12- Lumbre
Tras el desayuno, algo ligero, un sándwich de jamón y queso, y un chocolate caliente y en caso Ayame decidió evitar todo lo lácteos quien optó por ir por algo más bien cargado de carbohidratos, arroz y ella sofrió una pechuga de pollo para acompañarlo.
—¿Antes de venir a Otunia a qué te dedicabas? — preguntó Inuyasha soplando el chocolate.
—Luego de que me gradué de cantante lírica hace unos cinco años, luego de lo que pasó con Koga — dijo Ayame terminando la frase con un tono de voz molesto —fui profesora de canto, tuve una alumna que no le gustaba calentar antes de cantar. Yo insistía e insistía en que calentara antes de cantar.
—¿En serio? ¿Y ahora cómo está? — preguntó el albino con curiosidad.
—Me enteré que ganó un reality show llamado "El Cantante" y se unió a un grupo de pop llamado "Timeless" o algo parecido y no supe más — afirmó la taheña —, son las siete... Voy a reposar el desayuno un rato y podemos empezar a las nueve o diez de la mañana porque no es recomendable cantar luego de comer ya que el cuerpo focaliza sus energías en la digestión y eso no me permitiría cantar ni con el cincuenta porciento de mi potencial y tú lo has visto.
El conocimiento que emanaba Ayame sobre la técnica vocal y los cuidados que un cantante debería seguir de forma ideal para cuidar su instrumento que es su voz, irremplazable y único para cada cantante.
—Vaya... — susurró el albino —claro, ¿te parece bien si salimos a dar un paseo mientras tanto? Necesito despejarme. Después de que nos encontramos con Kagome anoche.
—Ujum... — ella asintió con la cabeza —oh cierto, igual tengo que salir. ¿sabes si hay algún ciber por aquí cerca?
—Claro, déjame acompañarte — mencionó él, ofreciendo guiarla.
—De acuerdo — ella asintió —iré a darme una ducha
Ayame se metió al baño a bañarse dejando solo a Inuyasha, él estaba preocupadísimo por el estado de Sara y de verdad sentía que la vida o algún ser divino de naturaleza cruel y despiadada quisiera llevársela. Conocía bien la lucha contra el cáncer, su madre es fiel testigo de una pelea dura y difícil ya que es una sobreviviente del cáncer de mama.
Tomó su cabello, largo que llevaba ocho largos años dejándoselo crecer, era una decisión difícil para él y de verdad el dejar tantos años de crecimiento en su pelo por donarlo a algo no era fácil, dignamente no es tan fácil, él suspiró y se tiró contra el respaldo del sofá. Tomó su celular y comenzó a escribirle a Yura.
»Hola Yura ¿puedo ir allá a cortarme el cabello?
Segundos después su teléfono sonó por una llamada entrante.
—¿Aló?
—¿Se puede saber por qué usted se quiere cortar el pelo, Inuyasha Taisho? — la voz de Yura sonaba con enfado y sorpresa, más sorpresa que enfado —¡¿ahora qué diantres se te metió en tu cabeza?!
—Yura, déjame hablar — el varón apaciguaba a su amiga —es por una buena causa, ¿recuerdas que hace unos años me corté mi cabello porque mi mamá estaba luchando contra el cáncer? pues haré lo mismo esta vez. ¿tienes una cita en la tarde?
—Puedo a las cuatro de la tarde — ella, aún en shock, accedió —Inu, jamás creí que te volverías a cortar el cabello.
Ayame apareció ya vestida, con una blusa rosa y unos pantalones acampanados blancos, zapatos de plataforma de un tono claro, ciertamente ella se veía elegante y aún le faltaba algo: sus lentes de sol, Inuyasha estaba más sencillo y tranquilo en comparación. Los dos salieron del edificio y caminaron por la cuadra donde ellos vivían juntos, era una calle común y corriente donde había personas vendiendo desde temprano sea café o sea fruta, adolescentes montando en bicicleta y señores de la tercera edad jugando dominó en las tiendas de ese vecindario.
En una esquina ubicado en un local de tamaño moderado, de paredes blancas impolutas, se hallaba ese cibercafé del barrio. Ayame, vio a alguien bajarse de una moto y quitarse el casco para revelar su identidad mientras Inuyasha observaba a su amigo Muso empujando su motocicleta al lado del andén porque su rueda se había pinchado.
—Ayame — una voz le llamó con efusividad.
—¿Kaguya? — la taheña se dio la vuelta —¿qué haces aquí tan temprano?
—Sara me llamó esta madrugada — Kaguya la miró con ojos sombríos —... tiene — se le hizo un nudo en la garganta —tiene... un tumor cerebral muy agresivo.
El corazón de Ayame colapsó... Inuyasha la vio de soslayo y solamente pudo acertar en abrazarla para permitirle llorar sobre su hombro, pero la mirada de Kaguya fue directamente a los ojos dorados de Taisho... la pelinegra temblaba de nervios, emoción, vergüenza, en fin un montón de emociones que ni ella misma podía controlar.
—¿E-es usted el que tocaba en Sauze? ¡Tengo sus dos discos! Son geniales — Kaguya estaba emocionada al ver a Inuyasha —, ¿le molestaría si me llevo a Ayame? Es un momento, nada más.
Kaguya tomó a Ayame del brazo y se la llevó a uno de los cubículos de los computadores de la sala de internet, de su bolsillo sacó una usb y la conectó al puerto del computador.
—Muy bien — Kaguya suspiró —¡¿Cuando pensabas decirnos que vives con el más grande teclista de nuestro país?! — la zarandeó varias veces —¡Dios! ¡al menos debiste contarle a Abi, tu mejor amiga! Pero nada, ay.
—Primero que todo, es alguien como todos nosotros — mencionó Ayame mientras su amiga abría un archivo PDF —hasta me ofreció su estudio para grabar el álbum.
—Ayame, te sacaste la lotería — Kaguya sonrió levemente —, ay de ti cuando Tsubaki se entere. Por cierto...
Ayame miró la pantalla del computador con una expresión nostálgica.
—¿Piensas que la banda podría acabarse si Sara se nos va?
Kaguya suspiró.
—De eso hablamos Sara y yo en la madrugada — ella movió el cursor del mouse por la pantalla bajando las nueve páginas que tenía el documento —ella conoce a Inuyasha y cree que podría hacer un excelente trabajo como teclista. Francamente no lo he visto tocar en vivo pero por lo que decía Sara él es un buen pianista.
—Lo sé pero esa filosofía que teníamos de "sólo chicas" ya no funcionaría — la pelirroja agachó la cabeza.
—Tarde que temprano nos llega el cambio... Nadie se baña en el mismo río dos veces, todo fluye, nada es estático — Kaguya se detuvo en la página cinco con el nombre de una canción llamada "Lumbre" cuando sintió la mano de su amiga —¿te llamó la atención?
»Cada ser en su vida lleva su propia cruz...
No siempre el cielo ha sido azul
Y si una derrota te quita tu sonrisa
Hay una lumbre que te ilumina desde la cornisa
—Letra de Hito-chan — Ayame mencionó, sonriendo —, yo creo que este debería ser el sencillo y la que salga el video promocional ¿no crees?
—Antes que nada, y antes de reunirnos a grabar la instrumental y las voces — la pelinegra la detuvo y la miró con seriedad —primero vamos a mi casa y llamaremos a Sara cuando salga del quirófano a eso de las dos y media de la tarde para charlar sobre si debemos seguir con la banda porque no sé si las demás quieran seguir o no.
A Ayame se le fue la sonrisa cuando escuchó eso, su sueño desde niña siempre había sido formar una banda y ese sueño en vez de ser substituido, evolucionó, cuando no conocía mucho el mundo de la música creía que todo lo que escuchaba era puro ruido pero eso cambió cuando entró a estudiar canto lírico en la universidad Santo Tomé. De las más prestigiosas de la ciudad de El Edén, ciudad que veintitrés años antes sufrió un terremoto.
—Caramba, tienes razón — resopló desanimada.
—Le escribí a Tsubaki y dijo que iría a eso de la una de la tarde porque tenía que irse a revisar de una cirugía de hace varios meses — comentó Kaguya.
—Nunca me dijo nada — Ayame se cruzó de brazos.
—Verdad que cuando eso tuviste ese problema con tu ex — la expresión de Satsuki se veía preocupada —, no ibas a poder recordar porque estabas en depresión. Pues a Tsubaki le extirparon el útero — añadió —, nunca va a poder quedar embarazada. Ese enero de hace cinco años fue... muy difícil. — siguió bajando el documento y su amiga la detuvo —. "cárcel de fe".
—Déjame leer — pidió.
«Sin pastor ya no hay punto cardinal
al que el devoto pueda siquiera aspirar
y su anhelo volvió algo banal
con el miedo de un castigo sin final»
—¿Crees en Dios? — le preguntó a la taheña y ella asintió —esto va a causar repelús en muchos cristianos.
—En efecto es una letra polémica... es la letra tuya
—Nop — Kaguya negó con la cabeza —es de Sara.
—Pero sí ella es muy devota...
Kaguya hizo una mueca como queriéndole y, a la vez, no darle la razón a Ayame. Ciertamente Sara era muy creyente pero sus críticas contra la religión eran ácidas, duras y, a veces, blasfemas.
—Digamos que sí — mencionó con calma —porque viene de familia católica, pero créeme si te digo que critica más a la iglesia que a Dios en sí. No cree en las religiones.
—Donde saquemos esa canción se nos vienen los curas del barrio — Ayame soltó con humor y Kaguya le dio la razón.
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