparecieron.

-Vados, deja de exhibir mi falta de interés por el entrenamiento.

-Señor Champa, todo mundo sabe que se la pasa comiendo, además no es bueno mentir le al gran sacerdote -río un poco y desaparecieron.

-Que lástima que la reunión con mis hermanas se canceló, será para la próxima.

-Hay algo extraño -decía para ella misma.

-¿Sucede algo? -se acercó el gran sacerdote.

-No, nada... bueno si, ¿Es normal dormir?, es que no me explico como es que me quedé dormida, yo... -, se alteró un poco.

-Tranquila, quizás estas cansada. No te preocupes, te aseguro que no es normal, pero tampoco es extraño -sonrió.

-Recuerdo algunas cosas, pero... -se quedó pensando.

-Son sólo sueños, no es malo soñar de vez en cuando, supongo que es hora de que te retires -ella asintió. El gran sacerdote se alejó y la miro con una sonrisa.

—¿Fue real o un sueño? —se pregunto para ella misma, al final miro la sonrisa de su padre y desapareció. El gran sacerdote suspiro.

—Fin del juego —. Fue lo último que se escucho por parte del gran sacerdote y las risas complacidos del rey de todo.

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