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álвυм
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Le sorprendió su pregunta tan de repente, pero no tardó en elevar las comisuras de sus labios, formando una pequeña sonrisa.
—El amor para mí significan muchas cosas, Lice— relamió sus labios, mirando el cielo—. Pero la principal cosa es amar; suena lógico, pero de eso trata y para mí es una sensación maravillosa y, ¿sabes por qué? Porque sé que lo hago con la persona correcta.
—¿Cómo sabes que soy la persona correcta?— preguntó sin mirarlo.
—Es una corazonada— respondió—. Una linda y preciosa corazonada— le dió un beso en su cabeza—. ¿Sabías que el amor es como la droga?
—¿Cómo así?
—Porque, al igual que la droga, el amor libera dopamina, serotonina o doradrenalina. Por eso, cuando nos enamoramos, nos sentimos excitados; llenos de energía y nuestra percepción de la vida es magnífica— explicó científicamente y Lisa frunció el ceño al no entender nada.
—Entonces, ¿estamos drogados?
—Sip. Es correcto.
—Vaya, tanta información para mi cabeza— se acurrucó al lado de él y cerró por unos momentos sus ojos.
El azabache nada más la miraba en silencio, evitando ocultar una gran sonrisa. La admiraba como si fuera una especie de piedra preciosa que nadie quería que tuviera, solamente él. Pensó en varias cosas ese momento, en sobre cómo ella se merecía el mundo entero, mientras que él nomás tenía diez pesos para unos cheetos que cuestan once.
Lalisa era una diosa que se merecía todo lo bueno del mundo y esperaba que nada malo le pasara a ella y a su familia. A su mente le vino una escena con Tae en el Día de los Deportes, justamente cuando terminó el evento y los participantes se encontraban cambiándose de ropa para poder irse.
" —Hyung— llamó, mordiendo su labio. El mencionado lo miró y frunció el ceño por el nombre en el que había sido llamado, pero al ver su rostro, supo que era por algo.
—¿Qué tienes, JungKookie?— preguntó preocupado al ver al azabache con los ojos cristalinos.
—¿Crees que sea lo suficientemente bueno para ella?— preguntó, parpadeando rápidamente mientras miraba el techo para evitar llorar—. Porque ella se merece el universo, Tae, y yo ni siquiera soy una estrella...
—JungKook, mírame— lo tomó de los hombros—. ¿De dónde sacas esas ocurrencias? ¡Eres más que suficiente para ella! Eres todo lo que muchas chicas desearían tener y créeme que Lisa se siente muy afortunada de tenerte— sonrió—. Además, recuerda que su personalidad callada cambió, ¿sabes por qué? Porque tú la alentaste, sin saberlo, a cambiar lo que a ella le molestaba tanto. Esa chica se volvió popular y querida gracias a ti."
Sí, era cierto y sonrió de lado al recordar ese momento. TaeHyung era ese alguien que te levantaba el ánimo tan siquiera diciéndote "te quiero".
El azabache pensó sobre otras situaciones más en las que Tae lo había apoyado o que lo hubiera consolado. Como el "rechazo" de Lisa o en hacer un amarre para que la pelinegra le hiciera caso. Bueno, tal vez lo último no, más bien en hacer un plan muy elaborado para que ellos dos se toparan "casualmente" en la azotea y así se conocieran y fueran lo que hoy son.
En verdad amaba a TaeHyung y si no fuera hétero, le gustaría su mejor amigo.
—Ay, JungKook, ¿qué cosas piensas?— se preguntó a sí mismo, hablando solo. Miró a Lalisa para ver alguna reacción o palabra, pero notó su lenta respiración y supuso que estaba dormida—. Aww, mi amorcito se durmió— la miró con ternura.
Sacó su celular y abrió la cámara, sonriendo y tomándose una foto con su linda noviecita. Ensanchó su sonrisa al ver el resultado y tomó otra fotografía, esta vez solamente de la pelinegra, poniendo esa foto de fondo de pantalla bloqueada. Así cuando lo prendiera, vería su rostro angelical dormido.
Sonrió al admirarla en su celular, luego lo apagó para voltearse y admirarla en persona y muy de cerca. La había visto ya muchas veces dormir y siempre de manera angelical. Nunca había un momento en donde un ángulo de su rostro se viera mal, no pasaba y no pasará porque ella era perfecta mires donde mires.
༻°💋°༺
Después de una hora y media, Lalisa por fin se despertó, notando que no estaba en el parque donde se había quedado dormida, sino que, más bien, estaba en su habitación, acostada en su cama, con la luz del atardecer entrando por su ventana.
Frotó sus ojos y miró la habitación, buscando a su novio y al no verlo decidió salir de ahí. Antes de abrir la puerta, escuchó unas voces, por lo que la pelinegra tenía la esperanza de que fuera JungKook. Abrió la puerta y lo miró, platicando y riendo con su madre, quien ésta última tenía un libro que le resultaba familiar.
—Oh, despertaste— le sonrió JungKook al verla y Mali se volteó a mirarla también.
—Ven, cariño, siéntate con nosotros— dijo amorosamente.
Lisa relamió su labio inferior y caminó hacia ellos, sentándose junto a JungKook.
—¿Cómo llegué aquí?— preguntó a ambos, luego se dirigió al azabache—. ¿Me cargaste?
—Llamé a tu madre y ella nos trajo aquí— explicó con media sonrisa.
—Ahh...— fue lo que dijo y miró bien el libro que tenía su madre—. Mamá, ¿acaso ese libro es...?
—Tu álbum de fotos de bebé, claro— interrumpió sonriente.
—Dime que no le mostraste esa foto— la miró con terror y su madre le sonrió.
—Me mostró todas tus fotos— sonrió orgulloso JungKook—. Absolutamente todas.
—¡No!— lloriqueó—. ¡La censuraste, ¿verdad?!— preguntó a su madre.
—Sí, cariño— rió Mali y Lalisa suspiró tranquila.
—Ah, con eso estoy tranquila.
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