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тυтσя
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   Había pasado exactamente una semana desde que JungKook se había hecho amigo de Lalisa. Y toda esa semana, cada día Kook le daba un pequeño postre a la pelinaranja; sentándose juntos en todas las clases y yendo a hablar a la azotea.

—¿Sabes matemáticas? Me vendría bien un tutor— dijo Lisa comiendo un sándwich, mientras miraba atentamente al azabache.

Ambos se encontraban en la azotea. Era hora del descanso, así que ese era su lugar favorito.

El chico asintió, bebiendo su batido de fresa.

—Claro y puedo decir que soy un experto— contestó, sintiéndose orgulloso cuando él sabía que no era así.

JungKook no era bueno en las matemáticas, pero podría aprender y darle lecciones a ella. Y aunque no le gustaran y no quisiera, al menos tenía algo más con qué impresionarla.

—Puedo darte clases los sábados si quieres— sugirió y pensó que si Lalisa le decía que sí, podría aprender antes de verse con ella.

Lisa asintió emocionada, bebiendo su batido de chocolate que Kook amablemente le había comprado.

—¡Claro que sí!— dijo feliz—. ¡Ansío el día para vernos!

JungKook ante eso, le sonrió tímidamente y sus mejillas se pintaron de un leve rubor, acompañado con el latido desenfrenado de su corazón.

   —¿Por qué te emociona tanto aprender matemáticas?— preguntó el azabache riendo por su tierna reacción.

   —No me emocionan las matemáticas, sino que me emociona pasar tiempo contigo— sonrió tímidamente.

   ...¿Qué?

   —¿D-De verdad?— su tono tartamudeante lo decía todo. Lisa asintió ante su pregunta—. ¿P-Por qu...?

   —Porque no me había sentido así con una persona en tanto tiempo— interrumpió Lalisa, mirándolo con tristeza, pero ¿por qué?

   —¿Qué estás queriendo decir, Li...?— su pregunta fue interrumpida por segunda vez, pero esta vez fue el timbre que anunciaba el final del descanso. La pelinaranja se levantó rápidamente, sacudiendo la falda de su uniforme mientras se apresuraba a salir de ahí cuanto antes.

No le quería explicar sus razones, no aún.

Asimismo, JungKook se levantó del suelo confuso y decepcionado. Agarró lo que quedaba de su batido y lo tiró en un bote de basura que había por ahí. Suspiró profundo y siguió el camino que Lalisa había tomado en dirección al salón. Se estaba aburriendo de estar ahí, pero todo aburrimiento se iba cuando estaba con Lisa.

En verdad amaba pasar tiempo con ella, ¿y cómo no si estaba enamorado de Lalisa?. Su corazón le hacía pasar malos ratos, ya que obligaba a su boca tartamudear o decir cosas que más adelante le diría. Pero, ¿cómo no decirlas si tenía a un hermoso ángel frente a él? En verdad le gustaba tanto y lucharía hasta el final para obtener completamente su corazón.

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   Lisa llegó a casa y se tiró en el sillón de la sala, olvidando cerrar la puerta por la flojera que tenía. Sacó su celular y se puso a ver videos de las coreografías que una integrante de un grupo que tanto le gustaba, "PinkBlack".

   Era un grupo conformado por cuatro chicas con una belleza surreal. Su concepto era uno lindo pero a la vez uno rudo, cosa que a Lalisa le encantaba. Ese grupo se conformaba por SooJi, NnieJe, SeRó y Sali. Esta última tenía un cierto parecido con Lisa y que por esa razón era su favorita.

La pelinaranja se paró del sofá y cerró la puerta con seguro, por seguridad, claro. Agarró su mochila y se dirigió a su habitación, cambiándose el uniforme por una ropa deportiva cómoda. Fue por su celular y puso una canción de "PinkBlack", poniéndose en posición para comenzar a bailarla.

   Mientras tanto, JungKook veía videos de Julio Profe y se mataba la cabeza por no entender nada. ¿Cómo sacaba la maldita raíz? No era sencillo, o al menos así lo veía el azabache.

   Su cabeza dolía por estar viendo el video una y otra vez. Hasta se aprendió los gestos que hacía el maestro ese. Dios, JungKook era demasiado inteligente en lo que sea, pero cuando se tratan de matemáticas, o inglés, simplemente no podía. Pero vamos, todo lo hacía por Lice, y al menos también lo beneficiaría a él.

   Borró los números que había puesto por doceava vez. Comenzaba a desesperarse y a mandar todo a Narnia, ¿en verdad era tan difícil o era él que simplemente no servía en eso?

   Relajó los músculos, respiró hondo y cerró los ojos mientras lo hacía. Se paró del suelo en donde estaba sentado y fue por un vaso de agua. Lo llenó hasta rebosar y se lo bebió todo de un sorbo; lo que ocasionó que le dieran ganas de ir al baño.

   Después de ir a sacar todo lo que había tomado, se lavó las manos como buen higiénico haría. Se lavó la cara y volvió al lugar donde estaba aprendiendo. Sacó toda la tensión y se puso en modo serio; viendo el video por enésima ocasión y entendió el ejercicio básico de matemáticas al fin.

"Rendirse" era algo que no existía en JungKook. Y mucho menos cuando se trataba de la persona que amaba con todas sus fuerzas.

Sonrió orgulloso por el ejercicio y siguió haciendo más para no olvidarlo. Esperaba emocionado por el día en el que se vería con Lisa; aprendería demasiado y le enseñaría lo que había hecho sin esfuerzo alguno; hasta la pelinaranja podría decir que era un genio en las matemáticas cuando sólo era lo más básico.

   Y Kook quería brillar.

   Quería mostrarle lo Einstein que podría llegar a ser. Mostrarle que podía lograr mucho con sólo un estúpido ejercicio bien naco que él sabía que no le iba a beneficiar en nada más que en su calificación. Y con eso intentó ser positivo. Hasta segundos antes había pensado que ese ejercicio lo iba a destacar entre la humanidad, pero siempre hay un "pero". Y ese  "pero", era retractarse en tan sólo microsegundos.

Mi don... mi maldición.

   —¿Por qué eres así, JungKook?— se preguntó a sí mismo mientras se veía en uno de los espejos de su sala de estar.

   Suspiró por séptima ocasión y siguió con el siguiente video de ese viejo calvo.

   Esto va a ser duro.