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¢αмвισѕ dє lσσк
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𝕄𝕒𝕣𝕒𝕥𝕠𝕟 2/?

Lalisa salió del baño con una toalla enrollada en la cabeza, cubriendo su largo cabello naranja, pensando que sería la última vez que lo iba a tener así. Y es que, el corte que se iba a hacer, era hasta la mitad del cuello, muy corto. Pero en fin, eso ya sería un total de su cambio.

Se dirigió a su habitación, poniendo su ropa sucia en un cesto que tenía por ahí. Se dirigió a su tocador, siendo observada por JungKook, quien no tardó en elogiarla.

   —Te ves bien con el cabello mojado— suspiró enamoradizo y luego miró su outfit—. ¿No crees que esa falda es muy corta?

   —JungKook, sólo es una falda, una prenda que un millón de chicas usa en el mundo— explicó, sentándose en su banquito del tocador y agarrando su peine para peinarse, pero fue arrebatado de sus manos por el azabache—. ¡Oye!

   El muchacho no dijo nada y empezó a pasar el cepillo por el largo y bonito cabello de Lisa con suavidad y tratando de no lastimarla. La pelinaranja tampoco dijo nada y se dejó hacer, comenzando a maquillarse.

   —¿Sabes? Siempre quise hacer esto con mi novia— admitió, mirando con ternura a su bella diosa.

   —Pero no soy tu novia— dijo, pasándose la esponja de maquillaje por su cara, aunque paró para mirarlo por el espejo del tocador—. ¿Por qué no soy tu novia, Kookie?

   —La verdad, yo tampoco lo sé— admitió, siguiendo con lo suyo—. Tal vez porque quisiera pedírtelo de una manera especial. Quisiera sorprenderte con algo que te guste y siempre recuerdes.

   Aww, más tierno no podía ser.

   —Pero, Kookie, no necesitas sorprenderme para ganarte mi corazón— se volteó y agarró su rostro, acercándolo al de ella—. Con tu sonrisa y tu bonita y especial personalidad es suficiente para impresionarme— dijo con una sonrisa—. A mí nunca me gustaron las cosas caras, sino que prefiero lo simple y clásico, ¿sí? Y cada detallito o mensaje o palabra que me das, lo atesoro para siempre y lo recuerdo cada día— arrugó la nariz—. Así que, pídeme que sea tu novia de una manera simple y clásica.

   Lo besó, sus labios encajando de manera perfecta con los de él, creando un corto beso lleno de sinceridad y amor. JungKook pensó que Lisa era una de esas chicas que están escasas en el mundo; de esas especiales y con un buen corazón cálido. Por lo que JungKook no podía amarla más de lo que lo hacía.

   Se separaron del beso y ambos se sonrieron, JungKook recordándole que era una mujer única y la persona a la que más amaba en el mundo. Lalisa terminó de maquillarse y el azabache de peinarla, quedando la fémina lista para salir.

   —Te ves preciosa— JungKook quiso llorar al ver tanta belleza frente a él. Nunca había imaginado estar con una chica así como ella y era de admirar—. ¿Ya te dije lo hermosa que estás?

   —Muchas veces, Oppa— rió al decir eso.

   —¿Sabes? No me gusta que me digan "Oppa", pero por ti, lo aceptaré— le guiñó el ojo.

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   La pelinaranja y el azabache habían llegado al sitio acordado por Rosé, quien en ese momento también había llegado. Saludó a ambos con un abrazo y entraron a la peluquería. La pelirroja le explicó a Lisa que Jennie y Jisoo ya se encontraban adentro.

   —Por alguna extraña razón, estoy nerviosa— confesó Rosé—. Es decir, no es la primera vez que me tiño el cabello, pero de alguna forma, me siento inquieta— se abrazó a sí misma.

   —Tranquila, Rosie— le sonrió cálidamente Lisa, a lo que la antes mencionada se calmó un poco.

   Llegaron hasta la recepción, Rosé diciendo que habían fijado una cita y en lo que la señora revisaba su lista, aparecieron Jisoo y Jennie.

   —Hola, hola— saludaron ambas a la vez.

   —Pueden pasar, señoritas— mencionó la recepcionista.

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   —¿Lista para ver tu nuevo look?— preguntó Félix, su estilista en ese momento. Lalisa tenía tapados sus ojos con sus manos, para que cuando los abriera, tuviera una reacción única al ver su nuevo corte.

   —Lista— sonrió. Quitó las manos de su rostro y su expresión fue de sorpresa. No pensaba que el corte le iba a quedar muy bien, teniendo en cuenta que era un corte que nunca en su vida se había hecho y que el nuevo color de su cabello era uno que nunca pensó teñirse.

   La ahora pelinegra, observó su oscuro cabello azabache, tan oscuro como la noche. Con ese característico brillo de las luces a su alrededor. Ella chilló de felicidad y elogió el trabajo del estilista; luego notó que había una cámara grabándola, notando que el que grababa era JungKook, quien sonreía como un loco enamorado.

   —Más bellísima no puedes estar— sus ojos estaban cristalinos, por lo que se veía que quería llorar. Llorar por verla, llorar por lo preciosa y diosa que se veía. No podía describir lo que sentía en ese momento, porque su corazón parecía que iba a estallar.

   Se estaba volviendo loco por ella y no de una manera enferma, sino de una manera especial y que jamás había logrado con alguna otra persona.

   —Kookie, bebé, no llores— dijo Lalisa con ternura, fue hasta él y le dió un abrazo mientras reía por lo infantil que era—. Eres un bebé. Deja de llorar.

   JungKook la miró y le dió un corto beso. Apoyó su cabeza en su hombro y cerró los ojos, encontrando paz al estar con ella.

   Rosé, Jisoo y Jennie fueron hasta ellos, chillando y saltando de emoción al verlos. Lalisa las miró y se sorprendió por los divas y hermosas que se veían.

   El cabello de Rosé era un rubio platinado con tonos ligeros de azul; el de Jisoo era un simple color castaño oscuro, pero que de igual manera resaltaba su belleza. Y por último, Jennie solamente se había aclarado unos mechones delanteros, para cerrar ciclos.

   Todas unas verdaderas bellezas que Lalisa se sorprendía de que tuviera amigas así. Tan siquiera amigas.

   Al final del día, pasaron a comprar comida y algunas chucherías para comer luego de unas largas horas en la peluquería.