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ιиѕσмиισ
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Duraron abrazados por un par de minutos, minutos por los cuales el corazón de Priya latía acelerado y su rostro ardía. No negó el hecho de que estaba experimentando cosas nuevas en unos minutos, pero sabía que estaba mal por el hecho de que él era novio de su hermana.

Se separaron y se miraron por un par de segundos. JungKook le acarició la mejilla y la miró asombrado.

—Eres idéntica a Lisa— miró sus labios—. Muy idéntica...— se alejó de ella y cubrió su rostro con sus manos—. Perdón por mis acciones, es solo que no estoy acostumbrado a ver otra persona idéntica a mi novia— la miró—. Lamento si te incomodé.

—A-Ah, no te preocupes— rió ligeramente y él le sonrió.

—Por cierto, ¿cómo llegaste aquí?

—Como te había dicho sobre que mi papá me dejaría ir a conocer a Lisa cuando cumpliera dieciocho, me dejó una carta y esa carta la podía abrir cuando tuviera la mayoría de edad. Pero ya sabes qué pasó— miró el suelo.

—¿Quién te trajo? No pudiste haber viajado sola.

—Me trajo el papá de una amiga mía— respondió con la mirada aún en el piso—. Solamente me dejó y se fue de regreso y antes de que lo preguntes, me quedé con la abuela de esa amiga.

—¿Tanto te adoran para que te quedes con un familiar suyo?— preguntó riendo y ella también lo hizo.

—Supongo que sí— comentó riendo.

El ambiente se tornó silencioso luego de esas risas. JungKook sintió el ambiente agradable, mientras que Priya lo sentía tenso, estaba muy nerviosa por hablarle a alguien de su misma edad, sobretodo si era un chico.

   —¿Qué le pasó a Lisa?— preguntó, rompiendo el silencio.

   —Se desmayó...— suspiró—. Bueno, creo que debería ir a verla— comentó mientras se levantaba—. Fue agradable conocerte y hablar contigo y gracias por contarme la historia— le sonrió y salió de la casa, sin antes decir:—. Nos vemos, Priya.

La rubia no había tenido tiempo de despedirse y eso era porque no supo qué decir en ese momento. Hablar por primera vez con un chico le hizo sentir cosas inexplicables.

—Agh, qué tonterías dices— sacudió su cabeza y frunció el ceño.

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JungKook llevaba ahí sentado por horas, agarrando la mano de su amorcito mientras un par de lágrimas rodaban por sus mejillas. Eran ya las nueve de la noche, no había comido en todo el día salvo en el desayuno, se moría de hambre, pero no quería dejar sola a Lisa.

   La hora para las visitas había terminado hace más de dos horas, por lo que Kook había pedido quedarse para poder estar con ella toda la noche también. Su madre le había llamado un montón de veces para saber en dónde rayos se había metido, él le explicó la situación y su madre estaba yendo ahora mismo para darle comida y una frazada. HeeAe tenía una "relación amorosa" con el director de ese hospital, por lo que la dejarían pasar fácilmente y sin regaños de las recepcionistas. Aunque eso no lo sabía JungKook.

   HeeAe entró a la habitación y se tapó la boca con una mano al ver el estado de Lisa. Miró a su hijo y dejó salir algunas lágrimas; lo abrazó y ambos lloraron juntos.

—Todo va a estar bien, cariño— le besó la frente—. Anda a casa a bañarte y a descansar bien, ¿sí? Yo me quedaré y la cuidaré.

El azabache sabía que su madre estaba muy cansada como para que se quedara a dormir ahí. Trabajaba todo el día y sólo en la noche tenía descanso y obviamente no iba a dejar que se quedara ahí.

—No, mamá. Tú eres la que necesita descansar e ir a casa— le hizo un puchero—. Voy a estar bien. Ya estoy grande.

   —Eres un bebé, JungKookie— lo abrazó—. Pero mañana me dejas cuidarla un rato, ¿bien? Come y estate pendiente del teléfono, pero sobretodo, cuídate.

   El chico asintió con una mirada tierna y HeeAe le sonrió por última vez para luego retirarse. El azabache dejó salir un suspiro y empezó a tener frío; revisó la bolsa de comida que había traído su madre y empezó a comer. Sintió un placer enorme cuando la comida tocó su boca, rugiéndole consigo el estómago.

Su madre era la mejor cocinera del mundo, al menos para JungKook era así. Terminó de comer y se tapó con la frazada, tomando un poco de agua y tratando de acomodarse en ese incómodo sillón de hospital. Sabía que iba a tener una mala noche, pero era viernes, así que no se preocupó tanto.

Pasaron las horas y JungKook no podía dormir, se removía y no encontraba ninguna posición cómoda. Se sentó y se frotó los ojos, suspirando y mirando a Lalisa, quien tenía millones de cables en sus brazos y cabeza. ¿Para qué tantos cables? Él no era médico, pero no era necesario ponerle tantos cables que no hacían más que estorbar.

Le entraron unas ganas de llorar, pero ya no tenía nada por derramar. Estaba seco, abatido y esto era sólo de un día; no se imaginaba cómo la pasaría en los siguientes días, semanas o meses; inclusive años.

Extrañaba tanto a Lisa a pesar de que estuviera con ella. Extrañaba su tacto, su voz, sus cariños, pero más sus labios; esos que nunca se cansaría de besar por los suaves que eran. También aquella sonrisa que hacía olvidarse de sus problemas, de su cansancio.

   Dejó salir un suspiro y se sentó a un lado de ella, le agarró la mano y empezó a cantarle. Despacio para no llamar la atención. Nunca había podido cantarle en persona de una manera más íntima; siempre había querido hacerlo y tal vez pueda ser que ella no lo esté escuchando, pero en el fondo sabía que sí.

   Entonces se dejó llevar, cantando con mucho sentimiento y lágrimas de por medio.

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Hola~♥️

Hoy no tocaba actualizar, pero es mi cumpleaños y quise darles un regalo de capítulo♡