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¿тαєкσσк?
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Dos días más habían pasado y Lalisa mejoraba muy rápido. Ya no tenía problemas respiratorios, aunque habían momentos en donde le dolía el pecho, justamente donde estaba el corazón.

Aún no le daban el alta, por lo que nada más podía salir al jardín del hospital, en donde la mayoría de pacientes salía a caminar. Lalisa iba en una silla de ruedas, siendo empujada por el azabache. Aún se sentía un poco débil para caminar, por lo que, para evitar una caída, era mejor estar en una silla de ruedas.

La pelinegra veía las flores y pasto increíble verde de los alrededores, sintiendo la suave brisa del aire. JungKook la miraba a ella, con una enamoradiza sonrisa en su rostro. Estaba demasiado feliz de que su amorcito estuviera bien.

El azabache detuvo su andar, por lo que Lisa volteó a verlo, viendo cómo él se agachaba a un lado suyo y la miraba expectante.

—Deja de mirarme así. Me pones nerviosa.

JungKook rió y le revolvió el cabello, a lo que Lisa abrió la boca indignada.

—¡Acabo de peinarme!— se quejó—. Acomódame el cabello como estaba.

—Aww, ¿qué voy a hacer contigo?— le acarició la mejilla y recostó su cabeza en su hombro, cerrando los ojos por un momento—. Te amo mucho, Lice. Nunca lo olvides.

   La pelinegra se quedó callada, silenciando un grito de felicidad que solamente JungKook podía provocar. No pudo evitar sonreír.

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Toda la tarde, se la habían pasado juntos. Disfrutando el tiempo del otro como nunca antes. Ambos habían estado desanimados por estar separados, cuando siempre habían estado juntos.

En el hospital, no se permitía sacar a ningún paciente a menos que fuera dado de alta, y a pesar de que JungKook no lo había pedido, un enfermero fue hasta ellos y le dijo que tenía permiso de llevar a Lisa a dónde sea. Claro, siempre y cuando la trajera de vuelta antes de las siete.

—¿No te parece extraño esto?— preguntó JungKook, aún mirando la puerta en donde había salido el enfermero—. Es decir, que nos den mucha preferencia.

Lisa rió ligeramente. Hace unos cuantos días atrás, cuando supuso que JungKook no estaba con ella, escuchó (sin querer) una conversación de la enfermera y el doctor.

" —Oye, ¿qué crees que estás haciendo?— preguntó una voz masculina, lo que Lisa supuso que era el doctor—. Hazlo bien. Ella es un trato especial.

—¿Por qué? ¿Es famosa o algo?— preguntó la enfermera.

—No, sino más bien es la futura nuera de HeeAe, la novia del jefe. "

Lalisa no era chismosa, sino que parecía que los enfermeros y doctores no sabían que los pacientes en coma podrían escuchar todo lo que estuviera a su alrededor. Porque sí, Lisa había estado escuchando todo a pesar de que su cuerpo estaba dormido y que no podía levantarse.

Y por lo visto, JungKook no estaba enterado de esa conversación. Y como buena niña, y futura nuera, no diría nada y se mantendría callada.

—No lo sé, Kookie— es lo único que dijo—. Por cierto, ¿estuviste cantándome todas las noches que estuve en coma?

—¿Cómo sabes?— preguntó frunciendo el ceño—. Espera... ¿escuchaste todo lo que pasaba todo este tiempo? Woah, eso es... ¡ay, no! Dime que no escuchaste eso.

—Sí, Kookie, escuché todo— le sonrió—. Y... ¿TaeHyung es gay?

   —¡¿Q-Qué?! Ah...— se puso nervioso de repente. Obviamente le iba a decir que había besado, sin querer, a su mejor amigo, porque sentía que aquello había significado infidelidad y tampoco le quería mentir—. N-No lo sé...

   —¿Te besó?

   Aquello lo preguntó suave, JungKook la miró, buscando algún gesto de enojo o decepción, o algo por el estilo. Pero frunció ligeramente el ceño al no encontrar nada de eso.

   —A-Ah, sí...— bajó su mirada al piso—. ¿E-Estás molesta?

   —¿Por qué estaría molesta?— preguntó riendo—. Bien, he notado que Tae y tú son muy unidos. He visto cómo se agarran de la mano o se dan besos en la mejilla, aún cuando estaba presente o no. Así que supuse que ya se habrían besado, pero por lo visto, sería un no.

   JungKook estaba estupefacto con la información que Lisa le había explicado tan a la ligera. No se esperaba para nada algo como eso.

   —No me molesta porque sé que esa es su muestra de afecto— sonrió tiernamente—. Además, los shippeo.

   —¡¿Tú nos qué?!

—Los shippeo— repitió—. Les digo "TaeKook".

—Ay, Dios mío— cubrió su rostro con sus manos, para evitar que ella notara su sonrojo—. ¿Q-Qué voy a hacer contigo?

Lalisa nada más reía.

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Habían pasado tres días más desde esa conversación y hoy era el día en el que Lisa era dada de alta. Por lo que JungKook había llegado más temprano. Cuando la vió, lo primero que hizo fue darle un fuerte abrazo.

—¿Por qué "TaeKook"?— preguntó, aún abrazándola y Lalisa empezó a reírse.

—¿Sigues con eso? Eso es tema pasado. Supéralo— se separó de él.

—Es que, sigo pensándolo y aún me parece extraño que no te haya molestado.

—Ya te lo expliqué— recalcó—. Ahora— agarró su mano y entrelazó sus dedos con los de él—, vámonos porque tengo hambre.

—Está bien— dijo resignado.

Salieron del hospital y caminaron a paso lento hasta la casa de la pelinegra. Entraron y la fémina vió que todo estaba absolutamente limpio a comparación de como lo había dejado antes. Miró a JungKook.

—¿Limpiaste?— le preguntó, cosa que el azabache negó—. ¿Entonces quién...?

Se escuchó un ruido que parecía provenir de su habitación. Lisa soltó la mano de JungKook para dirigirse rápidamente a su cuarto. Abrió la puerta y se encontró con la persona que pensaba ya no volvería a ver.

—¿P-Priya...?