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νєѕтυαяισ dє cнιcαѕ
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𝕄𝕒𝕣𝕒𝕥𝕠𝕟 5/5
Flores, carteles, música y sonrisas en todas partes era lo que se podía observar afuera y adentro de la preparatoria en donde nuestra querida protagonista estudiaba.
El día de los deportes había llegado, tan rápido que todo el mundo andaba nervioso por las futuras competencias. El director Gong vestía elegante, su traje azul oscuro resaltaba su delgada figura y su fino rostro, lo que hizo que las maestras y secretarias se le quedaran viendo como bobas.
JungKook estaba con TaeHyung, y otro chico llamado Hoseok, en los vestuarios de chicos en el gimnasio escolar. Se andaban cambiando, poniéndose la ropa de deporte que usarían para la carrera que en media hora se daría. JungKook se quitó la camisa, dejando ver así su abdomen marcado, en donde TaeHyung empezó a pasar su mano por ahí.
—¿Y Lisa ya lavó ropa en esto?— bromeó, a lo que JungKook no pudo evitar formar una sonrisa, riéndose por el comentario.
Le golpeó el brazo con su camisa.
—No seas morboso, Tae— dijo y se puso su camisa de deporte.
—Es increíble que, siendo menor que yo, tengas un cuerpo escultural cuando yo nada más tengo esto— alzó ligeramente su camisa, dejando ver la pequeña pancita que tenía.
—Si dejaras de jugar videojuegos con comida chatarra casi todos los días, créeme, tendrías un cuerpo igual o mejor que yo— explicó y se puso una chamarra deportiva con el logo de la escuela.
—Hasta Hosoek tiene el abdomen así— levantó la camisa del pelirrojo y dejó ver su abdomen que de igual manera lo tenía como JungKook.
—Con ejercicio y dieta saludable todo se puede— explicó y quitó la mano de TaeHyung de su abdomen.
—Da igual, es mejor que nos apuremos porque quiero ver a las porristas— TaeHyung hizo una cara pervertida, pero de una manera graciosa.
—¡Deja de ser un morboso!— exclamó el azabache.
—Una de ellas es Lisa.
Es cierto, Lalisa le había dicho que fue escogida para estar con las porristas el día de hoy.
—Entonces, ¿qué esperan? ¡Apúrense!— los apuró, saliendo del vestuario de chicos.
—Y luego me dice morboso— rió con Hoseok.
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Lalisa se acomodaba la falda de porrista en su cintura. No le gustaba mucho por el hecho de que la falda era muy corta, aunque su vestuario para esa noche iba a ser peor. Aunque el lado bueno de la falda de porrista, es que tenía un short. Amarró su cabello en una coleta alta, como pudo, poniéndose un moño blanco que hacía juego con su uniforme. Se miró en el espejo del locker del vestuario, y baño, de chicas, observándose a sí misma, notando cómo se veía un poco diferente con el cabello recogido, aunque nada más podía hacerse media coleta por su corto pelo.
Nayeon fue hacia ella y le dijo lo bonita que se veía con el uniforme de porrista, porque hacía resaltar sus largas piernas y su pequeña cintura.
—¿Has visto a Somi?— preguntó Nayeon y Lisa negó con la cabeza.
Somi era, por decir así, la líder de las porristas. Era un poco estricta porque le gustaba que todo fuera perfecto, pero a todo mundo le caía bien y ella siempre era puntual; jamás había llegado tarde a algo, así que era raro que no apareciera en ese momento.
—Tal vez está con el director Gong hablando sobre unas cosas. Ya sabes cómo es ella— dedujo la pelinegra.
—Es cierto. Gracias, Lisa— le sonrió Nayeon y se fue de ahí.
Agarró su celular para mandarle un mensaje a JungKook, preguntándole en dónde estaba cuando en ese momento escuchó gritar a una de sus compañeras.
—¡No pueden entrar aquí!— gritó Sana.
—¡Es el vestuario de chicas!— gritó otra, de nombre Soyeon, aunque los tres chicos no hicieron caso.
Lalisa se asomó para ver lo que pasaba y en que lo hizo, saltó del susto al haber sido asustada por el azabache que en ese momento apareció.
—¡Oh!— puso una mano en su pecho por inercia, cerrando los ojos por un momento para luego reírse nerviosamente por el susto—. Me asustaste bien feo— se calmó y habló otra vez—. ¿Qué haces aquí?
—¿Qué? ¿No puedo venir a ver a mi linda chica?
—Sí... pero no puedes entrar aquí. Es el baño de chicas, ¿qué tal si nos andábamos cambiando y entraban ustedes? No pueden aparecer así, como así— explicó.
—Perdón, pero TaeHyung quería venir y no lo pude detener— mintió, mirando el suelo, aunque Lalisa no le creyó nada.
—¿Es verdad eso, Tae?— preguntó, aunque ya sabía la respuesta. El peligris tragó grueso de una manera nerviosa y asintió robóticamente. La pelinegra miró otra vez a JungKook, quien se mordía inquietamente su labio; levantó su rostro con su mano, le sonrió para luego jalarle las orejas—. ¡A mí no me engañas!
—¡Ah~! ¡Lisa, eso duele!— lloriqueaba y las risas de sus compañeras no podían faltar y ahí fue cuando se dió cuenta que estaban en público, más bien en medio del lugar con sus compañeras rodeándolos en un círculo perfecto.
Qué chismosa era la gente.
La pelinegra agarró la mano de JungKook y lo llevó a la salida, tomando de las orejas a TaeHyung y al otro chico que no conocía, pero que se le hacía bonito. Una vez afuera del baño, les dió a todos un jalón de un mechón de sus cabellos.
—¡No vuelvan a entrar!— espetó con el ceño fruncido—. Y en cuanto a ti— señaló a JungKook, el cual se protegió con sus brazos. Lisa suspiró y pensó que no valía la pena gritarle—. Agh, olvídalo. TaeHyung— llamó y el mencionado la miró con temor—, se supone que eres el mayor y por eso deberías hacer entrar en razón a estos niños a no entrar al baño de chicas. ¡De chicas!
—Bueno, él es el mayor— señaló al pelirrojo y éste le sonrió tímidamente.
—Entonces, haz entrar en razón a este par de idiotas— exclamó, dándoles un zape a Tae y a Kook, luego miró al pelirrojo y su semblante enojado cambió a uno alegre y amigable—. Por cierto, ¿cómo te llamas?
—H-Hoseok, Jung Hoseok...— respondió nervioso. Nunca había visto una chica tan linda como lo era ella.
—Bien, Hoseok, te encargo a estos dos niños— ordenó amigable y a los "niños" los miró molesta y se adentró otra vez a los vestuarios de chicas.
—¿Qué fue eso?— preguntó Hoseok en shock.
—Una bestia de las más temibles— respondió TaeHyung.
—No, hablo de que... ¡fue un ángel!— dijo maravillado y JungKook apretó la mandíbula—. Ella es tan bonita qu...
—¡Ni siquiera lo pienses, imbécil!— gritó molestó el azabache y se fue de ahí, dejándolos solos.
—¿Dije algo malo?
—No, Hobi, lo que pasa es que es su novia y es un celoso tóxico— explicó el peligris—. Así que búscate a otra chica.
—Ah, bueno.
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Próxima actualización: 23 de julio.
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