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1- El músico y la desconocida

(nota del autor: perdón por bajarles la historia pero fue para corregir y añadir material extra :D)

Él necesitaba una persona que le pudiera ayudar cuidando su casa cuando estaba de giras, pero ahora ya no lo requería... Era apretada la vida de un músico, especialmente siendo el tecladista de dos bandas y sobre todo más cuando entrabas a una banda muchísimo más grande la cual estaba cercana a cumplir las tres décadas de existencia. Finalmente, pudo tomarse un respiro después de casi un año de conciertos por el continente americano y parte de España y Europa.

Inuyasha, esa noche que era luna nueva, se sentó en la entrada a un conjunto residencial a las afueras de la ciudad, en su mano izquierda tenía un refresco de cola mientras observaba a los niños de allí jugar a la pelota.

El mensaje que le llegó a su celular días atrás sobre la decisión de sus antiguos amigos de irse luego de que él expulsara a uno de los miembros por haber estado con su novia, se sintió como una fuerte traición. Mientras se recogía el cabello en una coleta vio a alguien acercándose, había entablado una conversación por videollamada luego de haber hablado sobre la oferta del compañero de cuarto.

—Disculpa — una cálida voz se oyó en la portada —, vi el anuncio en internet y vi que alguien aquí está buscando un compañero de piso.

Inuyasha se sobresaltó al escuchar la voz de aquella persona, se dió la vuelta encontrándose con una bella joven de cabello rojizo amarrado en una cola de caballo, sus ojos verdes brillaban bajo la luz y farol led.

—Sí. Soy yo — Inuyasha le respondió con sinceridad —¿eres Ayame Rottwolf, no?

—Así es — mencionó ella tratando de mantener la calma, estaba frente a una estrella del rock —, eres tú ¿Inuyasha Taisho? — ella intentó mantener la calma —... ¿te molestaría si me das tu autógrafo? Es que... jamás pensé que sería la compañera de piso de un artista.

Taisho sonrió levemente y con una sonrisa le dió su autógrafo a la joven Rottwolf, tras un rato conversando afuera Inuyasha intuyó que era momento de entrar y vaya que no se había equivocado puesto que una tormenta había llegado a la ciudad. Ayame entró al apartamento, el que sí bien no era lujoso pero tenía bastantes comodidades para vivir plenamente allí.

—Me hablaron mucho de ti — Inuyasha sirvió un café para los dos —, fue Koga — añadió con un deje de molestia.

—Ah sí... Él — Ayame murmuró con apatía.

—Veo que no te agrada — mencionó Inuyasha algo intrigado.

—No sé si recuerdes a esa chica llamada Kagome Higurashi — Inuyasha no tenía ni idea de quien se trataba la persona de la cual hablaba Ayame —Pues resulta que ellos dos se quedaron juntos.

Un escalofrío lo recorrió por la espina dorsal... ese nombre le causaba mal humor y, usualmente, pesadillas.

—Primero... Qué mal que Koga no te haya querido a ti — murmuró el pelinegro con cierta tristeza —y otra pregunta ¿quien es Kagome?

A Ayame le subieron los colores a la cara, no tenía ni idea que Inuyasha no conocía. Estaba avergonzada y sin duda no sabía nada que hacer con sus palabras, recordó aquel viejo refrán que rezaba que la lengua era el azote del... y se reprendió durante varios segundos.

—Oye, te fuiste a la órbita de Plutón ¿estás bien? — Inuyasha le puso la mano en la frente —fiebre no tienes.

—¡Ay no sabía que no conocías a Kagome! Disculpa — Ayame casi lloró de vergüenza, y más al sentir la cálida mano de Inuyasha sobre su frente.

—Vamos no exageres — el chico le miró tranquilamente y sonriendo, evidentemente sabía cómo mentir —, ese nombre no me suena conocido es más... creo que ubico más fácil a la gente por su apellido.

—Ella es Higurashi — la pelirroja respondió.

—Recuerdo que en la facultad de derecho estudié con una Higurashi. Creo que se llamaba Sayuri o algo así

—Sí, es su prima mayor — ella respondió con sinceridad —hablemos de otras cosas. ¿Tienes familia?

—Sí, un medio hermano mayor — respondió él —, se llama Sesshomaru. Siempre hablamos de tonterías o me pide algún consejo sobre música ya que tiene dos hijas y ambas le salieron músicas.

Ayame se encogió de hombros y terminó el café que Inuyasha le había preparado. Mientras el chico se metía en un cuarto con cosas que ella desconocida, aprovecho para desempacar; cuando estaba doblando sus blusas escuchó algo que la dejó intrigada. Ella se acercó y vio a Inuyasha hablar por teléfono, él estaba impactado y se notaba realmente preocupado por algo.

Finalmente él colgó la llamada. Ayame empujó la puerta dejándose sorprender por el lugar donde había entrado, era una habitación adecuada para un pianista; en la pared habían pósters de algunas bandas de rock y metal de las que, ella intuía, Inuyasha podría ser fan. Apoyado en la pared estaba un piano eléctrico de color marrón oscuro, dando a la ventana se ubicaba un teclado de conectado a un computador mediante cable midi y estaba puesto sobre una base. Y en una esquina, cuál reliquia conservada en monasterio, un keytar roland ax edge negro y rojo.

—No pensé que estabas allí en la puerta — murmuró Inuyasha sentándose en la silla frente al piano —acabo de volver de una gira y me llaman diciendo que no seguirán en mi propia banda. ¡Maldición! Peleamos por teléfono Miroku y yo...

—¿Quienes de fueron? — preguntó Ayame.

—Todos... de todas formas eres mi compañera de piso así que deberías saberlo. Es tarde y creo que iré a dormir. Espero no te moleste compartir cama conmigo pues el apartamento es pequeño. Son tres habitaciones pero la otra está ocupada por mi sobrina Towa — respondió Inuyasha —, ella estudia en la ciudad y ahora se está quedando con mi madre. Creo que vendrá mañana.

Ayame se sonrojó mucho y aunque su consciencia le dijera que no era una buena idea, era lo que había.

—No, no, para nada, al contrario me parece muy noble de tu parte cuidar a tu sobrina — mencionó Ayame —y tengo otra pregunta — él la volteó a mirar —¿cuántos años tiene tu sobrina?

—Tiene catorce años, Sesshomaru y Rin tuvieron sus gemelas jóvenes, ambos tenían veinte y diecinueve años respectivamente, estaban estudiando en la universidad y una cosa llevó a la otra y me volvieron tío cuando yo tenía catorce — respondió sinceramente el chico —bueno iré a dormir, mañana tengo que ir a dar clases. Siéntete en tu casa, al fondo a la izquierda está el baño, un poco más allá está el lavadero y el patio donde puedes colgar la ropa.

Ayame sin duda se quedó sorprendida por la hospitalidad de aquel chico, era bueno tenerlo como compañero de piso. La mañana siguiente ella despertó temprano, nada habitual en ella puesto que siempre lograba dormir hasta las dos de la tarde y ese día apenas pudo dormir hasta las siete de la mañana.

Allí vio a Inuyasha caminar de un lado a otro llevando papeles y moviéndose apurado a través de una abertura que dejó en la puerta, lo vio muy cambiado con respecto al día anterior, su cabello anteriormente negro ahora resultaba ser de un vibrante color blanco. Ayame se levantó de su cama y tomó la primera arma para golpearlo que resultaba ser una sandalia pues creía que era un intruso, salió de su cuarto y de inmediato le lanzó la sandalia al joven.

Inuyasha recibió el golpe de lleno en su cabeza y luego la miró con cierta molestia.

—¡Oye! ¿qué diablos estás haciendo? — masculló el albino mostrándose realmente molesto y luego soltó un suspiro —, voy tarde. Te dejé café preparado y pancakes en la cocina. Me voy, chao.

Inuyasha salió tan rápido como pudo para poder llegar a dónde enseña piano, Ayame mantuvo su expresión de incomprensión debido a que confundió a Inuyasha con alguien más. Caminó a la cocina y escuchó el sonido de la puerta del baño abrirse y allí vio a esa chica llamada Towa.

—Qué onda — habló la peliblanco levantando ambas cejas.—¿qué horas tienes?

—Son las... 7:20 — mencionó Ayame mirando su celular —¿tú eres la sobrina de Inuyasha?

—Sí, tengo afán, mi tío me dejó el desayuno... En el microondas.

Ambas jóvenes se miraron y luego Towa se metió a vestirse, salió con un uniforme conformado por un pantalón negro y una camisa blanca puesta por debajo de un chaleco gris, fácilmente Towa pasaría por un chico y nadie podría decir nada.

A su celular comenzaron a llegar mensajes, primero de sus amigas de esa ciudad y luego de alguien llamada Sango, a esta última le hizo el feo y la dejó en visto, sobre todo por la historia que subió a sus redes con Kagome Higurashi muy abrazas como dos mejores amigas.

"Quien diría que la víbora esa tiene amigas" pensó Ayame.

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