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cáитαмє
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   —¿Qué haces aquí?— tomó el valor de no tartamudear y mirarla fijamente. Su pecho comenzó a dolerle, sintiendo punzadas que se supone no debería sentir. Puso una mano en su pecho y se inclinó, gimiendo de dolor.

   —Eh, sólo pasaba por aquí... ¿estás bien?— se acercó a ella preocupada.

   —Estoy bien, ¿puedes irte, por favor?— pidió y en ese momento JungKook hizo acto de presencia. Mirando a las dos chicas con el ceño fruncido.

—¿Puedo hablar contigo, Priya?— preguntó el chico.

—No, no puedes hablar con ella— prohibió Lisa. Se acercó a su doble y la tomó de la muñeca, arrastrándola casi a la fuerza hacia afuera—. ¿Qué haces aquí?

—Vine a hablar contigo porque me enteré que hoy te daban el alta— explicó—. Estás bien, ¿no?

—Diría que no quiero hablar contigo, pero sería mentira— admitió y suspiró—. ¿Puedes venir mañana? Necesito descansar un poco.

   Priya asiente con una sonrisa. Estaba feliz de que al fin pudiera escucharla. Se retiró y Lisa suspiró cansada, con dificultad y el pecho dándole punzadas. No era normal que pasara eso, por lo que empezaba a preocuparse.

—JungKook— llamó y el mencionado fue rápidamente hacia ella.

—¿Sí, Lice?

—¿Puedes quedarte conmigo esta noche?— pidió, deseando que él le dijera que sí y así lo hizo. El azabache asintió con una sonrisa enternecida y la envolvió en sus brazos.

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La noche había llegado, concluyendo poco a poco el día. La pareja estaba acostada en pijama en la cama de Lisa, abrazados y dándose unos cuantos mimos mientras miraban una película.

   Aunque por lo visto, no estaban viendo la película.

   Lalisa lo miró y le dió un beso en su clavícula, siendo un lugar en el que a JungKook le daba cosquillas. El azabache rió nerviosamente y miró a Lisa, acercándose a su cuello, depositándole un besito.

   Pero no fue nada más uno, sino varios, en los que la pelinegra pedía a risas que parara. Había olvidado lo bien que se sentía estar con él y si quería seguir así, debía dejar de consumir su golosina favorita.

Sabía que aquello no sería fácil, porque con eso olvidaba, aunque sea por un momento, sus problemas. Por lo que le era muy difícil dejar de consumir algo así.

   Se había acostumbrado y consumido tanto que era increíble cómo no le había pasado nada antes. Tal vez porque era muy activa con su cuerpo, no de manera vulgar, sino de una manera muy productiva.

Así que, si quería seguir con él, debía dejar de consumirlo y eso era exactamente lo que haría. Por él y nada más que por él.

—¿Quieres ver otra cosa o tienes sueño?— preguntó el azabache, sacando a Lisa de su trance. Ella sacudió su cabeza y lo miró—. ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? ¿Quieres que vaya a traerte agua? ¡Voy por agua!— se estaba levantando cuando Lalisa lo detuvo, agarrándole el brazo y sonriendo tímidamente.

   —Estoy bien— aseguró, obligando al azabache a sentarse—. Solo me quedé pensando.

   —¿En qué pensabas?

   —En ti.

   JungKook se sonrojó y soltó una risa nerviosa, rascándose la nuca y mirando a otro lado tímidamente.

   —No me esperaba eso— confesó con las mejillas y orejas rojas.

   Lalisa se acercó y le plantó un beso en su mejilla.

   —Vamos a dormir— dijo tiernamente, a lo el azabache asintió. Se levantó, le dió un beso en los labios a Lisa y caminó hacia la puerta—. ¿A dónde vas?

—Dormiré en el sofá— contestó simple.

—Duerme conmigo— pidió, abultando su labio—. Por favor.

Lalisa era tan tierna que JungKook no podía decirle que no a esa preciosa carita. Por lo que cerró la puerta y se acercó a ella nuevamente y se metió a su cama.

La cama de la pelinegra era bastante suave y grande, por lo que los dos cabían a la perfección. Lalisa se acurrucó al lado del azabache, acomodándose y abrazando un brazo suyo. JungKook sonrió en grande al ver la acción de su amorcito. Agarró la frazada blanca y arropó a Lisa, tapándose a sí mismo también.

Extendió su brazo desocupado y apagó la luz, dejando soltar un suspiro profundo, cerrando sus ojos por un momento para luego abrirlos y toparse con la mirada de Lisa. Estuvieron así por unos segundos que parecieron una eternidad.

—¿No que tenías sueño?— dijo con una pequeña sonrisa.

—¿Podrías cantarme?— preguntó—. Quisiera escuchar tu voz de nuevo, pero más para mí y no para el mundo. ¿Puedes?

—Claro que puedo— le acarició la mejilla—. ¿Qué quieres que te cante?

—La canción que me escribiste— respondió con una sonrisa. El azabache también sonrió, aclaró su garganta y comenzó.

—Bebé, me estoy cayendo de cabeza— empezó, lento y delicado—. Buscando maneras de hacerte saber cómo me siento. Desearía tenerte a mi lado.

Él la miraba como si fuera un diamante precioso, como si fuera un ángel, una diosa que su deber era apreciarla. Le cantó con mucho sentimiento, terminando la canción con un bonito "te amo" como JungKook acostumbraba a decirle.

   Jamás se cansaría de esa palabra, porque era su frase favorita para demostrarle el amor profundo que le tenía.

   Lisa había cerrado los ojos hace un rato, quizás en medio de la canción, no lo sabía, pero aún así quiso terminar la canción y decirle esas palabras a pesar de que no lo escuchara.

   Se acercó y le dió un suave beso en sus labios. Se acomodó otra vez y cerró los ojos, quedándose dormido al instante.

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Hola, hola. Quiero decirles que ya terminé la historia, por lo que los capítulos ahora serán todos los días a la 1:00 pm hora México.

Mañana empieza la cuenta regresiva :'c

P.D: Muchísimas gracias por los 8K :')

Gracias por mucho y perdón por tan poco. Lxs amo mucho ♡