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15- Una pequeña charla

Inuyasha ya se había decidido, desde que se enteró de la condición delicada de Sara, a cortarse su preciado cabello platinado. Se paseó frente a unos salones de belleza perteneciente a la cadena de salones de Yura, allí vio a la estilista tinturarle el cabello a una joven mientras echaban chisme. Él sonrió de forma melancólica y cruzó el umbral de la puerta haciendo sonar la pequeña campanita que allí adornaba el dintel de la entrada provocando y llamando la atención de las clientas del local, especialmente ganándose suspiros de algunas.

—Inuyasha — Yura apenas atinó a articular su nombre de la impresión —Maite, ¿podrías ayudarme aquí, por favor?

Una chica delgada, de tez clara como el marfil y una cabellera oscura; se aproximó a donde estaba Yura y tomó su lugar para tinturarle el pelo a la muchacha.

—Oye, Yura ¿es tu novio? — preguntó una clienta.

—¡No es eso! — negó enérgicamente —vamos, Inuyasha... necesito hablar contigo.

A Yura, que no era tonta, ya se había enterado de la decisión de Inuyasha de cortarse el cabello pues fue él mismo quien se lo comunicó; ella subió al segundo piso donde estaba la oficina administrativa del local. Dejó a Inuyasha entrar primero y trataba de calmar sus ánimos mientras lo veía allí, aún esperaba que "ESO" fuese una broma.

—¡¿Qué carajo piensas hacer con este monumento, Inuyasha Taisho Takemaru?! — le preguntó con un tono de voz agudo y enfadado, llamándolo por sus dos nombres —fue la bruja de Kagome seguramente... te llenó la cabeza de cucarachas y vas-

—¡Mi maestra de piano tiene cáncer, tarada! — respondió Inuyasha, interrumpiéndola. 

Yura se avergonzó y miró al suelo mientras Inuyasha observaba la oficina, llena de libros de toda índole en una estantería emplazada en una esquina de la habitación, una suculenta de un tamaño pequeño sobre el escritorio y una vieja computadora blanca que soportaba sepa Dios cómo al paso de los años, y que aún contenía un sistema operativo de más de diez años atrás.

—¿S-Sara tiene cáncer? n-no sabía, Inu — ella soltó en un hilo de voz.

—Ella me pidió guardar el secreto y las chicas de su banda ya se enteraron... ¿recuerdas que... — se le hizo un nudo en la garganta a Inuyasha al recordar —me fui a trabajar con mi tío Sets-nano en una carpintería porque necesitábamos pagar el tratamiento de mi madre?

—Cáncer de mama — musitó Yura —lo sé. Haré algo diferente esta vez — se acercó a la cabellera de Inuyasha —no te lo cortaré...

Inuyasha soltó un respingo de molestia, seguramente Yura lo notó pues su expresión cambió de inmediato frunciendo el ceño pero no estaba molesta.

—¿Piensas que voy a dejar morir a un monumento al cuidado del cabello como tu melena, Inu?

—¡Pero quiero donarle mi cabello a Sara para que se haga una peluca! ¡La quimioterapia le va a tirar su cabello! — le respondió enérgico.

—Inuyasha — Yura lo tomó de las manos —mírame — su voz fue dulce —. Considero que tu cabello, aparte de tu "anomalía" que cambia de color blanco a negro cuando es luna nueva, ve tú a saber por qué, es mi "Opera Magna", mi obra maestra. Y por eso no te quiero cortar el cabello, y espero que entiendas por favor.

Era cierto y la fascinación que Yura tenía por el cabello de Inuyasha a quien ella consideraba siempre como su obra cúspide, a quien le realizaba todo tratamiento mensual para mantenerlo tan hermoso y sedoso como siempre, ciertamente ver que su amigo de toda la vida llegara a su salón tras cinco años que lo dejó crecer pidiéndole que se lo corte fue un balde de agua helada para ella y más teniendo en cuenta la situación de Sara.

Inuyasha se apoyó en la pared sin soltar las manos de la estilista, sentía por dentro como un fuego incontenible la necesidad de ayudar a Sara así sea donando su propio cabello. Aunque sea para que le hicieran una peluca.

—Sé lo mucho que quieres ayudar a Sara fue quien te volvió a enseñar piano cuando te rompiste el brazo.

—Ella tiene un niño, no recuerdo su nombre pero siempre que iba a visitarla me llamaba "primo Inuyasha" — él sonrió melancólico —es un buen chico. Se va a poner triste si la ve sin cabello, Yura.

—Hagamos una cosa — ella lo miró, luego se alejó y tomó un metro que había en una estantería —lo mínimo para donar cabello son treinta centímetros... aunque con todo el asunto de los productos que te he aplicado... igual tampoco ponen mucho problema. Siéntate, por favor.

Inuyasha hizo caso y se sentó en la silla de la oficina, sintió las manos delicadas y pequeñas deslizarse por su larga y sedosa cabellera blanca, ella miraba triste a su amigo mientras le sujetaba la melena con una moña de color azul celeste; no estaba feliz con la decisión que Inuyasha había tomado y pero lo respetaba.

—Más tarde tendré que reunirme con Kagura para que me asesore en un tema legal — mencionó él —Kagome volvió y tiene una hija. Me enteré por Sango. No me acordaba que ella tenía mi número de celular.

—¿Sabes algo? — Yura preguntó mientras le trenzaba el cabello —debes hablar con ella, y preguntarle... ella vive el la avenida acacia 22. 

—Es la misma dirección que me dio 

—Sólo te pido que no te vayas a pelear con... ay ¿cómo se llamaba este chico? 

—¿Miroku? — Inuyasha preguntó.

—Él mismo — Yura terminó la trenza —bueno, hoy tengo mucho "camello" así que no te puedo atender, ya se acercan el fotoestudio de las chicas que se gradúan este año. Pero te hice un peinado gratis, más te vale invitarme a uno de eso famosos asados que haces en la finca de tu madre.

Inuyasha se levantó, era agradable charlar con Yura aunque en un inicio no era como que se llevaran particularmente bien pero ahora, sin duda, él la podía considerar como su mejor amiga. Le esbozó una amplia sonrisa, y la abrazó, normalmente los molestaban mucho porque parecían novios.

Cuando Inuyasha salió del salón de belleza recibió un mensaje del bueno Muso, al observar su celular se dio cuenta que su auto ya estaba listo para seguir rodando; sonrió bobamente y continuó caminando, la famosa avenida acacia 22 no era lejos del salón. El lugar se conformaba la dirección era de una avenida que surcaba cerca de un conjunto residencial cerrado de casas modernas y de reciente construcción, Inuyasha se acercó al vigilante del conjunto y luego a la portada.

—Oiga, amigo — llamó Inuyasha —¿sabe si la familia Maeda Takahashi está en el edificio?

—Joven ¿y usted de qué es ellos?

—Un viejo amigo — dijo el albino.

Algo que había copiado de Sesshomaru era a evitar precisamente una discusión innecesaria con alguna persona, sacó su celular y le escribió a Sango. Mientras aguardaba la llegada de la mujer se la pasó revisando sus redes, su única red social "PhotoGram" sobre todo publicaciones de su anterior banda y efectivamente halló una en una presentación, su última presentación.

«Queremos agradecer al virtuoso Inuyasha Taisho por sus tres años en esta agrupación, debido a problemas personales que él manifestó y que no tienen relación con la banda Alderaan, ha decidido dar un paso al costado. 

Desde la estrella más brillante de Orión le mandamos toda la fuerza para que continúe con sus nuevos proyectos a "el profe" Inuyasha.

King»

El post terminó con un video conmemorativo con la canción "The Show Must Go On" de la banda Queen recopilando sus mejores momentos, desde el "Rock Park" hasta el concierto en el monumental teatro Cienfuegos de Otunia donde fue su última presentación apenas una semana antes y, sobre todo, un momento divertido cuando una fanática le tiró un sostén al escenario cuando estaba tocando su keytar sin llevar puesta su camiseta en otro importante festival que tenía lugar en un pintoresco pueblo de estilo colonial al pie de una imponente iglesia de piedra.

También habían añadido momentos en el estudio y hasta ensayando e incluso él grabando algunas voces.

Él se giró sobre sus talones cuando escuchó la portada abrirse y allí estaba Sango de pie con una mirada de sorpresa.

—Hola, Sango — él saludó con un tono amigable.

—Hola... — ella susurró algo incrédula —no creí que vendrías.

—Vine por esto — Inuyasha le mostró la foto —¿quién es esta niña? ¿por qué se parece tanto a mí?

—Lo mejor será que pases y hablemos más calmados.

(...)

BUENAS TARDES, NOCHES O BUENOS DÍAS... 
¿Se viene drama? Bueno... soy una brújula pero puede que sí.
Voy a darle más desarrollo a nuestra amada villana >:3

Aquí en Colombia «camello» es trabajo.

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