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¢ιтα
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¿Por qué se sentía tan nerviosa? Después de la disculpa por parte de JungKook en la mañana, él la invitó a salir. No era como si no hubiera tenido una cita antes, ni siquiera sabía si era una cita en sí, pero en verdad se sentía nerviosa.
No sabía qué ponerse. Amaba combinar su ropa, pero en ese instante su mente estaba en blanco.
La cita sería a las siete de la tarde, todavía faltaban algunas horas para que dieran la hora, así que agarró su celular y buscó una aplicación que tenía para crear outfits. Seh, más ridícula no podía ser.
—Mhm, ¿qué sería ideal para una cita?— se preguntó a sí misma, poniendo una mano en su barbilla, pensando en lo inexplicable.
La aplicación creó outfits muy bonitos con la ropa que tenía, diciendo en la parte de arriba del conjunto en qué situación lo podría usar. Y le gustó uno en donde se veía elegante y casual a la vez, y decidida, empezó a buscar esas prendas.
Tardó por lo mucho unos quince minutos, porque Lalisa tenía un montón de ropa que usaba una vez al año, porque ella no era de salir de casa y cuando lo hacía, era la morra de los outfits chidos.
Puso las prendas en su cama, buscando también accesorios para combinar y esperó a que sea la hora adecuada para comenzar a vestirse.
Faltaba hora y media para la cita, y Lalisa no era de las típicas chicas que se tardaban horas y horas en arreglarse. No. Ella era rápida y podía maquillarse y desmaquillarse tres veces en veinte minutos.
Salió del baño con su bata blanca y con una toalla en el cabello, apagó la música que había puesto y se aproximó a ponerse la ropa interior. Miró el conjunto que usaría esa noche que yacía en su cama, ¿acaso era demasiado? Ahora mismo estaba dudando, pero si buscaba otra cosa iba a tardarse.
«Me valen tres hectáreas de rábano», le valió y se puso la ropa, quitándose antes la bata blanca que cubría su cuerpo en ropa interior. Se terminó de vestir y se miró al espejo de cuerpo completo que tenía a un lado de su armario.
Se metió la blusa manga larga naranja por debajo de su falda negra, combinando perfectamente con las mallas del mismo color. Acomodó el cuello de la camisa blanca que tenía debajo de la naranja, creando así una apariencia elegante. El outfit le quedaba bonito, resaltaba las pocas curvas que tenía. Se dirigió hasta su tocador y se empezó a maquillar de una manera natural, poniéndose un poco de lo que tenía.
¡Estaba lista! Y todavía faltaban como unos treinta y cinco minutos para que JungKook la fuera a buscar. Sí, el azabache había insistido en que la iría a buscar esa noche. Mientras esperaba, intentó hacerse un peinado, porque nada más se había ondulado el cabello.
Después de batallar con su cabello, al final se hizo una corona de trenzas que no le quedaba tan mal. De hecho, su belleza resaltaba más con ese simple peinado.
Miró la hora y se fijó que faltaban quince minutos, ¿acaso era ella que era tan rápida como flash o era que el tiempo no quería que se viera con JungKook? Porque de ser la última cosa, le molestaba. Dios, ¿no podía pasar la hora más rápido? ¡Quería verlo!
Esperó esos eternos minutos en la sala, matando el tiempo viendo videos de "Solarsido". Ver sus videos, le hacían tener ganas de hacerse un canal de YouTube, aunque, ¿qué podría subir?
El sonido del timbre de la puerta principal hizo que su vida como futura youtuber se concentrara en abrirle al azabache. Se paró y se dirigió a la puerta; abriéndola y encontrándose con un JungKook bien bonito con una enorme sonrisa y con las manos atrás.
—Te ves preciosa, Lice— sinceró y la mencionada se sonrojó—. ¿Lista para nuestra cita?
Confirmado. Era una cita.
—Más que lista, Jeon— nunca le había hablado por su apellido, y eso se sintió raro, pero de todas formas no le desagradó a JungKook, porque le brindó de esas sonrisas radiantes que sólo él podía dar—. Y...— se acercó a él, hasta el punto de llegar a su oído—, tú también te ves bonito.
El azabache más enamorado no podía estar, ¡le había dicho que se veía bonito! Quería chillar y gritar como la adolescente hormonal que tenía por dentro. Esa simple frase lo había cambiado. En vez de verse confiado y coqueto, se volvió tímido y bobo, algo que nunca había sido con Lalisa por más que fuera una persona tímida.
—¿Qué? ¿Te comió la lengua el gato?— preguntó burlona Lalisa cuando se dió cuenta que dejó a JungKook sin palabras. Rió ante eso y le dió una palmada en el hombro—. Sólo fue una frase— le sonrió burlona.
Ahora Lisa sabía cuál era su punto débil, porque era ella.
JungKook se hizo el ofendido por la burla que le hacía Lisa. Le tendió una pequeña flor azul que escondía detrás suya, haciendo que la pelinaranja se sorprendiera y se sonrosara más.
—Una bella flor, para otra bella flor— le guiñó el ojo y le sonrió.
Lalisa le devolvió la sonrisa y agarró la flor, poniéndola en su oreja. A pesar de que no combinaba con su ropa, le quedaba bien.
—¿Me permite, señorita?— esta vez le tendió la mano, cosa que ella aceptó.
JungKook no creía que esto en verdad estaba pasando, ¿por qué no lo había intentado antes? Tal vez ahora estarían de novios de ser así.
La llevó hasta afuera, dejando que Lalisa cerrara la puerta de su casa, por seguridad, claro. La pelinaranja miró el bonito auto que estaba en frente de ella.
—¡Dios mío, ¿a quién asaltaste?!— soltó sin pensar. ¡Era el carro del año! Un muy bonito modelo y el que todo el mundo quería. ¿Cómo diablos lo había conseguido?
JungKook soltó una carcajada.
—No lo robé, Lice— mencionó entre risas—. Mi madre tiene un amigo que renta autos, entonce...
—¡¿Rentó este auto sólo para esta noche?!— preguntó sorprendida. No le gustaba que gastaran tanto dinero para impresionarla, eso lo odiaba.
—No es lo que piensas— le mostró una sonrisa nerviosa—. Mi madre y él son muy amigos y le pidió de favor si me lo podría prestar— explicó—. No gastó, ni gasté, nada, Lice.
Bueno, eso la tranquilizó.
—Ahora, ¿podrías subirte, por favor?— le hizo un aegyo y le abrió la puerta.
Lalisa aún seguía sorprendida, y le gustaba mucho la caballerosidad de Kook. Sin más, entró al auto, sintiendo ese característico olor a auto nuevo; los asientos eran muy cómodos, que hasta podría dormirse en ellos.
JungKook se subió al auto con una sonrisa y miró a Lalisa.
—¿Quieres poner música?— le tendió su celular prendido en la aplicación de Spotify. Lalisa lo agarró y tecleó una canción—. Mhm, PinkBlack. Me gusta.
Ambos se sonrieron y Kook dio en marcha el auto, yendo al lugar donde la llevaría. Y en su mente pensó que sería una cita inolvidable.
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