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16. Lost

"Ash, el evento terminó y nos fue bien en la entrevista. ♡。゚.(*♡ '◡' 人'◡' ♡*)゚♡ °・ Los demás se fueron a la oficina y yo iré a almorzar. Te veo más tarde. ♡"

Las feromonas enamoradizas de Ash inundaron el laboratorio, no podía parar de sonreír y releer el mensaje. En parte él también estaba un poco tenso por el nuevo proyecto de Eiji pero al final todo le salió de maravilla.

Sin embargo, algo que le llamó la atención es que él comerá solo en vez de ir con sus compañeros. No era del todo extraño puesto que una vez acabado el trabajo, se podían ir sin ningún problema.

Ash observó que a penas iba a ser medio día, por lo que podía aprovechar para comer juntos para así empezar su "celebración" de otro éxito más en la carrera profesional del omega. Su jefa Rita estará agonizando de cólera por eso.

"Onni-chan, dime qué restaurante quieres ir. Te invito a almorzar hoy."

En eso, guardó su celular en su bolsillo y prosiguió haciendo su trabajo al revisar el pH de los químicos que estaba poniendo a prueba pero su mente estaba volando hacia el infinito amor que le dará a Eiji en la noche. Por un momento le dio escalofríos percatarse que estaba actuando como Shorter... ahora entendía la adición sobre Yut Lung y sus íntimos encuentros en los hoteles de categoría puesto que el omega era estrictamente fino... no lo haría en cual el cuchitril donde residían.

Aunque no lo culpaba, él tampoco haría el amor con Eiji en ese asqueroso apartamento. Necesitaba mudarse urgentemente.

Justo cuando ya iba a acabar con el experimento, y notando que Eiji se estaba tardando en contestar, sintió cierta debilidad en su meñique.

—¿Uh?

El hilo rojo se meneaba dentro del lugar esterilizado, donde se suponía que no habían fugas de nada. Por lo mismo, se quitó los guantes de látex y contempló su mano.

La hebra empezó a titilar a casi desaparecer, era como si estaba perdiendo la conexión con Eiji.

Ash sintió un mal sabor de boca. De inmediato sacó su móvil, percatándose que no tenía ningún mensaje o llamada entrante. Entonces, con el corazón en la mano, marcó a su omega aún percibiendo el ligero roce del hilo rojo entre sus dedos.

De repente, alguien contestó pero no era la voz de Eiji:

El número que marcó está fuera de servicio.

Fue razón suficiente para el alfa salir corriendo, dejando su área de trabajo sucia y todavía con la bata y los lentes de seguridad puestos.

Sus demás compañeros jadearon al vislumbrar tan urgido y porque las feromonas que emanan eran de pavor.

—¡Ash! ¿A dónde vas? — su jefe gritó sin éxito de captar su atención. —. ¡Ash!

Lo que aún se podía ver del hilo rojo era su lumbrera y camino hacia Eiji. La respiración le quemaba en sus fosas nasales, empujaba a la gente sin piedad y cruzaba las calles aún en semáforo rojo para los transeúntes. Según la longitud del hilo, el omega se hallaba lejos de su lugar de trabajo, casi del otro lado de la ciudad, pero eso no le fue impedimento en seguir corriendo, aún si sus piernas se acalambran de dolor.

Al estar a pocos metros de distancia, Ash disminuyó la velocidad al ver una muchedumbre formada en la acera. Ahora todo su ser se heló al ver cuerpos de emergencia y la ambulancia al lado.

Eiji estaba en una camilla, inconsciente y empapado de sangre... de su propia sangre.

—¡A un lado!

—¡Muévanse!

Lo metieron dentro de la ambulancia y rápidamente lo conectaron con varios aparatos. Ash despabiló al escuchar sus quejidos.

—Eiji... — tragó saliva lentamente que casi se ahoga. —. ¡EIJI!

En eso, los paramédicos lo pararon en seco.

—No puede pasar.

No obstante, Ash los empujó con fuerza, liberándose con facilidad.

—¡Él es mi pareja! ¡Déjenme ir con él!

Al escuchar el timbre de voz, Eiji exhaló con ardor y por la mirada nublada comenzó a balbucear.

—¿Ah? ¿As.. ? ¿Sh...?

El encargado de los paramédicos asintió con seriedad.

—Qué entre.

Después de adentrarse como pudo dentro de la ambulancia, perdió la noción del tiempo, no tenía oídos en escuchar las sirenas, el parloteo de las personas a su alrededor o que sus ropajes blancas se mancharon de sangre. Se concentró en sujetar la congelada mano de Eiji y esparcir feromonas tranquilizadoras a más no poder hasta el punto de abrumar a todos a su alrededor, incluyendo al propio omega.

Tal vez lo bueno en aquello era que seguía consciente, mas la zozobra en sus ojos almendrados lo estaba matando.

Al llegar al hospital, fueron forzados en tomar caminos separados, el alfa se le partió el alma al ver el semblante de Eiji desaparecer de su vista, quedando en la deriva.

—Disculpe, señor... —una enfermera intentó comunicarse con él. —. Necesitamos el contacto de la familia de su novio...

Ash estaba pálido y tardó un momento en responder.

—Están en Japón... — restregó su rostro, oliendo el azufre en sus manos. Había olvidado que había todavía sangre en él. —. ¿Qué... pasó...?

La mujer se hallaba serena.

—Al parecer fue asaltado y no quiso dar su mochila... fue apuñalado en el abdomen — explicó lo que sabía. —, sorprendieron al ladrón y la policía está investigando... se supone que no se robó nada.

De inmediato, Ash ató los cabos sueltos. Ya sabía que bolsón hablaba la enfermera, aquel que tenía cuando lo conoció por primera vez y el que siempre llevaba al trabajo, donde guardaba su cámara fotográfica.

Sabía que el omega no era materialista y pudo haber dado sus pertenencias sin problemas, pero cuando le mensajeó había terminado el proyecto... jamás fue a la oficina... y las fotografías del evento aún estaban en la memoria de la cámara.

Oh Eiji...

Al final, la cuchilla no perforó o dañó ningún órgano vital y estaba fuera de peligro. Ash permaneció dentro de la recepción del hospital durante todo el día hasta tener la oportunidad de entrar a la habitación donde descansaba su amado destinado.

De a poco llegaron Shorter y Yut Lung, luego las señoras Owen y Coleman junto con Blanca y Sing. Su mejor amigo le hizo el favor en llamar a su trabajo sobre lo sucedido y no iba a regresar por ese día.

La mente de Ash estaba alejada, ni siquiera notó que era de noche y Max y Griffin aparecieron también y otra gente desconocida con Rita.

No quería nada. No quería sentir nada. Lo único que lo mantenía cuerdo era que el hilo rojo seguía presente en su meñique.

A las ocho de la noche, el omega tenía permitido en recibir visitas. A esa hora, solo estaban su familia y amigos, los compañeros de trabajo y su jefa ya no estaban, se esfumaron prácticamente cuando la policía le entregaron la mochila.

Concordaron en que Ash sería el primero en verlo. Al momento de abrir la puerta la imagen que observó el alfa lo perturbó: Eiji se hallaba postrado en cama, con tubos de intravenosa conectado en el dorso de su mano y varias máquinas monitoreándolo. Lo más llamativo era el hilo rojo enredado en todo su cuerpo, señalando la forma como fue manipulado durante la operación.

Cuando se acercó, Eiji inspiró y suspiró profundamente mientras parpadeaba con pesadez. El aroma a analgésicos y sangre parecían marearlo pero al hacer un esfuerzo en ver la silueta de su alma gemela, su rostro se arrugó en congoja.

—Ash... — algunas gotas cristalinas brotaron de la comisura de sus ojos y su nombre trabó en su lengua, su mente estaba sosa, cansada, en cualquier momento podía desmayarse.

—Shh... — el rubio posó su pulgar en los labios quebradizos. —. No te esfuerces, hace poco te suturaron la herida — se puso de cuclillas y sobó sus cabellos. —. Vas a estar bien...

Para aplacar el penetrante olor a medicina, liberó varias feromonas para adecuar mejor el ambiente a uno más familiar y así permitir a Eiji relajarse mejor.

Sin embargo, el omega sollozó pausadamente tras identificar su sangre aún impregnada en las ropas de su alfa.

—Perdón... — murmuró con un hilo de voz.

—No, Eiji, no... — besó su mejilla con mucho cariño. —. Nada de esto es tu culpa... nadie lo cree así... — de inmediato, Ash dejó caer su cabeza para ocultarlo en el cuello, todas sus emociones estaban a flor de piel. —. Dios... me alegra que estés bien... estaba tan asustado...

En un último esfuerzo en mantenerse despierto, Eiji rodeó sus débiles brazos en los caminos dorados de su novio, sintiendo que él le devolvió el gesto al hacer lo mismo. Se quedaron de esa manera incluso cuando sus cuerpos no soportaban más y temblaron de impotencia y dolor.

Sus almas sufren pero se consuelan mutuamente. 

N/A: entiendo que este capítulo fue choqueante y nadie lo esperaría por esa línea de fluff que he trazado a lo largo de estos días 🙈 hasta escribí de más para no tener que cortarlo en un tremendo cliffhanger.

Aún con esa burbuja de amor que ellos viven, siguen estando en Nueva York y digamos que no es un lugar muy seguro del todo 🙈 este accidente tendrá sus consecuencias más adelante, sobre todo en el entorno de Eiji. Aunque recalco que aún estamos en una trama fluff 🙈 confíen en mí, 🥺

¡Muchas gracias por todo su apoyo ❤️✨!

Nos vemos mañana ❤️✨

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