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ℓαтιdσѕ dєѕєnfяєnαdσѕ
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JungKook detuvo el auto en la entrada de la casa de Lalisa, bajándose del vehículo y abriéndole la puerta a la pelinaranja.
Lalisa se bajó del auto y le agradeció, despidiéndose de él mientras caminaba a la entrada. Abrió la puerta y antes de cerrarla, le sonrió por última vez a JungKook. Entró a su casa, ya con la puerta cerrada y se dejó caer sobre ella, sintiendo el corazón latirle con violencia y apunto de salirse de su pecho. Dejó soltar un suspiro con una sonrisa plantada en el rostro. Dios, ¡había sido la mejor cita que había tenido en su vida!
JungKook fue tan caballeroso desde que la fue a buscar a su casa y en ningún momento dejó de serlo. Había disfrutado los lugares a los que la llevó y ese cielo nocturno estrellado había sido su favorito.
" Después de que JungKook la fuera a buscar, Lalisa seguía nerviosa, aunque su nerviosismo bajó al momento de escucharlo cantar. Su voz era tan dulce, tan delicada que su bonito sonido lo hacía perfecto, tan perfecto que Lisa sintió su corazón latir con mucha fuerza.
Él la miró mientras seguía cantando y le brindó una bonita sonrisa enamoradiza, que hizo que la pelinaranja se sonrojara y mirara para otro lado. "
¿Por qué su corazón latía más rápido de lo normal por aquel simple recuerdo? Sentía que se moría por recordarlo. JungKook cantaba como los dioses.
Se levantó del suelo y se dirigió a su habitación, cambiándose la ropa por una más cómoda y adecuada para dormir. Se cepilló los dientes, se desmaquilló y se metió en su cama, cerrando los ojos, recordando su cita.
" JungKook le había dicho que irían a tres lugares. El primer lugar en donde la llevó, fue la repostería de su madre; le había pedido permiso a ella para que pudiera llevar a Lalisa a ese lugar, porque le había preparado varias sorpresas.
La pelinaranja se sorprendió al ver el lugar, pero no dijo nada y lo siguió en silencio.
JungKook abrió la repostería y dejó pasar a Lalisa primero. Estaba oscuro, así que la pelinaranja no podía ver gran cosa y fue cuestión de segundos para que JungKook prendiera la luz y Lalisa viera postres coloridos.
Habían varios platos con una rebanada de postres en esas tres mesas. Era una imagen digna de una foto como recuerdo. Miró a JungKook, fascinada por lo que veía y su estómago rugió al oler esos exquisitos aromas.
Esa noche probó la gran cantidad de postres que pudo, la mayoría siendo de chocolate y la minoría siendo de fresa o vainilla.
El segundo lugar al que la llevó fue a un parque. Ambos sentándose en un columpio y JungKook contándole anécdotas agradables sobre su infancia.
Ahí fue en donde Lalisa lo conoció más, él le contó y le confió esos recuerdos y secretos que ni siquiera le había contado a TaeHyung. Y Lalisa supo que ella era demasiado importante para él, solamente que no dijo nada y lo miró con cariño.
Al tercer lugar al que la llevó fue a una colina, en donde había un gran árbol en la cima y un césped muy verde.
JungKook se recostó en el césped y Lalisa imitó su acción. Mirando ambos las estrellas, sin decir nada por un largo tiempo. Creando un momento romántico.
JungKook acercó su cuerpo más a Lalisa, esta última entendiendo, así que agarró el brazo del azabache y lo estiró, ella recostando su cabeza encima de él.
Después de un rato se miraron, siguiendo sin decir palabra alguna y con sus rostros muy cerca del otro. Las miradas lo decían todo."
Solamente con recordar su cita, la hacía volver a recrear esas escenas. La había pasado fenomenal que quería que volviera a repetirse. Y esperaba con ansias verlo mañana.
Esa noche se durmió pensando en él con una sonrisa en el rostro.
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JungKook más feliz no podía estar. Estaba que irradiaba felicidad por todos sus poros. Había sido la mejor cita que había tenido también, y a pesar de que la llevó a lugares tan insignificantes y simples, la pasó bien.
¿Estaba bien tener esa felicidad? Porque de no ser así, entonces... suspiró hondo, cambiando la música que escuchaba con sus auriculares. Empezó a tararear la canción entró a su salón; sus labios formando una sonrisa al verla.
Se encontraba leyendo un libro, algo poco inusual en ella, ya que solía estar en el teléfono. Se veía tan tranquila y tan concentrada... que pena que estuviera él para molestarla por unas horas. Se acercó con sigilo hasta su futura esposa y se puso a la altura de ella, leyendo el libro.
—Entonces, ¿el doctor Choi era su abuelo?— preguntó con asombro, haciendo que Lalisa saltara del susto y cerrara el libro.
—¡Me asustaste, idiota!— cubrió su rostro con sus manos.
—¡Vaya! Es la primera vez que me insultas— dijo asombrado, pero riendo. Se sentó a un lado suyo, quitándole el libro—. Se ve interesante...— dijo leyendo la portada—, pero hay mejores.
—¿Ahora eres un crítico?— preguntó burlona, quitándole su libro.
—Puedo ser muchas cosas, Lice.
Como tu novio, por ejemplo.
—Bueno, en ese caso, podrías ser un payaso— mencionó pensando—. ¡Oh, espera, ya lo eres!— empezó a reírse.
JungKook sonrió con ternura por cómo Lalisa se estaba abriendo a él. Ahí veía la confianza fluir y sabe que crecerá más. Amaba pasar tiempo con ella y, por lo visto, a Lalisa también y eso era todo. Eso era lo que más le gustaba y necesitaba.
Estaba feliz.
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