Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 8.

MICHAEL.

—Donde hagas eso una vez más, te doy con un florero en la cabeza. —gruñó el moreno mientras le abrochaba su chaqueta. Palmeo mis manos lejos—. Puedo hacer eso por mi mismo, no soy un maldito bebé.

—No sé porque te estas quejando —me agache frente a él, viendo como luchaba con la cremallera—. Solo quiero mimarte, deberias permitirmelo.

—¿Por qué? —gruño cuando la palomilla se nego a subir por el carril.

—Porque a las personas normales les agrada que las mimen. —quité sus manos y cerré la cremallera sin dificultad.

—Deja de tratarme como si fuese idiota —palmeo mis manos con fuerza, logrando que me las refregara intentando alejar el dolor—. Puedo hacer estas cosas solo.

—Sé que puedes hacerlo —acepté—. Pero me gusta ayudarte.

—Pues, no quiero tu ayuda.

—Que orgulloso eres —rodeé los ojos.

—No soy orgulloso —aseguro—. Es solo que puedo hacerlo yo mismo, no necesito que hagas de niñera.

—No soy tu niñera, soy tu futuro esposo.

—¿Sigues con eso? —gruño.

—¿Sigues negandolo? —reí—. Vas a casarte conmigo, Calum, eso es algo que esta predestinado a pasar.

—Lo que esta predestinado a pasar es que te internen en un loquero —acerco su rostro al mío, intentando intimidarme—. Estas completamente loco.

—Loco por ti. —me acerque a él, uniendo nuestros labios antes de que pudiese alejarse.

—¡Michael! —gruño, alejandose y mirandome con el ceño fruncido.

—¿Mmm? —mire sus labios rosas mientras me acercaba para otro beso.

—Deja de hacer eso.

—¿Hacer que? —deje otro beso en la comisura de sus labios.

—Eso. —se alejo y yo me acerque.

—¿Eso qué? —otro beso.

—Besarme —susurró—. Deja de hacerlo.

—¿Por qué? —lo bese por más tiempo esta vez—. ¿No te gusta?

—No.

—Mientes. —reí, pasando mis brazos alrededor de su cintura.

—No lo hago. —musito con voz debil.

—Dilo entonces. —pedi—. Di que no te gusta que te bese, Calum.

—No... —sus manos se apoyaron sobre mis hombros debilmente pero no se alejo—. No...

—¿No? —pregunté—. Yo creo que si.

Antes de que pudiese replicar mi afirmación, atrape sus labios en otro beso suave y lento. Mis manos se deslizaron de su cintura hasta sus muslos, acariciandolos suavemente mientras saqueaba su boca con lentitud.

Un pequeño jadeo escapo de mis labios cuando senti los muslos de Calum abrirse para darme cabida. Alejandome unos centimetros, observé su rostro un tanto en shock dandome cuenta de que el moreno ni siquiera se habia dado cuenta de su acción. Joder, el niño habia movido sus piernas y ni siquiera se habia percatado de ello! Habian sido apenas unos milimetros pero las habia movido.

—¿Que? —susurró cuando abrió los ojos, mirandome confundido.

Sonriendo, negué con la cabeza—. Nada, cachorro —respondí, besandolo nuevamente—. ¿Nos vamos?

—Sip —asintio.

Poniendome de pie, deje otro beso en su cabello y rodee la silla para poder salir guiarlo. Calum comenzó a quejarse sobre ello pero no le di importancia. Habiamos terminado de comer hacia apenas media hora y le habia propuesto al chico dar una vuelta para despejar la mente. La noche era preciosa, el mundo parecia en paz y mi chico habia logrado mover sus piernas aunque no se habia dado cuenta de ello.

Las cosas eran perfectas en mi mundo, hasta que mi celular comenzo a sonar y miré la pantalla.

Matteo.

—Mierda. —musite, dandole una pequeña sonrisa tranquilizadora a Calum cuando giró la cabeza para mirarme. Llevandome el telefono al oido, atendí la llamada—. ¿Que pasa?

—¿Esa es la forma de saludar a tu hermano, Michael? —gruño desde el otro lado.

Poniendo los ojos en blanco, deje que Calum tomara el control de su silla y me deje caer en uno de los bancos que adornaban el pequeño parque frente al edificio donde Calum vivia—. Jodete, Matt —solté—. ¿Me vas a decir que sucede o solo llamaste para fastidiarme?

—Sabes, no entiendo porque insistes en comportarte de esta manera, hermanito —dijo con voz compasiva—. ¿Acaso no puedo llamarte solo para saber como estas?

—No, no puedes. —aseguré.

—¿Por que? —gritó en mi oido, logrando que hiciera una mueca—. Soy tu hermano, maldición, me preocupo por ti, Michael. No entiendo porque me alejas cada vez que intento acercarme a ti.

Calum se acerco más, mirandome con confusión—. No me levante con ganas de escuchar tus reclamos, Matteo —gruñí—. Así que detente y dime para que me llamaste.

—Dios, te has vuelto tan indiferente desde que te fuiste de casa. —reclamo.

—He sido así toda mi vida, Matteo, solo que tu no me dabas la suficiente atención como para darte cuenta —bufé—. Ahora dime que quieres o corto.

—Mamá hará una cena en unos días —dijo finalmente con tono cansado—. Quiere que estes allí.

—No iré.

—Michael, por favor, no hagas un lío de esto —pidio—. Sabes bien que te hará la vida imposible sino te presentas, a ambos.

—Si, debi saber que la única razón por la que llamabas era para no tener problemas tu —sacudí la cabeza con amargura, sintiendo la mano de Calum tomando la mía. Lo miré y él me dio una pequeña sonrisita.

—¡No es por eso! Joder, Michael, esta malditamente dificil hablar contigo —gruño—. ¿Tan amargado estas que siempre esperas lo peor de todo el mundo?

—No —negué—. Siempre espero lo peor de mi familia, es distinto.

—¿Que te he hecho para que me pongas en el papel de villano? —preguntó y su voz se escuchaba un tanto dolido.

—No iré a esa cena, Matteo —evadí.

Escuché su suspiró derrotado desde el otro lado—. Piensalo bien, Cotton Candy. —utilizo el apodo por el cual me llamaba de pequeños—. Ellos te han dejado vivir tu vida en paz por ahora, no los hagas enojar o comenzaran a fastidiarte nuevamente.

—No me interesa.

—Lo lastimaran a él, Michael —dijo suavemente—. A ti puede no importarte, ellos no te harán verdadero daño siendo su hijo pero destruiran su vida.

Miré a Calum quien parecia perdido haciendo algo con su propio celular, su mano aun enlzada con la mía—. ¿Como sabes sobre él?

—Puse un investigador privado detrás de ti hace un par de meses —admitio—. Si te negabas a decirme como estabas, debia encontrar la forma de averiguarlo.

—Que bonita forma de demostrar cariño. —ironice.

—¡Tu no me dejas acercarme a ti! —me recordó—. Es la única manera de saber como te encuentras.

—Pudrete, Matteo.

—Si, supuse que dirias eso —bufó—. Mirá, me importa una mierda si me odias o no, te estoy intentando advertir. Sé que sientes algo por ese chico o no te arriesgarias a salir con él como lo haces, sabiendo que nuestros padres se pueden enterar de que estas yendo contra sus ordenes. Ve a esa cena, Michael y luego olvidate de nosotros nuevamente.

Miré a Calum por un momento y cerré los ojos. Dios, no podia creer que esto estuviese pasando. Me habia protegido tanto de mis propios sentimientos por años, solo para que mis padres no tuviesen nada con que controlarme. Si ellos se enteraban de la existencia de Calum, el chico se convertiria en mi "debilidad" frente a ellos.

Mis padres eran como dos buitres de las clases sociales. Ellos hacian todo lo que estaba a su alcance para proteger su reputacion frente a sus falsos amigos. Siendo una de las familias más adineradas de Londres, habian hecho de nuestras vidas un ejemplo. Eso paso hasta que supieron que su hijo menor era un pervertido, como mamá amorosamente me llamo, y tuvieron que deshacerse de mi.

Ellos aun intentaban que fuera a las reuniones sociales para aparentar, inventando una estupida excusa sobre que estaba estudiando fuera del pais cada vez que me negaba a ir. Si ellos sabian de Calum, tendrian algo con lo que chatajearme para poder obligarme a seguir la vida que ellos habian planeado para mi.

—¿Sigues ahí? —preguntó Matteo, con voz suave.

—Si.

—Hay alguien aquí que quiere hablar contigo, espera.

Escuché interferencia y movimiento por unos segundos antes de que una voz aniñada traspasara el auricular—. ¡Hola, tio Mike!

—Hola, princesa —sonreí—. ¿Como has estado?

—Estoy muy bien —aseguró con una voz tan alegre que por un momento me hizo olvidar lo de hacia un momento—. Papá dice que no debo hacerlo pero quiero invitarte a mi fiesta de cumpleaños, tio Mike. ¡Mamá va a traer princesas! Debes venir, será la semana que viene.

—Lo siento, cariño, pero no puedo.

—¡Pero no he invitado a los abuelos, lo prometo! —dijo—. Ven por favor, tio Mike, te extraño.

—Yo tambien te extraño, Ally, pero no puedo ir. —sentí las lagrimas inundar mis ojos al pensar en la expresion decepcionada de mi sobrina. Me aclaré la garganta—. Tengo cosas que hacer.

—Esta bien, tio Mike, yo lo entiendo. —susurró.

Escuché el sonido de movimiento nuevamente y la voz de mi hermano—. Hiciste llorar a mi hija, felicidades, tio Mike. —soltó con sarcasmo antes de que la línea se cortara.

Metiendo de nuevo el telefono dentro de mi bolsillo, pase mi mano libre por mi rostro intentando espantar las lagrimas que querian caer.

—Hey, ¿que sucede? —Calum acaricio mi cabello suavemente.

—Nada. —intenté dedicarle una sonrisa pero creo que solo fue una mueca.

—No te creo —negó—. ¿Quien es Matteo?

Lo miré, dudando si decirle—. Mi hermano.

—No tienen una buena relacion, ¿eh? —negué—. ¿Y Ally?

—Allison, mi sobrina —explique—. Me invito a su cumpleaños pero no voy a ir.

—¿Por que? —frunció el ceño—. Y no me digas que tienes cosas que hacer. Pasas demasiado tiempo conmigo para ser una persona realmente ocupada.

—Hey, yo trabajo. —me defendi.

—¿Si? ¿Haciendo que, rascandote todo el día? —alzo una ceja—. ¿O eres el conejillo de indias de las fabricas de tinturas de cabello?

—Yo —negué—, solo no puedo ir.

—¿Que edad cumple?

—Cumple cinco. —musite.

—¿Cuantos de sus cumpleaños te has perdido? —insistio.

—Estuve en su nacimiento. —lo miré, esperanzado de que eso valiera.

—Eres un idiota, debes ir —aseguró—. Esas cosas son las que ella recordara luego, debes estar allí. —esta vez fue él quien es acerco y dejo un pequeño beso en mis labios—. Debes agradecer que al menos tu familia te quiere a su lado, creeme, no es algo tan facil de encontrar ultimamente.

Lo miré, dispuesto a preguntar a que se referia pero me di cuenta de que sus ojos me estaban implorando que no fuera por ese camino. Tomando un respiro profundo, acerque su mano a mis labios y bese sus nudillos.

—¿Irias conmigo? —pregunté.

Él me miró sorprendido—. Yo... yo no...

—¿Por favor? —rogue—. No quiero ir solo, por favor.

Me miró por un momento y suspiro, asintiendo—. Bien —acepto—. ¿Donde es?

Una pequeña sonrisa inclino mis labios—. Mi hermano esta viviendo en Paris, Francia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro