💋26💋
┌──────── 🍫 ────────┐
мαмá
└──────── 🍫 ────────┘
𝕄𝕒𝕣𝕒𝕥𝕠𝕟 3/?
Lalisa estaba recostada en el pecho de JungKook y éste mismo acariciaba la cabeza de la chica. Ambos estaban acostados en el césped del parque, mirando el cielo azul con algunas nubes blancas que se movían lentamente. Un momento romántico para ambos.
Habían estado así durante mucho tiempo, estando en un silencio realmente cómodo para los dos. Escuchando el suave sonido del viento, de las aves y de algunos animales que pasaban por ahí. No había otra cosa que no les gustara más que estar juntos.
—¿Has tenido novio antes, Lice?— preguntó Kook de repente, sorprendiendo a Lisa.
Bien, no es que no quisiera responder, sino que se le hacía raro que preguntara algo como eso. Porque se supone que cuando comienzas una relación, las preguntas deben tratarse de ellos mismos, no de sus antiguas parejas. Aunque no tenía nada de malo en preguntar una vez.
Lalisa frunció el ceño y quiso mirarlo, pero realmente había encontrado la posición más cómoda que se negó a hacerlo. Así que solamente le respondió.
—No, no he tenido pareja antes.
JungKook dejó soltar un suspiro y con una sonrisa cerró los ojos. Obviamente estaba feliz en ser el primero y no lo iba a negar. Podría incluso gritarlo y presumirlo a cada persona que pasara por ahí. Inclusive niños o animales.
Y no, no estaba exagerando. Ser el primero tiene sus beneficios y es la cosa más hermosa del mundo que podría ser.
—¿Y tú? ¿Has tenido novia antes?— preguntó de vuelta, siendo una curiosa por saber su respuesta.
—Sí y no— respondió, pensándolo dos veces—. Es decir, nos tratábamos como pareja, pero no lo éramos.
«Justamente como nosotros», pensó Lisa.
—Aunque... mi primer beso, fue contigo, Lice— admitió de una manera orgullosa—. Ella no me gustaba tanto como lo haces tú— confesó, haciendo que la pelinegra se sonrojara—. Me gustas mucho, Lisa.
Ella también le gustaba, lo amaba mucho que se sorprendía de que alguien como él se fijara en ella. Lalisa nunca se consideró ni fea ni bonita, más bien, decía que era un intermedio de esas dos. No importaba cuán hermosa estaba o que se lo dijeran, ella no lo creía y solamente lo tomaba como un halago, porque eso era. Un halago.
—Tú también me gustas mucho, JungKook.
No lo iba a negar, era realmente bonito ser querido por alguien. Había querido tanto conocer el amor, pero no había tenido suerte hasta ahora. JungKook era una persona fantástica, con ese toque de encanto que podrías pasar horas y horas observándolo.
Lalisa nunca creyó enamorarse. Nunca creyó conocer a JungKook. Nunca creyó nada. Porque para ella, el amor no lo merecía; no merecía ser feliz, y ¿por qué? Ni ella lo sabía.
Pero ahora estaba con JungKook, teniendo un camino largo por recorrer juntos. Uno en el que solamente estén ellos dos.
JungKook se enderezó y se acostó de lado, quedando frente a frente con la pelinegra. Agarró su mejilla y la acarició con su dedo pulgar, acercándose lentamente a ella para plantarle un beso en los labios. Un beso suave y apasionado con un ritmo lento, en donde sus labios se movían por sí solos.
El beso duró hasta que sus labios se cansaron, sonriéndose con un característico sonrojo en sus mejillas. JungKook frunció la nariz y le dió un beso a Lisa en su mejilla, ambos mirándose por un par de minutos.
La pelinegra estaba roja por las acciones tan bonitas de JungKook y, de la misma forma, el azabache estaba igual, o inclusive peor, que Lisa. Ambos se habían unido demasiado que hasta parecían ser uno mismo. Teniendo casi los mismos gustos y entendiéndose perfectamente. Y era bastante notorio que los dos jamás se aburrirían del otro. Su destino era permanecer unidos.
—¿Quieres ir a mi casa? Se ve que va a llover pronto— mencionó la pelinegra mirando el cielo, el cual estaba tornándose en un gris cada vez más oscuro.
JungKook arrugó su nariz y asintió, levantándose él primero y estirando su mano para Lisa la tomara. Una vez que ambos estuvieran de pie, se tomaron de la mano y dieron inicio su camino a la casa de la fémina.
༻°🍫°༺
Chasquidos se oían por la habitación, producto de unos cuantos besos que JungKook le daba a Lisa. Yacía una hora de que habían llegado a la casa de la pelinegra y lo único que habían hecho, era besarse.
No, no se besaban de una manera alborotada ni sedienta, sino que se besaban con pasión y lentitud. Tratando cada beso como algo frágil y sagrado.
Ambos disfrutaban mucho hacer eso, y lo llevaban haciendo ya dos días seguidos, claro, sin sobrepasarse.
El azabache se acomodó mejor entre las mejillas de Lalisa, acostándola en la cama y poniéndose encima de ella. Para cualquiera que los viera, era una situación muy comprometedora.
—Mhm~— gimió Lalisa, haciendo que las mejillas del azabache se tornaran más rojas y que un calor abrumador empezara a molestarle. Ese dulce gemido, había provocado algo en JungKook.
De pronto la puerta de la habitación de la fémina fue abruptamente abierta, asustando a la pareja.
—¡Cariño, ya llegu...!— la mujer se sorprendió al encontrar a su hija en una posición que no era adecuada.
Lalisa empujó a JungKook y éste cayó de la cama, golpeándose y quejándose por lo bajo. Estaba asustada y sorprendida al mismo tiempo.
—¡M-Mamá!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro